Traducido por Lugiia
Editado por Freyna
Con la petición de Klaude, la balanza se inclinó a favor de posponer el doloroso viaje de Violette a casa.
Ella no estaba enfadada con Klaude; sinceramente, le estaba agradecida. Sabía que no le gustaba, y había planeado darle el mayor margen posible para evitar que la gente hablara sobre ellos. Hasta ahora, le había costado evitarlo, y cuanto más tiempo pasaban juntos, más probable era que sus acciones pasadas y presentes se agruparan en un enorme y molesto lío. Debería alejarse de él siempre que tuviera la posibilidad.
Pero… el atractivo de quedarse en la academia un poco más era demasiado para resistirse.
Violette asintió y siguió a Klaude hasta el salón que funcionaba como su lugar de trabajo. La última vez que había estado allí se sentaron uno frente al otro, pero esta vez, solo Violette se sentó. Klaude le dijo que esperara y desapareció en la sala del consejo estudiantil.
Mientras esperaba, el mayordomo del salón preparó bebidas y bizcochos. Esta vez, sin embargo, no estaba aquí como invitada. No quería ver cómo se enfriaba el té, pero estaba dudosa e insegura de si debía beber sin el permiso de Klaude.
Al final, su preocupación era innecesaria. Antes de que pudiera empezar a aburrirse, Klaude regresó con una pila de documentos.
—Siéntase libre de ponerse más cómoda —dijo.
—Se lo agradezco —dijo Violette. Se dio cuenta de lo tensa que se había puesto y enderezó conscientemente su postura, alargando la mano para tomar la taza de té que había dejado sin tocar. Él pareció estudiarla por un momento, y ella se preguntó si se había dado cuenta de su incomodidad.
Klaude se sentó frente a ella, cruzó las piernas y dejó caer la pila de papeles que tenía en la mesa con un golpe seco. Empezó a extenderlos y a revisarlos.
—Gracias por aceptar ayudar. Es una época de mucho trabajo y nos falta personal —explicó Klaude.
—De nada. Estoy encantada de ayudar —dijo Violette. Sabía que debía ser ella la que le diera las gracias. Probablemente, Klaude había pensado que parecía patética y se había apiadado de ella… Aunque teniendo en cuenta la enorme pila de documentos que estaba ordenando, quizá sí necesitaba legítimamente la ayuda.
—Me gustaría que comprobara esto, corrigiera cualquier error y me avisara si alguna de las cifras le parece demasiado lejana —le pidió.
—Por supuesto —dijo Violette. Le ofreció una pluma estilográfica con tinta roja y ella empezó a revisar los papeles. Klaude leyó papeles similares, escribiendo algo en tinta negra. Su rostro era intenso por la concentración. Violette le echó una mirada y se preguntó por qué se ocupaba solo de una tarea tan grande.
—¿Los otros miembros del consejo han tenido que irse hoy? —preguntó Violette.
—Mila salió para ocuparse de otra cosa.
—Pero ¿qué pasa con los demás?
—Se han graduado. Todavía no hemos elegido a sus sustitutos.
Cierto, la mayoría de los miembros del consejo estudiantil del año pasado habían sido de tercer año. Los únicos menores de edad eran Klaude y Milania, de segundo año en ese momento y de tercero ahora. Violette no conocía el funcionamiento interno del consejo estudiantil, pero le parecía extraño que los nuevos miembros no hubieran sido seleccionados a tiempo para este período tan ocupado. Tendría más sentido que fueran nombrados durante el año anterior, para que los miembros que se graduaban pudieran ayudarles a acostumbrarse al trabajo. Dejarlos con solo dos miembros parecía totalmente irrazonable.
—¿No deberían incorporarse algunos miembros nuevos alrededor de…?
—Los requisitos de selección de este año son especialmente estrictos —interrumpió Klaude.
—Yo, entiendo… Pero… —dijo Violette.
Este año, el príncipe era el presidente del consejo estudiantil. El consejo atraería más atención, tendría más responsabilidad y se esperaría más de sus miembros. Tenía sentido, supuso.
—En primer lugar, necesitamos personal que pueda hacer su trabajo sin centrarse en mí —dijo Klaude.
—Esperaba que eso fuera obvio… —Violette podía imaginarse el desastre que supondría traer a gente que se sintiera atraída por su presencia. La idea la exasperó por su parte, pero luego recordó cómo había actuado en el pasado. Podía imaginarse lo pesada que habría sido para el consejo estudiantil, tratando desesperadamente de encantar a Klaude y dejando todo su trabajo de lado, estorbando a cualquier trabajador diligente y ensombreciendo sus esfuerzos.
Lo siento… mucho.
Como antigua líder de su obsesivo club de fans, Violette no pudo evitar sentirse arrepentida e incómoda. Se disculpó en su corazón, pero sabía que pedir perdón abiertamente solo empeoraría las cosas. En su lugar, redobló sus esfuerzos en el trabajo que Klaude le había encomendado. Aunque solo estuviera revisando documentos, un trabajo seguía siendo un trabajo.
Violette agarró con más fuerza su pluma y tomó un nuevo documento.
Gracias por actualizar ❤️