Una Verdadera Estrella – Volumen 3 – Capítulo 55: Escapar (2)

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya


A pesar de su mareo, Tang Feng se vio obligado a salir de la habitación. El pasillo estaba vacío, y abajo pudo ver a varias mujeres tumbadas en los sofás, aparentemente dormidas. Parecía que todos en la casa habían sido drogados.

—¡Alto! ¿A dónde me llevas? ¡Xiao Yu y los demás aún están arriba! —Ya que todos habían sido drogados, era una buena oportunidad para escapar. Tang Feng empujó al pequeño demonio con todas sus fuerzas y empezó a correr escaleras arriba. El asesino lo abordó rápidamente, inmovilizándolo contra el suelo.

—¡No morirán! Si no nos vamos ahora, no podremos escapar. ¿Sabes lo molesto que eres? —maldijo el pequeño demonio.

Tang Feng sólo tenía un poco de fiebre, no estaba gravemente enfermo. Todavía le quedaban fuerzas y consiguió apartar al otro. Frustrado, el pequeño demonio lo golpeó en el abdomen. El actor sintió que se le oscurecía la visión y fue arrastrado de nuevo.

—¡Entra! —El pequeño demonio lo empujó a un jeep, luego ocupó el asiento del conductor, cerró las puertas y condujo hacía el bosque.

El jeep avanzó a toda velocidad. Tang Feng estaba tumbado en el asiento trasero, sujetándose el estómago. El asesino lo había golpeado muy fuerte. Estuvo a punto de desmayarse, pero, afortunadamente, tenía cierta resistencia. Si no fuera por sus experiencias pasadas con Lu Tian Chen y otros, ya podría haber estado inconsciente.

Tang Feng no alertó al pequeño demonio. Miró la puerta del coche, que estaba cerrada. Aunque quisiera abrirla, no podría y con el coche moviéndose tan rápido, saltar fuera probablemente le causaría lesiones.

La repentina marcha parecía una huida de algo. ¿Alguien venía tras ellos, o alguien lo perseguía?

Las ruedas del coche patinaron de repente y los neumáticos emitieron un chirrido. El suelo estaba resbaladizo con barro mezclado con nieve derretida. Tang Feng sintió una sacudida y luego oyó un choque cuando el vehículo impactó contra un árbol del bosque. El actor fue arrojado al suelo.

—¿Qué ha pasado? —La colisión no fue demasiado dolorosa, pero Tang Feng tomó aire y miró hacia el asiento del conductor.

La cabeza del asesino estaba desplomada sobre el volante, goteando sangre.

—¡¿Pequeño demonio?! —La colisión lo había herido. Tang Feng intentó rápidamente comprobar las heridas del otro, pero antes de que pudiera alcanzarlo, alguien de fuera le tiró del brazo.

En la penumbra del bosque, la figura era difícil de distinguir. A simple vista, se trataba de un hombre alto y delgado, envuelto en la oscuridad, que vestía un traje y una máscara en negro y llevaba un par de gafas cubriendo sus ojos. El hombre no dijo ni una palabra, agarró a Tang Feng y le disparó al pequeño demonio.

—¡No! —el actor se sobresaltó e instintivamente golpeó el arma del hombre vestido de negro. Un asesino entrenado no dejaría caer su arma, pero el disparo fue desviado, rompiendo el parabrisas del coche en su lugar.

El sonido del disparo resonó en el bosque.

Casi simultáneamente, el pequeño demonio levantó la cabeza del volante. Tang Feng no sabía cuándo había conseguido un arma, pero agarró el hombro del actor con una mano mientras disparaba al hombre vestido de negro con la otra. Este esquivó rápidamente los disparos.

Aprovechando la distracción, el pequeño demonio sacó a Tang Feng del asiento del conductor y corrió hacia el bosque mientras disparaba hacia atrás.

En la noche oscura, no se veía nada. Tang Feng sólo podía correr hacia delante. No había ni rastro de la luna en el cielo. Estaba tan oscuro que no podía ver su propia mano delante de él.

Aparte de los disparos ocasionales del pequeño demonio, no había ningún ruido detrás de ellos. Tang Feng sintió como si una bestia salvaje les persiguiera, pero no podían ver ni oír nada, sólo ocasionales crujidos de ramas que le recordaban que debía seguir corriendo.

—¿Quién es? —preguntó mientras corrían, mirando de vez en cuando hacia atrás. Tanto si se trataba de que se le nublaba la vista como de una alucinación, sentía que había una sombra oscura que siempre les seguía.

Tang Feng sentía un creciente dolor de cabeza.

—¡No hables! —murmuró enfadado el pequeño demonio—. ¿No puedes correr más rápido?

—Mis piernas están a punto de romperse —respondió Tang Feng. No corría despacio, pero comparado con el asesino entrenado profesionalmente, carecía de la misma resistencia. Después de correr unos seis o siete minutos, le empezaron a doler las piernas.

No estaba trotando; era más como un sprint de 100 metros. Incluso una persona normal tendría problemas con una carrera tan intensa. Tang Feng empezó a sudar, lo que le ayudó a despejarse un poco.

—¿Por qué eres tan molesto? —Seguir corriendo no era una solución. El pequeño demonio miró hacia atrás, y luego arrastró al actor hacia un denso parche de hierba salvaje.

Tang Feng quería maldecir. Si no hubiera sido por su dureza, habría gritado de dolor tras ser arrojado por el pequeño demonio.

—Siento que me vas a volver loco.

Respirando hondo, Tang Feng intentó apartarlo de él, pero éste le tapó la boca y le susurró al oído: —No te muevas.

El tono serio hizo que el actor se pusiera alerta. ¿Habían corrido tanto tiempo por este oscuro bosque y aún no se habían librado de aquel hombre de negro?

La tensa atmósfera hacía que el tiempo pareciera insoportablemente largo. Tang Feng permaneció atento a todo lo que les rodeaba. No importaban sus conflictos pasados, al menos ahora estaban en el mismo bando.

Sin embargo, el pequeño demonio parecía distraído. El actor se había bañado antes y aún olía ligeramente a jabón de baño. Tenía un aroma bastante femenino, como a rosas.

En la fría noche de invierno, el aroma era como el de las rosas todavía cubiertas de rocío matutino, que desprendían una fragancia helada.

—¿Por qué este hombre desprende esa fragancia? —murmuró para sí el pequeño demonio, pero aún así le pareció bastante agradable.

¿Cuándo conocí a este hombre, Tang Feng? Parece que fue hace dos años. Este tonto siempre seguía al jefe, causando problemas y molestando a todo el mundo. Si el jefe no me hubiera dicho que no actue precipitadamente, habría matado a este idiota hace mucho tiempo.

Entonces, a principios de este año, descubrió que Tang Feng había sucedido a Ge Chen y se había convertido en una estrella fuertemente promocionada por Lu Tian Chen. Al principio, no le prestó mucha atención; después de todo, sólo eran actores y no tenían mucha importancia. Pero, más tarde, Lu Tian Chen se enamoró de Tang Feng.

Esto supuso un duro golpe para el pequeño demonio. En su opinión, Tang Feng siempre había sido una persona tonta y obstinada. ¿Cómo podía ser digno de estar con el jefe? ¿Se estaba volviendo loco el mundo? Incluso Charles se había peleado con el jefe por culpa de este hombre, por no hablar del loco de Albert.

Aunque sabía que Tang Feng no era exactamente como pensó en un principio, seguía sin entender, qué tiene de grandioso este hombre que hacía que a los demás les gustara.

El pequeño demonio lo empezó a escrutar, pero los alrededores estaban demasiado oscuros. Sólo podía ver los ojos de Tang Feng, los cuales seguían brillando en la oscuridad. De repente pensó que sus ojos eran bastante bonitos.

Tang Feng parpadeó y de repente hizo contacto visual con el pequeño demonio. Éste apartó torpemente la mirada.

—Creo que las gafas de ese hombre pueden ser un problema. —Con más experiencia, Tang Feng intuyó algo raro en el hombre de negro a primera vista—. Podrían ser gafas de visión nocturna —susurró.

De lo contrario, no les habrían perseguido tan de cerca.

El pequeño demonio, al darse cuenta de su error, sintió que había pasado por alto algo obvio.

—¿Crees que no lo sé? —Aunque su tono seguía siendo duro, parecía contener menos malicia.

En ese momento, sonó otro disparo en el bosque. El joven se sobresaltó y empezó a sudar frío. La bala le había rozado el pelo. Si hubiera levantado un poco más la cabeza, habría muerto. El oponente debía estar preocupado por la seguridad de Tang Feng; de lo contrario, con la habilidad de su oponente, ese disparo habría sido fatal.

Se suponía que iba a ser él quien salvara a Tang Feng, pero ahora este tipo se ha convertido en su escudo.

Resueltamente, el pequeño demonio tiró del actor y lo protegió.

—Si quieres a este hombre, ahora está en mis manos. ¡Si te atreves a hacer un movimiento, lo mataré! —gritó.

En una parte del bosque, hubo un ligero movimiento. Simultáneamente, ambos dispararon.

La bala impactó en el suelo a menos de medio metro del pequeño demonio y de Tang Feng. Detrás del árbol de donde procedía el disparo, se oyó otra voz.

—¡No corras!

Tang Feng se estremeció. La voz le resultaba familiar, pero no era de Lu Tian Chen ni de Charles.

Pronto, un joven europeo salió del bosque.

—Deprisa, probablemente vendrá pronto a por nosotros.

—¿Iván?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido