Princesa Restante – Tomo II – Capítulo III: Ataque a la descubierta

Traducido por Kavaalin

Editado por Sakuya


Duke caminó rápidamente hacia el pasillo que conducía a la habitación donde había dejado a su ama. Astrid, quien estaba de guardia junto a la puerta, vio venir a su superior e inclinó la cabeza. Supuestamente debería haber un caballero de las Valquirias con él, pero este no estaba a la vista.

— ¿Y Su Alteza?

—Dentro de la habitación. Ella me dijo que la notificara a su regreso. —informó Astrid.

—Astrid, ¿sucedió algo entre el Príncipe Friedhelm y tú?

— ¿Algo?

—Me encontré con él mientras estaba de camino hacía aquí y me regañó diciendo, ¡Disciplina a tu subalterno! ¡Es demasiado impertinente para un caballero! Esta es la primera vez que alguien te llama impertinente.

La mayoría de la gente describiría a Astrid como “fácil de tratar.” La siguiente descripción que otros ofrecerían sería “obediente” ya que escuchaba atentamente lo que sus superiores le decían y era bastante respetuoso. A veces, los otros caballeros se burlaban de él, pero nunca con malicia.

—Emm…

—Otra cosa. ¿Ocurrió algo entre el Príncipe Friedhelm y el Príncipe Guido? Me advirtió que no dejara que el Príncipe Guido estuviera cerca de Su Alteza.

—Eh, bueno, Emm… pasó algo, pero… —Titubeó Astrid, quien solía decir todo lo que tenía en mente.

Como su subalterno no le diría sobre lo sucedido, Duke decidió preguntarle directamente a Leti al respecto. Estaba a punto de girar el pomo de la puerta y abrirla cuando Astrid lo bloqueó y gritó en voz baja que no debía entrar en la habitación.

—Emm, sabe… Su Alteza y el Príncipe Guido estaban hablando en privado dentro de la habitación cuando el Príncipe Friedhelm irrumpió diciendo que no podía permitirles tener su conversación secreta. Como era familia, ni el caballero Valquiria ni yo podíamos evitar que entrara en la habitación y entonces…

Ya que Friedhelm había aparecido, el plan inicial de Leti de hablar a solas con Guido había fracasado. Esto significaba que detrás de la puerta cerrada se encontraba una enfurecida Leti.

—Emm, realmente no pude ver claramente lo que sucedió, pero creo que esto es lo que pasó ya que el Príncipe Friedhelm gritó. Creo que vino a ver cómo estaba Su Alteza cuando la vio actuar como si se estuviera sintiendo mal y la siguió hasta aquí, pero…

— ¡Informa en orden cronológico! De todos modos, me hago una idea general.

Basado en el confuso informe de Astrid, Duke conjeturó que los tres hermanos reales tuvieron un desacuerdo. Y por las palabras de Friedhelm, algo sucedió entre Leti y Guido.

—Entonces, ¿qué viste?

—El príncipe Guido… —Astrid hizo una pausa, regañándose a sí mismo por haber hecho una conclusión tan infundada, pero no obstante gritó en voz baja. — ¡El Príncipe Guido atacó a su Alteza!

— ¿Cuál fue el arma? No recuerdo que tuviera algo con él que pudiera usarse como arma. ¿La estranguló?

— ¡No! Lo ha entendido mal ¡El Príncipe agredió a Su Alteza! ¡La atacó como hombre!

Duke, estupefacto, parpadeó varias veces y luego le pidió explicaciones a Astrid.

— ¿Con “como hombre” quieres decir de esa manera? Eso es inconcebible.

— ¡Yo también lo pensé! Pero cuando fui tras el Príncipe Friedhelm, vi al Príncipe Guido empujando a Su Alteza contra el sofá. Entonces Su Alteza gritó ¡detente! Y el Príncipe Friedhelm rugió ¡es tu hermana!

Si Duke sólo hubiera escuchado la historia de Astrid, no le hubiera creído. Pero la furiosa advertencia de Friedhelm sobre no dejar que Guido estuviera cerca de Leti se sumó a la ecuación.

— ¿Entonces la entrada del Príncipe Friedhelm de alguna manera controló la situación?

—No. Su aparición agravó la situación porque desafió al Príncipe Guido a un duelo. Ya habían desenvainado sus espadas, pero su alteza gritó para detenerlos, así que intervine. No podía permitir que ninguno de ellos se lastimara.

Astrid probablemente se interpuso entre los dos príncipes con su agilidad sobrehumana y les impidió continuar. Esta era probablemente la razón detrás de que Friedhelm lo llamara “impertinente.”

—Lamento que haya resultado así.

—No tienes que. Su Alteza y yo no pudimos imaginar las acciones del Príncipe Friedhelm. En vez de eso, asegúrate de que el Príncipe Guido no esté cerca de Su Alteza. ¿Entendido?

—Sí señor. —saludó Astrid.

♦ ♦ ♦

Un golpe en la puerta devolvió la mente de Leti a la realidad. Antes de que pudiera siquiera preguntar quién era, Duke se anunció y entró en la habitación.

— ¿No necesitas luz? —preguntó Duke, sorprendido de lo oscura que estaba la habitación.

—Tengo visión nocturna, así que estoy bien incluso sin luz. Nuestro plan de hablar falló. Simplemente lo cambiaré para otro día.

— ¿Pasó algo con el Príncipe Guido?

Duke ya debería de haber escuchado lo sucedido de Astrid. Su pregunta era más como si no pudiera creerse lo sucedido y que por eso le preguntaba nuevamente a Leti y no porque quisiera una confirmación.

—El Príncipe Guido intentó agredirme. El Príncipe Friedhelm vio la situación en la que estábamos y también lo pensó, así que probablemente era lo que pretendía hacer. Aunque todavía estoy perdida en si realmente lo deseaba. Él nunca ha mostrado ningún signo de atracción.

Guido era serio, callado, inteligente, tranquilo y un hermano muy amable. Él nunca vio a Leti como una mujer.

Pero todo pudo ser un acto. Nadie sabe lo que los otros sienten en lo profundo de sus corazones. Leti le dijo una vez estas palabras a Friedhelm.

— ¿Estás bien?

—Más que en shock, mi cabeza está llena de preguntas.

¿Por qué trató de atacarla? ¿Era él la persona detrás de los círculos de maldición? ¿Qué es lo que quiere hacer?

—No necesitas creer lo que pasó. Incluso yo todavía lo encuentro increíble. Pero ten cuidado con el Príncipe Guido y el Conde Borel. —instruyó Leti a Duke.

Esto podría ayudar a restringir los movimientos de sus principales sospechosos, ya que, Duke todavía era un caballero de la Orden de Caballería Real.

—No he oído nada todavía sobre el Señor Borel, pero el Príncipe Guido no ha sido el mismo últimamente. Creo que esto podría estar relacionado con el incidente sobre Eleonor. Esperemos y observemos por ahora. Además, el Príncipe Friedhelm vio lo que sucedió esta noche, dudo que hagan algo descuidado por lo pronto.

—Entiendo. Entonces, ¿cuánto de esto planeas informar al Comandante Johannes?

—Puedes contarle todo, incluso nuestra idea de hacer un círculo falso en el jardín sin informar a la Orden. Solo deja afuera lo sucedido con el Príncipe Guido.

Leti entendía que sería mejor reportar el incidente de Guido, pero quería más tiempo para pensar en lo sucedido y considerar cuáles deberían ser sus próximos movimientos.

—Volvamos a la Villa. Me gustaría descansar y seguir pensando en privado.

♦ ♦ ♦

Pero Leti no pudo descansar ya que Johannes llegó a la Villa poco después de su llegada. Quería tener el testimonio de Leti como la principal testigo del tercer incidente. En lugar de descansar, le contó lo sucedido, incluido su plan, las acciones que tomaron y el resultado.

—El Príncipe Guido y el Conde Borel pueden estar relacionados con este incidente, pero esto no es seguro y puedo estar equivocada. Vayamos con la corriente hasta que podamos obtener suficiente evidencia para respaldarlo.

—Sí, Su Alteza, tiene mi consentimiento. Por favor, déjenos el resto a nosotros. Le pondremos fin a esto. Tiene mi palabra.

—Gracias. Y una cosa más, le regreso a Astrid. Creo que será de mayor utilidad para vigilar a nuestros sospechosos. Supongo que es bueno en eso.

—Yo también lo creo. Y no parecía ser de mucha utilidad como guardia de Su Alteza, ¿estoy en lo cierto?

Leti se encogió de hombros ante las sarcásticas declaraciones de Johannes y simplemente asintió con la cabeza. Luego se dio la vuelta para hablar con Leonhardt quien estaba sentado detrás de ella.

—Leonhardt, ¿alguna información nueva?

—Sabes, estaba planeando hacer este anuncio sorprendente, “la persona que dibujó el círculo falso no era otro que Astrid Gale, ¡un caballero de la Orden!” Solo para descubrir que todo era parte de tu plan. Y debido a eso, no tengo nada nuevo que decir.

— ¿Ya lo sabías incluso antes de decírtelo?

— ¡El círculo parecía haber sido dibujado con un lápiz en la boca! Cualquiera que conozca su letra reconocería instantáneamente que fue él. Deberías haberme preguntado y hubieses tenido la falsificación perfecta. Jajajaja.

La única vieja información “nueva” era que el tercer círculo tenía el número “III” y que la ofrenda esta vez era más grande que la anterior.

— ¿Algo más que hayas notado? Cualquier cosa que pudieras descartar como trivial.

—Hmmm… —Leonhardt intentó recordar cada detalle que pudo memorizar al descubrir el círculo. — ¡Ah! Nuestro hermano Guido vino a ver el círculo. Creo que los criminales realmente vuelven a la escena del crimen.

—Todavía no estamos seguros de eso. —Aunque ya es la tercera vez.

Guido siempre había regresado a las ubicaciones de todos los incidentes del círculo mágico.

Está bastante preocupado por los círculos mágicos… Sea cual sea el caso, definitivamente está conectado a esto.

Johannes y Leonhardt se excusaron después, dejando a Leti sola en la habitación. Esta se sentó frente a la mesa de ajedrez y pensó en qué debería hacer ahora mientras imaginaba a Guido dentro de su cabeza y le preguntaba, ¿por qué?

—Era mi siguiente turno para este juego de ajedrez con mi hermano Guido.

Leti planeaba decirle a Guido su próximo movimiento hoy, pero con lo sucedido, este juego probablemente terminaría aquí. Sin embargo, aún no podía dejar de lado los y si y decidió mantener el tablero como estaba, aunque ya podía ver al tablero acumulando polvo en el futuro cercano.

Este juego de ajedrez puede terminar aquí. Pero ¿y yo? ¿Debo dejar que la Orden se encargue de esto y dejarles a mi hermano Guido? ¿O debería hacer mi movimiento para buscar la verdad detrás de esto? Pensó Leti mientras miraba intensamente al tablero de ajedrez, como si estuviera discerniendo su próximo movimiento en una parte crucial del juego; en verdad, sintió que estaba tratando de resolver un rompecabezas sin solución.

— ¿Debería ser tu oponente?

Leti oyó la voz de Duke cerca de ella y levantó la vista. Se dio cuenta de que se había perdido en sus pensamientos y el tiempo había pasado notablemente. Había estado tan distraída que ni siquiera notó a Duke sentado en la silla frente a ella.

— ¿Puedes?

—Solo soy un jugador promedio. —respondió Duke mientras movía las piezas a sus posiciones iniciales.

Leti dejó que Duke tuviera el primer turno para comenzar la partida. Al principio, ella se movía despreocupadamente pero pronto su expresión cambió de la indiferencia a la irritación y luego estalló e insultó a Duke.

— ¡Eres el peor!

— ¿Por qué debería ser llamado el peor por simplemente jugar al ajedrez?

— ¿Qué “jugador promedio”? ¡Lo mejor que puedo hacer por este juego es un empate!

—Creo que un empate está bien. ¿Qué hay de malo con eso?

— ¡La única persona autorizada a tener un empate conmigo es mi estoico hermano mayor!

Duke era mucho más habilidoso y fuerte que un jugador promedio, lo que inicialmente permitió que Leti creyera. Ella de alguna manera fue capaz de terminar su primer juego con un empate.

— ¡Otra vez! —Ordenó Leti y Duke obedeció.

— ¿Dónde aprendiste a jugar al ajedrez? ¿Del Barón Barchet?

—Pulido por mis dos años en la patrulla fronteriza. No había ninguna otra forma de ocio disponible a diferencia de aquí en la Capital. Este tipo de juegos era todo lo que teníamos para pasar el tiempo.

— ¿Eres un noble y, sin embargo, fuiste asignado a las fronteras? Oh, cierto. Estabas apuntando al puesto del Comandante. Pero, aun así, sé que esos dos años han sido un trabajo duro, incluso esto, sólo era como un rito de paso para el puesto.

—Usted sabe mucho sobre la Orden, eh.

—El comandante Johannes ha sido un compañero de ajedrez desde hace mucho tiempo. —explicó Leti mientras miraba el tablero de ajedrez.

Duke echó un vistazo al rostro de Leti mientras esta miraba el tablero de ajedrez. Estaba tan concentrada en cuál debería ser su próximo movimiento que no notó la mirada de Duke.

Es muy hermosa, ¿no? Tal vez tan hermosa que ni siquiera el príncipe Guido pudo resistir…

Duke recordó que su subalterno estaba encantado con su belleza y que este proclamó que simplemente mirar el rostro de Leti era una dicha, aunque él lo encontraba bastante incomprensible. Tal vez, cualquier hombre, incluso uno al que no le gustara Leti de esa manera, podría perderse en su belleza y…

— ¿Deberíamos hacer una apuesta? —La pregunta de Leti obligó a Duke a detener sus no tan educados pensamientos.

—No pidas algo que no pueda pagar. Pero cualquier cosa está bien mientras esté a mi alcance.

—Si gano, me darás algo que quiero y solo será de tus pertenencias personales. Si pierdo, invitaré al Príncipe Guido a la próxima fiesta de té.

Leti estaba usando el ajedrez para aclarar su mente y tomar una decisión.

—Tengo que ganar, entonces.

Si podía ayudar a Leti a relajarse o a tomar una decisión, entonces Duke estaba más que contento de estar al servicio de su ama. Ahora se concentró en el tablero, al igual que Leti, para poder anticipar su próximo movimiento.

♦ ♦ ♦

Guido nunca asistió a ninguna de las fiestas regulares que Leti organizaba para sus hermanos y hermanas a pesar de sus constantes invitaciones. Había sido así hasta ahora, así que ella asumió que sería lo mismo para siempre. Sin embargo, esta fiesta contradijo sus expectativas porque hoy, la hermana menor de Guido, Cornelia, informó orgullosamente a Leti que había logrado convencer a su hermano mayor para que asistiera al evento de hoy.

—Me complace verle Príncipe Guido. Me alegra que haya decidido deleitarnos con su presencia y jugar con sus otros hermanos menores. —Leti lo saludó con su sonrisa perfectamente elaborada. Cualquiera que los mirara, vería a una gentil hermana menor dando la bienvenida a su hermano. Guido estaba a punto de saludar a Leti cuando Leonhardt entró y se colocó entre ellos.

— ¡Pero qué, si no es otro que nuestro hermano Guido! ¡Mucho tiempo sin verte! Pero sabes, deberías habernos informado que vendrías para que pudiéramos haber preparado temas de conversación adecuados para ti. Quiero decir, no eres nuestro hermano Friedhelm quién puede unirse a cualquier conversación y mantenerla viva sin importar cuál sea el tema. Puede ser algo estúpido y todo lo que tengo que hacer es reírme de ello y la conversación no morirá en absoluto.

[Sakuya: jaja XD]

Inmediatamente, Guido abandonó cualquier intención al hablar con Leonhardt, quien claramente se burlaba de él y procedió a sentarse en una mesa vacía sin saludar a nadie. Silenciosamente se sentó allí y vio como sus hermanos menores y primos jugaban en el jardín.

—Hermana, déjame manejar a nuestro hermano Guido. Seré su compañero de conversación. Nunca mostró su rostro en estas fiestas regulares de té sin importar cuántas veces fue invitado. Estoy seguro de que se trae algo bajo la manga… Como hacer los preparativos para el cuarto.

— ¿Estás seguro?

—No me importa. Recientemente, tuvimos una animada discusión sobre la interpretación y el análisis de la historia del Puente Bajo de Burgo. ¿O tal vez es más apropiado decir que solo podemos tener discusiones sobre ese tipo de temas? Jajajaja.

Leti estaba genuinamente interesada en saber qué tipo de conversación podía tener lugar entre sus supuestamente iguales pero opuestos hermanos, pero decidió dejar que Leonhardt manejara la situación. Ella podría intervenir, si era necesario.

— ¡Hermana Leti! Mis hermanos mayores realmente no tienen ni idea de cómo debe tratarse a las mujeres. He seleccionado las cintas y las extensiones perfectas para combinar con mi vestido de hoy, pero ninguno de ellos me halagó por ello. ¡El caballero Duke es mucho más educado de lo que son ellos!

Leti no pudo evitar reír ante el comentario de Cornelia. Se arrodilló para encontrarse con los ojos de su hermana menor.

—Cornelia, Duke sólo se interesa en las apariencias, las espadas y el ajedrez. Sugiero que entrenes mejor tus ojos para discernir entre los hombres, querida.

— ¿Debo tomar eso como un cumplido? —Preguntó Duke.

—Sí, —respondió Leti rápidamente. —Te halagué mucho. ¿Todavía estás insatisfecho?

Leti se puso de pie y dejó que Cornelia se uniera a sus otros hermanos. Como de costumbre, la mayor de las princesas estaba cuidando a los niños reales más jóvenes. Ella llegó a pensar que estos niños nunca deberían ser subestimados. A veces, es porque son niños que pueden ser brutalmente honestos y pueden hablar sobre las cosas tal como son.

De alguna manera, Leti fue alertada debido a una historia que escuchó de ellos. Dirigió una mirada a Guido y llamó a Duke. Le contó lo que oyó y lo que planeaba hacer al respecto. Duke estaba en contra de su idea, pero no pudo hacer nada para cambiar su opinión. Se dio por vencido y dijo que seguiría obedientemente sus órdenes.

♦ ♦ ♦

— ¿Cómo fue tu conversación con Leon, Prince Guido? Creo que ha pasado bastante tiempo desde que ustedes dos tuvieron una pequeña charla. —inquirió Leti con su sonrisa perfecta adornando su rostro.

Guido guardó silencio.

—Por cierto, ¿recuerdas la chaqueta que me prestaste antes? Me gustaría devolvértela hoy. ¿Podrías venir conmigo?

—Claro. —fue la respuesta insegura de Guido. No podía creer las palabras de Leti al pie de la letra porque parecía que tenía cosas de las cuales hablar en privado con él. Él ya se lo esperaba, esto no era suficiente para pillar desprevenido al calmado Guido.

Y se supone que somos hermanos… Leti no pudo evitar recordar el momento en que incluso este príncipe frío a su lado solía llamarla “Leti” con una expresión amable en su rostro y no “Leticia” con una fachada estoica. Sin embargo, la sangre maldita de la madre de Friedhelm, los Lauenstein y la madre de Guido, los Eulenberg, los había destrozado e incluso los había obligado a enfrentarse. Leti, sin embargo, decidió que no se dejaría arrastrar por eso.

Le pidió a la sirvienta que abriera la puerta e instó a Guido a entrar en su habitación privada.

—Siéntate ahí. —ordenó Leti, señalando el sofá. Siguió caminando adentrándose en la habitación para alcanzar una suave manta. Se la arrojó a Guido quien ya estaba sentado.

—Tengo varias cosas que me gustaría discutir contigo, pero eso puede esperar. Tienes algo que deberías hacer primero.

— ¿Qué cosa?

—Cornelia me dijo que últimamente tenías problemas para dormir. —continuó Leti hablando con Guido sin sentarse al otro lado del sofá.

— ¿Lo hizo?

—Las chicas de esa edad ya pueden considerarse señoritas. Ellas ya pueden ver a través de muchas cosas. Te despertaré cuando la fiesta termine. Hasta entonces, descansa. Hablaremos después.

Leti ya había notado que Guido parecía agotado cuando lo encontró frente a la tumba de la Reina Sofía. En ese momento le había dicho que descansara, pero considerando que ahora se veía aún peor, Guido no siguió su consejo. Por el contrario, se esforzó más, hasta el punto de que incluso su hermana menor estaba preocupada por él.

—No me importa hablar ahora.

— Bueno, a mí sí… Por favor. Han pasado solo dos meses desde que la Reina Sofía falleció. Si algo te sucede, nuestro padre, nuestras hermanas y hermanos… —nuestro hermano Friedhelm y yo… Leti no pudo terminar de decir lo que tenía en mente, pero eso fue suficiente para que Guido sintiera su preocupación por su bienestar.

—Me iré una vez que te hayas quedado dormido. —Leti se arrodilló junto al sofá y sostuvo la mano de Guido.

Guido renunció a protestar, mostró su rendición acostándose y cerró los ojos. Pensó que podía fingir que dormía y despertarse tan pronto como Leti saliera de la habitación.

O eso pensó.

Las voces alegres de los niños afuera, la calidez de la familia y la seguridad de tener a alguien cerca, completaron el escenario necesario para traer de vuelta un recuerdo nostálgico. Esto lo llevó hacia el mundo de los sueños a pesar de su plan inicial.

—Dulces sueños. —Susurró suavemente Leti, cuidando de no despertar a su hermano mayor. Suavemente, soltó sus manos y salió de la habitación en silencio.

Duke estaba justo afuera de la puerta y le preguntó con la mirada si todo estaba bien. Leti respondió con un silencioso asentimiento.

—Su Alteza, yo lo cuidaré.

—Sí, por favor. Estaré cuidando de mis hermanos menores. Si sucede algo, envía un mensaje a través de mi doncella.

Leti estaba a punto de irse cuando Duke la agarró por el hombro para detenerla.

—Por favor, no hagas nada inesperado. Me dijiste que ibas a hablar con él en un lugar con más personas. Ese incidente sucedió tan recientemente. Creo que eres demasiado imprudente. Por favor, sé más consciente de tu posición y sé más cuidadosa.

—Sí, entiendo tu punto, pero él sigue siendo un hermano para mí. —Me molestará si está actuando extraño. Me preocuparé si se ve tan agotado.

Duke entendió la auto-burla que envolvía las palabras de Leti. Aflojó el agarre en sus brazos y reformuló sus palabras. —No, no tenía la intención de reprenderte… Solo estoy preocupado.

—…Duke. Olvido que eres una persona gentil. Pero, de verdad, estoy bien. —Le aseguró a su preocupado caballero y cambió de tema. — ¿Te sentirías cansado si estuvieras maldiciendo a alguien?

— ¿Maldecir? ¿Te refieres a aborrecer a alguien? Pienso que sería, al contrario. Quiero decir, no me sentiría cansado mientras todavía estuviera lleno de odio. En todo caso, me sentiría empoderado por él.  Pero una vez que completara lo que he planeado, creo que ese sería el momento en el que empezaría a sentir como me consume el agotamiento.

—Una vez completado…

Leti estaba ahora sumida en sus pensamientos. ¿Por qué Guido estaba teniendo problemas para dormir? ¿Estaba maldiciendo a alguien tan intensamente como para que su odio lo mantuviera despierto de noche? ¿A quién estaba maldiciendo? ¿Por qué?

Entonces la persona que mi hermano Guido odiaría tanto…

La mayoría de la gente pensaría que sería Friedhelm. O talvez…

—…Podría ser yo.

— ¿Su Alteza?

—No, no es nada. Te dejaré el resto a ti.

Si la persona a la que odiaba Guido era Leti, entonces bastantes de las piezas calzarían.

Guido habría atacado a Leti, no porque ya no pudiera contener su ardiente amor por su hermana, sino porque ya no era capaz de contener su odio hacia ella. Tal vez ya no podía ver a Leti como su hermana porque esta le había arrebatado la corona.

—Pero, aun así…

Leti se convertiría en reina y ascendería al trono. Ese era su inevitable destino, no importaba cuanto su hermano la maldijera. Leti sabía que la única cosa que podía hacer era rezar y pedir por un corazón fuerte, que fuera capaz de aceptar el futuro que nunca se atrevería a desear que pasara.

♦ ♦ ♦

Guido una vez más soñó mientras dormía en la habitación de Leti. Era la continuación del sueño que había tenido anteriormente, ese sueño de una noche tormentosa y de los tres durmiendo juntos en su habitación.

—Yo también. —estuvo de acuerdo su hermano mayor. Ellos compartieron el mismo sueño.

Friedhelm, siendo el mayor, probablemente ya sabía en ese momento qué tipo de futuro tendrían los tres. Y que sus felices tiempos juntos eran limitados, solo unos cuantos años más antes de que se hicieran adultos.

—Oye, Guido. Tengo un problema difícil y ya he estrujado mi cerebro, pero no encontré ninguna solución.

Guido entendió a qué problema particular se refería Friedhelm.

—Y cómo eres más listo que yo, tal vez puedas encontrar una solución.

— ¿Solución?

—Sí. Así que asegúrate de estudiar mucho y luego un día, dime cómo podemos huir de este destino obligatorio.

¿Cómo podrían liberarse de su sangre maldita para que los tres pudieran volver a vivir felices juntos?

Era un problema sin solución aparente.

—Lo haré. Voy a estudiar mucho y definitivamente encontraré la respuesta y te contaré un día, hermano. —prometió Guido. Pero hasta hoy, aún no encontraba la solución.

Quizás, antes de que pudiera encontrar la respuesta, sería…

—…castigado

Innumerables manos negras descendieron del techo y atacaron a Guido todas a la vez. Leti y Friedhelm, quienes supuestamente yacían junto a él, ya no estaban. Guido trató de escapar de las manos negras que lo arañaban, pero no pudo, ya que las numerosas manos se agarraron a sus extremidades, restringiendo cualquier forma de resistencia que hiciera. Entonces una de las manos alcanzó su cuello. Su cuerpo brincó por la sorpresa… y se despertó.

— ¿Un sueño?

Guido se secó el sudor de la frente. Podía recordar vívidamente los fuertes agarres de las manos negras. Tocó su garganta y se ordenó a sí mismo que se calmara.

—Esas manos negras otra vez…

Tal vez había una parte de él que quería ver ese sueño. Una parte de él que quería ser castigado.

Se sentó y colocó la manta en el sofá. Se quedó ahí sentado un rato más, diciéndose a sí mismo que solo se quedaría hasta que se aclarara la mente. Solo se quedaría hasta que la calidez nostálgica que permanecía en el sofá se enfriara. Se cubrió los ojos con la palma de la mano y suspiró profundamente, exhalando todo lo que se había acumulado dentro de él.

Guido se levantó lentamente después de reunir suficiente energía para ponerse de pie. Caminó hacia la puerta y la abrió. Se encontró al caballero de Leti de guardia afuera. El caballero inclinó ligeramente la cabeza saludando al príncipe.

—Su Alteza, ¿cómo se siente? ¿Le gustaría descansar un poco más? La fiesta todavía está animada y puede que no termine pronto.

—No, está bien. He tenido suficiente.

Duke nunca conocería el peso detrás de las palabras de Guido. Lo único que podía entender era que Guido ya no quería quedarse.

—Por favor, espere, alteza. —llamó Duke para detener a Guido, quien ya se dirigía hacia el jardín.

—Por favor perdone mi tardanza en dar los saludos apropiados cuando me convertí en el caballero de la princesa Leticia.

— ¿Eso es todo lo que tienes que decir?

La disculpa de Duke no fue nada más que por educación. Pero sus ojos transmitían algo diferente que era tan intenso que ni siquiera Guido podría haberlo pasado por alto.

—Entonces, permítanme aprovechar esta oportunidad para decir más. Su Alteza me dijo que lo cuide. Pero estoy seguro de que ella quería que lo protegiera. Disculpe mi insolencia, pero no confío mucho en usted.

La mano de Duke descansaba sobre el mango de su espada, una forma de decirle que estaba listo para desenvainar su espada si el príncipe se atrevía a poner un solo dedo sobre su ama.

Guido le lanzó a Duke una mirada tan fría como sus ojos azul acero.

Pero eso no fue suficiente para frustrar a Duke. — ¿Cómo ve a mi ama, su alteza?

—No tengo por qué responderle a un caballero como tú. —Guido insultó fríamente a Duke y rápidamente caminó pasándolo.

Duke, sin embargo, no le permitió pasar y lo agarró del hombro con fuerza.

—Ya me lo imaginaba. No me importa usar la fuerza para obtener mis respuestas.

—Déjame ir.

—Me niego. Su Alteza… —A pesar de que algo así sucedió, a pesar de que todavía está confundida, a pesar de que sabe que lo que está haciendo es una tontería… — ¡…Está genuinamente preocupada por usted, Príncipe Guido!

— ¿Qué sabes tú? ¡Solo has sido su caballero durante unos meses! —Gritó Guido, dejando que sus emociones sacaran lo mejor de sí mismo, un evento raro para alguien como Guido que podía fácilmente reprimir sus emociones con lógica.

Guido agarró a Duke del cuello. —Escucha bien. ¡Protege a Leti de todo! Si no, seré yo el que irá tras tu cuello. —Guido empujó al sorprendido caballero y lo dejó estupefacto.

—Creo que escuché el mismo insulto de otra persona. De todos modos, esto significa que el Príncipe Guido está preocupado por su Alteza.

Esto era mejor que el que ellos dos se odiaran. Guido correspondía a la preocupación de Leti por él, cualquiera que fuera el significado detrás de eso.

Y eso era un poco aliviante.

Duke, decidiendo si seguir o no al príncipe, miró a Guido alejarse. Entonces vio una mano negra que agarraba los pies de Guido y él no pareció darse cuenta.

— ¿Qué es eso?

Pero cuando Duke parpadeó por un momento, la mano negra ya no estaba a la vista.

— ¿Me estoy imaginando cosas? —Tal vez era solo una sombra, se dijo Duke.

♦ ♦ ♦

Después de que Guido se fue a casa sin decir adiós, Leti devolvió a sus hermanos menores y primos a sus respectivas institutrices. Regresó a su habitación solo para encontrar algo dentro que la dejó sin palabras y Duke, siguiéndola, quedó estupefacto.

—Esto es un poco horroroso, ¿no? —Dijo Leti, sin embargo, el estado de su habitación no estaba ni cerca de “un poco.” Cualquier otra persona podría desmayarse o sentirse enferma con solo verla.

—Duke, llama a Leon. Esto se puede limpiar más tarde.

La habitación de Leti, donde Guido dormía hasta hace unos momentos, estaba llena de innumerables huellas negras de manos. Había impresiones en cada parte de la habitación, desde el techo, a las paredes, en los muebles y en el piso. Las huellas de manos parecían ser al azar al principio, pero después de una inspección más cercana, las manos estaban más concentradas en el sofá donde Guido había dormido.

— ¿Príncipe Guido? —Susurró Duke. Su reacción inicial fue sospechar del príncipe que había estado ahí hasta hace unos momentos. Esta era una conclusión natural que surgía ya que se lo dejó solo en la habitación y era uno de los principales sospechosos de los incidentes del círculo mágico.

Leti, sin embargo, se mantuvo tranquila y serena y examinó las huellas de manos. Trató de poner sus manos en una de las manos negras y concluyó. —El Príncipe Guido no podría haber hecho esto. Las impresiones son incluso más pequeñas que mi mano. Estos solo podrían pertenecer a un niño.

— ¿Entonces algunos niños que asistieron a la fiesta de té?

—Jajajaja. Eso también sería imposible. —comentó Leonhardt al entrar en la habitación y observar de cerca las huellas de manos. —Lo que quiero decir es que estas impresiones no vinieron de manos humanas. Mira los dedos.

Leti titubeó ante la mejor observación de Leonhardt. —Entonces, después de los círculos de maldición, ahora tenemos huellas de manos de un monstruo desconocido. Los incidentes son cada vez más siniestros. —Extendió la mano hacia una de las huellas negras de manos y la trazó con sus dedos.

— ¡Hey! —gritó Duke, pero Leti lo ignoró y levantó su, ahora sucio, dedo cerca de su cara para comprobar la suciedad.

— ¿Carbón? ¿Barro seco?

—Ha estado soleado todo el día, ¿verdad? ¿Dónde crees que consiguieron tanta suciedad para hacer barro? Bueno, dejando eso de lado, encuentro esto demasiado complejo como para ser una broma. ¿No lo crees? Hicieron tanto esfuerzo para hacer esto. Primero, tendrían que preparar la mezcla de carbón y lodo y luego tendrían que darle una mano enérgicamente sobre todas partes. Hmmm, esto es surrealista. —fueron las observaciones más sinceras de Leonhardt.

Leti salió de la habitación para pedirle a una sirvienta que le trajera un paño para limpiarse los dedos. Esperó fuera de la habitación a que su doncella volviera. Esto le dio tiempo para ver todo el fiasco desde la puerta. —…Ahora, ya no me puedo convencer de que estas sean simples huellas de manos.

— ¿Hermana?

—Mira la manta en el sofá. Esta no es una simple impresión. Está agarrando algo. Una simple huella de mano solo cubriría la superficie expuesta de la manta. Pero, esta en particular, rodea toda la manta como si estuviera sosteniendo algo.

Esto hizo que los tres quedaran en un perfecto silencio, cada uno ocupado tratando de encontrar una explicación sobre las huellas.

Una sirvienta rompió su ensoñación. —Su Alteza, el Príncipe Friedhelm ha llegado. ¿En qué habitación debería dejar que se quede?

—Realmente es bastante oportuno en momentos como este. Será demasiado problemático si siente que algo anda mal. Prepara una habitación lejos de aquí. Haz que esta habitación se limpie mientras hablo con él. Nadie debería saber sobre esto. Leon, si quieres examinar esto, hazlo ahora. Duke, ven conmigo.

—Sí, sí, sí. Haré lo que me plazca.

Leti dejó a Leonhardt en su habitación y salió a recibir a su huésped auto invitado.

—Su Alteza, ¿no vamos a informar de esto a la Orden? —Preguntó Duke.

—Dame algo de tiempo para pensar si esto está relacionado con los incidentes recientes primero.

—Por supuesto que lo está. Está claro que esto va dirigido hacía la familia real. Creo que deberíamos informar de esto y reforzar la seguridad a su alrededor y alrededor de los demás.

—Si el objetivo es verdaderamente la “Familia Real.” Creo que podemos reducir los objetivos probables. —Podría ser yo. Pero Leti no podía decírselo a Duke y se lo calló. —De todas formas, solo recuerda no dejar que nada de esto llegue al Príncipe Friedhelm. —enfatizó Leti antes de entrar a la habitación donde Friedhelm estaba esperando.

—Ten buen día, Prince Friedhelm. ¿No crees que es muy temprano para una reunión secreta? Todavía está claro afuera.

—Realmente quería venir antes, pero Guido vino hoy, ¿verdad?

—Sí, lo hizo.

—Por lo que lo evité. ¿Realmente tengo que decirlo todo? Sería demasiado antinatural si nos ven juntos, aparte de en las reuniones secretas que organizas como fiestas de té.

Leti asintió con la cabeza a lo que dijo Friedhelm. —Entonces, ¿qué te trae por aquí?

—Vine aquí por petición de mi madre. Ella me pidió que te dijera que anhela tu compañía y que te invita a visitarla en el Palacio Cattleya. Ella dijo que ha sido bastante solitario y que tu presencia será muy apreciada.

El Palacio Cattleya era donde vivían las Reinas consortes. A los hombres generalmente no se les permitía entrar allí. La madre de Friedhelm, la Tercera Reina Rosalind estaba en buenos términos con las otras reinas, la madre de Guido, la Segunda Reina Sofía y la madre de Leti, la Primera Reina Julienne. Las tres reinas solían vivir ahí armoniosamente, pero ahora, solo quedaba la Reina Rosalind.

—Entiendo. Sé lo tranquilo que debe estar ahora, —Leti reconoció la invitación que se le hizo y supo que había algo más en esta conversación. —Duke, por favor ve afuera.

—Como desee. —obedeció Duke y salió de la habitación.

Friedhelm dejó a sus propios caballeros afuera como una señal de que quería hablar en privado con Leti. Ella captó esa señal y estuvo de acuerdo con su pedido no silencioso.

Una vez que Duke estuvo fuera del alcance del oído, Leti preguntó por las verdaderas intenciones de Friedhelm. —Dile a la Reina Rosalind que la visitaré uno de estos días. Entonces, ¿para qué estás realmente aquí?

—No muy lejos de lo que ya he dicho. Mi madre preguntaba por qué no regresas al Palacio Cattleya.

— ¿Yo? ¿Al Palacio Cattleya?

Leti solía vivir ahí cuando su madre todavía estaba viva. Pero después de que su madre murió debido a una enfermedad, decidió mudarse y vivir en la Villa Real. Era demasiado peligroso para ella y Leonhardt continuar viviendo ahí ahora que su protección, su madre, había desaparecido, ya que estarían demasiado desprotegidos para los ataques. La Villa Real, por otro lado, estaba protegida por la familia de su madre y, por lo tanto, era un lugar seguro donde quedarse. Este era el mejor curso de acción para proteger a Leonhardt, el hijo de la Primera Reina y un verdadero pura sangre real, de los intentos de asesinato.

—Estoy de acuerdo con la sugerencia de mi madre, ¿sabes? No es bueno tener a la heredera viviendo en una villa.

—Entiendo tu punto, pero el Palacio Cattleya no es una elección. No puedo llevar a Duke ahí.

Si Rosalind se sentía sola, Leti le haría una visita. Sin embargo, si cambiara de residencia, sería en otro lugar que no fuera el Palacio Cattleya. Estaba pensando en un plan cuando Friedhelm le hizo una pregunta.

—Oye. Si te conviertes en la Reina, ¿qué vas a hacer con el Palacio Cattleya? Tu esposo definitivamente no es una “Reina Consorte.” ¿Lo vas a dejar vacío?

—Bueno, no me importa si la Reina Rosalind continúa usándolo.

—No creo que mi madre planee hacer eso. ¿Ahora qué? ¿Crearás tu propio harén?

Leti hizo todo lo posible para no golpear a su vulgar hermano y juró que algún día le haría aprender su lección sobre el decoro. Si hiciera eso, definitivamente estaría yendo por el camino para convertirse en la Reina Rompecorazones a toda velocidad.

—Bromas aparte, ¿por qué no consideras mi opinión personal sobre el asunto? ¿Qué hay de hacer del Palacio Cattleya como el hogar temporal de la heredera hasta tu coronación? Si te conviertes en la señora del Palacio, tus hijos podrán entrar, pero yo, como tu hermano, ya no podré.

Con esto, Leti finalmente entendió lo que su hermano quería decir.

Solo las Reinas Consortes y sus hijos podían quedarse en el Palacio Cattleya. No obstante, según la tradición, los príncipes que alcanzaban la mayoría de edad a los trece años abandonaban el Palacio y se alojaban en el Palacio Real. Los príncipes aún podían ir al Palacio Cattleya y visitar a sus madres, quienes eran las dueñas actuales del lugar. Entonces, si Leti se mudaba ahí y se convertía en su dueña, sus hermanos ya no podrían entrar.

En otras palabras, estaba preocupado por mí. Esa fue una manera muy indirecta de decirlo.

Friedhelm vio lo que Guido intentó hacerle a Leti y probablemente ha estado muy preocupado por esto desde entonces. Le había molestado tanto que incluso llegó hasta ahí para decirle a Leti que creara un lugar donde su hermano Guido ya no pudiera acercarse a ella.

—Consideraré tu sugerencia. Gracias por esto. Pensaré en volver al Palacio Real. Leon ya es lo suficientemente mayor y estará bien, incluso si lo dejo aquí solo.

Los atentados a la vida de Leti todavía podían ser frecuentes, pero ya no se podría decir lo mismo de Leonhardt. Ya no había ninguna razón para que él fuera un objetivo. Ya no necesitaba de su protección.

—Quedarse aquí por mucho tiempo provocaría especulaciones. Si no tienes nada más que decir, te sugiero que te vayas ahora. —dijo Leti. Eso terminó su conversación y Friedhelm lo aceptó. Estaba a punto de irse cuando recordó algo.

— ¿Tienes suficientes guardias aquí? Duke es tu único caballero, ¿verdad?

—La familia de mi madre me está prestando a algunos de sus hombres. Tenemos suficientes. Además, no creo que tener muchos guardias pueda ganar contra una maldición.

Lo único que podía contrarrestar una maldición era la Espada de la Luz, la cual Astrid poseía actualmente. Leti estaba planeando pedir su ayuda cuando surgiera la necesidad.

— ¿Maldición? Creo que la mitad de la sangre que fluye en mí es más una maldición que esos círculos crípticos.

Friedhelm podría estar refiriéndose a su sangre real o a la sangre de los Lauenstein. Probablemente fuera lo último, la sangre de uno de los Tres Grandes Marqueses.

—Me pregunto por qué las personas nunca olvidan cuando les robaron algo, pero siempre olvidan el hecho de que fueron ellos los que robaron algo. —dijo Friedhelm.

Tierra, dinero, amante. En el momento en que alguien logra robar algo, lo robado se hace suyo. Entonces la persona a quien se le robó esto nunca lo olvidaría porque originalmente era suyo. Como había pertenecido a ellos primero, tendrían que volver a robarlo.

—Les robaron su sangre real y les quitaron sus títulos de duques y se convirtieron en los Grandes Marqueses. Ahora solo recuerdan el hecho del robo. Han olvidado la razón por la cual les fue quitado en primer lugar. Estoy seguro de que Guido, procedente de los Eulenberg, ha escuchado la misma súplica que yo. Sus súplicas suenan como un canto de maldición.

¡Este es nuestro deseo de toda la vida! ¡Restaura el lugar de los Lauenstein en la familia real!

Esta súplica había convertido la mitad de la sangre de Friedhelm en una maldición que tomó forma de cadenas que lo estrangulaban en esta batalla interminable por el poder político.

—Robar lo que te fue robado. Recuperarlo sin importar qué. Sin detenerte hasta que lo reclames nuevamente. Eso es lo que quieren. ¿Y tú? ¿Qué harías? —Friedhelm le lanzó esa pregunta a Leti.

—Probablemente lo mismo que tú. Me gustaría tenerlo de vuelta. Soy humana, después de todo. —contestó Leti.

Leti era la reencarnación del Rey Caballero, pero ella no era un dios. Leti entendía completamente que era sólo una humana, una persona normal. Si le quitaban algo, seguramente sería emocional y haría todo lo posible por recuperarlo.

—Hmmm, —fue todo lo que respondió Friedhelm. Su expresión era indescifrable y Leti no podía decir si estaba satisfecho o no con su respuesta. Se fue con un, —Nos vemos mañana.

♦ ♦ ♦

[Traducido por Reino de Kovel]

Al día siguiente, Friedhelm se sorprendió al ver a Leti sin Duke escoltándola para la reunión del día. Inmediatamente quiso preguntarle sobre la ausencia de su caballero, pero solo tuvo la oportunidad de hacerlo después de la reunión.

—Tenía algunos recados que atender afuera. Regresará al mediodía. —fue la respuesta de Leti a su pregunta.

—Entonces al menos ten a ese perro guardián contigo si Duke no está disponible. Si no lo quieres, entonces dámelo.

— ¿Esperas que vaya por el castillo con un perro a cuestas? ¿Qué estás tratando de sugerir?

—No lo entiende. —susurró Friedhelm y no dijo nada más.

Leti decidió excusarse antes de que el tema se dirigiera a sus posibles candidatos para marido. Se despidió de él y caminó en busca de un lugar para pensar.

La reunión de hoy, una vez más, se llenó principalmente de hombres estúpidos; esto era lo único que Leti podía pensar en escribir en su diario. Conteniendo un suspiro, continuó caminando hacia el lugar perfecto para pensar un poco. Con los guardias que pidió prestados de su padre, se dirigió a la Gran Galería de los Reyes.

Sin embargo, alguien más estaba ahí antes que ella.

—Conde Borel…

Borel era un conde bajo la facción de Guido. También era uno de los principales sospechosos de los incidentes del círculo mágico, a pesar de que era ampliamente conocido por ser un firme creyente de la Fe de la Familia Real. Probablemente estaba aquí en la Gran Galería, para apreciar los retratos de los reyes del pasado.

Leti se puso su sonrisa de princesa y caminó hacia el conde. Este era el momento perfecto para llevar a cabo una investigación discreta sobre él.

—Oh, Su Alteza, —el conde saludó animado. —Es un honor verle aquí. Acababa de venir a saludar a nuestros reyes. He estado bastante ocupado últimamente y no tuve tiempo de visitarlos. —continuó. Se suponía que estaba agotado con todas las cosas que se especulaba que estaba haciendo. Pero su actual estado de ánimo energético no coincidía con las sospechas que actualmente tenía sobre él.

Si lo obligaron a maldecir a la Familia Real en contradicción con su creencia, ¿cómo puede estar sonriendo de esta manera? Pensé que ni siquiera sería capaz de enfrentar a los reyes que venera.

—Por favor, Alteza, tómese su tiempo aquí. Me excusaré ahora.

Leti dejó de pensar cuando Borel le dijo que estaba más que contento de dejar la Gran Galería para Su Alteza.

—No, no hay necesidad de que haga eso. No desearía ahuyentar al primer visitante. Además, tenemos mucho espacio aquí. Pero, por favor, quédese conmigo cuando un ruidoso caballero me encuentre aquí y seamos regañados juntos. Me han dicho de no deambular demasiado debido a los recientes incidentes mágicos. —Leti tocó el tema de los círculos malditos por sí misma para ver cuál sería la reacción del conde.

—Dudo que haya algún tonto insolente que maldijera a nuestra próxima reina, Su Alteza. Aunque si los hubiera, estoy seguro de que Dios los castigaría severamente.

Su respuesta era inesperada. Sus palabras no transmitieron nada más que la fuerte fe de un creyente de la Familia Real. Leti sonrió vagamente a la profesión de fe de Borel. La contradicción en su estado hizo que se preguntara si tal vez el que Borel mirara en dirección del círculo era solo pura coincidencia.

—Estoy ansioso por ver el retrato de Su Alteza. Yo personalmente recomiendo que se dibuje justo después de su coronación. Estoy seguro de que será hermoso. Su Alteza, si no le importa, ¿puedo saber a quién visita hoy?

—Al Rey Karlheinz, mi bisabuelo. ¿Tuvo la oportunidad de conocerlo?

—Desafortunadamente era demasiado joven para recordar, Su Alteza. Pero sí recuerdo a la Segunda Reina del Rey Karlheinz. Aunque pertenecía a una familia noble de bajo rango, era una dama digna de ser parte de la Familia Real.

La bisabuela de Leti solía trabajar como una dama de la corte en el castillo. Después de que la primera Reina de Karlheinz lo dejó, comenzó a prestarle atención. Ella era conocida por ser muy gentil y amable. Su historia de amor era bastante popular como un cuento de hadas de la vida real.

—Al príncipe Guido y a mí nos han dicho que nos parecemos mucho a nuestra bisabuela.

Leti mencionó a Guido para ver una vez más cómo reaccionaría el conde. Si Guido lo estaba forzando a cooperar con los círculos mágicos, podría tener algún tipo de reacción a su nombre.

Pero Borel no tuvo ninguna reacción notable y simplemente dio su consentimiento. —Sí, de hecho, Su Alteza se parece mucho a la difunta reina. Pero el Príncipe Guido…

Leti quería preguntar por el resto de su oración cuando la voz de un extraño interrumpió su conversación.

— ¡Mi señor!

Borel se sobresaltó cuando escuchó la voz de su sirviente. Se aclaró la garganta y se volteó a verlo. Le informaron que ya tenía que regresar y el conde asintió.

—Sus personalidades son diferentes. Su Majestad y el Príncipe Guido. Su Alteza, si no le importa, tengo que excusarme. —Borel hizo una reverencia y salió de la galería junto con su sirviente.

Leti miró irse al conde. No pensó demasiado en el comentario de Borel ya que se decía que su bisabuela era una persona cálida. Esto era completamente opuesto a su hermano lógico y frío.

—Tal vez tenga que reconsiderar y repensar estos incidentes desde el principio.

Todavía quedaban algunas posibilidades más para considerar sobre los incidentes.

¿Es la mente maestra verdaderamente Guido? ¿O son los Eulenberg? O tal vez, ¿Alguien más que aún no habían descubierto?

—Creo que debería tomarme un descanso primero para refrescarme. Visitar a la Reina Rosalind podría ser una buena idea.

Leti fue al Palacio Cattleya, ya que estaba por los alrededores. Mientras subía las escaleras hacia la habitación de la Reina Rosalind, pasó por el salón de baile y vio los lirios blancos desde la ventana. La difunta Reina Sofía amaba estos lirios y Leti no pudo evitar observar las hermosas flores.

—Veo que has cumplido tu promesa antes de lo esperado. Pero, ¿por cuánto tiempo vas a quedarte mirando? Viniste aquí para visitar a alguien, ¿verdad?

—Buen día, Príncipe Friedhelm. Veo que también has venido de visita.

Friedhelm estaba de pie junto a Leti, quien estaba mirando a las flores desde hace un rato. Pero él, por otro lado, no estaba mirando a las inmaculadas flores. Estaba mirando al hombre rubio parado frente a la cama de flores.

—Él todavía está ahí. Seguro que no se cansa de mirarlas. —dijo Friedhelm, quien ya había visto a Guido en el mismo lugar antes.

¿Cuánto tiempo estuvo parado ahí? ¿Por qué se quedó ahí tanto tiempo? Sus acciones recientes realmente parecían ser diferentes del Guido que ellos conocían.

¿Debería llamarlo? ¿Debería dejarlo solo?

Esta situación era el momento perfecto para que ella preguntara “por qué” y no había necesidad de que orquestara una.

¿Por qué estaba tan preocupado por los círculos? ¿Por qué trató de atacarla?

Leti, tú fuiste quien decidió conocer y actuar de forma inocente al respecto. ¡Contrólate! No lo dudes ahora. Si algo sucedía, podía gritar a pleno pulmón y su voz resonaría alrededor de todo el Palacio Cattleya.

¡Esta es la oportunidad perfecta! Pensó Leti mientras se regañaba a sí misma para acercarse a su hermano.

—Bajaré y hablaré con él. Podría estar preocupado por algo y yo…

—Déjalo. —Dijo bruscamente Friedhelm, cortando las palabras de su hermana mientras la agarraba de la mano para detenerla.

— ¿Por qué me detienes?

—Tú no se supone que vayas ahí. No le des a Guido una amabilidad mediocre.

Leti se sintió avergonzada cuando Friedhelm la llamó mediocre sin conocer sus verdaderas intenciones. Pensó que Friedhelm ya veía cuáles serían sus acciones; que solo mostraba bondad en consideración a su posición política y eso sería todo. Pero Friedhelm se refería a una amabilidad mediocre diferente.

—Dime, ¿qué harías si te enamoraras de alguien que no deberías?

— ¿Qué haría? Al principio podría confundirme, pero creo que me daría por vencida.

Antes de aceptar su destino de ser la heredera al trono, también había soñado con estar enamorada como lo haría una niña normal. Había considerado diferentes escenarios como qué haría si se enamorara de alguien de bajo rango. ¿Se fugarían como lo hacen las parejas en las novelas? ¿Elegiría sus sentimientos sobre su responsabilidad por el país? Había muchas opciones a considerar, pero se conocía a sí misma lo suficiente como para poder decir que solo habría elegido una y nada más. Si sucediera, si se enamorara de alguien que no debería; abandonaría ese amor. Leti lo daba como un hecho.

—Pero ¿qué pasa si no puedes rendirte por completo y suprimir tus sentimientos?

—Seguiré de pie con mi elección. Pero si la sensación es tan fuerte, podría terminar haciendo algo que no pretendía.

—Eso es. Cuanto más fuerte es el control en la mente, más salvaje puede ser una vez que el control se ha ido y que las cosas “que no queremos que sucedan” suceden. Ahora bien, si hicieras algo así, ¿cómo te gustaría que tu pareja reaccionara? ¿Querrías compasión? ¿Amabilidad?

Leti pensó de nuevo en la respuesta a la pregunta de Friedhelm. Si tal situación sucediera, le gustaría que su compañero, —…de un claro rechazo.

—Que buena chica. Ahora, sabes lo que debes hacer.

Ella no debería ir ahí y hablar con Guido. Debería irse a casa ahora y continuar rechazándolo. Si Guido realmente amaba a Leti de una manera que no debería, un claro rechazo es definitivamente lo que querría que Leti hiciera.

Leti renunció de mala gana a esta oportunidad de investigar y salió caminando del palacio. Pero antes de que pudiera irse, Cornelia la llamó.

Cornelia veía a Leti como su hermosa e inteligente hermana mayor. Se alegró al saber que Leti había venido a visitar el Palacio Cattleya, por lo que se sintió abatida al ver que esta se iba a su casa después de hablar solo con Friedhelm. Llamó a Leti para que se detuviera y agarró su manga, queriendo tener la oportunidad de hablar con ella.

—Hermana Leti, mi hermano Guido no nos ha visitado recientemente. Cuando mi madre se mudó a la Casa de Reposo del Sur, incluso me invitó a visitarla todos los meses. Pero desde que mamá falleció, el Palacio Cattleya ha sido tan solitario y silencioso.

Leti podía entender la soledad de Cornelia debido a la pérdida de su madre y la reciente actitud distante de su hermano.

—Cornelia, el Príncipe Guido también está triste por haber perdido a la Reina Sofía. Pero está tan ocupado, que ni siquiera tiene la oportunidad de sentir la soledad, así que debes ser amable y gentil con él. ¿Puedes hacer eso? —En mi lugar, porque yo ya no puedo hacerlo… continuó Leti en su mente.

Desde que Guido se convirtió en su principal sospechoso, Leti siguió diciéndose a sí misma que había una razón por la cual el círculo no se dibujó durante la fiesta de cumpleaños de Cornelia. Que Guido todavía quería respetar y celebrar el cumpleaños de su hermana.

— ¿Mi hermano también se siente solo?

—Sí. Entonces, si viene de visita, quédate con él todo el tiempo.

Después de dejar a Guido al cuidado de su hermana, comenzó a caminar otra vez e hizo lo que le dijo Friedhelm. Regresó directamente a la Villa Real sin siquiera mirar al jardín donde estaba Guido.

♦ ♦ ♦

Leti no tenía planes de ir a la Habitación del Rey Caballero esta noche, pero cuando se dio cuenta, ya se encontraba ahí. Leti se rio suavemente. Ella se reía de sí misma por haber tenido éxito una vez más al escapar de la realidad. Luego oyó un fuerte ruido resonar por toda la habitación.

Oswald gritaba. — ¡Por favor! ¡Dime qué será de este reino! ¿Qué Hará? —Estaba agarrando al Rey del Corazón Roto, el brazo del Rey Ludgar.

Oswald era normalmente tranquilo con sus ojos mostrando su aceptación y rendición, ante todo. Pero en este momento, sus ojos estaban embravecidos mientras le preguntaba a Ludgar, una reencarnación del Rey Caballero posterior a él, sobre su futuro.

— ¿Qué harás si te digo?

— ¡Si es malo, lo cambiaré! ¡Este poder está aquí por una razón!

Leti estaba confundida sobre lo que estaba sucediendo. El Rey León Alexander vio su expresión perpleja y le hizo señas para que se le acercara y se mantuviera alejada de los dos reyes.

— ¿Qué pasó con el Rey Oswald?

—Huelo sangre. Tal vez está aquí justo después de que fue cortado.

Leti miró al lugar donde debía estar el brazo izquierdo de Oswald, pero solo encontró rastros de sangre.

Las palabras de Alexander eran verdad.

Oswald le había otorgado la Espada de Acero a su querido primo, el príncipe heredero, como regalo y como protección esperando que regresara con vida. Pasaron los años y su primo regresó vivo. Pero ya no era el Príncipe Heredero de Sommevesle. Él cortó el brazo de Oswald con la misma espada que le había sido otorgada. Ya no era un príncipe sino un prisionero de guerra que se había rendido ante los enemigos.

— ¿Por qué no me dices? Por favor, ¡déjame saber qué va a pasar!

—No tengo ninguna razón en particular, pero no tengo ganas de decírtelo. ¡Oye, viejo! No solo te quedes mirando. ¡Dile algo! ¿Realmente tenemos el poder de cambiar el futuro? —Le preguntó Ludgar a Alexander, quien observaba indiferentemente su intercambio con Oswald.

— ¿Quién sabe? Tal vez sí. Tal vez no. —fue la respuesta indiferente de Alexander.

— ¡Eso es una mentira! ¡Si quisieras, podrías haber cambiado tu futuro! Si matas al Rey Julius, tu futuro definitivamente habría tomado un camino diferente. Tú vivirás. ¿Por qué no haces eso?

—Porque todavía somos humanos. Podemos tener los poderes del Rey Caballero, pero al final del día, no somos dioses. Somos humanos tratando de vivir lo mejor posible el tiempo limitado que poseemos con lo que tenemos. No podemos rebobinar nuestras propias vidas mientras tratamos desesperadamente de vivirlas. Y es por eso que el Rey Caballero amaba nuestra existencia. Tú sabes eso.

Oswald liberó la mano de Ludgar y se enfrentó a Alexander. — ¡Pero este poder de él es el poder de un dios! Si deseamos que algo suceda, ¡sin duda podríamos hacerlo realidad! ¡Aún tienes la opción de reconciliarte con el Rey Julius!

—Mi primer ministro me quería muerto e intentó un golpe de Estado. No hay forma de que pueda dejar pasar eso. En el momento en que hizo eso, el camino a la reconciliación fue eliminado. El único futuro que queda es que uno de los dos desaparezca.

—Entonces, seguramente, ¡hay un futuro donde vives y el Rey Julius perece!

—Imposible. No puedo matar a Juli.

Leti tragó su aliento ante las siguientes palabras de Alexander.

—Y tal vez es por eso que moriré.

Alexander dijo esto como si fuera el final más natural que conocería. El Rey León sabía de su destino y lo había aceptado. Su título captaba perfectamente su verdadera esencia, un león fuerte y valiente.

Leti apretó los dientes mientras reflexionaba sobre lo que había estado haciendo en su propia parte de la realidad.

Yo… pensé que podríamos arreglar nuestra relación y trabajar juntos. Esa ingenuidad hizo que mi corazón se debilitara. Tengo que fortalecer mi resolución nuevamente. Un rey debería ser capaz de dar su juicio sin sus emociones de por medio. Un rey podría enviar a alguien al exilio, incluso a sus propios hermanos, todo por el bien de su nación.

Ver esperanza en una relación armoniosa con sus hermanos suavizó su resolución. Ella ya había aceptado anteriormente el destino de que el día en que ascendería al trono, sus hermanos ya estarían muertos.

—Escucha. El destino está escrito. Podemos tener el poder de conocer el futuro, pero no tenemos el poder de alterarlo. O vives con la desesperación o intentas tener esperanza solo para ser derrotado por la desesperación al final. Tener la elección sobre cómo vivir con esto, es al menos mejor que no tener ninguna. Estoy tan contento de ser una reencarnación del Rey Caballero.

—… Pero aun así… —Tartamudeó Oswald.

—Regresa a la realidad. Duerme un poco. Porque a diferencia de mí, tú todavía tienes un futuro. Vive junto con la desesperación. —Dijo Alexander mientras extendía su mano, cubriendo los ojos de Oswald. En el momento en que su mano tocó el rostro de Oswald, este desapareció.

— ¿Qué hiciste? —Preguntó Leti.

—Lo mandé de vuelta. La Espada de la Santa Tierra sanará su herida, pero sus fuerzas no regresarán a menos que duerma y descanse.

Leti se sorprendió al saber que el poder del Rey Caballero les permitía hacer eso. Probablemente de todas las reencarnaciones del Rey Caballero, ella era la que más desconocía la magnitud de sus poderes. La necesidad de usarlos nunca llegó, así que no intentó descubrir más sobre ellos.

La voz de Ludgar habló como si se le ocurriera algo. —Hmmm… A veces, creo que el poder del Rey Caballero… —pero no continuó y se tragó sus palabras. Pronto se despidió, dejando solos a Leti y a Alexander.

—Reina Leticia, asegúrate de convertirte en una reina que pueda hacerse la pregunta ¿por qué? Si no, serás así.

Y Leti se vio enviada devuelta a su realidad con su pequeño consejo.

♦ ♦ ♦

Era más cerca de la mañana que de la noche. Leti se encontró despierta en esta peculiar hora del día y no pudo volver a conciliar el sueño, sin importar cuántas veces se revolvió en su cama.

Sé una reina que pueda hacerse la pregunta ¿por qué? Si no, serás así.

Si continuaba sin preguntarle a Guido por qué, entonces su ataque hacía ella sería olvidado y finalmente considerado como si no hubiera sucedido en absoluto. Pero el tablero de ajedrez aún permanecería y se cubriría de polvo. Ellos eran ese tipo de personas.

Leti decidió levantarse y salió silenciosamente de su habitación. Conocía la villa como a la palma de su mano. No era una sorpresa que pudiera llegar a la habitación de su destino sin que nadie se diera cuenta. Abrió silenciosamente la puerta y entró a su habitación.

—Gracias por tu arduo trabajo. —fue el inusual saludo de gratitud de Leti hacia su caballero.

Debió haber estado tan cansado que ya no le importó quitarse la chaqueta y cambiarse el uniforme antes de sumergirse en la cama para dormir. Lo más probable es que se le pidiera que ayudara como guardia para la seguridad reforzada como medidas preventivas para el incidente mágico. Y se suponía que ahora era un entrenador de los nuevos caballeros. Cuando llegara la mañana, él estaría despierto y alerta, listo para ser su guardia y Leti ni siquiera escucharía una palabra de queja al respecto.

—Definitivamente es genial ser hombre, tener tanta fuerza. —No duraría más de tres días si hiciera eso. Pensó mientras se sentaba en el borde de la cama de Duke. Mirar a la cara dormida de Duke de alguna manera la calmó.

Luego, Duke abrió lentamente los ojos, porque o bien sintió la mirada irrespetuosa de Leti o sintió la presencia de otra persona en su habitación. O tal vez su sueño simplemente se hizo más superficial.

— ¿Su…Alteza…? —Dijo Duke perplejo.

Duke abrió los ojos y lo primero que vio, fue a su demasiada hermosa ama dentro de su habitación. Aunque no era de su tipo.

Pensó que ella era un sueño. ¿O es esto real?

La idea destruyó toda la somnolencia que sentía y lo obligó a despertarse. — ¿Pasó algo?

Instintivamente, tomó su espada la cual yacía junto a su cama. Pensó que algo grave había sucedido, lo suficiente como para que Leti fuera a su habitación.

Leti se disculpó, sin mirarlo, por despertarlo. —No quise despertarte. No pasó nada. Puedes volver a dormir.

— ¿Nada?

—Sí. Nada. Solo vine por capricho.

Duke miró a Leti de nuevo y esta vez, correctamente. Ella estaba sentada en su cama.

¿Pero qué? ¿Siquiera sabe que también es una dama?

Entró en la habitación de un hombre por la noche y estaba sentada en su cama. Esta, demasiado hermosa, princesa protegida claramente no sabía lo que significaban esas acciones.

Pero esa fue su reacción inicial. Pronto su mente comenzó a funcionar. No, es demasiado indirecto y difícil de entender. Pero su Alteza es…

Leti, en el momento más inesperado, a veces vacilaría por un momento. Duke no sabía qué podía desencadenar eso, ya había dejado de intentar entender. Tal vez, era una parte de ella que nunca le mostraría, sin importar cuánto se ganara su confianza.

Se sentó al lado de Leti y deliberadamente dejó escapar un profundo, profundo suspiro.

—Esta es solo una historia aburrida. —comenzó Duke mientras rememoraba de lo profundo de su mente una versión más joven de su querido amigo. —Si describiera al Príncipe Friedhelm en una palabra durante nuestros días de Academia, sería problema.

Se le hizo seguir todos los caprichos del príncipe, por lo que a veces terminaba harto. Hubo momentos en que sus insignificantes disputas terminaron convirtiéndose en peleas a puñetazos. El tono de Duke sugería que no lo decía en broma. Había verdad en su voz. Leti solo podía responder con una sonrisa irónica ya que sabía completamente lo molesto que podía llegar a ser su hermano mayor.

—No puedo decir que esos son buenos viejos recuerdos. Incluso si lo pienso ahora, esos tiempos fueron realmente un problema. Pero…

Duke recordó esos pocos momentos en que los dos compartieron el mismo sueño para un futuro desconocido. Su juventud les hizo creer que su camino los conducía sólo hacia la luz.

—…Era divertido. —concluyó Duke. Sin ser consciente de que estaba sonriendo.

Es cierto que Friedhelm era un completo problema para él. Los problemas se suponían que no eran divertidos. Pero lo fue con Friedhelm. Nada podría reemplazar esos dos años que pasaron juntos en la Academia de Caballeros.

— ¿A pesar de que no era más que un problema? —Preguntó Leti.

—Sí. A veces me dejaba hasta la coronilla, pero era divertido. Probablemente maduré algunos años gracias al Príncipe Friedhelm. Aprendí que era posible vivir en armonía con alguien con quien creía que nunca me llevaría bien.

Lo dijo indirectamente, pero seguramente, su inteligente ama podría leer entre líneas. Recibiría su mensaje de que comprendía que ella no deseaba hablar particularmente, que simplemente quería estar con alguien y que él permanecería a su lado todo el tiempo que ella lo quisiera ahí.

—Quédate todo el tiempo que quieras. Pero no vayas a la habitación de otro hombre así. ¿Entiendes?

Duke podría ser un caballero comprensivo, pero pensó que debería advertir adecuadamente a Leti sobre esto. Leti, sin embargo, se sorprendió de que él se tomara el trabajo de recordarle algo tan obvio.

—Por supuesto. No iría a la habitación de otro hombre aparte de la tuya.

Esto significaba que Leti no lo veía como un hombre. Pero la respuesta aun así lo hizo feliz. Era muy agradable saber que confiaba tanto en él.

—Duke, ¿recuerdas esa vez cuando me encontré en secreto con el Príncipe Guido?

— ¿Quieres decir esa vez que fuiste sola y sin decírmelo?

—Sí. Cuando me regañaste por eso, te dije que estábamos hablando de algo que nadie más debería saber. Pero era mentira. No prometí reunirme con él. Fui ahí para ver el círculo nuevamente.

Ese fue el momento en que todo comenzó. ¿Por qué estaba Guido ahí? ¿Qué estaba haciendo?

—Cuando volví al sitio del primer círculo, accidentalmente encontré al Príncipe Guido, quien estaba ahí solo, sin ninguno de sus caballeros. ¿Qué piensas al respecto?

—Escuchar eso lo hace ver cada vez más sospechoso, creo yo.

En ese momento, Leti pensó que el objetivo de las maldiciones era la Familia Real. Así que Guido, entonces, era una víctima y no un sospechoso ante sus ojos. Ahora estaba siendo sospechoso debido a un ángulo diferente.

—Si tiene a alguien a quien le gustaría maldecir hasta la muerte, entonces, tal vez, soy yo. Yo le quité la corona.

Se suponía que Duke estaría de acuerdo con esto, pero. —No. No eres tú.

— ¿Por qué? Normalmente tú serías el que saltaría a esta conclusión.

Leti estaba sorprendida por el evidente desacuerdo de Duke sobre su deducción.

—Incluso si él es el que está detrás de todo esto, estoy seguro de que definitivamente no eres su objetivo. Él me dijo que te protegiera con mi vida. Sus ojos se pusieron serios cuando me dijo eso. Él no es alguien que vaya a lastimar a su propia hermana. —proclamó Duke con ojos sinceros y veraces.

Eso alivió a Leti, incluso si era solo por un momento. — ¿Realmente te dijo eso? ¿No lo estás inventando?

— ¿Crees que soy un hombre capaz de inventar espontáneamente una mentira elaborada solo para complacer a una dama?

— ¿Una mentira insensible? Sí, —Leti hizo una pausa y luego continuó amablemente, —espero que lo que él dijo sea cierto. —Lo dijo con una voz tan suave, que sonaba como una jovencita pidiéndole fervientemente un deseo a una estrella.

Leti guardó silencio por un momento y gentilmente se despidió de su caballero.

—Regresaré a mi habitación ahora.

Duke estaba dispuesto a dejarla quedarse hasta el amanecer o durante el tiempo que quisiera, pero Leti se puso de pie y caminó hacia la puerta. Esta vez, su espalda y sus hombros estaban rectos. Sus ojos estaban decididos. Leti rechazó su oferta de escoltarla, pero Duke ignoró su negativa y caminó con ella de regreso a su propia habitación.

—Perdón por molestarte.

—Esto es parte del trabajo.

—No, esto ya no es parte de eso. Simplemente eres amable.

Estaba oscuro, pero la fugaz sonrisa de Leti no escapó de los ojos de Duke.

—Entonces, como disculpa, dejaré que me hagas una pregunta.

En este momento, Leti se sentía como si pudiera responder a cualquier pregunta que le hiciera Duke.

Hubo muchas preguntas que inundaron su mente, pero la primera que apareció fue una pregunta que lo había estado preocupando por mucho tiempo. Pero su orgullo no le permitía preguntarle sobre eso.

—Bueno, dime el nombre de tu segundo caballero, si es que ya has decidido quién será.

Cierto subalterno de la Orden se mostró rápidamente en lo profundo de su mente, un subalterno mucho más fuerte que él.

Hacer la pregunta tomó mucho coraje por parte de Duke. Pero Leti parecía no darse cuenta de eso y simplemente asintió con la cabeza.

—Supongo que estará bien decírtelo. Ya me he propuesto conquistar a mi próximo caballero.

Leti caminó más cerca de Duke y suavemente puso su mano en su hombro. Se puso de puntillas para alcanzar la oreja de Duke. Usó su otra mano para amortiguar su voz.

Era media noche y no había nadie más cerca, pero Leti creó a propósito la atmósfera de tener una “conversación secreta.”

Le susurró a Duke el nombre de su segundo caballero y retrocedió lentamente.

— ¿De verdad? —Fue la pregunta sorprendida de Duke.

—Sí. Buenas noches. —dijo Leti.

Sin duda, esta vez podría dormir tranquilamente. Duke escuchó la calma en su voz y respondió con el mismo saludo, —Buenas noches. —y agregó, —Recuerda tomar un descanso de vez en cuando. Ve a tus paseos de incógnito, juega al ajedrez. Sea lo que sea o donde sea, yo estaré contigo.

— ¿Cómo puede ser eso un descanso si estarás conmigo?

Leti le dio las buenas noches otra vez y cerró su puerta, el sonido resonó en la quietud de la habitación.

—Creo que encontré un poco de mi respuesta para mi tarea. Si vivir en armonía con algo que pensé irreconciliable es posible, entonces seguramente…

Pero por ahora, lo que Leti necesitaba era más información para saber la verdad. Estaba un poco reacia a ir, pero tenía que hacer una visita una vez más esta noche a la Habitación del Rey Caballero para buscar respuestas.

♦ ♦ ♦

Leti una vez más se encontró en la Habitación del Rey Caballero. El Rey León, Alexander y el Rey del Corazón, Roto Ludgar estaban presentes. El Rey de Una Sola Mano, Oswald no se encontraba allí.

El concepto de tiempo no existía en este espacio en particular. Por lo que, la continuación de su visita anterior no existía y no existiría.

— ¡Hey! ¡Reina Leticia!

—Hola, Rey Alexander. Tengo algo que preguntarle.

Leti se sentó a su lado, decidiendo que él sería el mejor informante para preguntar sobre algo del pasado.

— ¿Es posible que las maldiciones funcionen en este mundo donde la magia ya no existe?

— ¿Maldiciones? —inquirió Alexander, inclinando la cabeza hacia un lado.

Leti resumió los eventos que habían sucedido recientemente en su lado de la realidad.

Círculos mágicos, obviamente para una maldición, fueron dibujados varias veces alrededor del Castillo Real. El objetivo no estaba claro, si era ella, la Familia Real en su conjunto o, simplemente otro miembro. Otra información era que de ellos provenían impurezas.

— ¿Quién notó las impurezas? ¿Tú?

—No. El caballero que porta la Espada de la Luz.

—Si la Espada de la Luz lo dice, entonces no hay forma de confundirlo. Ese círculo mágico está funcionando como se supone que debe hacerlo. Probablemente, un libro que contenía información correcta sobre la magia escapó a la quema. Solo pídele a la Espada de la Luz que lo purifique.

Tal como pensó Leti, mientras Astrid, con la Espada de la Luz estuviera ahí, la maldición aún podría controlarse. Pero esta información solo confirmó lo que ella ya sabía.

Alexander continuó su explicación. —Probablemente hubo un libro para contrarrestar esa maldición o para rastrear quién era el hechicero, pero ese libro ya no existe ni en mi tiempo ni en el tuyo. Los elementos mágicos apenas existen en nuestros tiempos.

Los dioses, las fuentes de la magia, habían desaparecido de este mundo. Cuando se fueron, antiguas entidades mágicas como hadas y espíritus de la naturaleza también desaparecieron. Leti y los demás no sabían si se habían escondido o si habían desaparecido por completo y se habían extinguido.

— ¿Sabes de una maldición que deja innumerables huellas negras de manos?

— ¿Es eso una maldición o una broma? Creo que sería lindo si fueran huellas de cachorros, ¿no? —Ludgar contribuyó alegremente.

—No. No eran lindas huellas de patas ni simples huellas de manos humanas. Puedo decir que eran horrendas huellas de manos de una criatura desconocida. —Leti dibujó una imagen de una de las huellas de manos.

— ¿Huellas de manos? Suena más como un hechizo de invocación que de maldición. —dijo Alexander después de contemplar la situación. Agregó burlescamente. —Dime después qué convocó. Lo probaré si sale un dragón.

—Si fuera un dragón, ni siquiera tendría una habitación a la cual regresar.

Leti ya había dibujado y descrito que las huellas de manos eran del tamaño de un niño pequeño. Alexander, sin embargo, dejó volar su imaginación. Los ojos de Ludgar también brillaron al escuchar la palabra “dragón.”

—Y, por último, —continuó, —sé quién realmente eres. —fue el suave susurro de Leti.

Esto no escapó a los oídos de Ludgar y este se sorprendió de las palabras de Leti. — ¡Eh! ¿Qué sabes de mí?

— ¿Hmm? No me refería a ti. —aclaró Leti.

— ¿Entonces yo? Tengo un buen puñado de cosas que podrías saber sobre mí y no puedo adivinar cuál. —dijo Alexander.

—Tampoco se trata de ti.

Leti se estaba cansando de sus respuestas estúpidas cuando una epifanía la golpeó de repente. ¿Qué había dicho Alexander?

— ¿Por qué tendría muchas cosas en que pensar si alguien repentinamente le dice que sabe quién realmente es? Entiendo que tenemos una identidad secreta como la reencarnación del Rey Caballero, pero aparte de eso, ¿qué otros secretos tendrían?

— ¿Tú no tienes uno? Estoy seguro de que todos tienen una o dos cosas que ocultan. Como un hábito repugnante o ser un mujeriego. —Ludgar le lanzó a Alexander una mirada cuando dijo mujeriego. —Quiero decir que estos todavía son parte de lo que eres.

— ¿Alguien te dijo eso? —Alexander le preguntó a Leti.

—Más bien lo escribió. Estaba escrito al lado de cada círculo dibujado.

—Esa es una amenaza interesante. El criminal debe estar eufórico en este momento.

De repente, Leti recordó a Guido con este comentario. Él no estaba para nada eufórico. Parecía más bien preocupado y atormentado.

—Piensa sobre esto. El criminal está mirando cómo la víctima tiembla de miedo e inquietud. Y desde esa distancia segura, disfruta de todo lo que le está sucediendo a su víctima. Oye viejo, apuesto a que has intentado hacer eso, ¿verdad?

—Bueno, le dije algo parecido antes a uno de mis súbditos que elegí al azar. Cualquiera que esté ocultando algo o que sepa algo, comenzaría a actuar de manera diferente y ver sus reacciones, es oro puro.

Entonces el criminal estaría en éxtasis. Y cualquiera que supiera algo se encontraría mal.

Puede que haya estado observando esto de la manera incorrecta.

Ahora que había una perspectiva diferente, Leti se devolvió en sus pensamientos.

¿Qué pasaba si Guido no era el que “maldecía” sino el que estaba “maldito”?

Sé quién realmente eres.

Guido podría tener un secreto, así que estas palabras lo afectaron mucho. Esto podría explicar por qué iba tan lejos para investigar sobre los círculos mágicos. Era por eso que comenzó a actuar “sospechosamente,” cancelando su compromiso y atacando a Leti.

Debería calmarme primero y pensar en esto desde el principio.

Leti se despidió de los otros reyes y volvió a su realidad.

♦ ♦ ♦

Leti despertó y se levantó de la cama. Se sentó frente a la mesa de ajedrez y miró fijamente las piezas mientras contemplaba ciertas cosas.

—Si el Príncipe Guido es el único siendo maldecido, entonces es natural que Astrid sintiera esas impurezas.

Así que la primera pregunta a responder era ¿quién es el que lo maldijo? La segunda era ¿por qué? Y, por último, ¿a qué se refiere quién realmente eres?

El rompecabezas todavía tenía muchas piezas faltantes y Leti no tenía idea de en dónde debería empezar a buscarlas. No sabía quién era el criminal, basada en las palabras de Alexander, el perpetrador debería estar en las nubes ahora mismo, ya que la maldición estaba dando resultados.

—Un callejón sin salida. Tal vez debería tomar mi descanso mensual tal como lo sugirió Duke.

Luego recordó otro caso en el que escuchó algo sobre un hábito mensual.

Sí, Cornelia había mencionado algo que hacía todos los meses… Que ella y Guido visitaban a su madre enferma cuando se trasladó a la casa de descanso.

Leti se levantó al darse cuenta.

—Eso es extraño. Mi hermano Guido me dijo en la fiesta de té de hace tres meses que la última vez que visitó a su madre fue hace cuatro meses. Eso contradice la declaración de Cornelia de que ambos la visitaban todos los meses.

Había descartado fácilmente esta información antes, pero ahora, podría ser una parte importante del rompecabezas.

— ¿Por qué mi hermano mintió sobre eso?

La respuesta más simple era porque no quería que nadie más supiera que se estaba reuniendo con su madre. Entonces, ¿por qué? Era natural que un hijo visitara a su madre enferma. ¿Por qué lo escondería?

Probablemente algo había sucedido entre Sofía y Guido.

— ¿Podría el “cuida de Guido” de la Reina Sofía significar algo más?

Sofía dejó a Guido bajo el cuidado de Leti y le dijo esto repetidas veces. En ese entonces, pensaba que Sofía estaba pidiendo su cooperación para cuando Guido se convirtiera en rey. Pero podría haber estado queriendo decir algo más. También podría ser solo su preocupación maternal. O tal vez, ya había notado que Guido actuaba extraño desde antes y quería pedirle a Leti que lo cuidara cuando ella muriera.

—Espera. Ella me estuvo diciendo esto por mucho tiempo…

Sofía le había dicho a Leti estas palabras desde que era una niña. El secreto de Guido podría no ser reciente. Podría ser algo que se había ocultado desde hace mucho tiempo y esta era la respuesta a la tercera pregunta, ¿qué significaba quién realmente eres?

Pero, hay cosas que ella debería saber de antemano… lo sé. Yo lo querría, fueron las palabras de Oswald durante su visita anterior a la Habitación del Rey Caballero. Leti negó con la cabeza en desacuerdo al recordar esto.

—No, Rey Oswald. Tú no querías saber el futuro. Querías saber en qué estaba pensando tu primo.

¿Por qué traicionó a su propio reino? ¿Por qué te traicionó? Estas son las preguntas que plagan tu mente. Y la mía también. Yo no quiero saber sobre el pasado ni el futuro.

—Quiero saber el presente. ¿Qué está pasando con mi hermano Guido justo ahora?

¿Qué estaba tratando de ocultar, que incluso mintió sobre sus visitas a Sofía?

Leti podría haber estado equivocada. Tal vez, Eleonor no era la persona perfecta para intervenir. Tal vez debería haber sido ella.

La noche en que Duke vislumbró los sentimientos de Leti, pasó.

Leti caminó hacia la torre del Observatorio en la azotea del dormitorio de la Orden. Duke la seguía desde atrás. Leti estaba mirando hacia abajo a los nuevos caballeros haciendo su mejor esfuerzo durante su entrenamiento matutino. Parecía estar disfrutando de la vista.

— ¿Encontraste a alguien digno de ser tu Tercero?

—Sí, nadie más que el comandante Johannes. —Leti señaló con el dedo a Johannes quien estaba observando el entrenamiento.

—Deja de pedir por lo imposible. Me refería a los nuevos.

—Todos tienen potencial. Pero todavía son jóvenes. —Dijo Leti mientras evitaba que su cabello fuera arrastrado por el viento. Miró hacia el cielo y continuó. —Esta es una gran vista, ¿no es así?

Ella se detuvo y contempló la hermosa vista.

—Y así, al final, lo único que puedo hacer es mantenerme en la cima. Si tuviera que elegir entre ser una hermana y ser una reina, elegiría lo último. Soy esa clase de mujer.

Leti deseaba ser una verdadera reina, una verdadera soberana, erguida y recta frente a su gente, llevando a su reino hacia el camino correcto sin vacilar en el camino.

— ¿No es eso lo suficientemente bueno?

— ¿De verdad? Pensé que ibas a decir que no soy en lo más mínimo adorable.

—Me convertí en tu caballero porque eres así. Estás bien tal como eres.

Leti, sorprendida por su respuesta, se giró y miró a Duke. Y algo raro sucedió. Una sonrisa genuina rozó sus labios.

—Grandes palabras para alguien tan presuntuoso.

Duke probablemente no tenía idea de cuánto esas palabras reforzaron la resolución de Leti.

—Vine, aquí hoy, para fortalecer mi resolución como reina. A partir de ahora, iré y descubriré la verdad con mis propias manos. Puede que sea algo de lo que me arrepienta saber como la Princesa Restante, pero estoy segura de que será algo que agradeceré saber como una Reina. Duke, quédate conmigo por un rato, ¿lo harías?

♥ ❤ ♥

               

6 respuestas a “Princesa Restante – Tomo II – Capítulo III: Ataque a la descubierta”

  1. Hmmm realmente me gustaría que lo relacionado con su hermano acabara en buenos términos como con Astrid, ya que se puede apreciar que ambos la quieren mucho, bueno, sea cual sea el final no puedo hacer mucho .~.

  2. Yo realmente me gusta mucho a todos los hermanos de Leti. Ellos actúen como hermanos, en el sneido que en el fondo ellos no se odien.

    Me gusta principalmente el León, no sé explicar mi pasión por el niño. Empiezo a sonreír en las partes que aparece.

    “No sé si todos se dieron cuenta, pero Guido habló con Luke lo mismo que Leon a él (Luke).” Usted sólo la conhce a pocos meses no cree que sabe todo sobre mi hermana ”
    Prueba que Guido y Leon son parecidos.

    Es muy tierno la memoria del Guido, Leti y Friedhelm niños. El Guido recuerda la promesa que hizo a su hermano mayor de arreglar una manera de que todos puedan ser hermanos normales.No sé cuál es el secreto que Guido está ocultando, pero alguien salve él. Tienen alguien muy mal a él.

    Yo salgo de ese capítulo con un poco de rabia de Friedhelm, por no tratar de comprender a los yo hermanito. Comprendo que tiene conflicto entre las familias más él, debía buscar la verdad de que su hermano fuera extraño.

    Me sentía muy triste cuando Lety dijo que sabía que cuando era reina sus hermanos no estarían allí. Me lo saben mucho. Le dijo que tenía que arreglar una manera de que ellos vivir, por qué no fue por qué no buscar a ningún caballero hasta anuciado. como heredera porque querían protegerlos?

  3. El misterio se intensifica al igual que la revolución de Leticia!!!!!!!!!! XD
    Veamos como va a trabajar nuestra princesa restante y los próximos caballeros (y denme a Astrid ya su título DX)

    1. Estoy seguro de que Astrid va a convertirse en un caballero Leti queriendo o no.
      Aunque sea el último que va a ser.Por lo que debe probar que merece (para nosotros nos ha probado).Lamentablemente Leti no comparte nuestra opinión.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido