Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 48: La batalla defensiva en el Fuerte Jugfena (6)

Traducido por Herijo

Editado por Bonnie Lee


Los miembros de la exhausta tribu Shiru eran alrededor de 100, y cada uno de ellos estaba haciendo su mejor esfuerzo para ir lo más rápido posible a pesar del estado en el que se encontraban. Aquellos que ya no podían mantener el paso, cambiaban lugar con los que iban a caballo, se prestaban el hombro uno al otro como apoyo y, con el tercer pelotón de caballería liderando, nos apresuramos de vuelta al fuerte Jugfena.

Como el camino era cuesta arriba, las personas estaban llegando a su límite. Pero, aun así, no podíamos permitirnos disminuir el paso, porque se podía escuchar el sonido de la batalla justo detrás de nosotros, obligándonos a seguir.

Al voltear a ver, pude observar a las fuerzas del fuerte Jugfena peleando con el ejército de Densel. Ya que se encontraban a una altura menor que nosotros, el entorno se podía observar claramente. Las fuerzas de Densel habían atacado de una dirección inesperada, por lo que la situación de los dos ejércitos se encontraba invertidas. La armada de Densel se encontraba en medio del Fuerte Jugfena y nuestro ejército, llegando bajo una lluvia de flechas, mientras que nuestras fuerzas se encontraban entre la armada de Densel y las tiendas de campaña que se habían prendido en fuego. Con ambos ejércitos atrapados entre la espada y la pared, sin tener lugar para huir, parecía que se convertiría en una escena de carnicería brutal.

No podía evitar entrecerrar los ojos tratando de obtener una mejor vista del campo de batalla. A pesar de que estaba bastante alejado y sería casi imposible encontrar a alguien en específico, trate de encontrar a ese alguien.

—¡Ya casi llegamos, no se den por vencidos!

De pronto uno de los soldados que había permanecido en silencio, gritó unas palabras de aliento a la tribu Shiru. A pesar de que estaba hablando en el lenguaje de Arxia en lugar del de Artolan, de alguna forma el significado pareció transmitirse, y la tribu Shiru parecía aliviada. Probablemente porque los enemigos no habían sido capaces de alcanzarnos y nadie había dicho nada hasta ahora, lo que les dio cierto sentido de tranquilidad.

—Solo un poco más hasta el fuerte, y luego podrán descansar.

Llame a un niño que apenas se mantenía, mientras le daba unas palmadas en sus hombros para motivarlo. Estaba montando uno de los caballos y era más joven que yo. A pesar de que nací como una noble, lamentablemente me he acostumbrado al paso de marcha de la armada.

Puesto que nos dirigíamos al noreste el clima era cada vez más frío, debido a que nos acercabamos a las montañas Amon Nor. Estaba bastante oscuro a causa de las nubes que cubrían todo el año a las montañas, dando una atmósfera misteriosa. A pesar de eso, la tribu Shiru fue capaz de aumentar su paso de alguna forma.

Finalmente llegamos a la cueva a un lado de las montañas. Sin dudarlo ni un poco, los caballeros se dirigieron directamente dentro de ella. La tribu Shiru y la armada Kaldia fueron detrás.

Estaba oscuro dentro de la cueva y el aire era sofocante debido a que era verano. Todavía era algo frío y se encontraba en completo silencio. Ya que varios caballeros estaban iluminando un poco el camino, al menos éramos capaces de ver por dónde nos dirigíamos. Las luces que estaban usando probablemente eran piedras luminosas creadas de las escamas de las polillas de fuego. Eran pocas y raras y su efectividad era más o menos la misma que la de las polillas como tal, después de viajar por un rato los caballeros se detuvieron en frente de una puerta de piedra.

—Vizcondesa Kaldia, hemos llegado al fuerte Jugfena.

Una expresión feliz apareció en el caballero que caminaba frente a mí, su alivio era bastante notorio.

—Esperen un momento, ¿no hay guardias del otro lado?

La expresión de alivio desapareció de manera instantánea cuando otro de los caballeros alzó su voz.

—Probablemente se deba a que nos encontramos en tiempos de guerra. Todo el mundo es confinado para prevenir desertores, después de todo, es bastante sencillo cruzar la frontera.

—Con qué existe ese tipo de situación…

Estaba escuchando la conversación de los caballeros, pero no me encontraba convencida de que esa fuera una buena razón para dejar la puerta sin guardias. Puesto que el pasaje secreto conduce directamente al interior del fuerte, es un lugar demasiado importante como para no deja ni a un solo guardia.

Con un mal presentimiento, hablé con los dos guardias que se encontraban teniendo este intercambio.

—Algún incidente debió ocurrir. Pienso que seria bueno si vamos a investigar antes de hacer que la tribu Shiru entre al fuerte.

Los guardias intercambiaron miradas y asintieron en acuerdo con lo que dije.

—Entonces hagamos que la tribu descanse un rato aquí. Sólo por si acaso la mitad del tercer pelotón de caballería y la mitad de la armada de Kaldia deberían permanecer con ellos para resguardarlos. El resto iremos a investigar el interior del fuerte.

—Entendido.

—Vizcondesa, ¿le importaría acompañarnos al interior del fuerte? No hay garantía de que el ejército de Densel no descubrirá esta cueva y nos perseguirá. Si eso ocurre se volvería bastante caótico con la tribu Shiru aquí. Tenemos la responsabilidad de protegerla de los soldados enemigos, pero eso sería difícil si hay un caos a nuestro alrededor.

El caballero tenía una expresión seria en su rostro, lo mire directamente a los ojos, pero ni así cambió su expresión, no tuve más opción que ceder.

Asentí en acuerdo, y sin siquiera relajar su expresión, el caballero comenzó la tarea de dividir al personal en los grupos de los que irían al fuerte y los que no.

Dejé escapar mi aliento, y relajé mi cuerpo. Tenía a Gunther dividiendo nuestra armada en dos y le dije que nos dirigiríamos al fuerte para medir la situación mientras la tribu tomaba un descanso.

—Bien, si todo está listo, partamos.

Uno de los caballeros alzó su voz, y todos los seleccionados para ingresar al fuerte se alinearon frente a la entrada. Tomó la fuerza de varias personas para abrir la pesada puerta de piedra. Se movió causando sonidos de crujidos y un cálido viento que sopló hacia donde estábamos.

Incluso después de abrir la puerta permanecimos en la oscuridad. Mientras estaba resguardada por Gunther junto a otros tres caballeros asignados a mi seguridad, entré al Fuerte.

Llegamos a una gran sala en la parte norte del fuerte. Salimos de lo que parecía ser un altar, cubierto por un tapiz adornado con el escudo nacional de Arxia.

—Es demasiado silencioso…

Aparte de los sonidos de nuestras respiraciones, no había ningún otro. Pude claramente escuchar a alguien de nuestro lado pasar su saliva, después de eso el silencio volvió a reinar.

—Subamos las escaleras. El escuadrón de arqueros debería estar ahí.

El caballero liderando dijo eso y comenzamos a ir escaleras arriba hacia el edificio de los nobles.

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