Dama a Reina – Capítulo 25: ¿Estás seguro?

Traducido por Kiara

Editado por Yusuke


—Yo… —comenzó Lucio—. ¿Qué quieres que haga?

—Lo dices como si no supieras lo que quiero.

—¿Estás tratando de decirme que la expulse?

—Bueno —dijo Patrizia con una voz débil y temblorosa—. ¿Harías eso?

—Reina —suspiró Lucio—. No puedo abandonarla.

—¿Por qué? —Patrizia preguntó, sintiendo una extraña tensión en el aire. Era difícil describir lo que estaba sintiendo, una especie de intuición.

Era cierto que el emperador amaba a Rosemond. Ella lo sabía, y todos los demás también lo sabían. Pero Patrizia no podía sacudirse la idea de que había algo en su relación que ella no sabía, de qué se trataba, no tenía idea.

Lucio dudó y movió los labios lentamente.

—Ella…

—¡Su Majestad!

En ese momento, una voz familiar cortó la lluvia. Patrizia se levantó sorprendida. La única persona que avanzaría a través de la fuerte tormenta no sería otra que Raphaella.

—Su Majestad, ¿estás bien? —Raphaella la llamó, saltando de su caballo y corriendo bajo el refugio del árbol.

—Estoy… estoy bien —respondió Patrizia.

—Ah, Su Alteza también está aquí.

 Raphaella notó a Lucio y rápidamente se inclinó ante él como saludo.

—¿Qué haces aquí, dama Raphaella? —Lucio le preguntó a la ligera.

—Su Majestad no regresó a tiempo, así que vine a buscarla. ¿Pero qué hay de usted, su alteza?

—No he tenido la oportunidad de salir a montar por un tiempo, así que estoy aquí para hacer algo de ejercicio.

—Ya veo. Es mejor que regrese al palacio. Es poco probable que la lluvia se detenga pronto, y si continúa quedará húmedo y te resfriaras. Te protegeré, así que por favor súbete a tu caballo.

—Sí —respondió con calma, y ​​se subió a su corcel. Patrizia hizo lo mismo y también se subió a su caballo con la ayuda de Raphaella. Pronto el grupo de tres comenzó a moverse lentamente, pero no demasiado.

Ninguno de ellos habló una palabra. Raphaella tenía una montaña de preguntas para Patrizia, pero con el emperador a su lado, era difícil hablar sin permiso. Patrizia se preguntó qué iba a decir Lucio, pero no podía preguntarle mientras Raphaella estaba allí. Mientras tanto, Lucio estaba preocupado con pensamientos sobre Rosemond.

Al final, las tres personas recorrieron la larga distancia en silencio.

♦ ♦ ♦

—¿Qué pasó, Su Majestad? —Raphaella preguntó una vez que regresaron al palacio de la reina. Patrizia se estaba secando frente a una cálida chimenea y bebiendo el té caliente que Mirya le trajo. Patrizia no dijo nada hasta que terminó de beber.

—Me adentre en el bosque y me encontré al emperador. Fue mala suerte. Me lastimé la mano. No podía irme inmediatamente, y por eso las cosas resultaron así.

—Estaba muy preocupada. Me alegra que no haya pasado nada. Alguien con una mente impura podría haberte hecho algo. Por supuesto, al final no pasó nada, pero Raphaella no estaba en condiciones de dispensar teorías —expresó Nilla.

Patrizia miró a su amiga en tono de disculpa.

—Lo siento, Ella. Es mi culpa.

De todos modos, de nada. Nil estaba muy preocupada.

—Sí, Rizi —dijo Petronilla con voz severa—. Solo han pasado unos días desde que he estado aquí, y ya me has preocupado. Incluso te lastimaste la mano. —A pesar de su regaño, sin embargo, su rostro estaba pálido.

—Lo siento, Nil —dijo Patrizia, con las mejillas sonrojadas por la vergüenza.

—El caballo será entrenado nuevamente por el maestro de establos. Reprimiré a la persona a cargo si quieres.

—No tienes que hacerlo. Eso es demasiado. Solo dale una advertencia.

—Muy bien.

Tan pronto como terminaron de hablar, el médico que envió Mirya entró en la habitación. Inspeccionó la mano de Patrizia y pronto comenzó el tratamiento. El pañuelo blanco que Lucio ató alrededor de su mano ya estaba rígido por la sangre.

—Es bueno que el sangrado se haya detenido de inmediato, Su Majestad —dijo el médico—. Esta parte puede doler, pero la trataré lo mejor que pueda.

—Por favor —respondió Patrizia brevemente, y pronto cayó en un ensueño cuando el médico comenzó su trabajo. ¿Qué estaba haciendo Lucio ahora? ¿Cómo le afectaría la historia? Patrizia no esperaba nada diferente en él, pero esperaba que fuera suficiente para causar un pequeño cambio. Solo esperaba que las cosas fluyeran a su favor.

♦ ♦ ♦

Mientras tanto, Rosemond estaba ocupada dando la bienvenida a Lucio, quien inmediatamente visitó el Palacio Bain después de bañarse.

—Su Majestad, a este ritmo se va a resfriar —dijo Rosemond con inquietud. Después de un breve momento de silencio, Lucio abrió la boca para hablar.

—Rose —dijo, su voz llena de consternación.

—Sí, su Majestad. —Sintiendo que estaba molesto, ella lo miró con su expresión más sumisa y con los ojos muy abiertos.

Lucio dudó, pero continuó.

—Esa noche. Durante el banquete de bienvenida para los enviados.

Tan pronto como pronunció esas palabras, el rostro de Rosemond se puso blanco. ¿Por qué mencionaba eso de repente?

—¿Sí? —preguntó ella.

—¿Qué pasó ese día?

—¿Qué pasó? Lo sabe mejor que yo, Su Majestad —dijo ella con voz temblorosa.

—La reina me abofeteó en la mejilla. Viste evidencia de eso, Su Majestad.

—Antes de eso. La reina no te habría pegado sin razón, ¿no?

—Su Majestad. —Rosemond se sorprendió. Esto nunca había sucedido antes. Sus palabras eran como la ley para él, y la amaba como un padre cariñoso. Él la perdonó por todo lo que ella hizo, y nunca reprendió sus acciones. ¿Pero por qué esta vez…?

Lucio suspiró mientras sus ojos temblaban en conflicto.

—¿De verdad tienes la conciencia limpia, Rose?

—No —finalmente admitió. Ella lo miró con ojos grandes y tristes—. ¿Solo me vas a tirar?

—Rose.

—Su Majestad, ¿no me amas? — Ella lloró, y Lucio sintió que le dolía la cabeza. No lo dijo, pero en su corazón quería consolarla.

—No es así, Rose. Pero esta vez…

—Heug. —Rosemond se sentó y dejó escapar un sollozo. En momentos como este, las lágrimas eran la mejor opción. Ella sabía mejor que él era débil ante eso.

—Rose… —tartamudeó Lucio, sonando incierto.

—Yo… yo… heug, pensé que me entenderías.

—¿Yo?

—Heug… si me amas…

—Rose, puedo entender todo lo demás, pero lo que hiciste afecta al Imperio.

—Su Majestad. —Las cejas de Rosemond se fruncieron ante sus palabras. ¡Lucio ya lo sabía todo! Ella lo miró mientras él se acercaba lentamente a ella. Él extendió su mano, y ella la tomó y se levantó.

—Su Majestad…

—Rose, te amo… pero esta vez… Realmente no lo sé.

—¿Su Majestad? —Rosemond lo miró con ojos confundidos. Una ola de ansiedad la inundó. ¿Por qué la estaba mirando así? Al menos debería tratar de entenderla. Al menos tratar de amarla. ¿No haría ella lo mismo por él? Eso era el amor: devolver lo que recibiste.

—Eras la única que me entendía y me consolaba, así que te amé y te entendí. Pero no esta vez. Lo que hiciste fue peligroso. No sabes qué tipo de repercusiones tendría esto si se hiciera público. Si la reina decide revelar esto, todo habrá terminado. Te has ido más allá de mi protección.

—Su Majestad, pero esta es la única forma de ser reina.

—Esto no es lo que quise decir al querer hacerte reina. Hay mejores formas de hacerlo. Una forma de resolverlo en silencio sin que nadie salga lastimado. ¿Por qué tuviste que usar este método?

—Fue la forma más rápida —respondió ella, tragándose las lágrimas. Había muchas otras buenas maneras, formas de las que hablaba. Pero no fueron lo suficientemente buenas. Ella quería algo más grande, algo que no involucrara su conciencia. Una sonrisa amarga se extendió por su rostro—. Entonces, ¿cuánto tiempo planeaste que me quedara como baronesa?

—Rose, hay pasos para todo.

—¿Qué, entonces me vas a hacer reina justo cuando sea vieja y esté a punto de morir?

—Rose, lo sabes más que nadie, pero la reina es infértil. Puedo hacer que todo suceda en silencio. ¿No puedes esperar eso? Ningún emperador podrá derribar a una reina sin una justificación adecuada.

Todo lo que dijo es cierto, pero Rosemond lo entendió en su cabeza pero no en su corazón. Sin embargo, cuando se descubriera que la reina no podía tener hijos, Rosemond también tendría un mayor estatus. No estaba claro si ella también tendría hijos para entonces. Como dijo el emperador, no fue fácil eliminar a una reina sin una causa adecuada. Por eso intentó otro método.

Rosemond se mordió el labio. Sí, lo que hizo fue imprudente y arriesgó las relaciones diplomáticas con otro país. Pero había algunos otros métodos seguros para eliminar a la reina.

Por ahora, se resignó a una disculpa y una expresión tenue. Ahora era el momento de dar un paso atrás.

—Lo siento.

Aunque su voz era plana, su rostro era una mezcla de emociones complicadas.

A Lucio le costó decidir cómo reaccionar. Él fue el único que la entendió y la protegió. Para pagar su amabilidad, ella le dio todo lo que pudo que él deseaba. Pero esto… ¿era esto realmente amor? Sintió como si su ser hubiera sido sacudido. La duda y la confusión eran algo que él nunca asociaba con ella. Temía que esta relación, que creía que era sincera, estuviera contaminada de alguna manera.

Lucio miró a Rosemond y ella lo miró con los ojos húmedos. Por un momento, pensó que no podía soportar mirarla en este momento.

Finalmente, con una expresión de dolor, dio un pequeño paso adelante y presionó un pequeño beso en su frente. Luego giró sobre sus talones y salió de la habitación.

Tan pronto como se fue, la expresión llorosa de Rosemond se volvió fría. Su rostro se torció de frustración.

—Maldición.

Una grosera maldición escapó de su boca. Bueno, ella no se sentía bien después de todo.


Kiara
Antes que la fertilidad de Patrizia, me preocupa la de la concubina, un año con él y aun no sale embarazada, aunque teniendo en cuenta que Patty le dijo que no tuviera hijos con ella y sabiendo lo que iban a hacer, deben de existir métodos anticonceptivos en el país ¿no lo creen? Bueno toca esperar, no me puedo creer que nuestra Patty sea infértil.

11 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 25: ¿Estás seguro?”

  1. Ella cuenta con que Patrizia es infertil , pero el medico puede que se alla equivocado o que odie a la concubina me inclino por lo ultimo, asi que si Rizi se embaraza puede protegerse contra ella , poniendose del lado de la reina

  2. la rosemond esta no ama al emperador. soo su status. piensa mas en ser reinaa toda costa sin ver las consecuencias. si su plan hubiera tenido exicto y patrizzia ejecutada por ello. ella hubiera sido una reina en plena guerra entre su rieno y el de Christa. y si sale a la luz eso, los nobles no la perdonarian y el reino de por si dejaría de existir

  3. Y todavía hay alguien que defienda a este estupido baboso? Perdón las palabras pero perdonar las maldades de una mujer por amor? ✊🏻

  4. En aquellos tiempos usaban mezclas de plantas medicinales para el aborto o para evitar tener hijos. Hay mucho y poco de lo que se sabe de este tema, por una parte es posible que el consumo diario pueda dejarse infertil, por otro lado no podria ser el caso ya que suele haber medidas para todo.

    PD: Tampoco creo que Rizi sea infertil

  5. Estos dos son un lacra, que han confabulado entre ellos para derrocar a la reina 🙄🙄🙄

    Son unos idiotas, y Lucio es más aggg

    Muchísimas gracias por el capítulo 🌸💜🌸

  6. Seee, lo más seguro es que si ha de haber, porwue sería extraño que aún no saliera embarazada, por otro parte el “amor” de Rosemond en verdad lo es? No lo creo ja y Lucio, date cuentaaaa

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