Secretaria del Vicepresidente – Capítulo 27: Algo que falta

Traducido por Kiara

Editado por Sakuya


¡No!

Seowon se despertó de golpe.

Había soñado con Kang-joon cayendo inerte al suelo después de recibir un disparo de Q.

Esto es…

Miró a su alrededor y de repente se dio cuenta de que estaba en una ambulancia con un goteo en el brazo.

—¿Está despierta, señorita?

Seowon se volvió hacia el paramédico. De repente recordó el secuestro.

—¿Cómo se siente? ¿Tiene algún mareo, dolor o náuseas?

—Yo … —trató de hablar, pero descubrió que tenía la garganta seca—, estoy bien.

En el momento en que Kang-joon se arrojó sobre ella, sintió que se quedaba sin aire por el miedo a que le hubieran disparado. Seowon levantó las manos para frotarse la cara cuando se dio cuenta de que estaban ensangrentadas.

—¿Eh? —Ella revisó su cuerpo; había manchas de sangre en su camisa, pero no era de ella.

¿Sucedió cuando le dispararon a Q? Buscó en sus recuerdos y de repente se puso blanca.

Se volvió hacia el paramédico.

—El hombre que estaba conmigo, recibió un golpe en la cabeza. Estaba oscuro, así que no me di cuenta, tuvo un ataque de pánico, y luego la sangre se hizo evidente…

—He comprobado su herida antes de salir, necesitará un médico, pero está bien —respondió el paramédico.

—¿Está seguro de que está bien? Había mucha sangre.

—Sí.

—Estaba tan asustada —suspiró Seowon de alivio ante su respuesta.

Eso es bueno. Me alegro de que esté bien.

Cuando entraron a la ciudad.

—¿Podrías parar esto? Me bajaré ahora.

—¿Qué? Tienes que ir al hospital para un chequeo.

—No estoy herida y puedo ir sola. Por favor, déjame en un lugar cercano —dijo ella con fuerza.

Los paramédicos intercambiaron una mirada. El que estaba tratándola, le quitó la aguja del brazo.

—Si se siente incómoda o tiene algún síntoma extraño, debe ir al hospital de inmediato. También podría haber un trauma psicológico.

—Lo haré.

La dejaron. Después de ver a la ambulancia alejarse en la distancia, llamó a un taxi.

♦ ♦ ♦

Kang-joon había sido enviado a la sala de emergencias para ser examinado adecuadamente, pero tuvo que ser enviado a cirugía; su herida en la cabeza era más grave de lo que se sospechaba originalmente.

Cuando Park Sung-chul llegó y lo vio aún inconsciente, estaba angustiado.

—¡Vicepresidente…!

El nuevo secretario, Sung Jung-ho, que había estado vigilando en la habitación, se levantó.

—¿Qué pasó? —le preguntó al joven.

—Lo siento, señor Park, debería haber estado más alerta —Sung Jung-ho se inclinó profundamente.

—¿Qué pasó?

—Durante el secuestro, recibió un golpe en la cabeza. Cuando se revisó la herida en el sitio estaba bien, pero al llegar al hospital, cuando los médicos lo examinaron, decidieron que tenían que suturar la herida cuanto antes. Los médicos dicen que debería estar bien siempre que se lo tome con calma durante un tiempo.

—¿Entonces estará bien?

—Sí, señor.

Park Sung-chul exhaló un suspiro de alivio y se sentó.

—Lo siento, señor Park.

—No, no hay necesidad de disculparse. No había forma de saber que eso pasaría, incluso si hubiera estado en tu lugar, pero esto podría suceder en cualquier momento, así que asegúrese de estar alerta a partir de ahora.

—¡Sí señor!

—Y tenga cuidado de que esto no se filtre a la prensa —dijo Park Sung-chul mirando a Kang-joon que yacía inmóvil en su cama de hospital.

Los ojos de Kang-joon se abrieron.

—¡Vicepresidente! ¡¿Estás despierto?! —Park Sung-chul corrió hacia la cama seguida por Sung Jung-ho.

—¿Señor Park…?

—Sí, vicepresidente.

—¿Ha sido dada de alta? —preguntó con un gemido.

—¿Qué? ¿De quién estás hablando? —preguntó el señor Park.

El Sr. Sung recuperó rápidamente su teléfono, —lo averiguaré —, se apresuró a salir de la habitación.

—Vicepresidente, ¿a quién se refiere? —preguntó el señor Park.

Kang-joon no respondió, sino que preguntó.

—¿Qué hora es ahora?

—Son las ocho de la mañana del día once señor.

—¿Once? —Kang-joon frunció el ceño.

Había pasado un día entero.

La puerta de la habitación se abrió y Sung Jung-go regresó.

—Vicepresidente, me dijeron que se negó a que la llevaran a la sala de emergencias y se bajó de la ambulancia en el camino hacia aquí.

Kang-joon se levantó de la cama con aire molesto. Park Sung-chul se puso nervioso y trató de disuadirlo.

—Vicepresidente, dijeron que debe mantenerse relajado.

Pero Kang-joon apartó su mano y miró a Jung-ho.

—¿Qué dijiste?

—Se bajó de la ambulancia en el camino.

La expresión bajo cero de Kang-joon puso nervioso a Sung Jung-ho.

—Complete los procedimientos de alta de inmediato —dijo Kang-joon a Park Sung-chul.

—No, acabas de despertar. No puede ser dado de alta.

Entró una enfermera.

—Estás despierto. Llamaré al médico de inmediato —indicó la mujer.

Pero Kang-joon la detuvo.

—Necesito que me den de alta ahora. Quíteme esto, por favor —dijo indicando los cables de goteo y monitoreo.

—¿Qué? ¿Ahora? —exclamó la enfermera.

Mientras la enfermera dudaba, Kang-joon dijo—: Asumiré toda la responsabilidad.

—Entiendo.

Tan pronto como estuvo libre del equipo del hospital, Kang-joon saltó de su cama.

—Vicepresidente, esto no es prudente. Si me deja saber de quién se trata, la buscaré por usted.

—No. Lo haré por mi cuenta.

Kang-joon se vistió rápidamente y agarró su abrigo mientras salía de la habitación. Park Sung-chul y Sung Jung-ho corrieron tras él.

♦ ♦ ♦

En cuanto llegó al hotel Kang-joon irrumpió en la suite de Seowon. Todos los signos de su presencia habían desaparecido.

Ella no está aquí…

Había estado esperando que ella lo estuviera esperando, pero su rostro estaba lleno de una fría decepción por no estar ahí.

En la mesa de la entrada había un sobre, algo de dinero y el joyero.

Acepte esto para cubrir mi estadía. Lo siento mucho, Kang-joon.

Kang-joon apretó la mandíbula mientras leía la nota.

—¿Cuándo dejó esta nota? —preguntó a uno de los encargados.

—El día del secuestro. También se sentó en las escaleras todo el día esperando hasta que llegaras.

Cuando ocurrió el incidente, y los guardias de seguridad y guardaespaldas salieron del edificio disparando contra la furgoneta fuera de control, causó un gran revuelo entre los invitados.

Afortunadamente, el vicepresidente fue rescatado a salvo, pero el personal había estado nervioso por sus posibilidades. Que tal cosa le sucediera al futuro presidente de la empresa justo en frente del hotel, si no hubiera regresado sano y salvo, el personal habría sido considerado responsable.

—¿Ha vuelto?

—Sí. Su equipaje se había quedado en la entrada, así que lo guardamos. Vino a recogerlo a la mañana siguiente.

Su ceño se profundizó.

—Quiero ver las imágenes de la cámara de seguridad.

—Sí señor.

El jefe de seguridad lo llevó a la oficina para mostrarle las imágenes de la mañana que ella había regresado. Seowon había llegado en taxi, recogió su equipaje y regresó al coche que la esperaba.

Kang-joon estudió la grabación con atención.

—Repitelo.

Vio la grabación varias veces.

Ella había hablado con la recepcionista que se sorprendió al verla. Rápidamente le entregaron a Seowon sus pertenencias. Sacó el baúl hasta la entrada y se sentó en las escaleras a llorar. Después de unos minutos, se secó la cara, se levantó y subió a la cabina.

—¿Está llorando? —se preguntó Park Sung-chul de pie detrás de Kang-joon, pero realmente le parecía familiar.

—Está persona… siento que la conozco —dijo el señor Park.

—Ya he visto suficiente —dijo Kang-joon ignorando el comentario.

Cuando salieron de la oficina y entraron en el ascensor el rostro de Kang-joon estaba sombrío.

Con tal expresión, Sung-chul apenas podía decirle que tenía que regresar al hospital.

—Señor Park.

—Sí, vicepresidente —respondió a su llamado de inmediato.

—Habla con inmigración y busca a una mujer llamada Han Seowon.

—Si no le importa que le pregunte, ¿es ella la mujer de la grabación?

—Sí. Obtenga una copia impresa de su foto en caso de que no la encuentre por su nombre.

—Sí señor.

Él no la conocía; era la primera vez que escuchaba ese nombre. Si el nombre no estaba en sus datos, debe ser un extraño. Sin embargo, esa hermosa dama realmente le resultaba familiar.

Pero Sung-chul se dio cuenta de repente, era la primera vez que el nombre de una mujer aparecía en los labios de Lee Kang-joon. Habían sido secuestrados juntos y tan pronto como se despertó de la cirugía, había insistido en encontrarla.

—Enviaré a un médico para que venga a verte. Por favor, descanse. —dijo Park Sung-chul cuando las puertas del ascensor se abrieron.

—Asegúrate de encontrarla.

—Lo haré, señor —el señor Park se inclinó profundamente cuando Kang-joon salió del ascensor.

Regresó a la habitación en la que se había quedado Seowon y se acostó en la cama. Se sentía mareado y su estómago estaba agitado, probablemente debido a la anestesia general. Quizás levantarse demasiado pronto había sido demasiado para su cuerpo.

Con dolor, cerró los ojos y respiró hondo.

Lo siento.

Le vino el recuerdo de Seowon disculpándose. Podía verla, mientras la oscuridad se acercaba, persiguiéndola y siendo secuestrada con él. Abrazándolo en la oscuridad durante tanto tiempo.

—Seowon, ese es su nombre… —murmuró, exhalando de dolor.

Cuando se enteró de que Han Do-won había sido una mujer, se sintió profundamente traicionado.

Sintió que toda la preocupación de esa época en que pensó que era un hombre había sido en vano. Estaba tan enojado y herido porque la persona de la que se había enamorado dos veces lo había engañado. Dos veces, pero en el momento en que fueron secuestrados, se dio cuenta de que no podía odiarla.

El hecho de que ella hubiera estado en tal situación con él, le había dolido. Estaba lleno de tanta furia, pero tuvo que ocultarlo, solo pensó en ponerla a salvo, sin importar qué.

La idea de que ella muriera frente a sus ojos envió un escalofrío a través de su cuerpo como si toda la sangre de su vida hubiera sido drenada.

En ese momento, se dio cuenta de que la amaba.

A pesar de todo, amaba a esta mujer más que a sí mismo. Ya fuera Do-won, Chloe o Seowon. Le daba igual. No importaba quién era ella, quería amarla.

—No, ya debí haberme sentido así… —dijo en voz alta con un suspiro.

Sus ojos se llenaron repentinamente de calor y añoranza por ella.

—Te atraparé, Seowon —dijo Kang-joon con amor impregnando su voz.


Sakuya
Y la encuentra después de algunos años, ya casada y con hijos jujuju x3

2 respuestas a “Secretaria del Vicepresidente – Capítulo 27: Algo que falta”

  1. Espera espera espera, kheeeeee
    A pesar de que pasarán más rápido que flash las escenas,
    Me atrevo decir que 27 capítulos esperando por esto y no estoy decepcionada, na na ME ENCANTO.
    Yo amar toda la novela

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