Dama a Reina – Capítulo 26: Competencia de caza

Traducido por Kiara

Editado por Yusuke


—¡Lo golpeaste, Su Majestad! —Raphaella vitoreó y Patrizia le dedicó una sonrisa avergonzada. Afortunadamente, sus habilidades de tiro con arco aún no la habían abandonado. Sus posibilidades de atrapar al menos un conejo no eran tan nulas como creía.

—Todavía no está muerto —murmuró Patrizia, sacudiendo la cabeza.

—Siempre tan modesta, Su Majestad —dijo Raphaella, golpeando a Patrizia en el hombro y haciendo que se sonrojara. Fue entonces cuando Patrizia vio a su hermana acercándose a ellas.

—Nil está aquí.

Petronilla llevaba un pastel recién horneado, y parecía bastante grande.

—¿Qué tipo de pastel es ese? —preguntó Patrizia.

—Es de nuez, te gustará —respondió Petronilla, y Patrizia tomó un pedazo y se lo puso en la boca. Una agradable sonrisa se extendió por su rostro mientras saboreaba la textura crujiente.

—Es delicioso. El trabajo del chef es excelente —dijo entusiasmada y limpiándose los labios delicadamente.

—Me lo imagine ¿Le gustaría algo de beber?

—¿Puedo tener un café con leche de fresa?

—Por supuesto. Por cierto, el torneo de caza es mañana, ¿estás lista?

—A menos que ocurra algo importante, estoy bastante segura de mis habilidades.

—Espero que sí y que también te diviertas en el concurso.

—Estoy deseando que llegue. Los terrenos de caza son extensos.

—Eso es genial. —Petronilla sonrió levemente y estaba a punto de irse, cuando de repente recordó algo más—. Ah, y el reentrenamiento de Sally con el maestro del establo está terminado. Ya no morderá tu mano.

—¿De Verdad? Eso es bueno. Gracias Nil Puedes irte ahora.

—Sí —dijo Petronilla con un movimiento de cabeza, y desapareció en dirección a las cocinas del palacio.

Patrizia volvió la cabeza para concentrarse en su tiro con arco. Ella hizo una muesca en su arco y estiró la cuerda tensa, cuando un pensamiento repentino entró en su cabeza.

—¿Qué iba a decir Lucio sobre Rosemond? 

Su mano se detuvo y, por el rabillo del ojo, vio a Raphaella mirándola confundida. Cuando Raphaella vio la expresión desconsolada de Patrizia, tuvo deseos de preguntar que le molestaba sin embargo, el caballero no dijo nada.

Patrizia estaba pensando. No sabía nada sobre la relación entre Lucio y Rosemond, pero sabía que era algo excepcional. La pareja ciertamente tenía un vínculo tan fuerte que ignoraban el paso del tiempo cuando estuvieron juntos. Por lo tanto, las palabras que Patrizia dijo no distorsionarían su relación. En verdad, no quería que resultara de esa manera… pero si beneficiaba a Patrizia, eso no era tan malo.

—Su Majestad —dijo Raphaella con voz cautelosa. Patrizia había dejado su arco sin darse cuenta. Ella sonrió casualmente ante la cara preocupada de Raphaella.

—Mis manos se sienten débiles de repente. Está bien, dama Raphaella, no te preocupes.

—No estás herida o enferma, ¿verdad? La caza es mañana… ¿estás segura de que estás bien?

—Estoy bien, Ella. Solo necesitaba un breve descanso.

Raphaella parecía un poco aliviada.

—¿Todavía quieres practicar más? Ya llevamos dos horas fuera, así que creo que deberías entrar.

—Media hora más. Mirya, ¿todavía te queda mucho trabajo?

—No, estoy bien —respondió Mirya—. Puede hacerlo por dos horas más si lo desea.

Patrizia asintió y volvió a tirar del arco. Hubo un agudo silbido de viento cuando se soltó la flecha, y un ruido sordo cuando la punta de la flecha golpeó el tablero objetivo, justo en la diana.

—Ese es otro buen golpe.

Patrizia sonrió con orgullo.

♦ ♦ ♦

Esa noche, Patrizia escuchó un ruido extraño.

—Mmmm…

Ella se sacudió y giró, pero no pudo encontrar el sueño. Finalmente, se levantó de la cama y llamó a Mirya, tratando de ocultar la expresión nerviosa de su rostro.

—Mirya, Mirya.

—Sí, su Majestad. ¿Cómo puedo ayudarte?

—¿Qué es ese sonido?

—¿Sonido? —Mirya preguntó, un poco perpleja. Ella no escuchó nada en la habitación en este momento—. Su Majestad, no escucho nada —susurró.

—Soy una persona con una audición aguda. Calla y escucha con atención. ¿No puedes oír nada?

Mirya contuvo el aliento y centró toda su atención en escuchar.

—Su Majestad, no puedo escuchar nada —dijo tímidamente.

—Hmmm… —tarareó Patrizia con una expresión extraña. Ella escuchó algo, pero Mirya obviamente no lo hizo. Ciertamente era lo suficientemente débil como para que apenas fuera audible para sus propios oídos. Ella suspiró por dentro—. Lo siento, Mirya. Tal vez solo estoy demasiado sensible.

—No has podido dormir últimamente, Su Majestad. Has estado trabajando muy duro preparándote para el torneo de caza.

Patrizia sonrió y sacudió la cabeza con torpeza ante la voz compasiva de Mirya.

—No. Lamento molestarte, Mirya.

—No es nada, Su Majestad. La competencia será en unas pocas horas, así que descanse. De lo contrario, estará demasiado cansada más tarde.

—Entendido, Mirya. Te puedes retirar.

—Sí, su Majestad.

La dama de honor se inclinó cortésmente y salió de la habitación.

Patrizia, ahora sola, dejó escapar un pequeño suspiro y volvió a la cama. Sí, tal vez Mirya tenía razón, ella había estado trabajando muy duro estos días. De todos modos, en unas pocas horas estaría sobre un caballo disparando flechas, por lo que no le faltaría aguante.

Patrizia cerró rápidamente los ojos para dormir. Esperaba estar bien descansada por la mañana.

♦ ♦ ♦

La mañana de la competencia de caza finalmente llegó. Patrizia llevaba un atuendo de caza hecho a medida para la ocasión. Cada vez que usaba un vestido o un atuendo de caza, era nuevo. Ella sonrió y tocó su cola de caballo. A ella le gustaba este peinado.

—¿Qué le parece, Su Majestad? Este atuendo de caza fue hecho especialmente por el diseñador imperial. ¿Es de su gusto? —preguntó Mirya.

—Sí. Es hermoso y cómodo —dijo Patrizia, asintiendo con la cabeza en señal de aprobación. Mientras tanto, Raphaella terminó de inspeccionar su arco y flecha.

—Perfecto, Su Majestad. Ahora depende de ti.

Patrzia parecía insegura.

—No quiero ningún resultado decepcionante, pero estoy realmente preocupada.

—Eres demasiado modesta. —Se rió Raphaella, entregándole a Mirya el arco y el resto del equipo. Después de que Patrizia terminó de ponerse el equipo, se miró en el espejo e hizo una mueca seria. Incluso después de todo este tiempo, su apariencia la hizo dudar de su identidad. ¿Realmente tenía este lado en ella?

— Su Majestad, tiene que irse ahora. —Ante eso, Patrizia alejó sus pensamientos. Sí, la persona que era ahora es real.

Patrizia salió de la habitación sonriendo.

♦ ♦ ♦

Al concurso de caza asistieron los nobles del palacio, los nobles del campo y la Familia Imperial. Patrizia agarró las riendas de Sally y tiró de ella hacia donde se celebraba el torneo. Vio a Lucio a lo lejos con los nobles. Ah… había uno más.

—Haaah —suspiró Patrizia cuando vio la figura de Rosemond junto a él.

¿Por qué vino la concubina aquí cuando no iba a estar en la competencia? Por supuesto, a Patrizia no le importaba el afecto que mostraban frente a ella, pero no le gustaba el hecho de tener que mirar la cara de Rosemond.

Por supuesto, Patrizia no mostraría tanto disgusto frente al grupo de nobles, por lo que sonrió mientras caminaba hacia ellos. Los nobles que la vieron se inclinaron y la saludaron.

—Su Majestad la emperatriz.

—Saludos.

—Gloria a la Luna del Imperio.

Un ceño fruncido apareció en la cara de Rosemond cuando vio a Patrizia recibir un trato preferencial. Patrizia lo vio, se rió en silencio y saludó a los nobles con una voz cálida.

—Es un placer conocerlos a todos aquí. He trabajado mucho para prepararme para el torneo, y espero que todos lo disfruten.

—Tu habilidad ya ha sido probada en el banquete de los representantes. Los nobles no estamos preocupados por nada.

El cumplido vino del marqués Bringstone, el padre de Raphaella, y Patrizia sonrió.

—No sé cómo responder a tal cumplido. ¿Puedo esperar tu actuación hoy?

—¿Qué se puede esperar de este viejo? Quizás mi hija cumpla con tus expectativas, Su Majestad.

—La dama Raphaella es una excelente caballero, pero quizás no tan buena como su padre. Estás siendo modesto.

Se intercambiaron bromas amistosas mientras esperaban el comienzo del torneo. No fue hasta que Patrizia terminó de hablar con los nobles que se volvió hacia Lucio.

—Trabajé duro para prepararme para este evento, y me temo que podría no estar a sus estándares —dijo con voz tranquila.

—De ningún modo. Cuando recibí el informe, me pareció excelente.

—Gracias.

Patrizia se volvió hacia Rosemond esta vez. La concubina esbozó una sonrisa plana y tardíamente se inclinó ante ella.

—Saludos, Su Majestad.

—Ha pasado algún tiempo, lady Phelps. Lamento escuchar que no participará en el torneo.

—No estoy bien preparada para eso.

—Siento escuchar eso. —Patrizia no lo lamentaba en absoluto, pero sería de mala educación decir lo contrario. Ella inmediatamente cambió de tema—. Creo que deberíamos comenzar ahora, Su Majestad. Deberíamos subir a nuestros caballos.

—Sí.

Después de una breve despedida de Rosemond, montó en su caballo. Rosemond lo despidió como si fuera el único ángel del mundo. Patrizia estaba disgustada por la vista, pero mantuvo su rostro suave. Se subió a Sally, apretó las riendas en su agarre y siguió detrás del emperador. Los terrenos de caza para el torneo se ubicaron en un bosque cerca del palacio.

—¡Vamos!

Finalmente iba a dar inicio la competencia.


Kiara
Vamos Patty demuestra quien es la verdadera Diosa de la caza

9 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 26: Competencia de caza”

  1. También he pesando bastante sobre la relación de Lucio con Rosemond, hay algo más que “amor”, siento que por esa razón, él no la quiere dejar

    Por otro lado, Rizi lo hará bien, demostrará quien es

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