—¡Yulan! ¿Ahora es que vas a almorzar? —preguntó Violette, preocupada.
—Me entretuve ayudando en el aula un rato. ¿Puedo sentarme aquí?
—Me parece bien, pero…
Seguí leyendo “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 38: El aire es solo para respirar”
A Violette siempre le había gustado la expresión “un arma de doble filo”; parecía aplicarse a tantas cosas en su vida. Cada vez que actuaba, las consecuencias eran suyas y solo suyas, aunque no fueran las que ella pretendía.
Se lo dijo a sí misma mientras analizaba la situación en la que se encontraba. Esto era consecuencia de algo que ella había hecho, así que no tenía derecho a quejarse.
Tampoco tenía que recibirlo con los brazos abiertos.
Seguí leyendo “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 37: Dicen que la ignorancia es una bendición”
El tiempo vuela cuando te diviertes, pero se ralentiza cuando las cosas van mal.
El tiempo que Violette y Yulan pasaron en el café se esfumó, y ahora que Yulan la llevaba a casa, Violette sintió una pesada carga sobre sus hombros. Aunque había olvidado por un tiempo la melancolía que solía sentir al final de la jornada escolar, ahora se había vuelto más pesada por el retraso.
Seguí leyendo “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 36: El obstáculo de la felicidad”
Las palabras de Yulan se hicieron eco con las de su padre aquella mañana, pero no podían ser más diferentes. Violette parpadeó en la oscuridad tras su mano mientras Yulan esperaba a que sus labios tensos se relajaran.
Había madurado mucho. Seguía siendo aquel chico amable y gentil que la había seguido con los ojos llorosos, pero había crecido hasta convertirse en un físico que podía envolver a cualquiera. Era un poco agridulce, saber que ese pequeño llorón se había ido para siempre.
Yo… nunca pensé que me sentiría así, viendo crecer a un hermano menor.
Seguí leyendo “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 35: Ahora, esta vez”
Cuando Yulan llegó a la clase de Violette esa tarde, se dio cuenta de que algo iba mal.
Violette parecía emocionada, pero su sonrisa no era la que él esperaba. No se le daba muy bien sonreír, a menudo lo hacía de forma incómoda y tensa, pero normalmente se relajaba cuando estaban juntos. Su sonrisa complacida, su sonrisa asombrada o su sonrisa distante y autocomplaciente eran encantadoras a su manera, y mucho mejor que la máscara frígida tras la que escondía sus sentimientos. La mayoría de la gente se creía la máscara. No veían lo mucho que sufría. Idiotas ridículos… Él estaba de acuerdo con ellos en que ella era maravillosa, pero apenas habían arañado la superficie del porqué.
Seguí leyendo “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 34: Puedes relajarte”
Después de terminar las clases, los compañeros de Violette salieron del aula uno a uno. Esa señal de que era hora de irse a casa siempre le pesaba en el corazón, pero hoy era diferente. Estaba muy agradecida con Yulan por haberla invitado a salir. Su tristeza seguía presente, pero por ahora estaba enterrada en lo más profundo.
Le costaba mucho manejar sus peores emociones. En el pasado, Violette había intentado reprimirlas, pero acababan estallando con más violencia de la que ella quería. Dejando a un lado la segunda oportunidad, seguía sin conocer una forma segura de dejarlas salir.
Seguí leyendo “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 33: Cómo pagarte”
Marin seguía con los ojos llorosos, pero tenía una sonrisa en la cara cuando vio a Violette irse a la academia temprano.
Violette se dirigió mucho antes de lo habitual como táctica para evitar a Maryjun, pero hubo una ventaja inesperada: fue la primera persona en llegar a su aula y probablemente la tendría para ella sola durante al menos diez minutos. Se sentía más cómoda aquí que en su casa, y además tenía unos minutos de privacidad. Eso era prácticamente el paraíso para Violette.
Dejó escapar un suspiro involuntario.
Seguí leyendo “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 32: Eso fue bondad”
A la mañana siguiente, Maryjun era la misma de siempre. Se había acostumbrado a atrapar a Violette de camino al comedor y a recorrer los pasillos con ella; a Violette le resultaba incómodo, pero evitarla o regañarla era mental y emocionalmente agotador. Había mejorado en dar automáticamente respuestas educadas mientras su mente estaba en otra parte.
Desde su infancia, a la hora de comer, solo se concentraba en la comida sobre la mesa. Tanto si comía sola como si lo hacía con la “familia feliz”; cuanto más atención prestaba a las circunstancias de su comida, peor se sentía. Pero los cocineros eran excelentes, y la comida que le proporcionaban siempre se ajustaba a sus gustos; la gente decía que la comida deliciosa aliviaba el alma, y Violette estaba ciertamente de acuerdo.
Seguí leyendo “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 31: No estás sola”
Traducido por Lugiia
Editado por Freyna
Aunque Marin seguía teniendo pesadillas sobre aquel día, nunca le contó a nadie lo que había visto. Tampoco le preguntó a Violette, pero seguramente todos en la casa lo sabían. Si los sirvientes adultos no podían ayudar, no había nada que una niña como ella pudiera hacer, nada excepto apoyar a Violette tanto como pudiera. No obstante, sus esfuerzos se desvanecían cada vez que Bellerose la llamaba.
Medio año después de que Marin empezara a trabajar allí, algo cambió. Bellerose empezó a llamar cada vez menos a Violette a su habitación. Luego, Bellerose ya no podía salir de su cama. Al final, ni siquiera podía levantarse.
Seguí leyendo “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 30: El día en que el mundo cambió”
Traducido por Lugiia
Editado por Freyna
Como de costumbre, el estómago de Marin estaba vacío mientras deambulaba por los callejones en busca de comida. No le importaba lo que encontrara: restos de comida, basura podrida o incluso agua para beber. Su mente desnutrida solo le decía que se metiera algo, cualquier cosa, en el estómago, o moriría.
Se tambaleó, su visión se nubló y su conciencia empezó a perderse. Se suponía que estaba buscando comida, pero su cuerpo solo daba vueltas en medio de la confusión; apenas había dormido últimamente y vagaba sin rumbo, perdiendo la noción de dónde estaba. Su mente y su cuerpo estaban al límite.
Seguí leyendo “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 29: El día que aprendió de la locura”
Traducido por Lugiia
Editado por Freyna
—Por favor, discúlpeme —dijo Marin, tomando la taza vacía de Violette.
—Estaba delicioso. Gracias —dijo Violette.
Marin se fue a limpiar. Aunque todos los días traía lo mismo, Violette siempre le decía que estaba delicioso. Pero hoy, su expresión era más brillante de lo normal. En lugar de su habitual tono cansado, parecía casi… animada.
Seguí leyendo “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 28: Siete años”
Traducido por Lugiia
Editado por Freyna
Esa noche, Violette vio a Maryjun varias veces, pero la chica nunca le habló. Por lo general, Maryjun se acercaba a Violette con una sonrisa radiante, totalmente ajena a la molestia de su hermana mayor, pero después de hoy parecía que no estaba de humor para sonreír. Siendo sincera, Violette seguía preocupada por su charla, pero se sentía aliviada de que ella pareciera estar reflexionando. Aunque, francamente, no le sorprendería que las cavilaciones de Maryjun la llevaran en alguna dirección extraña e inesperada.
Seguí leyendo “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 27: Esperándolo con ansias”
Traducido por Lugiia
Editado por Freyna
—Muchas gracias por lo de hoy —dijo Violette mientras ambos dejaban el salón. Al salir, fue como si el tiempo comenzara a moverse de nuevo; cada segundo en esa habitación había parecido cien años.
—No, yo soy quien le ha quitado tiempo —dijo Klaude.
—Aun así… el té estaba delicioso.
Seguí leyendo “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 26: Una sonrisa alegre”
Traducido por Lugiia
Editado por Freyna
Violette siguió a Klaude con la boca cerrada. La condujo hasta una puerta ornamentada, lujosa incluso para los estándares de esta vistosa academia. Era una habitación destinada al presidente del consejo estudiantil y al hijo del rey. La puerta se abrió para revelar un interior tan lujoso como ella había imaginado.
—¿Algo de beber? —preguntó Klaude.
—Té negro con leche, por favor.
Seguí leyendo “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 25: Por favor, olvídalo”
Traducido por Lugiia
Editado por Freyna
Al final, Violette y Yulan perdieron la mayor parte de su descanso para comer. Tuvieron unos minutos para sentarse juntos, pero a ella solo le dio tiempo de comer un aperitivo.
En realidad no le importaba, pues no era mucho menos de lo que solía comer y, de todos modos, era culpa suya que llegaran tarde. Sin embargo, Yulan había crecido tanto y necesitaba mucha comida para alimentar un cuerpo de ese tamaño. Esperaba que fuera capaz de concentrarse durante las clases de la tarde. Se preocupó por él durante toda la tarde, aunque se las arregló para tomar los apuntes adecuados al mismo tiempo.
Seguí leyendo “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 24: Gente contradictoria”