Sin madurar – Capítulo 3: El niño maldito (3)

Traducido por Den

Editado por Nemoné


Acepté su toque. También pasé mis manos por sus hombros oscuros que estaban cubiertos con las escrituras de la maldición. Se estremeció un poco, como si no lo hubiera esperado.

— ¡Ah-!

— ¿Es desagradable? ¿Duele?

—No, no lo es… En cambio…

¿En cambio? Le pedí a Leandro que continuara inclinando mi rostro hacia el suyo.

Sin embargo, sacudió la cabeza. Los dedos de Leandro tocaron mis mejillas, después mi nariz. Las zonas de mi rostro que tocó se sintieron cálidas inmediatamente después. Su toque era realmente gentil y cuidadoso, como si estuviera tocando a un gatito recién nacido.

—Tu nombre.

— ¿Eh?

— ¿Cuál es?

— ¿Ibellina…?

— ¿Por qué me lo estás preguntando?

—Es Ibellina… No tengo un apellido ya que soy una simple plebeya.

Sí, probablemente tenga razón. Había respondido sin pensarlo demasiado. Leandro me miró escéptico, con arrugas apareciendo entre sus cejas. [1]

—Mujer extraña.

Respondí mentalmente a sus palabras.

Era aún más extraño que un un niño flaco, parecido a un hombre palo, hablara como una persona mayor de esa forma. Estaba siendo cuidadosa con mis palabras a pesar de que ya le había dicho cosas inexcusables a un noble.

El hecho de que él sea el próximo heredero de una gran familia noble vino a mí como una ola y me golpeó cuando dije que no tenía apellido. Y pensar que le respondí. Ya es sorprendente para mí que todavía no haya recibido ningún castigo. Fue una suerte que la persona fuera Leandro, que no sabía cómo tratar a las personas adecuadamente según los estándares aristocráticos.

No había muchas páginas que hablaran sobre la infancia de Leandro. Tampoco había muchos diálogos, así que esa parte se pasaba rápidamente.

Me pregunté sobre el pasado de Leandro después de ver que fue el hombre que solo miró a Elenora con unos ojos amorosos, amargos y tristes. Y ahora que sé que había estado viviendo en un oscuro rincón, temiendo incluso por el más mínimo contacto de otras personas… Es lo suficientemente lamentable y triste como para hacer que me duela el corazón.

Aunque solo soy un extra en el libro, cuyo nombre ni siquiera fue mencionado una vez, pero si es posible… Si es posible, solo deseo que tenga al menos un recuerdo brillante y feliz del pasado.

¿Qué tan grandioso sería si tuviera poderes mágicos que pudieran deshacer la maldición de Leandro?

Jaaa. Hice un sonido extraño.

—Cállate.

Quiero decir, ¿cómo podía ser una persona así de insolente? Está siendo demasiado grosero conmigo para describirlo únicamente con la palabra grosero.

“Incluso un erizo no sería tan frío como tú”, era lo que iba a decir, pero sacudí la cabeza. Leandro ha hablado así durante hace mucho tiempo. No era algo de lo que yo, que apareció de repente y de la nada, pudiera hacer algo al respecto.

Durante los últimos 13 años, todos en este mundo lo llamaron monstruo y lo evitaron. Todos los trabajadores se quejaban a la doncella principal acerca de cómo no querían servirle, ya que les preocupaba que la maldición fuera contagiosa.

A pesar de que estaba confinado en su pequeña habitación la mayor parte del tiempo, lo que se decía en el exterior se podía escuchar fácilmente desde dentro. Vivía su vida siendo ignorado por los más inferiores, por lo que la forma agresiva y ruda de hablar de Leandro era algo obvio y que se esperaba de él.

Quiero decir, ¿qué puedes esperar de un niño que nunca ha tenido una relación normal con ninguna persona en primer lugar? Ni un solo individuo a su alrededor lo ha considerado humano. Así que solo sabe hablar de forma grosera mientras que no sabe cómo tratar a las personas.

Y yo quería ser buena con este joven Leandro. Ya que había entrado en su pasado que no guardaba absolutamente ningún recuerdo feliz, quería ser buena con él.

Además de eso, conozco el futuro de Leandro… Los cortos pero felices momentos junto a Elenora con su maldición levantada. Sin embargo, una vez el príncipe heredero, Diego, aparezca y le robe a Elenora, será abandonado nuevamente. Al final, es ejecutado después de negarse a obedecer las reglas.

Lloré toda la noche por su miserable vida. Había sido una persona que vivió una vida lamentable. Desearía que esto no sucediera de verdad… Pero, ¿qué puede hacer un extra como yo? ¡Habría sido mejor si hubiera reencarnado como la heroína! Habría hecho feliz a Leandro si fuera ella… Le supliqué al dios que no existía.

Si estás escuchando. Por favor, haz feliz a Leandro. 

Después de un rato alcancé la toalla mojada dentro del agua. Si Leandro se niega nuevamente, entonces ya no lo obligaré.

Pero, ya que solo era un “si”, decidí volver a preguntar.

— ¿Debería ayudarte a… bañarte?

— ¿Por qué preguntas esas cosas de repente?

—En caso de que no te guste y me alejes de nuevo.

—Haz lo que quieras…

— ¡Está bien!

Y así, pareció que se dio por vencido. Respondí con emoción y felicidad, y al ver eso, Leandro soltó una pequeña risa mientras sonreía como si tal cosa fuera increíble.

Solo un pliegue de su labio, en el lado normal de su cara, se curvó hacia arriba. Y realmente no se veía bien. Sin embargo, me sorprendió tanto su sonrisa que nunca había visto antes.

Parpadeé un par de veces sorprendida, luego pregunté mientras escurría el agua de la toalla.

— ¿Acabas de sonreír?

—Me reí de ti.

—En serio, tu personalidad… es tan buena…

El aroma del jabón llenó la habitación en la que estábamos cuando froté el jabón sobre la toalla mojada. Leandro parecía no estar familiarizado con ser amado y servido. Actualmente está congelado desde su cuello.

Expuso su brazo, vacilante.

Hice mi mejor esfuerzo en lavar los brazos, los hombros y la espalda del niño con mucha suavidad como si estuviera tocando un objeto de cristal frágil. Mis manos se movieron de derecha a izquierda, y fue entonces cuando comenzó a evitar mi contacto, ya que se movió hacia el otro lado de la bañera alejándose de mí. Eso no me molestó ya que me moví hasta donde él estaba y comencé a frotar nuevamente.

El cuerpo de Leandro se puso rígido hasta el punto de que me pregunté si podía ponerse aún más rígido.

—Relájate un poco…

El chico callado estaba aún más silencioso que de costumbre. Era un silencio frío e incómodo.

Como si recordara algo en ese momento, dejé de tomar sus brazos.  ¿La novela no decía que la maldición devora la piel y causa el dolor de miles de agujas agujereando el lugar? Había intentado aplicar la espuma en su cuerpo para evitar el dolor todo lo posible.

—Detente.

—Pero, aún no he acabado…

—Quiero descansar. Tráeme una toalla seca.

Me encogí de hombros e hice lo que me dijo. No tenía más remedio que detenerme si se negaba. Dejé la toalla mojada y me levanté para buscar una nueva toalla seca y esponjosa para él. Desdoblé la toalla, regresé y se la entregué.

—Cuando regresemos a mi habitación…

— ¿Perdón?

—Ayúdame y acompáñame de regreso esta vez, no me cargues como si fuera un muñeco. Es ridículo.

— ¡Por supuesto!

¿Podría ser hoy el día en que Leandro habló más que nunca en sus últimos 13 años? En la novela, Leandro rara vez hablaba con otras personas que no fueran Elenora. Y ahora Leandro está teniendo una conversación apropiada conmigo.

Sonreí, sintiéndome feliz repentinamente.

Leandro tomó la toalla y la usó para secarse, y la envolvió alrededor de su cintura. Luego, torpemente, extendió su brazo hacia mí. Tomé su brazo alrededor de mi cuello y lo acompañé de regreso a su habitación.

—Es la primera vez.

— ¿Qué lo es?

—Que alguien me sirve como lo hiciste hoy… Y también que alguien me toque así.

Leandro, tú realmente… ¿Cuánto tiempo más planeas hacerme querer llorar? 

Por supuesto, en realidad no lloré, pero esas palabras realmente hicieron que me doliera el corazón, tiñendo mis ojos de un rojo claro. Contuve el impulso de besar su cabello rizado mientras aguantaba su figura delgada y frágil en mis brazos con fuerza.

—Saca el pijama que usaré y vete.

— ¿Dónde está?

— ¡Realmente ni siquiera sabes lo básico…!

—No lo olvidaré la próxima vez que venga si me lo dices. Sentirás calor si te enfadas demasiado.

—…

Tratar con el temperamento de Leandro resultó ser más fácil de lo que pensaba. Solo me miró con cansancio porque seguía respondiendo. Sonreí incómoda y me rasqué las mejillas.

—El vestidor junto a ti. Está en el tercer cajón.

— ¡Lo encontré…! ¡Lo encontré! Entonces, ahora~~ Umm, lo dejaré en la cama.

—Está bien.

—Y también traje la ropa interior del cajón de arriba.

—Está bien…

—Además… La taza de cristal que se rompió hace un momento, la limpiaré. ¿Puedo venir mañana a limpiar tu habitación?

—Se volverá a ensuciar cuando pase el tiempo…

—Es malo para tu cuerpo que el aire no sea tan bueno. Además, si vengo todos los días a limpiar la habitación, no volverá a ensuciarse.

—Hablas demasiado —Leandro frunció el ceño ligeramente.

Estaba mostrando un claro rechazo a mi oferta. Sin embargo, no puedo dar marcha atrás ahora. Es Leandro quien camina descalzo porque no puede ni siquiera ponerse pantuflas. La habitación, como mínimo, necesita estar limpia y fresca.

Junté todos los cristales rotos en un trozo de tela y miré a Leandro.

—Entonces, me iré ahora.

— ¿Todavía no te has ido?

—…


[1] Escéptico: Que no cree en ciertas cosas.

Den
Jajaja, a este Leandro hay que tenerle mucha paciencia XD

Traducción al inglés: Solace Translations 

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