Ningún mundo parece el adecuado – Capítulo 31: Encuentro con Vincent

Traducido por Ichigo

Editado por Shiro


A mitad de camino, el mayordomo se preguntó si no sería apropiado reducir un poco la comisión. Al fin y al cabo, en todo el trayecto no había ocurrido nada. ¿Por qué debía seguir alimentando a esos mercenarios?

—Christine, ¿esa es… una persona caminando frente a nosotros? —Lucy señaló una figura en la distancia—. Este camino nunca es tan pacífico, ¿cómo se atreve a andar solo?

Christine siguió la dirección de su dedo y vio una silueta cubierta por una túnica negra. Su ceño se frunció. Observó con atención antes de ordenar en voz baja:

—Diles a los hombres que refuercen la vigilancia.

—De acuerdo. —Lucy asintió con cautela.

Ese individuo, cubierto de pies a cabeza por una túnica, no parecía alguien de fiar.

Shao Qian, que había permanecido cerca de Christine y Lucy todo el tiempo, giró la cabeza. Al ver esa figura, sintió un extraño estremecimiento de familiaridad.

El grupo de mercenarios tensó la guardia mientras la caravana se aproximaba. Justo cuando estaban a punto de alcanzarlo, la figura se detuvo de golpe. El movimiento provocó que comerciantes y mercenarios se crisparan al instante.

Cuanto más miraba Shao Qian, más le parecía conocerlo. Pero la túnica le cubría el rostro y no había manera de verlo con claridad. Entonces, ¿por qué esa sensación tan insistente?

El hombre de la túnica negra giró la cabeza. El sombrero de mimbre que llevaba se inclinó varias veces, como si midiera la fuerza de la caravana. Los comerciantes y mercenarios, al darse cuenta, se pusieron todavía más tensos.

El sombrero no cubría por completo su rostro, y cuando Shao Qian distinguió la línea de la mandíbula y sus labios, la sensación de familiaridad se intensificó. Sin embargo, no lograba recordar de dónde lo conocía. Era como ser engañado por una memoria falsa.

Entonces, los ojos del hombre se posaron en él. En ese instante, Shao Qian lo sintió detenerse… y al mismo tiempo, Christine, que no le había quitado la vista, descubrió con horror que la figura había desaparecido.

Sus pupilas se dilataron y se preguntó: ¿Es ese un hombre real o un espectro? ¿O acaso un artista marcial de nivel aterrador?

—Jesse… —un suspiro suave sonó al oído de Christine.

Al girar, vio claramente cómo el hombre de negro tenía al joven en sus brazos. Su expresión se heló.

¿Cuándo… cuándo llegó a su lado?

—Suéltame… —Shao Qian forcejeó, pero al no lograr soltarse perdió la paciencia—. ¿Quién eres?

—¿Cómo has podido olvidarme?

—¿Cómo pudiste olvidarme? —La voz del hombre se volvió agria al escuchar a su tesoro hacer tal pregunta.

Una presión sofocante se expandió con él. Solo por estar cerca, Christine y Lucy sintieron el pecho oprimido y un hilo de sangre resbaló por la comisura de sus labios.

Ni siquiera habían cruzado un golpe, y ya estaban heridas.

¿Un artista marcial de rango honorado? No… alguien tan joven no podía alcanzar ese nivel.

Eso no estaba mal. Mirando la suave mandíbula inferior que estaba expuesta, comprendieron que la edad del hombre de túnica negra no era grande, pero su fuerza era de verdad aterradora.

Pero lo cierto era que, viendo la línea suave de su mandíbula, resultaba evidente que aquel hombre no tenía muchos años. Y aun así, su fuerza era aterradora.

Shao Qian frunció el ceño, pensativo, y al fin probó con cautela: ¿… Centvin?

—Buen chico. —Vincent, al escuchar que lo reconocía, sonrió satisfecho, palmó su espalda y retiró la presión que había liberado.

Al ver que ambos se conocían y, sobre todo, la sonrisa que el hombre mostró al escuchar su nombre, Christine y Lucy no pudieron evitar pensar con ironía: ¿Quién soltó a esta fiera sin atarla?

En el corazón de Shao Qian, en cambio, rugía un insulto: ¡«Bueno», tu hermana!

Por más vueltas que le daba, no entendía por qué Vincent había venido a esta parte del Bosque de la Niebla Ilusoria en ese momento.

¿No se suponía que debía recuperar el Vaticano? Incluso resultando gravemente herido por culpa del papa… ¿será que sufrió una lesión severa y buscaba algo del bosque para curarse?

—¿Qué viniste a hacer aquí? —preguntó directo.

Si respondía que pensaba dañar a las bestias mágicas de alto rango, no dudaría en tomar medidas.

—A buscarte. —Vincent se quitó el sombrero de mimbre. Sus ojos se fijaron en él con reproche—. Aquella vez que me echaste, me sentí muy triste.

«¿Vas a dejarme otra vez? Estoy muy triste».

Las palabras de Vincent evocaron en su mente la voz de aquel bribón, Song Dao. Y al ver la expresión agraviada de Vincent, el parecido fue tal que Shao Qian sintió como si Song Dao estuviera de pie frente a él.

Definitivamente estaba poseído por algún espíritu maligno. Si no, ¿cómo podía volver a pensar en Song Dao en ese instante?

—Jesse, ¿en quién estás pensando? —Vincent, con el joven entre sus brazos, lo observaba con ternura y al mismo tiempo con celos sofocados—. Dímelo… y lo mataré. El único al que puedes añorar es a mí.

—En nadie —Shao Qian negó con la cabeza y se apartó de su abrazo—. Necesito ir a la Guarnición de la Niebla Ilusoria.

—Yo te llevaré. —Vincent se ofreció de inmediato, como si fuese la cosa más natural—. Caminar es demasiado cansado; será más rápido si voy contigo.

—No. Quiero ir con Christine y los demás.

En realidad, Shao Qian pensaba aprovechar la llegada a Ciudad Tejas Rojas para visitar la casa de subastas y comprar algunos obsequios para Christine y su grupo.

Los labios de Vincent se curvaron con desagrado al tiempo que pensaba: ¿Quién demonios es esa Christine? ¿Y por qué Jesse insiste en ir con ella?

—¿Podemos partir o no? —Lasey, tras soportar en silencio demasiado tiempo, estalló con furia—. Los contraté para proteger la caravana, no para charlar.

—Les he contratado para proteger la caravana, no para dejarles charlar.

El párpado de Vincent se contrajo y su mano derecha, oculta bajo la túnica, se alzó apenas. Iba a borrar de la existencia a ese insolente… cuando alguien la atrapó. Al bajar la mirada, vio a Jesse negar suavemente con la cabeza.

Vincent reprimió el impulso. Con la mano libre, acarició la cabeza del joven, lamentando no poder rozar aquellas adorables orejas de animal. Sus dedos descendieron hasta la oreja humana y apretaron el lóbulo con deleite. Tal vez no era tan agradable como las orejas peludas, pero aun así la sensación era exquisita. En resumen, mientras fuese Jesse, cualquier parte de su cuerpo resultaba perfecta al tacto.

Claro que… si pudiera acariciar la cola, sería mucho mejor.

Aunque su expresión parecía solemne, en su mente ya había arrastrado a Shao Qian a una fantasía descaradamente erótica. Y frente a eso, solo cabía preguntar: ¿sabrá Jesse que está en manos de un depravado?

Desde la llegada de Vincent, ni Lucy ni Christine habían podido acercarse al encantador Jesse. A cierta distancia, ambas se miraron con frustración. Por más guapo que fuera ese rubio, nada cambiaba el hecho de que les había robado a su pequeño.

—¿Quién eres tú? —Lasey, encolerizado, señaló al recién llegado—. ¡Nuestra caravana no es un sitio al que cualquiera pueda unirse!

Ya habían aceptado a Jesse, un civil, y ese era su límite. No iba a permitir que otro apareciera de la nada. ¿Qué creían, que estaba aquí por caridad?

—Es mi amigo. —Shao Qian parpadeó con una sonrisa, intentando suavizar la situación—. No necesita dinero, y además… tiene sus habilidades.

Claro que Lasey no había visto cómo Vincent había aparecido junto a Shao Qian en un instante. Durante la alerta, él mismo se había escabullido al fondo de la caravana, y solo regresó cuando creyó que el peligro había pasado. Por eso, al notar otro extraño en el grupo, explotó de rabia.

—Haz que se marche. —Le apuntó con el dedo y bramó—. ¡Maldita sea! Estos bastardos que no son ni magos ni artistas marciales, ¿por qué siempre vienen a molestarme a mí? ¿Será que me ven como el más fácil de engañar?

—Pero… —Shao Qian quedó perplejo.

—¡Nada de peros! —Lasey lo cortó de inmediato—. Tú puedes quedarte, ya acordamos tu pago. Pero ese hombre, definitivamente no.

—Jesse, cariño, no me quieren aquí —Vincent bajó la voz con un dejo de agravio, mirando a Shao Qian con los ojos húmedos—. ¿Estás dispuesto a dejar que me humillen?

Estoy muy dispuesto, gracias, pensó Shao Qian mientras se sostenía la frente con una mano. Resignado, al final le dijo a Lasey:

—Vincent no necesita alojamiento ni comida de la caravana. Y tampoco hace falta que me pagues la moneda de oro, ¿está bien así?

Lasey se lo pensó un momento antes de asentir con mala gana.

—Está bien. Lo haremos como dices.

Christine, que había escuchado todo, abrió la boca para discutir. Pero al ver que Shao Qian le negaba con la cabeza, desistió. Solo lanzó una mirada helada a Lasey, dejó escapar un bufido desdeñoso y se alejó.


Ichigo
Bueno, Vincent y Shao Qian están juntos de nuevo, me pregunto cómo terminará desarrollandose su historia... por ahora, no pinta nada bien

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