Bajo el roble – Capítulo 38: La narradora y los caballeros en formación

Traducido por Aria

Editado por Yusuke


La repentina voz sacó a Max de sus desagradables pensamientos. Se volvió y vio a dos chicos vestidos de pies a cabeza con túnicas negras que la miraban con curiosidad. Ante su mirada, se enderezó al instante, dándose cuenta de que eran aprendices que había visto varias veces con Riftan. Los dos muchachos inclinaron cortésmente la cabeza a modo de saludo, con las manos en el pecho en señal de reverencia, como cabría esperar de un caballero en formación.

—Lamentamos haberla tomado por sorpresa. Estábamos preocupados porque la señora estaba sola, así que tuvimos que venir a hablar con usted —explicó el chico, con cara de disculpa.

—E-Está bien. G-Gracias por p-preocuparse por mí, yo…

Sus ojos se desviaron hacia un lado, su lengua inexplicablemente encontraba dificultades con las palabras para dirigirse a los jóvenes que tenía delante. Un chico con una impresionante melena plateada no tardó en darse cuenta de ello, y se presentó a toda prisa.

—Nos disculpamos por la tardía presentación. Soy Yurixion Lobar. Somos caballeros en formación a la espera de nuestro título de caballero el año que viene.

El chico más alto a su lado también abrió la boca para decir:

—Soy Garow Livacon. Voy a ser nombrado caballero el mismo día que mi amigo aquí —señaló al chico de pelo plateado.

Max jugueteó con sus manos y dijo:

—Y-Yo soy Max-Maximilian Calypse. —Su presentación salió en un tartamudeo embarazoso. A pesar de que ya conocía su identidad, Yurixion le dedicó una sonrisa amistosa, como para tranquilizarla.

—Debe haber estado dando un paseo sola —continuó después de que el intercambio de nombres terminará.

—N-No…. Y-Yo estaba recorriendo las in-instalaciones interiores —respondió ella con cierta vacilación, temiendo que éste la reprendiera.

El rostro del chico se tornó grave tras escuchar su respuesta.

—Es peligroso que la señora viaje sola, aunque sea dentro del castillo. Ha habido frecuentes visitantes externos estos días y si de alguna manera ocurre un percance…

—¿P-Percance? —preguntó sorprendida, ya que la situación la ponía de los nervios.

Al percibir la aprensión de la señora, el chico se apresuró a añadir en pánico:

—No pretendía asustarla. Sólo me preocupaba por la señora de la casa. —Y luego añadió en un momento posterior—: ¡Ah! Si no le importa, ¿podemos acompañarla, señora?

Max se apresuró a declinar con un ferviente movimiento de cabeza:

—N-No. No p-puedo quitarle su p-preciado tiempo.

—¡Por favor, no diga algo así! Es un honor para un caballero servir a la señora. Nosotros, puede que no hayamos sido oficialmente nombrados caballeros, sin embargo, arriesgaríamos nuestras vidas sólo para salvarla de cualquier peligro —expresó acaloradamente el muchacho.

Ante la sorprendente cantidad de fervor en sus palabras, Max dio un paso atrás inconsciente. Al ver que su señora retrocedía, el chico que estaba a su lado le apuñaló en las costillas como advertencia.

—¡Yuri, deja de exagerar tus palabras!

—¡¿Exagerar?! Hablo muy en serio, de verdad podría…

Tal vez al darse cuenta de su descaro, el chico cerró rápidamente la boca con algo de vergüenza. La siguiente vez que se enfrentó a Max, estaba un poco más tranquilo.

—De todos modos, no puede ir por ahí sola. Puedo llamar a un guardia si es específicamente mi servicio lo que no le gusta —dijo suavemente.

Por mucho que Max apreciara sus esfuerzos, le parecía exagerado que la vigilaran dentro de las instalaciones seguras del castillo.

—E-Es que de-dentro del castillo ir tan le-lejos…

—¡Señora, no hay garantía de que el castillo sea seguro! Si le ocurriera algo, señora, me daría mucha vergüenza enfrentarme a lord Calypse a su regreso.

El rostro del muchacho se tornó en tonos azules con su respuesta, absorto con la idea de que su amado líder los despreciara. En cuanto Max se encontró con la visión de la cara decaída del joven como si el mundo se acabará, inmediatamente sintió que el sudor rezumaba por sus poros.

—B-Bueno, s-si te preocupa ta-tanto entonces, por favor —consintió finalmente.

Ante su consentimiento, la cara del chico se iluminó al instante. Ella sintió un vértigo ante el rápido cambio de expresión.

—¿A dónde debo acompañarla, señora?

Resignada ante sus dos nuevos compañeros, dijo en voz baja:

—I-Iba de camino a l-la herrería.

—¡Qué coincidencia! Nosotros también íbamos de camino a la herrería. Te acompañaré hasta allí.

Con eso, Yurixion tomó la delantera con pasos enérgicos, un Garow más tranquilo le siguió con un encogimiento de hombros. Sólo después de un momento de vacilación, Max comenzó a seguirlos, sintiéndose muy incómoda. La actitud apasionada del muchacho era algo refrescante para Max, y contrastaba con el semblante insensible y taciturno de su marido, la brusquedad de Ruth y la indiferencia del resto de los caballeros hacia ella.

Probablemente tenga 16, ¿quizás unos 17 años?

—¿Tiene algún asunto especial con el herrero? —El chico la sacó de sus pensamientos.

—M-Mi negocio es c-cuando llegue el invierno los m-mercaderes dijeron que vendrían menos a m-menudo así que estoy comprobando si n-necesitan cualquier c-cosa.

Los ojos del chico se iluminaron.

—¡Ya veo! Iba de camino al herrero porque se me rompió la espada mientras entrenaba —señaló alegremente la hoja puntiaguda que colgaba de su cintura.

—Es un poco embarazoso, pero es la segunda vez que se rompe sólo en este mes. La rompo tan a menudo que el herrero se pone a regañar en cuanto me ve.

Una leve sonrisa se dibujó en la comisura de sus labios. Pudo darse cuenta de que Yurixion estaba avergonzado por el leve tinte rojo de sus mejillas, y aunque su desbordante amabilidad era bastante abrumadora, Max podía ver que era una persona amable y fácil de llevar.

—No sé cuándo podré llegar a la punta de los pies de lord Calypse con mis labores. No, más bien, si pudiera llegar a la punta de los pies del señor, ya sería un inmenso alivio.

El muchacho a su lado, que había permanecido en silencio durante todo el tiempo, bromeó de repente:

—El año que viene seremos reclutados por los Caballeros Remdragon. ¿No es tu objetivo demasiado bajo?

—Garow, todavía no entiendes la grandeza de lord Calypse —respondió con un leve movimiento de cabeza—. Ya es un tremendo logro alcanzar sólo la punta de la punta de la punta de sus pies. Olvídate incluso de llegar a la punta de la punta de sus pies.

—Oh, realmente.

Este último respondió con un tono resignado y una mirada ligeramente harta. Mientras tanto, Max se sintió entusiasmada por la ciega reverencia del chico hacia Riftan y no pudo evitar unirse a su conversación.

—Ri-riftan ¿E-Es tan destacado como c-caballero?

—¡Señora, no es sólo sobresaliente! —El chico la miró como si estuviera describiendo a Riftan con los términos más austeros. A continuación, se lanzó a una diatriba de los logros sobresalientes de Riftan que le han llevado a su reputación.

Lord Calypse es el mejor caballero del continente. ¡Hay una razón por la que se le llama el sabio de Uigru! ¡En todo el continente, sólo hay cinco caballeros que son venerados como Rossem Uigru! Dos de los cinco caballeros fueron superados por lord Calypse. Sólo hace seis años que venció al mejor caballero de Libadon, Sejour Aren, ¡pero también venció a la espada sagrada de Osiria, Kuahl Leon en la competición de espadachines de la Unión Occidental!

Max sólo sonrió vagamente en respuesta. Había oído hablar muchas veces del comandante de la División de Paladines, un hombre alabado por su excelente destreza con la espada; sin embargo, nunca se le ocurrió que su marido pudiera superar con creces a un hombre considerado un caballero de élite en el continente.

—Decidí ser caballero después de ver la actuación de lord Calypse durante aquella competición de espada. Lo he admirado desde entonces —terminó finalmente el muchacho su apasionado discurso con su devoción por Riftan.

—Y-Ya veo.

Contestó Max sin saber qué decir. Esto, a su vez, provocó una mirada severa en el alegre rostro del muchacho.

—Señora —comenzó sombríamente—. No tiene ni idea de lo increíble que es lord Calpyse, ¿verdad?

Ella se apresuró a replicar con sus escasos conocimientos sobre Riftan.

—Y-Yo sé s-sobre el d-dragón.

—Aunque no haya participado en la expedición, lord Calypse sigue siendo un gran caballero. ¿Nunca le ha visto blandir una espada antes?

—¡S-Sí! —Intervino inmediatamente, sintiéndose bastante a la defensiva—. Lo vi luchando contra un monstruo.

Sus palabras se convirtieron en un susurro. No estaba segura de si su declaración del fiasco en su viaje había contado como ver. Era la primera vez que Riftan blandía su espada delante de ella, pero se había desmayado, incapaz de ver el espectáculo. Y a la segunda vez que ocurrió, la pelea había terminado antes de que ella se diera cuenta. Pero Max no podía soportar que los chicos descubrieran su falta de familiaridad con las hazañas de su marido.

Por lo tanto, ella comenzó a hilar un cuento exagerado.

—Y-Yo también sé —comenzó, enderezando su espalda, nerviosamente, mientras relataba una versión profusa de la pelea—. ¡V-Vi a Riftan cortar a un g-gigante tan g-grande como esta fo-fortaleza por la mitad! Había un to-total de d-diez gigantes, p-pero él los d-derrotó a t-todos en un abrir y cerrar de o-ojos.

Describía el suceso con descaro, aunque, en realidad, no recordaba cuántas de las temibles bestias habían aparecido. Supuso que, como mínimo, habrían sido diez. Su farol resultó exitoso, ya que el chico la miró con renovado entusiasmo en su ingenuo rostro.

—¿De verdad? ¿¡Diez ogros gigantes!? ¡Qué historia! ¿Puedes contarnos más?

Max se estremeció ante su entusiasmo. El increíble entusiasmo del chico por la historia pilló a Max desprevenida. Sin embargo, en ese momento no podía contarle la mortificante verdad de que no podía recordar porque se había desmayado. Rápidamente recordó un cuento que escuchó de un juglar e inventó una historia escandalosa, sus tartamudeos se hacían cada vez más evidentes con la profundización de la mentira.

—M-mientras íbamos e-en un ca-carruaje, de r-repente oímos un fu-fuerte chirrido. Fue t-tan fuerte que p-pensé que el cielo se e-estaba de-desgarrando. T-Todo mi cuerpo se c-congeló porque es-estaba tan a-asustada; ni s-siquiera me di c-cuenta de que Ri-riftan había sacado su e-espada. Y me di la vuelta Ri-riftan ya había salido a l-luchar.

—¡La espada de lord Calypse es la más rápida del mundo! Sus enemigos siempre acaban con la cabeza decapitada y el cuerpo partido por la mitad sangrando por todo el suelo antes de que se den cuenta de que saca la espada.

El chico gritó con deleite. Aunque le pareció desconcertante que los chicos disfrutaran escuchando una historia tan morbosa, continuó a pesar de todo.

—¡A-Afuera, había d-diez gi-gigantes tan grandes como un fu-fuerte! T-Todos los c-caballeros sacaron sus es-espadas. Ri-riftan se adelantó a e-ellos y g-golpeó con su e-espada al gigante más g-grande. En-entonces el g-gigante…

Max levantó la vista, intentando recordar lo que el chico había dicho antes. Tratando de entrelazar alguna apariencia de realidad en su historia.

—¡La ca-cabeza del g-gigante fue decapitada y s-su torso co-cortado por la m-mitad y la s-sangre brotó como una f-fuente! Luego c-cayó al suelo.

—¡La espada de sir Calypse incluso atravesó el aliento del dragón! — Asintió, convencido: —¡Hmph! Un ogro es sólo un pedazo de pastel para él!

Max evocó el júbilo de los chicos con su relato. A pesar de su molesto tartamudeo, los chicos no mostraron ningún signo de molestia y esperaron pacientemente, con los ojos brillantes, mientras ella seguía con la historia. Sus reacciones de puro asombro sirvieron para alimentar a Max aún más, su cuento se volvió cada vez más animado cuando comenzó a imitar al gigante.

—¡O-Otro gigante v-vio lo que había s-sucedido y gritó tan f-fuerte que mis o-oídos e-estallaron y b-balanceó un enorme b-bate con un s-silbido! Ri-riftan saltó m-muy alto como una g-golondrina voladora y lo es-esquivó como si f-fuera un juego de n-niños.

Sonrió, ya que le gustaba la descripción que hacía de él como una “golondrina voladora”.

—El g-gigante era tan t-torpe que n-no podía se-seguir el movimiento de Ri-riftan y s-seguía golpeando el s-suelo con su ba-bate. ¡Boom! ¡Bam! T-Tan fuerte que p-parecía que la t-tierra estaba t-temblando.

Imitó al gigante golpeando el suelo con su arma de destrucción. Los hombros de los chicos también se agitaron como si se murieran por saber qué pasaba a continuación. Max también comenzó a sentirse incontrolablemente excitada, ya que era la primera vez que alguien se involucraba tanto en su historia.

—¡En-entonces! Ri-riftan blandió su e-espada. Hubo un de-destello repentino y-y entonces vi el b-brazo del g-gigante cortado co-como una s-salchicha. L-luego cayó al s-suelo con un f-fuerte golpe y s-sangre.

Se dio cuenta de que cada vez que se mencionaba algo sangriento, el brillo de los ojos de los chicos se volvía aún más deslumbrante. Levantó los brazos y gritó.

—¡L-La sangre c-cayó como u-una lluvia! C-Cada vez que el g-gigante agitaba su b-brazo medio c-cortado, la sangre n-negra caía p-por todas partes c-como una lluvia p-pesada. T-tuve que bañarme d-durante m-medio día sólo p-para lavarme la s-sangre.

Max, que movía el brazo tratando de imitar al gigante con un miembro decapitado, se congeló de repente.

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