Bajo el roble – Capítulo 75

Traducido por BeeMiracle

Editado por Ayanami


Al día siguiente, después de algunas dudas, Max regresó a la biblioteca. Afortunadamente, Ruth la recibió con aire de alivio, como si nada hubiera pasado. Se sentó con el libro de magia abierto y lo miró fijamente durante un rato. Después de enfadarse tanto el día anterior, le daba vergüenza volver a hablar. Durante mucho tiempo, Max luchó por abrir la boca, solo mirando borrosamente las letras del libro.

—Uh, lo que dije ayer… quiero decir…

—¿Qué?

Ruth, que mientras tanto estaba concentrado en su trabajo, la miró. Max tragó y continuó torpemente.

—T-Tu dijiste que si practico m-mi forma de hablar, mejoraré. ¿C-Cómo debo d-hacerlo?

Ruth asintió.

—Oh, sobre eso. —pronto respondió de manera amarga. —Bueno, si quiere, buscaré una calibración eficiente. Pero primero, ¿no sería útil hablar tanto como sea posible en un ambiente cómodo?

—¿Hablar tanto como sea posible…?

—Cuanto más lo hace, mejor se vuelve. Debe mantener la calma y hablar tanto como pueda. Cuando está emocionada, su habla se vuelve más rápida y su tartamudeo empeora. En ese caso, mantener la calma parece más importante que cualquier otra cosa.

Al ser criticada tan directamente, bajó los ojos con vergüenza.

—Oh, lo-lo tengo. Y… b-bueno, ¿qué debo hacer?

—Bueno… ¿le sería útil practicar, hablar despacio y con claridad? Está bien si es lento. El propósito es dominar la pronunciación, puede hacerlo practicando su forma de hablar una y otra vez.

Max puso los ojos en blanco, se sonrojó y habló lentamente, aflojando su lengua rígida.

—Yo… lo entiendo… ¿Así?

—Sí, así. Debe ser paciente y decir lentamente lo que quiere decir.

—¿Funcionará?

—Si esto no funciona, buscaré otra forma de corregirlo. Probemos de una forma u otra.

Max, que pensó que podría haber una forma especial de corregirlo, pareció un poco decepcionada. Bueno, no importa cuán inteligente fuera Ruth, él no era omnipotente. Al final, no había una manera fácil de arreglarlo, por lo que Max volvió a hundir la cara en el libro, conteniendo su decepción. Ruth, que miraba fijamente esta escena y se acariciaba la barbilla como si estuviera pensando en algo, volvió a abrir la boca.

—Bueno, al final no le fue posible practicar ayer.

Max endureció su rostro por las palabras tranquilas de Ruth.

—Si… voy… Podría haber c-caos una vez más…

—No iremos al campo de entrenamiento. ¿Acaso este castillo no está lleno de gente además de caballeros? Si vamos a la cocina, puede haber al menos uno o dos sirvientes que preparen alimentos o cocinan frente al fuego.

—Estoy segura de que podría haber, pero… —Cuando Max vaciló, Ruth habló en un tono bastante fuerte.

—Es realmente importante dominar la magia. No importa cuántas teorías mágicas brillantes e historias mágicas sofisticadas ponga en su cabeza, es inútil si no desarrolla su habilidad para implementarlas.

—Lo sé… Solo pensé que lo odiarían.

—Los sirvientes no lo odiarán. No pueden hacerse cargo de lesiones menores porque están ocupados trabajando todo el día, por lo que preferirían que les diera tratamiento.

Después de dudar, Max finalmente se levantó de su asiento en mal estado. Como él dijo, ella no pudo evitarlo para siempre, sin embargo, apenas tuvo el coraje de preguntar, ya que había sufrido un amargo rechazo el día anterior. Max persiguió a Ruth como una cabra arrastrada al matadero.

¿Y si falla en probar la magia frente a los sirvientes? En ese caso, Max pensó que la iban a ridiculizar por eso. Con una imaginación sombría como un hábito, Max empujó sus pies hacia la cocina. Por suerte o por desgracia, la cocina, que siempre estaba llena, ese día estaba tranquila.

—Buenos días mi señora.

El chef, silbando y removiendo la olla con un cucharón, le sonrió alegremente.

—¿Hay algo que necesite?

—E-En particular, estoy aquí por negocios…

Ante sus palabras murmuradas, Ruth se mantuvo como un vigilante detrás de ella y la empujó hacia adelante con el hombro. Max, que fruncía el ceño, suspiró.

—S-si acaso… ¿H-Hay alguien con alguna h-herida en el cuerpo o que haya sido lastimado?

—¿Herida?

El chef se rascó su gran cabeza con una mirada perpleja en su rostro. Ruth la empujó una vez más, como si le sugiriera que se lo explicara correctamente. Max, irritada por su comportamiento, lo fulminó con la mirada y volvió a abrir la boca.

—¿H-Hay alguien que fuese c-cortado con un cuchillo… Quemado por el fuego… en la muñeca o la pierna…?

—¡Eso es lo que sucede todos los días! Especialmente ese chico Chrome de allí, por lo general es torpe, por lo que sus manos están cubiertas de heridas. Hace un momento, se quemó las palmas de las manos mientras sacaba el pan del horno.

Max volvió la cabeza y miró al sirviente llamado Chrome. Era un niño pequeño y delgado con la cara ennegrecida por el hollín, de unos dieciséis años, y estaba cortando algo con un paño envuelto alrededor de sus palmas. Max respiró hondo y habló.

—Bueno, ese chico… ¿P-Puedes llamarlo por mí?

El chef, que tenía una mirada curiosa en su rostro, llamó al chico sin dudar.

—¡Oye! ¡Chrome! Ven aquí, mi Señora te está buscando.

Ante el fuerte grito del chef, el niño encogió la espalda como si lo hubiera alcanzado un rayo y salió corriendo como la flecha de un arco.

—¿Qué ocurre, mi señora?

Pensando que había cometido algún error, el chico se inclinó con el rostro teñido de negro, mientras que el chef le dio una mirada extraña, como si tuviera curiosidad por saber qué estaba buscando su Señora. Max habló de una manera digna después de una tos muy fuerte.

—Escuché que te lastimaste… ¿Puedes mostrarme?

—¿Se refiere a mi mano, mi señora?

Chrome, que parpadeaba con una expresión perpleja, se quitó la tela de la mano a toda prisa: la quemadura roja hacía que sus suaves palmas se vieran muy ásperas. Max ignoró sus ojos ansiosos y respiró hondo, con la mano apoyada ligeramente sobre la herida, haciendo temblar los hombros del chico por el leve dolor. Max sintió pena por él porque ella ni siquiera le explicó nada de lo que estaba haciendo. Sin embargo, pensó que lo pondría más ansioso si se lo explicaba, por lo que Max aumentó lentamente su maná sin decir nada hasta que una sensación de calor se acumuló en la palma de su mano y comenzó a penetrar suavemente en la herida del niño. El niño abrió mucho los ojos al sentir que el dolor desaparecía lentamente. Max quitó lentamente su mano después de inyectar suficiente maná sólo para ver que las manos del niño se curaron limpiamente.

—¡Ay dios mío…!

Había una exclamación por todas partes. Sin embargo, la persona que más se sorprendió fue Max. No sabía que tendría éxito en su primer intento. Max, que miraba fijamente la mano del niño con una cara de sorpresa, de repente saltó alrededor de Ruth.

—¡Ruth, es un éxito! ¡Y-Y-Yo tuve éxito!

—¡Hizo un gran trabajo! ¡Es genial para ser la primera vez!

Ruth sonrió ampliamente y le dio unas palmaditas en la espalda. Animada por el éxito del primer hechizo, Max miró a los sirvientes y gritó con confianza.

—H-He estado aprendiendo magia curativa durante semanas. N-Necesito a alguien con quien p-practicar. ¿Hay alguien más que tenga alguna herida en el cuerpo?

—¿Podemos ser voluntarios?

Max miró hacia atrás con sorpresa ante el repentino sonido de la voz. En la entrada de la cocina estaban Sir Hebaron y Sir Caron, con un joven caballero cuyo rostro apenas reconoció. Era raro encontrarse con caballeros en este momento, a menos que fueran al herrero, por lo que Max estaba avergonzada, como si la hubieran atrapado con las manos en la masa. Sir Caron le dijo cortésmente: —Me disculpo si la sorprendimos.

—Oh, no…

—No sabía que fuera tan buena, y ayer fuimos irrespetuosos.

BeeMiracle
Buena en la magia o no, no es excusa para ser irrespetuoso con alguien ( ̄ヘ ̄)

—Y-Yo entiendo…

Max saludó torpemente a Hebaron, que se inclinaba profundamente ante ella, luego entró y se rascó la parte posterior de la cabeza con torpeza.

—Me lastimé durante la batalla… ¿Puedo recibir tratamiento ahora?

Él le mostró un pequeño rasguño en el dorso de su mano. Los ojos de Max alternaron entre su rostro y el dorso de su mano con una cara llena de perplejidad, ella realmente no podía entender el repentino cambio de actitud del caballero. Cuando ella no respondió, el rostro de Hebaron se mostró amargo.

—Como era de esperar, el comportamiento de ayer la hizo sentir… ¿ofendida?

—¡Oh, no! Es solo que… estoy un poco sorprendida. Vamos, tome asiento aquí. Y-Yo voy a…

Los sirvientes trajeron sillas rápidamente para que se sentaran y los caballeros se alinearon frente a ella, fingiendo de manera exagerada sentir dolor. Max tragó saliva. Si fallaba debido a que estaba nerviosa… Max sintió mucha presión sobre sus hombros porque pensó que sería una desgracia. Ruth, que observaba la escena desde atrás, se echó a reír.

—No tienes que estar demasiado nerviosa. Todos estaban preocupados por lo que pasó ayer, así que vinieron aquí con una excusa.

—¿De qué estás hablando? ¡Estoy sangrando!

Las palabras de Hebaron la impresionaron y luego ni siquiera notó nada más, comenzando a concentrarse. Señalando la herida visible, dijo: —Me temo que fallará, pero…

Ruth chasqueó la lengua como si fuera algo absurdo y, sin darse cuenta, le sonrió al gran caballero distraído. De repente, se sintió mucho más ligera. Max se relajó y conjuró un hechizo curativo en la mano del caballero. Al ver que la cicatriz desaparecía en un abrir y cerrar de ojos, Hebaron derramó elogios entusiastas, como si nunca hubiera presenciado una magia aún mayor, por lo que Max finalmente se echó a reír ante su ridícula actitud exagerada. Cuando lo vio, Hebaron sonrió.

BeeMiracle
Se derrite en ternura~ ( ̄▽ ̄*)ゞ

—No importa lo que Uslin le dijo ayer, simplemente le gusta decir lo que se le ocurre.

—N-No me importa.

—Eso es un alivio.

Hebaron sonrió y se levantó de su asiento, Max entonces, procedió a lanzar hechizos curativos sobre los caballeros, uno tras otro. Una vez que había curado a todos los caballeros, incluso trató las heridas menores de sus sirvientes. Excepto por el chico cuyas manos estaban quemadas, todas las heridas eran lo suficientemente buenas como para dejarlas así, de todos modos y debido a su poca cantidad de maná, Max se agotó rápidamente. Sin embargo, su corazón estaba lleno de energía y sonrió con orgullo mientras se limpiaba la frente sudorosa. Incluso si no era tan buena, estaba muy feliz de poder ayudar a alguien. Fue un desarrollo significativo para ella, a quien siempre le habían dicho que era un ser humano inútil: parecía haber ganado valor por primera vez en su vida.

—Si no le importa, no dude en convertirnos en sujetos de prueba. Se lo diré a los otros caballeros.

Hebaron miró a la dama justo antes de salir. Max asintió con una sonrisa tímida.

Después de ese día, Max bajó a la cocina a menudo para usar hechizos curativos en sus sirvientes. A veces, también trataba las heridas de los caballeros. Sentada en la cocina todos los días y repitiendo la magia curativa cinco o seis veces al día, sus habilidades estaban mejorando constantemente, además, también podía tratar heridas algo grandes. Sin embargo, la tartamudez no mostró signos de mejorar. Todos los días, se encerraba sola en una habitación y practicaba hablar con claridad o intentaba hablar con las personas que encontraba sentadas frente a la chimenea de la sala, pero su lengua solo se sentía desafilada.

Max continuó practicando memorizar los símbolos de pronunciación en orden o recitar las palabras de un trabalenguas en el aire todos los días, tratando de no frustrarse. No fue tan fácil como pensaba porque tenía que hacerlo en secreto, cuando estaba sola, ya que no quería mostrarle su figura patética a Riftan o a los sirvientes. Max tampoco podía dejar de estudiar magia y organizar el castillo. Además, el jardín tenía que ser arreglado tan pronto como terminara la temporada de invierno, por lo que ya estaba devanándose los sesos teniendo que lidiar con la planificación y el presupuesto con Rodrigo y el comerciante Aderon. A medida que se acercaba el final del invierno, había tantas cosas que hacer qué quería duplicar el día.

♦ ♦ ♦

—Tu cara parece haberse vuelto demacrada recientemente.

Riftan dijo, mientras se cambiaba de ropa después de tomar un baño, acariciando la mejilla de Max. Ella sonrió torpemente. Tratar de hacer varias cosas a la vez era, naturalmente, demasiado para ella, se había despertado al amanecer las últimas semanas y se había quedado dormida cuando él lo hacía. Después de seguir el estilo de vida del enérgico caballero, incluso había una sombra oscura debajo de sus ojos. Max frunció el ceño mientras Riftan acariciaba sus ojos ligeramente con el pulgar.

—Como era de esperar, estás exagerando tu magia, ¿no es así? Creo que has estado practicando un hechizo curativo últimamente, y por eso…

—Q-Quiero practicar… tengo que hacerlo c-constantemente p-para poder mejorar… todos están c-cooperando conmigo. Lo estoy haciendo por ti. Yo n-no uso tanto maná… Te trataré si te lastimas.

Examinó cuidadosamente su expresión, mientras trataba de hablar con calma. Riftan estaba trabajando tres o cuatro veces más que ella, pero su rostro no mostraba signos de agotamiento.

¿Cómo puede no bostezar a pesar de que duerme de tres a cuatro horas y no solo por un día o dos, sino todos los días?

Ella lo miró, un poco curiosa.

Riftan discutió y supervisó la producción diaria de nuevas armas con los herreros, guardias capacitados y aprendices, además, recientemente comenzó a planificar el inicio de la construcción de carreteras que comenzaría en la próxima temporada de lluvia.

Incluso si dividiera su cuerpo en dos o tres, Max no sería capaz de manejar la mitad de lo que él estaba haciendo. Sin embargo, el rostro de Riftan tenía una buena tez y su cuerpo musculoso estaba lleno de energía. Riftan la tomó en un cálido abrazo, la colocó en su regazo y le acarició suavemente las orejas y la nuca.

—¿Nadie está siendo grosero contigo?

—N-No.

—¿El trabajo es duro?

—N-No es un trabajo duro…

Había una ligera arruga entre las cejas de Riftan y hablaba con un poco de nerviosismo.

—No solías hablar mucho, pero últimamente solo he escuchado ese tipo de respuestas.

—B-Bueno, de verdad… todos son amables conmigo. No hay nadie grosero…

Incapaz de averiguar qué tipo de respuesta quería, Max soltó el final de su oración y luego permaneció en silencio. Riftan se sentó con la espalda contra el cojín y miró a Max durante mucho tiempo.

—Escuché que comenzaste a planificar el paisajismo del jardín.

—C-Cuando llegue la primavera… Los visitantes v-vendrán y creo que deberíamos d-decorarlo antes de eso…

—¿No es demasiado trabajo? Debe ser difícil supervisar a los sirvientes…

Max sonrió amargamente ante su voz preocupada, ¿quién decía que había mucho trabajo?

—Comparado con R-Riftan… No es nada.

—Oye, ¿con quién diablos me estás comparando? He estado entrenando toda mi vida. Mi fuerza física es superior a la de otros caballeros. Por otro lado, eres más débil que las mujeres normales.

—N-No soy débil. Y-Yo estoy saludable.

Ella rara vez se desmayaba cuando su padre la golpeaba hasta que sangraba, por lo que pensaba que estaba más sana que esas señoras que gritaban y se desmayaban solo porque veían un ratoncito. Sin embargo, Riftan resopló como si hubiera escuchado algo ridículo.

—¿Qué estás diciendo, siendo una dama que ha estado dentro de un castillo toda su vida?

La agarró por la cintura con su gran mano bronceada y frunció el ceño con ansiedad.

—Mira, te puedo tomar con una sola mano. Eres tan delgada como la mitad de mi cuerpo.

—R-Riftan… eres demasiado grande… Bueno, yo soy normal. —Riftan arrugó la nariz.

—No hay ninguna mujer que conozca que sea tan delgada como tú. Me pongo nervioso cuando te miro.

Al escuchar sus palabras, Max pareció un poco desconcertada. No era muy alta y estaba delgada, pero no tanto como la estaba pintando. Sin embargo, parecía genuinamente preocupado. ¿Había una mujer lo suficientemente alta y bien formada para estar cerca de Riftan?

Seguramente, la princesa Agnes ya que era lo suficientemente fuerte y enérgica como para participar en la expedición. Max imaginó a una mujer imponente y hermosa de pie junto a él y con sólo dibujar en su cabeza un par que se veía tan bien como una imagen, le dolía el corazón como si la estuvieran apuñalando.

En ese momento, Max no podía entender por qué se comparaba con una mujer que nunca había visto antes.

—Estás exagerando. Así… sabes, hasta el punto de preocuparte…

Cuando habló en un tono un poco más fuerte con una sensación de agravio, la mano de Riftan, que estaba acariciando su espalda, se estremeció un poco. Distorsionó la boca y habló con una voz preocupada.

—Pero me preocupa que el viento pueda llevarte.

Entonces, Riftan abrazó un poco su cuerpo y presionó su barbilla firmemente contra la parte superior de su cabeza. Max apoyó la cabeza contra su grueso pecho y, en silencio, escuchó los latidos de su corazón. Fuera de la ventana, el aguanieve volaba como un fantasma.

Max fue consciente de la extraña tensión que fluía en el silencio: en algún momento comenzaron a aparecer grietas sutiles entre ellos. Riftan luchó por ser cariñoso con ella y se preocupaba en exceso, pero simplemente no podía decírselo. A veces sentía que no quería compartir más que un dormitorio con Max, pero no era correcto culpar solo a su actitud. Ella era igual, de hecho tampoco podía abrirse fácilmente a él, no podía permanecer natural frente a él y nunca quería mostrarle una apariencia humilde. Max estaba muy nerviosa cuando hablaba frente a Riftan que frente a cualquier otra persona y tenía miedo de que se decepcionara de ella. Irónicamente, cuanto más grave pensaba Max en él, más gruesa era la pared con la que lo enfrentaba. Debido a ese muro, su relación en cierto punto no se profundizaba.

Max quería creer que su pensamiento era solo un engaño excesivo. No existía tal cosa como una relación más profunda en el mundo, ya compartían la misma cama, ​​él la mantenía a salvo y la apoyaba sin falta. Ella estaba supervisando el Castillo Calypse para él, y un día le daría un sucesor. Por lo que ella sabía, esto era suficiente para cualquier pareja. Además, se vieron obligados a tener una relación por el egoísmo de su padre, incluso puede ser imprudente esperar más que eso. Con esos pensamientos, Max manifestó una sensación de incompatibilidad en su corazón.

—No haré nada hoy, sé que estás cansada, así que relájate.

Riftan dijo al tocar sus rígidos hombros. Parecía haber adivinado que estaba nerviosa porque no quería trabajar en el dormitorio. Max trató de decir algo, pero ella solo cerró la boca. Quería estar en sus brazos, pero en realidad estaba muy cansada y le daba vergüenza tender la mano primero. Riftan frotó sus labios en su frente y susurró con voz seria.

—Necesitas un descanso.

La acostó en la cama y apagó la lámpara de la mesita de noche. Luego, naturalmente, acostado a su lado, Riftan empujó un brazo debajo de su cabeza. Max se hundió en su costado y se movió. Su cuerpo olía dulce y masculino, y cuando ella lo inhaló profundamente en su corazón, Riftan dio vueltas y vueltas un poco incómodo, suspirando suavemente y palmeando su hombro. Max saboreó su toque con satisfacción. Sintió su cuerpo firme contra sus muslos, pero no tuvo más contacto con Riftan. Dentro de la comodidad y tranquilidad de sus amplios brazos, lentamente se durmió.

♦ ♦ ♦

Al día siguiente, la lluvia de invierno comenzó a caer. Como resultado, el entrenamiento parecía haber terminado temprano y, mientras Max estaba leyendo el libro de magia durante el almuerzo de la tarde, los caballeros empapados corrieron a la cocina.

Max los saludó con cautela. Recientemente, los caballeros que la habían estado ignorando sin rodeos, con gusto, comenzaron a hablarle gracias a sus frecuentes conversaciones y magia curativa. Estaba muy feliz por el cambio. Los caballeros agarraron la comida que les había dado y comenzaron a hablar de historias mientras el pan recién horneado se derretía en sus bocas. Mientras intercambiaban historias tontas, Max estaba sonriendo. De repente vio a Yulysion acercarse a la cocina y corrió hacia él sorprendida. El rostro del chico estaba cubierto de sangre.

—¿Q-Qué ocurrió? ¿Q-Qué te pasó…?

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