Traducido por Lucy
Editado por Sakuya
Estados Unidos, Washington D.C. Hospital Central de la clase S de Washington, Unidad de Cuidados Intensivos, Pabellón 1014.
Una hermosa muchacha rubia yacía en la cama y, mientras se apoyaba en la almohada, sostenía en las manos un grueso libro “Enseñanzas de los Santos”. Lo leía con gran placer.
Una joven vestida con uniforme de enfermera entró con otro grueso tomo en la mano.
—Señorita Wendy, éste es el libro que busca.
La joven enfermera colocó el libro en el escritorio que había junto a la cama y habló con una sonrisa de oreja a oreja.
—De verdad no puede mantener las manos alejadas de los libros las veinticuatro horas del día.
Wendy levantó la vista del libro en el que tenía metida la cabeza. Sonrió con suavidad a la enfermera antes de bajar la cabeza en silencio. Con rapidez, volvió a sumergirse en el mundo de los libros.
La mujer estaba acostumbrada. Sin embargo, cuando echó un vistazo a la “Enseñanza de los Santos” que la muchacha tenía en la mano y a “Orígenes y evolución de la vida”, que estaba sobre el escritorio, le pareció bastante extraño.
Una era una aburrida y poco interesante biblia religiosa, mientras que la otra era una abstrusa teoría biológica. ¿Podría incluso ser adicta a la lectura de un libro así?
Qué niña más rara.
La enfermera examinó los bellos contornos de la niña y se lamentó que el cielo fuera justo pero cruel. Le había dado una belleza perfecta, pero le había quitado la capacidad de caminar.
Desde los seis años, había permanecido en este pabellón durante diez años. Casi nadie vino a visitarla durante la última década, así que, aparte de las conversaciones que mantenía de forma regular con las enfermeras de cuidados intensivos, pasó la mayor parte de su vida en compañía de los libros.
A ella le dolía el corazón, pero también sentía cierta impotencia. Quería acercarse más a la niña, pero si daba ese paso adicional, al día siguiente perdería su trabajo.
Le bastaba con llevar con cierta regularidad libros a la niña y sus tres comidas para recibir un salario diez veces superior al de una enfermera normal. Como era obvio, no quería perder aquel trabajo relajado y bien pagado.
Suspiró antes de darse la vuelta y salir de la sala.
La chica era la única persona que quedaba. De inmediato, se hizo un silencio absoluto y solo se oía el sonido de las páginas que se pasaban con suavidad.
De repente, una voz muy clara que no podía ser localizada resonó en la habitación.
—Te encontré.
La mano de la chica, que estaba pasando las páginas, se puso un poco rígida.
♦ ♦ ♦
—¡La respuesta es el Viejo Wang de la puerta de al lado!
El tono del Archicardenal era muy decidido. Aparte de su marido llamando a la puerta de una esposa, la única posibilidad era su amante. Como la pregunta era extraña, la respuesta no podía ser el marido.
Por lo tanto, ¡la persona que llamaba a la puerta era sin duda el amante secreto de la esposa, el viejo Wang, de la puerta de al lado!
Se lamentó en silencio la complejidad de la pregunta después de descifrar el giro. También estaba impresionado por su propio intelecto.
Shi Xiaobai estaba atónito y no podía entender la lógica y la línea de pensamiento.
La respuesta era sin duda esposo, ¿por qué no entendía una pregunta tan simple?
—¡La pareja no tiene vecinos!
Lo pensó y añadió alguna información adicional para perfeccionar su pregunta.
El Archicardenal lo miró con los ojos muy abiertos. ¿No tiene vecinos?
Si no había vecinos, y no era el maridito, ¿entonces quién más podría ser?
—¡Lo sé, es un demonio de la calamidad!
Los demonios de la calamidad podían atravesar los muros de la dimensión espacial y entrar en el mundo humano.
—¡Incorrecto!
El joven lo miró furioso.
El hombre se quedó atónito.
Así es. ¿Por qué llamarían a la puerta los demonios de la calamidad? Podrían atravesar la puerta directo y luego…
¡Esta pregunta era muy difícil!
Después de un minuto, sus ojos se iluminaron y gritó:
—¡Ya sé, la respuesta es el Héroe, One-Pun!
Los rumores decían que el Héroe, One-Pun, tenía la habilidad de hacer teletransportación instantánea con el “Guardián de Dios”. Mientras la esposa fuera el objetivo de la protección, todo tenía sentido.
Shi Xiaobai estaba aturdido.
¿Por qué apareció el hombre calvo?
Solo pudo rechinar los dientes y decir:
—¡Error!
La respiración del hombre se entrecortó al comprender la razón de su error.
El Guardián de Dios aparecía en un radio de un metro del objetivo de protección. Si lo usaba mientras la esposa se bañaba, entonces no había necesidad de llamar a la puerta. Podía solo… esta escena era demasiado perfecta mientras empezaba a fantasear…
Esto no estaba bien, y eso no estaba bien. ¡¿Cuál era la respuesta?!
Después de unos diez minutos, el Archicardenal, que había eliminado a propósito la respuesta correcta de “esposo”, sin duda no pudo contestar bien. Sus respuestas eran negadas una y otra vez. Pronto, su paciencia llegó a su límite.
—¿Se está burlando de mí? Esta pregunta no tiene respuesta.
El Archicardenal ansiaba despedazar al bastardo que tenía delante.
—¿Eres tonto? Acertaste la respuesta desde el principio. Piensa bien tu primera respuesta. Debes confiar en tu primer instinto.
Shi Xiaobai se encontró exhausto. Nunca esperó que el Archicardenal fuera capaz de pensar en tantas respuestas diferentes para una pregunta tan simple.
—¿E-esposo…? —El Archicardenal murmuró en voz baja.
¿Esposo era de verdad la respuesta correcta?
—¿Qué? ¡Dilo más alto!
Shi Xiaobai fingió no oírlo una vez más. No había otra opción. La Elección Absoluta le exigía “gritar más alto”.
—Espo…
El Archicardenal gritó sin notar la palabra antes de detenerse de repente. Por fin se dio cuenta de que algo andaba mal.
—¿Tu verdadero objetivo es conseguir que grite en voz alta la palabra “esposo”?
La expresión del Archicardenal se volvió un poco fría después de pensarlo un momento. Todos los puntos sospechosos se enlazaron para revelar la verdad crítica. La razón por la que el bastardo de repente no eligió suicidarse, la razón por la que fingió mostrar interés en unirse a la Iglesia de la Virtualidad y la razón de hacer esta extraña pregunta…
Shi Xiaobai sonrió a secas. No esperaba que el Archicardenal fuera tan inteligente.
Por desgracia, habían visto a través de él.
—Así es. Resignate y con obediencia grita “esposo” y este Rey se unirá a la Iglesia de la Virtualidad.
Shi Xiaobai decidió cambiar su plan. Ya que su plan había sido descubierto, solo podía obligarle a hacerlo.
Sin embargo, el Archicardenal se quedó estupefacto al oír esto. ¿Este bastardo quería que gritara “esposo”?
¡Mierda! ¡Soy heterosexual!
Eso no serviría. ¿Cómo podía estar a merced de la dominación de semejante pervertido?
Como hombre, por muy desvergonzado que fuera, el Archicardenal no podía obligarse a gritar “esposo” a otro hombre. Cuanto más pensaba, más se enfadaba. Sus ojos se volvieron más fríos.
Con su cambio de humor, la legión de no muertos que rodeaba a los soldados esqueleto parecía no poder controlar sus ansias de matar. Los soldados esqueleto dieron unos pasos hacia delante mientras los arqueros esqueleto casi soltaban sus huesudos dedos que sujetaban sus flechas.
—No se muevan. Si se mueven, ¡este Rey se suicidará!
El grito de Shi Xiaobai sacudió al Archicardenal. Se apresuró a calmar a la legión no-muerta. Se sentía muy desagradable. Con esta legión de no muertos que podía pulular por el mundo, podría haber hecho pedazos a este bastardo pervertido en un segundo, sin embargo, se vio amenazado por la amenaza de suicidio de este pervertido.
El Archicardenal fue inflexible al decir:
—Aparte de esa petición, accederé a cualquier cosa. Pero es imposible que grite esa palabra
Shi Xiaobai estaba perplejo sobre cómo el Archicardenal estaba dispuesto a morir antes que rendirse.
¿Tan difícil era gritar “esposo”?
Shi Xiaobai empezó a devanarse los sesos. En la situación actual, la violencia era inviable. Podía usar pequeños trucos, pero ahora con el Archicardenal viendo a través de sus motivos, solo podía usar otros medios…
Durante el momento en que Shi Xiaobai estaba sumido en sus pensamientos, una extraña voz resonó en su mente.
—¿Quién?
Shi Xiaobai saltó asustado, pero al escuchar lo que la extraña voz tenía que decir, una extraña sonrisa apareció en sus labios.
Si lo que esta voz decía era cierto, entonces…
En ese momento, los ojos de Shi Xiaobai cambiaron.
El Archicardenal también notó el cambio en los ojos de Shi Xiaobai. Era como si un zorro astuto se hubiera transformado en un tigre feroz. Su corazón palpitó mientras un fuerte pensamiento surgía de repente en su corazón.