Boda relámpago – Capítulo 23: La cocina de Jiang Li

Traducido por Akatsuki

Editado por Ayanami

Corregido por Meli


Mis lágrimas no cesaban.

—Estás… ¿llorando? —preguntó Jiang Li con incredulidad.

¡Oh, mierda! Me vio, ¿no?

—Por cierto, ¿sabes que te ves menos atractiva cuando lloras? —dijo en tono conciliador.

Su cara estaba tan cerca que quería golpearlo.

Se recostó en el sofá, a mi lado, sacó un pañuelo de su bolsillo y me lo entregó para que me secara las lágrimas.

—Es increíble que alguien de piel gruesa como tú llore, ¿alguien te intimidó?

¿Soy de piel gruesa?

¿Quién me intimidó?

—Si te despidieron yo te apoyaré, no te preocupes.

—¡¿Quién necesita tu apoyo?! —grité molesta al verlo regodearse de mi miseria.

—Es obvio que me necesitas, te han molestado, corriste a casa a llorar y ahora ¿te enojas conmigo?

Estaba cansada, pero para evitar discutir, me dispuse a preparar la cena.

—¿Qué estás haciendo?

—Voy a preparar la cena.

Él me agarró por la muñeca y me tiró al sofá.

—¿Qué demonios estás haciendo?

—En tu estado, podrías quemar la cocina.

—¡Jiang Li! Por una vez, ¿podrías dejarme en paz y no intimidarme?

—No te estoy intimidando. —Se enderezó y agregó—: Yo cocinaré, tú observa.

No podía creer lo que dijo, pero su ofrecimiento levantó mi estado de ánimo. Fui con él a la cocina.

—Quédate allí. —Señaló un rincón de la cocina—. No hables ni te muevas.

Obedecí.

Él sacó las verduras de la nevera, tiró las que no estaban frescas y lavó el resto.

—Parece que sabes lo que haces.

—En casa, mi madre cocinaba, mi padre lavaba los platos y yo lavaba las verduras.

Me sentí un poco celosa de su familia feliz.

—Ahora ellos también son tu familia —declaró como si leyera mis pensamientos.

Sus palabras reconfortaron mi corazón. Él decía lo que la gente quería oir.

Terminó de lavar e hizo una pila de verduras. Colocó la mano izquierda en la espalda, tomó un cuchillo con la derecha y comenzó a cortar.

¿Qué está haciendo?

—Jiang Li, ¿por qué cortas las verduras con una mano…?

—Tenía miedo de cortarme —dijo avergonzado.

Verlo cocinar era increíble, pero al ver su rostro sonrojado por la vergüenza no pude corregirlo y me limité a sonreír.

Él no se molestó y continuó mutilando los vegetales.

—No está mal, ¿verdad? —preguntó satisfecho cuando terminó.

—No está mal —lo consolé.

—Entonces, ¿cuál es el siguiente paso?

—¿Por qué no los fríes primero? —respondí después de contemplar las verduras destrozadas.

Encendió la estufa de gas, lanzó las verduras a la olla y comenzó a moverlas con una espátula.

—Así no, así no. Tienes que lavar la olla primero, verter un poco de aceite en la olla y luego añadir las verduras. —Di un paso hacia él.

Jiang Li apagó la estufa de gas.

—Retrocede. —Señaló el rincón en el que estaba.

El encanto terminó, ¿por qué siempre debía obedecerlo en nuestra casa?

—Jiang Li, me temo que vas a quemar la cocina. —Lo ataqué con sus propias palabras.

—No te preocupes, solo tú podrías hacerlo.

¡¿Qué tipo de respuesta fue esa?!

Jiang Li, tomó otra olla y añadió el aceite.

—Whoaaa, ​​no viertas demasiado.

Eres muy tonto, ¿eh?

Esperó un minuto antes de colocar las verduras, luego agregó salsa de soja y vinagre provocando ¡fuego!

Cubrí mi cabeza por reflejo, le tenía miedo al fuego, además, casi nunca había provocado un incendio al cocinar, así que me sorprendió.

Jiang Li, solo tapó la olla.

—He dominado este movimiento, desde el jardín de infantes —dijo con orgullo, completamente tranquilo mientras me miraba, acurrucada.

Me quedé sin palabras, ¿por qué el hombre que no sabía cocinar me ridiculizaba?

Terminó de freir y sirvió las verduras en una cuenca porque no cabían en un plato.

—¿Tienes algo más para cocinar?

—Ummm, entonces ¿qué tal crema de huevo al vapor? —sugerí, porque era lo más sencillo de hacer con los ingredientes que teníamos.

Él asintió y tomó los huevos.

—Jiang Li, sabes cómo cocinarlos, ¿verdad? —pregunté con amabilidad.

—Por supuesto, sé cómo cocinarlos. —Miró los huevos y murmuró—: pero, ¿tengo que preparar primero el huevo o el arroz?

—Puedes prepararlos juntos.

Juntos, todos entendemos lo que eso significa, ¿verdad?

—¿Podemos prepararlos juntos? —preguntó con una mirada extraña.

—Tonterías, por supuesto que se puede.

Lavó el arroz, vertió agua en la arrocera y comenzó a cocinarlo.

Rompió unos cuantos huevos en un tazón. Sudé en cuanto lo vi retirar el cascarón con una cuchara; le di instrucciones para que los batiera y añadiera aceite de sésamo y sal.

Y, antes de que pudiera reaccionar, él quitó la tapa al arroz y vertió los huevos en él.

Me paré a ver su hazaña: el arroz crudo y los huevos bailaban en el agua, riéndose de la locura de este mundo.

Era un desastre.

Él lucía orgulloso mientras revolvía la comida con los palillos.

—¿Qué pasó? ¿Hay algo mal? —preguntó luego de verme, parecía estar reflexionando.

¿Estaba bromeando? ¿Que si hay algo mal?

—No hay nada malo, hiciste lo que te dije: lavar el arroz, batir los huevos, y cocinarlos juntos al vapor…

No podía ser cierto, no era real.

¿Por qué tomó literal mis palabras de cocinarlos juntos?

Me quedé inmovil en el rincón de la cocina. Jiang Li, sirvió la comida y la llevó a la mesa del comedor.

—Ven a comer, no seas tímida o, ¿quieres que te alimente?

—No, no quiero comer, —respondí con desesperación.

—Te estoy tratando bien y aun así estás siendo exigente. —Me sujetó—. ¿Alguna vez he sido así con la comida que me sirves?

¡Eso es porque mi comida es normal!

Me arrastró al comedor, me empujó a la silla y colocó frente a mí un tazón con la mezcla de arroz y huevo. Apuñalé la comida un par de veces con los palillos, pero me negué a comer.

Jiang Li se sentó a mi lado y me arrebató los palillos para mezclar los ingredientes, me sujetó por la nuca y acercó a mi boca un trozo de comida.

—Vamos, come —me ordenó con voz baja y profunda.

A pesar de que utilizó una voz seductora, para persuadirme a comer, yo me negué, pero él no se rindió.

—¡Si no comes, te arrepentirás!

—¿Cómo? —Me reí, él era un tigre de papel, no creía que pudiera dañarme.

—Por ejemplo… —susurró en tono frío—: Por ejemplo, tu cereza puede hacer ¡pop!

Me estremecí hasta el hueso y casi me caí de la silla.

Jiang Li, ¡ese tipo era demasiado cruel!

Agarró mi hombro y se rió entre dientes.

—Vamos, come, es muy delicioso.

Abrí la boca y para mi sorpresa, el sabor no era tan terrible, se podía comer.

—¿Estás disfrutando de la comida?

Asentí al borde de las lágrimas. él se veía satisfecho.

Olvida que lo llamé tigre de papel.

—Ven, también come verduras. —Colocó un pedazo de zanahoria en mi tazón.

El trozo de color negro era grotesco.

Para que me dejara ir, tuve que comer la mezcla de arroz y huevo condimentado con salsa de soja, acompañado de vegetales quemados y salados.

—¿Estaba delicioso?

Ya había hecho la misma pregunta, al menos doscientas veces. Moví la cabeza agresivamente.

—¡Estaba delicioso, sabroso y extremadamente exquisito!

—Así que es delicioso, eh. —Sonrió con falsa modestia—. ¿Quieres comer más?

Me negué de inmediato, no podía comer más.

Tío Li, por favor, salve a esta pequeña Xiao Yan…

—Esposa, me di cuenta de que mi cocina no es tan mala, ¿entonces debería cocinar la cena de ahora en adelante? —Palmeó mi cabeza.

Sacudí la cabeza en pánico.

—Eh, ¿no te gusta?

Jiang Li hizo las cosas más difíciles para mí.

—Me gusta, me gusta, lo juro.

Para ser una broma, él estaba demasiado abusando de mí.

Se veía avergonzado por mis palabras, pero cuando sonrió, yo suspiré de alivio.

Dios mío, mi cuerpo estaba envejeciendo y ya no podía soportar más tormentos.

Él recogió un pedazo de la mezcla y lo puso en su boca, lo escupió antes de masticarlo.

Mi corazón derramó lágrimas.

Desde entonces mi mente tenía una firme creencia: ¡Jiang Li no era un humano, él era una escoria!

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