Príncipe Cautivador – Capítulo 64: El pasado del Emperador Shang

Traducido por Akatsuki

Editado por Sakuya


Todo estaba en silencio dentro de la habitación del Palacio Kunning.

El Emperador Shang simplemente pensó que su hija ya debió de haberse quedado dormida.

— ¿Por qué debería odiarte? —Preguntó Shang Wu Xin en respuesta.

Ella yacía en la suave cama con los ojos cerrados. Su voz era tan débil que hizo que el Emperador Shang, su padre, no pudiera evitar sentir dolor en su corazón. — ¿Debería odiarte por protegerme y dejarme sola? O debería odiarte por menospreciarme, aunque he sido consciente de que solo querías desviar la atención de esos tipos malos. ¿Se supone que debería odiarte por enviar a tu gente a protegerme?

En realidad, ella sabía que su padre no escatimó en protegerla. Si no, ¿cómo podría ella vivir hasta esta edad si su padre no la quisiera? Aunque era cierto que el Jefe Hai desempeñaba un papel importante para su protección, sería fácil para el Emperador negarle el aprendizaje de las artes marciales y demás. Más importante aún, los demás príncipes habían intentado matarla en varias ocasiones. Sin embargo, ella siempre encontraba la manera de escapar. ¿Podría una persona débil como ella, ser muy afortunada para sobrevivir? Por supuesto que no, fue el Emperador que la protegía en secreto.

Además, cuando ella despertó por primera vez en este mundo, pudo sentir que había personas a su alrededor siguiéndola, pero estás no contenían malas intenciones. ¿A quién más podría importarle aparte del Jefe Hai? Solo una persona seria la indicada, su padre.

Cuando lo conoció por primera vez, pudo ver que él se preocupaba más por su hija, aunque fingía ser frío. Aunque ella no tenía las cosas claras, sabía que su padre realmente la amaba, lo que la hacía sentirse tranquila. Después de todo, sería muy difícil luchar contra un Emperador.

— ¿Lo sabías? —Preguntó el Emperador sorprendido.

—Hmm. —Respondió Shang Wu Xin.

Observando a su hija con una mirada compleja, cerró los ojos y habló lentamente: —Conocí a tu madre en la ciudad. Me encontraba paseando con los guardias cuando vi a una chica llamada Qiu’er, ella era tan hermosa y serena, que ignoré mi posición como Emperador y escape del palacio tantas veces solo por verla. Aunque era fría conmigo, me sentía feliz de verla. Fue en ese otoño que supe el verdadero significado de enamorarse a primera vista. —El Emperador Shang contó lentamente su historia con ojos llenos de afecto. —Al final, Qiu’er me aceptó y le dije quién era en realidad. Sabía que tu madre era el tipo de mujer que le gustaba vivir una vida libre, así que le prometí que solo la amaría a ella. Si hubiera sabido que encontraría el amor en esta vida, la hubiese estado esperando en silencio. ¡Cómo pude tener tantas concubinas e hijos! ¡Todo fue mi culpa y sentí pena por Qiu’er!

Por lo que escuchó, Shang Wu Xin supo qué sucedió realmente y las consecuencias que ocurrieron.

El actual Emperador no era el Príncipe más poderoso del anterior imperio y no tenía deseos de convertirse en tal.

Inesperadamente, él ascendió al trono ya que alguien quiso convertirlo en un emperador títere. Él se había mantenido luchando durante tantos años antes de conocer a su Emperatriz. Cuando se enamoró, tomó la firme decisión de crear un ambiente simple y seguro para ella, la Emperatriz Qiu. Tomando muchas medidas, se enfrentó a estos villanos.

Sin embargo, todavía había personas que criticaban a la Emperatriz Qiu por su posición, ya que ella no tenía antecedentes poderosos. Más importante aún, ella no se había embarazado desde que se mudó al Palacio Kunning. Él no estaba preocupado en absoluto, porque ya tenía hijos e hijas, pero no podía controlar a toda la corte imperial. Entonces, ella fue gravemente envenenada y él mandó a buscar a todos los médicos para salvarla. Finalmente sobrevivió, pero se debilitó demasiado.

Después de ello, todos los oficiales empezaron a enviarle memos instando a que la Emperatriz Qiu fuera retirada del palacio si no llegaba a tener un hijo. Él se enfureció tanto que los mató, pero descubrió que sus intentos fueron en vano. Afortunadamente, ella llegó a embarazarse y él empezó a tener mucho más cuidado desde entonces. Después de todo, ella se volvió débil físicamente y él era realmente leal a su amor por ella. Desde que se casaron e incluso después de que la Emperatriz Qiu falleció, él no tocó a nadie más. Por eso, Shang Wu Xin se volvió su último descendiente.

Todos prestaban mucha atención a las concubinas. Sin embargo, la Emperatriz Qiu no dio a luz a un Príncipe sino a una Princesa. Aunque era una niña, ellos la amaban, más o menos. Para su sorpresa, el género de su bebé causó muchos problemas. Entonces, dio la orden de matar a todos los testigos que vieron nacer a su pequeña princesa para luego anunciar que la Emperatriz Qiu dio a luz a un Príncipe. Por eso Shang Wu Xin se convirtió en Príncipe y Heredero del Estado Shang.

Cuando la Emperatriz Qiu falleció, el Emperador Shang descubrió que cuanto más amaba a su hija, más lastimada resultaba ella. Había perdido a la mujer que amaba y no podría soportar el dolor si perdía también a su hija. Fue entonces que decidió separarse de su hija y la mandó a vivir en una mansión. Él sabía que su sirviente Hai le era leal por lo que le ordenó que cuidara de su hija.

Poco a poco, su hija creció y él descubrió que no solo era débil físicamente sino también tenía un carácter débil. Él realmente se arrepentía y sentía lástima, ya que ella no estaba a la altura de sus expectativas e hizo todo lo posible para hallar una solución que le permitiese sobrevivir incluso después de que él muriese. Nunca pensó en heredar el trono a su hija, no por su género sino por su habilidad. No había duda de que para ser un Emperador tenía que ser capaz de administrar un imperio por completo.

No obstante, cambió de idea después de que su hija regresó del bosque. Ella parecía haber estado ocultando su habilidad por mucho tiempo, lo que lo hizo sentir dolido pero orgulloso. Él quería descubrir la verdadera habilidad de su hija así que guardó silencio. Si no lograba ser lo suficientemente buena, él arreglaría las cosas para que ella pudiese vivir una vida pacífica.

Poco después, el problema en la ciudad de Feng Zhou trajo consigo una luz de esperanza al Emperador Shang, él se dio cuenta totalmente de que su hija era muy inteligente y hábil, lo que lo alentó a poner a su hija en el poder, a pesar de que aún era solo una niña.

—No protegí bien a tu madre, así que no quiero escatimar esfuerzos en protegerte. —Dijo el Emperador acercándose a su hija que mantenía los ojos cerrados, y estirando su mano para acariciarla dijo —Hija mía, te prometo que te protegeré.

El Emperador Shang se había cansado un poco ya que hablo mucho. Y su hija, su pequeña princesa, estaba recostada sobre la cama. Si ella se hubiese dormido mientras le hablaba, él habría estado hablando con el aire por mucho tiempo.

Acariciando la mano de su hija, que estaba escondida en su vientre, pudo sentir su rigidez y el rechazo hacia él, lo que hizo que sintiera muchos sentimientos en su corazón. Él sabía que realmente le debía mucho a su hija ya que no la cuido como se debía. Se suponía que ella tenía que disfrutar de su vida como una niña en lugar de asumir la responsabilidad como un Príncipe.

Todo era su culpa.

—Xin’er, sé que puedes hacer lo quieras. Así que nunca interrumpiré con tus métodos. —Al terminar de hablar se puso de pie, se dio la vuelta y estaba a punto de irse.

Él no permitiría que su hija hiciera lo quisiera si no era capaz de controlarlo. Pero ahora podía tranquilizarse ya que su hija era una persona muy capaz.

— ¿Qué sucedería si quisiera matar a mis hermanos y hermanas? —Preguntó Shang Wu Xin en un tono extraño mientras las comisuras de sus labios se curvaban.

Ella no rechazó a su padre, pero tenía claro que esos príncipes y princesas eran sus hijos. Puede que él no muestre afecto a sus concubinas, pero eso no significaba que no le importen sus propios hijos. Ella comprendió que su padre la amaba como a su madre. ¿Pero podía permitir que ella tomase algunas medidas crueles?

Las personas siempre decían que la reputación de un General se basaba en la cantidad de sacrificios que hacían sus soldados. Ella nunca pensó que era una niña buena, así que tenía que matar si quería sobrevivir, eso incluía a sus hermanos y hermanas.

Al escuchar esta pregunta el Emperador Shang, su padre, tembló un poco y se detuvo. Dando la espalda a su hija para que no viese la tristeza ni las lágrimas en su rostro, dijo: —Sé el precio de sobrevivir. ¡Tú eres mi única hija!

Al terminar esas palabras, se retiró del palacio. A pesar de que no le gustaban esos niños, aún era su padre, y como tal, sería muy doloroso si los perdiera.

El actual Emperador no era aquel joven amable que llegó al poder. Él pasó por tantas dificultades y mató a tantas personas, que se acostumbró al olor de la sangre. Sabía muy bien lo que representaba ser un Emperador. Si su hija hubiese sido una persona amable y perdonará a cada persona que intentó lastimarla, ella definitivamente perdería la vida algún día. Él podía perder a cualquier persona, pero su hija a la que más amaba no sería una de ellas. Todos mostraban parcialidad por alguien especial, y era lo mismo con él. Sería mejor si ellos fueran lo suficientemente inteligentes y estuvieran dispuestos a ser solamente Príncipes toda su vida. De otra manera…

Al escuchar su respuesta, la sonrisa en los labios de Shang Wu Xin se hizo más cálida. Si la respuesta de su padre no hubiese sido tan satisfactoria como ahora, no sólo mantendría su objetivo, sino que también se mantendría alejada de él.

Shang Wu Xin nunca esperó que las personas a su alrededor fueran amables o sensatas. Simplemente necesitaba que estuviesen a su lado todo el tiempo, sin importar cuán cruel fuese. Incluso cuando se convirtiera en un demonio, al cual las personas deseaban ver morir.

Ahora, al ser resuelto un problema que albergaba en su corazón. Shang Wu Xin se durmió gradualmente pero nunca esperó a que la primera persona que viera al despertar fuera al dueño de aquellos ojos.

Tan pronto como abrió los ojos, ella se quedó en blanco al ver a Huan Mo Che observándola de pie frente a ella.

Sus ojos eran muy similares a aquellos que le trajeron calor, pero que luego la empujaron al infierno.

De repente, ella se levantó y tiró de Huan Mo Che hacia la cama para luego colocarse encima de él.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido