Consorte experta en venenos – Capítulo 157: El arroz se coció

Traducido por Selena

Editado por Ayanami


Aunque Zhangsun Che no le había hecho nada a Murong Wanru, todos habían presenciado la escena entre ambos en el dormitorio. Fue suficiente para que todas las caras se pusieran rojas. Por decirlo de otra manera, la castidad de Murong Wanru había sido robada por Zhengsun Che, así que su crimen era inexcusable. ¿Cómo podría la Gran Concubina Yi dejarlos ir fácilmente? Aunque lo matara, ¡no estaría satisfecha!

Pero Murong Wanru aún era una doncella soltera. Podría haber perdido su castidad con Zhangsun Che, pero ¿qué haría si él muriera? ¿Con quién más podría casarse? ¿Habría alguna familia mayor que la del marqués Pingbei dispuesta a aceptarla? Aunque bajara su nivel de exigencia, había pocas posibilidades de que familias respetables quisieran casarse con ella. Los más inteligentes comprendieron que la única solución para salvar el destino de Murong Wanru era casarla con Zhangsun Che.

En el silencio de la sala, la Gran Concubina Yi estaba sentada sin decir una palabra.

El marqués Pingbei era un hombre inteligente. A pesar de estar enfadado con su hijo, ya había visto el quid de la cuestión y sus consecuencias. Al ver que la Gran Concubina Yi aún no se había movido para hablar, levantó la cabeza y habló primero.

—Gran Concubina Imperial, mi hijo no filial cometió una ofensa muy grave y no puede ser perdonado. Es un error de los padres no instruir adecuadamente al niño. No importa la decisión que tome la Gran Concubina Imperial, este funcionario y su esposa la aceptarán sin rechistar. Pero imploro a la Gran Concubina Imperial que piense en el futuro de la señorita Wanru y le dé una salida al infractor. Que asuma la responsabilidad de cuidar a la señorita Wanru por el resto de su vida.

Cuando el marqués Pingbei terminó de hablar, la Gran Concubina Yi le dirigió una mirada despiadada y golpeó la mesa unas cuantas veces más. Sin embargo, no habló. El marqués Pingbei golpeó en secreto a su hijo. A estas alturas, Zhangsun Che estaba completamente sobrio y, naturalmente, comprendía las ramificaciones de sus actos. El empujón de su padre le hizo levantar la cabeza. Afortunadamente, la Gran Concubina Yi no lo estaba mirando, o de lo contrario le faltaría el valor.

Hizo una ligera reverencia con las manos cruzadas ante él, con el rostro lleno de seriedad. —Gran Concubina Imperial, por favor permita que la señorita Wanru se case con esta persona de estatus inferior. Definitivamente tomaré la responsabilidad hasta el final y la trataré bien por el resto de su vida.

La Gran Concubina Yi dio un golpe en la mesa, con los ojos furiosos girando hacia él. Asustado, Zhangsun Che bajó inmediatamente la cabeza, sin atreverse a emitir ningún sonido. Al verlo actuar como un ratón cobarde, la Gran Concubina Yi se sintió aún más enfadada y descontenta. Por supuesto, sabía que la mejor solución -la única- era que Murong Wanru se casara por debajo de su estatus social con este Zhangsun Che. Pero realmente no podía soportar hacerlo, y mucho menos aceptarlo.

Como hija adoptiva de la hacienda del Duque de Qin, Murong Wanru y el primer hijo del Marqués Pingbei aún eran considerados un matrimonio igualitario. Pero el Señor del Norte de la finca del Marqués Pingbei era conocido por ser naturalmente amoroso. Incluso había tomado una parte de las concubinas de su padre. ¿Cómo podía uno casarse con un hombre con una personalidad tan licenciosa que arruinaba la ética de su propio clan?

¿No se arruinaría la felicidad de Wanru de por vida si se casaba con él? 

Además, ¡la Gran Concubina Yi nunca tuvo la intención de casar a Murong Wanru con personas ajenas a su clan! Aunque Han Yunxi ya había hablado con ella sobre el matrimonio, la Gran Concubina Yi sólo se había limitado a aceptarlo. En su corazón, seguía sin poder soportar separarse de su hija y esperaba que llegara el día en que se convirtiera en una de las concubinas del duque de Qin. De este modo, podría quedarse en casa y ser su compañera.

Ahora mira lo que pasó. No sólo tuvo que casarse, ¡sino que fue con un sinvergüenza como él! 

El marqués Pingbei seguía tirando de la túnica de su hijo para recordarle que debía tener más agallas. Lamentablemente, aunque Zhangsun Che tenía un aspecto elegante y desenfadado, engreído y rico, era uno de esos tipos fuertes en apariencia pero débiles en realidad. Como hombre sin ningún valor aparente, había perdido la audacia de levantar la cabeza después de que la Gran Concubina Yi lo asustara con una mirada. Además, tampoco estaba satisfecho con casarse con Murong Wanru. Una vez que la hija adoptiva de la hacienda del Duque de Qin se casara en su casa, ¿no lo vigilarán de cerca? ¿Adónde irían a parar sus buenos días?

Como el marqués Pingbei no pudo convencer a su hijo de que hablara, habló en su lugar, con palabras llenas de sinceros deseos. —Concubina Imperial, ya que las cosas han llegado a este punto, por favor, tenga en cuenta el futuro de la señorita Wanru y… ¡Pienselo bien!

Fue entonces, cuando la tranquila Han Yunxi habló en voz baja. —Mufei, tú no estabas allí para ver. Sin excepción, todos los hombres y mujeres invitados a la Reunión de los Ciruelos en Flor, incluidos los sirvientes, vieron lo que ocurrió. Las buenas noticias nunca salen a la luz, pero las malas viajan por miles de li[1]. Cuando llegue la mañana, ¿quién sabe cómo sonarán los rumores? Seguro que adornarán la historia con detalles pintorescos. Si eso perjudica aún más a Wanru, entonces ella no…

La Gran Concubina Yi frunció las cejas y la miró. Han Yunxi bajó aún más la voz y dijo: —Mu Fei, Chenqie sabe que no estás satisfecha con el estado actual de las cosas. Wanru tampoco está dispuesta, pero eso es mejor a tenerla cargando con una mala reputación por el resto de su vida, escondiéndose en la finca, temiendo ver a alguien.

En realidad, la Gran Concubina Yi entendió todo esto sin que Han Yunxi tuviera que decir una palabra. Pero no podía tragarse su ira. Zhangsun Che había cometido el crimen, pero no sólo se libró del castigo, ¡incluso ganó una esposa con ello! Al ver que la Gran Concubina Yi seguía sin ceder, los ojos de Han Yunxi brillaron con astucia mientras continuaba.

Mufei, aprovechemos nuestro tiempo esta noche. ¿Por qué no acordamos primero esta boda? Mañana por la mañana, haga que la hacienda del marqués Pingbei venga a pedir oficialmente el compromiso con tambores y una gran fanfarria. Eso suprimirá los rumores. Mientras tanto, difundiremos la noticia de que Wanru y Zhangsun Che se quieren desde hace tiempo. De este modo, no importa lo que digan los demás, aún recuperaremos algo de prestigio, ¿no es así?

Ante sus palabras, la Gran Concubina Yi finalmente vio a Han Yunxi bajo una nueva luz. —¿Compromiso?

—Exactamente. Asegure el compromiso primero para suprimir los rumores. Le dará a Wanru tiempo para calmarse. En cuanto a la boda en sí… cuando ambas partes estén calmadas, podremos determinar las cosas entonces.

Incluso la propia Han Yunxi pensó que estas palabras eran ridículas cuando las pronunció. Organizar un compromiso con tambores y una gran fanfarria era igual que cocer el arroz. Un matrimonio era imperativo después de un acto así, por lo que no había lugar para segundas intenciones. Pero en estas circunstancias, su sugerencia fue como una taza de té fresco para la ansiedad contenida de la Gran Concubina Yi. Finalmente, apagó el temperamento ardiente alojado en su corazón.

Miró detenidamente a Han Yunxi antes de suspirar. —Esto es todo lo que podemos hacer.

Han Yunxi se alegró en su corazón, antes de hablar compasivamente: —Mufei, chenqie sigue siendo la cuñada de Wanru. ¿Por qué no dejas que chenqie discuta los detalles del compromiso con el marqués Pingbei y su esposa?

La Gran Concubina Yi no quería darle a Zhangsun Che otra mirada, y mucho menos hablar con su familia. No tuvo más remedio que aceptar. Una vez tomada la decisión, la Gran Concubina Yi finalmente se recuperó un poco de este golpe. Miró fríamente al marqués Pingbei con aire altivo.

—Zhangsun Zhongde, ya que Wanru y tu joven señor se adoran lo suficiente como para que los dos vengan a pedir matrimonio esta noche, no te causaré más dificultades. Mañana por la mañana, fijaremos el compromiso. En cuanto a cuándo se casarán, ¡podemos discutirlo más adelante!

Eso fue una orden, no un punto de debate.

Cuando la Gran Concubina Yi terminó de hablar, se sacudió las mangas y se levantó para irse. Sólo el grupo de tres del marqués Pingbei se quedó arrodillado torpemente en su lugar.

¿Wanru y el joven señor, se quieren el uno al otro? 

—¿Desde cuándo Murong Wanru y yo hemos…? —Zhangsun Che preguntó confundido, antes de que Marqués Pingbei se callara furiosamente.

Han Yunxi miró con una sonrisa. —¿Tiene el padre, el marqués Pingbei, alguna objeción?

El marqués Pingbei se apresuró a responder. —¡No! ¡Ninguna! Mi hijo y la señorita Wanru se encuentran bien. Todo el mundo sabe lo mucho que se adoran, así que muchas gracias a la Gran Concubina Imperial por su amable permiso para casar a la señorita Wanru en nuestra finca. ¡Mi esposa y yo no podemos expresar nuestra gratitud lo suficiente! Mañana por la mañana entregaremos sin falta los regalos de esponsales, ¡y pasaré personalmente con dinero y regalos para la novia!

El marqués Pingbei era realmente un hombre inteligente. Lo entendía todo con una sola insinuación, lo que le ahorraba a Han Yunxi mucha conversación. Sonrió satisfecha. —Puede que la señorita Wanru sea la hija adoptiva de la residencia del duque de Qin, pero sigue siendo considerada como una de las nuestras. Un compromiso no es un asunto menor, así que espero que el padre, el marqués Pingbei, no tenga una mala actuación. De lo contrario, si la Gran Concubina Imperial se ofende y se vuelve infeliz…

Antes de que Han Yunxi terminara, el marqués Pingbei ya estaba asintiendo con la cabeza. —Muchas gracias a la estimada wang fei por el recordatorio. Todo… ¡este funcionario sabe cómo es todo! ¡Lo sabe!

—¡Excelente!

A Han Yunxi le encantaba hablar con gente inteligente. Confiaba en que la ceremonia de esponsales de mañana estuviese llena de suficiente ostentación y extravagancia como para estar a la altura del auténtico cortejo nupcial de una novia a la casa del novio. No les causó más dificultades, sino que los dejó con unas breves palabras antes de dejarlos ir.

♦ ♦ ♦

Al mismo tiempo, la Gran Concubina Yi intentaba convencer a Murong Wanru en su Patio de las Orquídeas. Cualquiera que estuviera junto a la puerta del patio podía oír los sonidos indistintos de los sollozos de Murong Wanru y sus ocasionales arrebatos contra la Gran Concubina Yi. Han Yunxi sólo echó un vistazo al lugar antes de soltar una carcajada.

Loto blanco, ah, loto blanco. ¡Me temo que ni siquiera tú esperabas caer en tu propia trampa! 

Una vez fijados los esponsales para mañana, el loto blanco debería estar casada para cuando pasara el Año Nuevo. Pensando hasta aquí, Han Yunxi no pudo evitar anhelar sus futuros días. Sin el loto blanco en la finca y con una relación armoniosa con la Gran Concubina Yi, su vida sería mucho más tranquila y estable. Tampoco se vería limitada a un rincón del Patio de los Hibiscos. Cuando llegó a su entrada, se detuvo a mirar los lejanos y oscuros dormitorios de cierta persona y se quedó pensando. Si un día quiero salir del Patio de los Hibiscos, Long Feiye no debería negarse, ¿verdad? 

Preferiría que me mantuviera lo más lejos posible de su territorio, ¿verdad? 

Han Yunxi pensó y pensó, permaneciendo inconscientemente en su sitio durante mucho tiempo. Hacía días que no lo veía. Quién sabía en qué estaba ocupado ahora…

♦ ♦ ♦

A primera hora de la mañana siguiente, la calle Xuanwu se llenó del sonido de los petardos que estallaban. La mayoría de las familias viajaban diez li con túnicas rojas para llevar a sus novias a casa, pero la hacienda del marqués Pingbei viajaba diez li para llevar regalos de esponsales y asegurar el compromiso. Las parejas de pajes que llevaban los regalos de esponsales entre sus hombros serpenteaban por la calle Xuanwu como una vasta y poderosa cola de dragón, creando una animada escena. El marqués Pingbei y su esposa tomaron de la mano a Zhangsun Che a lo largo del camino, mientras una niñera de la boda llevaba la delantera. Aparte de la expresión algo desagradable de Zhangsun Che, todos los demás estaban llenos de sonrisas y caras felices.

La finca del marqués Pingbei no estaba lejos de la del duque de Qin, pero la procesión tomó, a propósito, un camino serpenteante para atraer a más espectadores. Podría decirse que toda la capital salió a mirar.

En cuanto se enteraron de que la hacienda del marqués Pingbei iba a pedir el compromiso a la del duque de Qin, empezaron a correr los rumores. El marqués Pingbei había organizado a la gente de antemano, así que la historia de que Murong Wanru y Zhangsun Che eran novios y tenían encuentros secretos se extendió entre ellos. Aunque también se difundió lo sucedido ayer en la Reunión de los Ciruelos en Flor, no tomaron la delantera en los rumores.

No estaba claro cómo la Gran Concubina Yi había engatusado a Murong Wanru, pero estaba presente en la ceremonia de compromiso con los ojos rojos. Siguió mirando a Han Yunxi sin rastro de su útil fragilidad. Lo más probable es que ahora supiera que todo esto era idea de Han Yunxi. Han Yunxi le permitió mirar a su antojo, con un humor excelente. Lo que más la sorprendió fue que Long Feiye también había aparecido. Pero pensándolo bien, se dio cuenta de que era apropiado que estuviera aquí ya que era el hermano de Murong Wanru.

Una vez terminada la ceremonia, todos se fueron. La Gran Concubina Yi exhaló y comentó: —Feiye, respecto al matrimonio de Wanru… ¿Qué opinas?

Murong Wanru se apresuró a seguir estas palabras, pero la respuesta de Long Feiye fue fría. —Es demasiado precipitado que se casen este año. Esperen hasta después del Año Nuevo para fijar la fecha.

¡Esta no era la respuesta que quería la Gran Concubina Yi, y mucho menos Murong Wanru!

Después de darse cuenta de que no tenía más oportunidades con el Duque de Qin en esta vida, Murong Wanru se llenó de melancolía. Sus ojos volvieron a enrojecerse, mientras amortiguaba los sonidos de su boca y salía corriendo… Todo había sido causado por Han Yunxi. ¡Todo fue por ella! ¡Juró en silencio en su corazón que se vengaría de Han Yunxi aunque se casara! Viendo el estado de Murong Wanru y la actitud fría de su propio hijo, la Gran Concubina Yi no pudo evitar fruncir las cejas. ¡Qué irritante!

Y, sin embargo, fue justo en ese momento cuando Gui mama vino a informar: —Gran Concubina Imperial, Su Alteza. La Princesa Rongle ha venido a hacer una visita.


Selena
La verdad es que no sé qué esperaban este par de madre e hija, si Long Feiye nunca la ha tomado en cuenta como mujer y en cambio a la única que quiere molestar es a su esposa… jaja

[1]li (里) – Unidad de medida china, usada a menudo para indicar figurativamente una larga distancia, una vasta extensión.

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