Bajo el roble – Capítulo 4: Recuerdos olvidados

Traducido por Kiara Adsgar

Editado por Yusuke


—Un poco… va a doler un poco.

Los movimientos de sus dedos finalmente se detuvieron después de un tiempo, lo que Max sintió como una eternidad. En su cansancio, respiró hondo, su cuerpo rígido no pudo resistir más. Riftan tomó su ropa y empujó un brazo por debajo de su cintura, la levantó por encima de su cabeza.

Sus cuerpos calientes hicieron contacto. Solo entonces se dio cuenta de que su cuerpo, al igual que el de ella, estaba resbaladizo por el sudor.

La espalda del hombre resplandecía en un tono dorada por la tenue iluminación. De repente se le ocurrió pensar que se estaba escondiendo en la fragua de un herrero y vio una estatua dorada. ¿Sería esto lo que se ve cuando vierte líquido hirviendo del horno sobre un objeto? Sus pensamientos resonaron sin respuesta mientras todo su cuerpo se derretía, sintiéndose como si se hubiera ahogado en una olla de oro.

—Respira, respira hondo.

Él susurró bruscamente en sus oídos, incapaz de entender por completo lo que sucedía en el momento en que su espalda temblaba con el contacto de su piel. En un movimiento inconsciente, extendió las piernas y se aferró de por vida a los duros antebrazos del hombre. Luego, la parte inferior de su cuerpo se hundió pesadamente entre sus piernas separadas.

El dolor sordo llegó antes de que se diera cuenta de lo que estaba sucediendo. Max luchó infructuosamente por el miedo cuando el hombre la atrapó debajo de él con los labios cerrados. Ella no pudo escapar, su corazón estaba aplastado contra su fuerte pecho cuando él empujó más profundamente en su cuerpo. Ella solo podía llorar, rascando sus uñas sin piedad por todo su antebrazo.

—Oh, duele… duele… —aulló ella.

—Es porque eres demasiado estrecha…

El sudor tibio descendía desde su rostro hasta su cuello. Cuando ella inconscientemente inclinó su cuerpo para salir del dolor, él se estremeció débilmente y la agarró por la cintura con ambas manos. Arrugas profundas aparecieron en su frente mientras lo hacía.

—Por favor… quédate quieta… —Una súplica inesperada salió de sus labios.

Pero Max solo fue tragada por la intensa agonía que sacudió su cuerpo.

—¡Duele… duele…!

— ¡Mierda! No te muevas, por favor… ¡ugh!

Podía sentir el cuerpo del hombre temblar y por un momento, dejó de respirar. Él la abrazó por la cintura, apretándola con tanta fuerza que ella sintió que se iba a romper y en un momento comenzó a moverse como si ya no pudiera soportarlo más. Ella gimió ante el dolor agudo que sentía.

Cada vez que su cuerpo se movía, su propio cuerpo temblaba como un bote indefenso en un río furioso. Su mente se volvió más y más turbia a medida que pasaba el tiempo.

¿Qué me está haciendo? Pensó mientras las sábanas que apretaba con las manos parecían estar a punto de romperse.

—Oh, joder…

Max no podía comprender cuanto tiempo había pasado antes de que él emitiera un gemido estrangulado y se agachara sobre ella. Respiró hondo debajo de su cuerpo, oleadas de vapor caliente se elevaron en el proceso. Los hombros del hombre todavía se movían erráticamente como con su agitación. Cuando notó todo esto, una extraña sensación de pérdida golpeó a Max. Levantó la vista al techo sin expresión, con los párpados temblando. ¿Qué acaba de suceder?

—¿Por qué estás llorando?

Solo después de ser interrogada por el hombre, Max se dio cuenta de que las lágrimas caían de sus párpados. Mientras trataba de ocultar su rostro a toda prisa, sintió su lengua húmeda correr por su mejilla. Al instante intentó apartar la cara. Pero esto solo lo llevó a atrapar su rostro entre sus manos para que ella no pudiera escapar de él.

—No lo evites.

Una mirada intensa e incomprensible la atravesó desde sus ojos oscuros e hizo que se le pusiera la piel de gallina en la espalda. Mientras decía esto, colocó sus labios sobre sus sienes y los pómulos húmedos por las lágrimas.

—Eres mi esposa ahora. Nos guste o no, no hay vuelta atrás.

Luego le tiró del pelo y la forzó a un beso. Repetidamente, tuvo que aceptar impotente. El tiempo pasó sin siquiera notarlo…

Esa fatídica noche, no pudo contar cuántas veces lo repitieron. Después de perder el conocimiento, cuando despertó ya eran más del mediodía. Para entonces él ya se había ido a la expedición, y la niñera le dijo que el sacerdote había identificado la sangre virgen en la cama y anunció que su matrimonio fue exitoso. Tal era el rito de iniciación para un matrimonio.

Eso fue todo lo que sucedió entre ellos. Ella perdió su virginidad con él, y él se fue a las montañas Lexos en nombre del duque Croix. Nunca se le había ocurrido a Max que eran una pareja. Ella sintió lo mismo en este momento cuando finalmente se enfrentaron después de años…


Kiara
Ay mi Dios, Max es tan ignorante de todo, si tan solo ella supiera más, no hubiera sido tan doloroso, ni tan difícil para Riftan, pobrecito que aun con su tonos rudos intentaba hacerlo placentero para ella, esta época es tan dificil con las mujeres.

7 respuestas a “Bajo el roble – Capítulo 4: Recuerdos olvidados”

  1. Me siento muy triste por Max. Ella no tiene libertad para escoger nada, simplemente debe de acoplarse a lo que le sea impuesto.

    Primero, está el casarse con un hombre que apenas conoce, imagínense el miedo que debió sentir, y peor sabiendo que si no acepta será su ruina debido al maltrato de su familia. Luego, debe consumar su matrimonio, sin saber exactamente lo que debe hacer. En el momento, a pesar del dolor de Max, Riftan continuó haciéndolo varias veces, y ella, aunque realmente no quería, debía aceptar impotente. Porque ese era el papel de la mujer en esa sociedad tan machista, aceptar sin chistar lo que hacía el marido.

    Nonono, qué tristeza me da. Ojalá las cosas mejoren para ella con el paso de los capítulos.

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