Traducido por Den
Editado por Lucy
Supongo que Leandro no estaba mintiendo cuando se quejaba de que no se sentía bien. Estaba sentado a mi lado, rogando que le cogiera la mano o le diera una palmadita en la espalda. Cuando le pellizqué entre el pulgar y el índice, soltó un gemido bajo.
—¿Qué estás haciendo?
—Escuché que, si presiono aquí, le aliviará la indigestión. Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 21: Creciendo (5)”