Bajo el roble – Capítulo 98

Riftan la hizo acostarse boca abajo sobre las mantas y sacó un paño limpio y una cantimplora de agua de su bolso con expresión sombría. Max miró hacia abajo avergonzada mientras empapaba la tela y comenzaba a limpiarle el sudor de las piernas. La toalla fría enfrió suavemente su piel ardiente. Le limpió meticulosamente los muslos, las pantorrillas e incluso los pies. Luego, tomó la pequeña botella de aceite y sacó el corcho con los dientes. Mientras el líquido resbaladizo se deslizaba por su piel, los dedos de los pies de Max se curvaron. Riftan presionó el centro de las plantas de sus pies con el pulgar y luego lentamente movió las manos hacia arriba para masajear sus tensas pantorrillas. Max gimió de dolor. Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 98”

Bajo el roble – Capítulo 97

Riftan entrecerró los ojos y se dio cuenta de la ropa que llevaba, mientras sus ojos la seguían de pies a cabeza. Sorprendido por su mirada, Max rápidamente agarró su ropa holgada y bajó los ojos con inquietud. La expresión feroz de Riftan se distorsionó cada vez más por la irritación y la furia.

—¿Qué diablos llevas puesto? ¡Maldita sea! ¡Tienes todo esto planeado!

Se frotó la cabeza con brusquedad, como si intentara aliviar un terrible dolor de cabeza. Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 97”

Bajo el roble – Capítulo 96

Riftan siguió caminando y miró al frente como si no oyera nada. Max corrió para alcanzar sus grandes zancadas.

—¡Ri-Riftan!

Ella gritó, casi suplicando, pero él ni siquiera se volvió para mirarla. Max miró fijamente su espalda mientras corría escaleras abajo. Cuando finalmente llegó hasta él, tiró de su capa. Riftan se puso rígido por la sorpresa y apartó su mano. Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 96”

Bajo el roble – Capítulo 95

Los caballeros discutían con frecuencia el movimiento del monstruo en cada rato libre. Había innumerables especulaciones sobrevolando el castillo, desde por qué Balto y Livadon ignoraban hasta ahora la formación de un ejército de trolls tan grande que podía abarrotar las tierras altas, hasta teorías de que había un mal mayor moviendo los hilos.

Max escuchaba sus discusiones con una mezcla de terror y ansiedad. Cuando su visita a la enfermería se convirtió en algo habitual, los caballeros, que al principio se mostraban recelosos de sus conversaciones en torno a ella, empezaron a hablar con más confianza. Según noticias recientes, existía una alta posibilidad de que tanto Osiria como Whedon enviaran refuerzos adicionales. Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 95”

Bajo el roble – Capítulo 92

—Tu pelo huele bien.

Dejó escapar un gemido de satisfacción y enterró la cara contra su hombro. Un tinte rojo se extendió por las mejillas de Max, contenta de haberse aplicado antes unas gotas de aceite perfumado con rosas. Saboreando el aroma, Riftan frotó el puente de su nariz contra el voluminoso cabello de ella, luego deslizó un brazo por debajo de sus caderas y la levantó para poder abrazarla mejor. Ella cerró los postigos[1] y se arrimó más a sus brazos mientras sentía las ásperas palmas de sus manos acariciarle la nuca. Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 92”

Bajo el roble – Capítulo 91

—Ya… ya veo…

Max no se dio cuenta del alivio que mostraba su rostro. Riftan, contempló su figura y ahuecó su mejilla con una mano.

—¿Odias que me vaya?

Max le miró con ojos tenso. Quería decirle toda la verdad, pero temía que se molestara por su apego, así que eligió sus palabras con cuidado.

—Si Riftan… se queda, todos se sentirán seguros. Los ci-ciudadanos también se sentirán a gusto… Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 91”

Bajo el roble – Capítulo 90

A la mañana siguiente, Max corrió a la biblioteca en cuanto terminó de asearse. Ruth había vuelto anoche y lo vio durmiendo junto al brasero. Frunció el ceño mientras miraba al hombre tendido como un cadáver. Había varias habitaciones donde podía dormir con comodidad tres pisos más abajo de la biblioteca, pero era demasiado cansado para él hacer tal esfuerzo, y sintió lástima por el hombre que dormía en el suelo frío como la piedra todo el tiempo, con aspecto triste y patético.

Miró a su alrededor, tomó un leño de la pared y le dio un golpe en la espalda. Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 90”

Bajo el roble – Capítulo 89

Querían empezar a entrenar enseguida, pero como el horario de Ruth no se lo permitía, se decidió que empezarían a estudiar a la mañana siguiente.

Ruth tomó un par de libros útiles de la estantería y se dirigió a la salida con un montón de pergaminos. Max, por su parte, se quedó sola en la biblioteca y comenzó a leer un libro grueso y descolorido. Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 89”

Bajo el roble – Capítulo 88

—Parece que se está formando una alianza entre monstruos subraciales en la Meseta Pamela, al norte de Livadon. Hombres lagarto y trolls muy inteligentes formaron un gran ejército de monstruos que comenzó a asaltar aldeas. Según lo que oímos justo antes de partir de Livadon, el ejército de trolls saqueó incluso un territorio bastante extenso en el norte.

—¿Una alianza a gran escala entre los monstruos? Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 88”

Bajo el roble – Capítulo 87

—Ah, huele muy bien.

Max lo contempló con una sensación de alivio y orgullo. Brillantes brotes rojos saturaban el área alrededor del pequeño charco cavado por los sirvientes, y los arbustos que estaban alineados como soldaditos tenían flores de color púrpura azulado brotando. Junto a ellos había un campo de varias hierbas que crecían de manera agradable y creaban una maravillosa armonía con las flores. Max colocó un pañuelo sobre una silla plana tallada en piedra y se sentó. Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 87”

Bajo el roble – Capítulo 86

Al día siguiente, Inés y sus hombres comenzaron a preparar su viaje de regreso a Palacio. Con la ayuda de Rodrigo, Max revisó la lista de equipaje mientras coordinaba a los sirvientes para preparar la partida de sus invitados.

El plan original era consultar con Riftan para ofrecer un regalo al Rey, pero los huesos y la piel del monstruo ocupaban la mayor parte del espacio disponible en los coches de caballos. Además, entre el botín de Agnes de la incursiones con los monstruos, y las compras que había hecho en la ciudad, los sirvientes solo podían meter cuatro tapices y seis copas de vino con incrustaciones de rubí en lugares diversos. Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 86”

Bajo el roble – Capítulo 85

Por primera vez en su vida, Max apostó jugando a los dados. Se mezcló con la multitud para ver un espectáculo callejero, probó una cerveza que tenía un olor rancio y también un pastel que tenía un relleno con sabor a carne. Cuando su estómago se llenó de estas exóticas comidas campesinas, Max fue incitada por Agnes a participar en un lanzamiento de jabalina.

Agnes lanzó una jabalina para dar una demostración mientras le explicaba amablemente a Max. Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 85”

Bajo el roble – Capítulo 84

Max tuvo que permanecer encerrada en el dormitorio hasta que su cuerpo se recuperó por completo. Debido a la gran inquietud de Riftan, incluso cuando salía de la habitación para ver sus asuntos tenía una fila de sirvientes nerviosos para atenderla. Incluso después de que su maná se hubiera recuperado por completo y su mareo hubiera disminuido, Riftan no podía tranquilizarse. Gracias a eso, Max tuvo tiempo de posponer sus deberes de hospitalidad con los invitados y entrenar a los gatos en su habitación.

—Ron es el más hábil. Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 84”

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