Disfruta de los árboles en flor durante el camino de regreso – Capítulo 3 (2)

Traducido por Shiro

Editado por Ayanami


Hablando de asesinos, no se puede negar que la posición del emperador siempre este llena de peligros, a lo largo de su ejercicio. En todo momento y en todo lugar hay posibilidades de situaciones que amenacen su vida. Eso se debe a que, sin importar si lo que ha hecho es bueno o malo, siempre habrá gente que lo intentará asesinar con veneno, quemarlo vivo, pisotearlo con un caballo, lanzarle serpientes para que lo muerdan, levantar un cuchillo para apuñalarlo o sacar una espada para cortarlo…persistente e intrépidamente, no se sentían satisfechos si no intentan lastimarlo hasta la muerte, en numerosas ocasiones. No se sabe qué historiador, debido a esta situación, dijo estas palabras:

«Un emperador, que no se ha topado con un asesino, no podrá ser considerado un verdadero emperador».

Rugido suave, sin intimidación.

♦ ♦ ♦

Después de gobernar con virtud durante cinco años, cerca de un año después de dicha prueba imperial anual.

El emperador de Dashao, celebra una ceremonia anual conmemorativa cada primavera, el día que marca el inicio del cuarto sistema solar[1], para orarle al Cielo que otorgue, durante el año, climas favorables para que crezcan los cultivos, para que así, los cinco granos, tengan una cosecha excelente. Después de la Ceremonia Primaveral, sólo resta el gran banquete de rutina.

Este banquete, es un festival importante en el que el emperador le permite a los plebeyos divertirse juntos. No sólo los parientes del emperador, los familiares de funcionarios y los que no poseen este cargo, sino que además los plebeyos locales nativos de la nación, todos tenían permitido venir a celebrar. Estos plebeyos locales debían atravesar una selección, debían poseer algunos rasgos, que iban desde tener una integridad benevolente y piedad filial, a la lealtad y la justicia. Las personas que reúnen estas cualidades serán recomendadas por sus autoridades locales para asistir. Incluso aquellos con grandes y honorables reputaciones, tenían sólo esta oportunidad en sus vidas, para venir al Palacio Imperial y hacer turismo. Sin mencionar la oportunidad de tener una audiencia con el sagrado rostro del emperador.

Obviamente, también hay personas que están dispuestas a gastar grandes cantidades de dinero para comprar una plaza. Li Cong Yin también compró esa plaza «amable y caritativa» y, con buen ánimo, entró con entusiasmo al palacio para participar, y así, atraer más clientes por el bien de su negocio. En resumen, el que hubiese asesinos mezclados con los plebeyos que participan, tampoco era algo que estuviera más allá de lo esperado.

Se decía que, desde el principio, Li Cong Qing, quien había pasado la prueba imperial el año anterior, había sido asignado a una posición en el Ministerio de Hacienda. Una posición que oscurecería el halo de oficial recién graduado, no mucho tiempo después de haberla obtenido. Un departamento en el palacio que tenía muchos funcionarios de tercer rango como él. Si alguien quería ser promovido o hacer una fortuna, entonces, tendría que depender de su propia fuerza.

El Ministerio de Hacienda, era el encargado de administrar la totalidad de los territorios de la nación, las tierras de cultivo, el censo, los impuestos, los pagos y los salarios, el tesoro nacional, así como todos los arreglos financieros. Era el departamento de mayor actividad entre los seis ministerios. Sus trabajos diarios incluían escribir, copiar, transcribir, contar aquí y contar allá, a lo largo de todo el día. Li Cong Qing, quien tenía una naturaleza lánguida, fue forzado a trabajar duro hasta quedar maltratado y en muy mal estado. Cómo deseaba poder renunciar a su puesto como oficial y regresar a su trabajo original, como el tendero de una librería.

Si no, esperaba poder ser transferido a otro departamento que fuese más relajado, en comparación con este. Por ejemplo, el Ministerio de Ritos.

A pesar de estar ocupado, debería poder descansar cuando era el momento de hacerlo. Los funcionarios podían participar en el banquete del palacio, esta era una oportunidad para aprovechar y tomar un descanso del trabajo. Por lo menos, ese día, no necesitaba quedarse despierto toda la noche, trabajando horas extras. Imagínense, una persona que sólo requiere de una copa de vino para emborracharse por completo, ¿podría calcular, correctamente, la cantidad exacta de impuestos, pagos, o el gasto correcto de los fondos necesarios para construir un puente y pavimentar las carreteras?

Li Cong Qing asistió al Gran Banquete de Primavera. Él, quien tenía cero tolerancia al licor, bebió un poco de vino, porque, de no hacerlo, existía la posibilidad de que el asistente, adicto al trabajo del Ministerio de Hacienda, lo atrape y arrastre de vuelta al trabajo, para acompañarlo a jugar a las capas interminables de archivos felices, apilados como montañas.

Con unas pocas copas de vino de arroz amarillo ya en su estómago causaron que, el generalmente amante del sueño, Li Cong Qing, perdiera su conciencia aún más. Sin embargo, el banquete aún no había terminado. Su Majestad, el emperador, seguía disfrutando del festival con los plebeyos en algún lugar lejano. Como eran meros funcionarios de bajo rango, por supuesto que no podían irse antes que el poderoso emperador.

Usando la necesidad de orinar como excusa, se liberó de Geng Bai Zuo quien, constantemente, lo instaba a seguir bebiendo. Buscando un lugar desolado detrás del seto de rosas chinas, disfrutó, tranquilamente, de su tiempo libre. Desde que entró al palacio a trabajar, había pasado mucho tiempo desde que había tenido este tipo de momento negligente, en el que no tuviera nada que hacer. Y, simplemente, se acostó pacíficamente sobre la fría y blanda hierba. Flotando en el intervalo de tiempo que se le había arrebatado.

La media luna a inicios de la primavera. Las rosas chinas estaban en flor, las cuales, con la magnificencia de su espléndido color, llenaban el aire con su exuberante fragancia.

En medio de las flores y bajo la luna, las circunstancias llevaron al ebrio y soñoliento Li Cong Qing a recitar, alegre y despreocupadamente, los versos de un poema de forma desordenada.

—Fei Yan Xin Zhuang se esforzó por teñir el camino entre el campo con su resplandor primaveral. La excepcional belleza de Xi Shi Zui Wu, bebió hasta que le apeteció, detrás de su manga —recitó del poema Hao Shi Jin, para luego continuar con uno diferente —Jiao Rong San Bian, llenó los pequeños, espacios del patio, con su bullicioso color primaveral. En medio de las flores y el vino, envidia al contento y despreocupado anciano. —Tras lo que continúa con otro poema: —Felizmente ebrio, en la Torre de Jade por un tiempo, miró hacia el Su Yu Han Hong. Perezosamente envuelto, en ropas delgadas para dormir en la fría noche, la almohada de flores primaverales está llena de fragancia todas las noches.

Casualmente, recitó el poema desorganizadamente, cada verso, entonado de forma sumamente relajada, mientras imitaba a un pequeño cachorro jugando en el prado; rodando aquí, rodando allí, estallando en risas sin razón alguna, divirtiéndose, llegando a ser extremadamente feliz.

¡Está extremadamente ebrio!

La siguiente escena describe lo ocurrido según el libro. Precisamente, en el momento en el que el emperador pasaba tranquilamente, fue cuando recitó entre risas el verso del poema, lo cual, atrajo la atención del primero. Después, precisamente en el momento en el que, rodaba por aquí y por allá, juguetonamente, sobre la cama de plantas en flor, fue cuando el emperador lo vislumbró. Debido a esto, el emperador tuvo una visión clara de él.

Podría decirse que una afinidad predestinada era algo verdaderamente maravilloso, ¿no es así?

El año pasado, después de la prueba imperial, el emperador no le prestó especial atención. Pero su habilidad para recordar tales cosas era muy superior, comparada con la de la gente común. Por lo tanto, a grandes rasgos, tenía una impresión del hombre que, aparentemente, carecía de buenas virtudes, sin embargo, poseía labios como flores de primavera.

Pero ahora, el ver a este hombre después de un año, su delgada figura, flotando entre la fragancia. Su aspecto ebrio era, simplemente, inocente, encantadoramente ingenuo.

Hao Shi Jin.

El emperador, inconscientemente, alzó la comisura de sus labios. Inesperadamente, este hombre ordinario, posee una gracia literaria refinada y romántica. Usando su embriaguez para que se ajuste a su entonación, recitando, tranquilamente, esos espléndidos versos. Y, en medio de las palabras y las líneas, está la lentitud ondulada de sus expresiones provocadoras.

Perezosamente envuelto en ropas delgadas para dormir en la fría noche, la almohada de flores primaverales está llena de fragancia todas las noches. Qué ensoñación tan encantadora para atraer pensamientos infinitos.

—Su Majestad, ¿debería despertarlo? —Wei Xiao Miao, quien lo acompañaba, le preguntó en un susurro.

—No es necesario.

Durante el banquete, personas ebrias, tambaleándose, podían ser vistas por todas partes. No era algo verdaderamente extraño. El emperador se alejó del hombre que estaba envuelto de flores en los alrededores del seto, y dejó que éste continuara inmerso en su propio mundo.

Li Cong Qing no sabía que su ebria persona había sido vista por el emperador y, distraídamente, tomó su siesta de embriaguez. Hundiéndose en su tierra de ensueño, buscaba a Zhuogong[2], quien compartía la misma suerte que él, para jugar ajedrez. Justo cuando peleaba entusiasmado y estaba a punto de vencer rotundamente al ejército de Zhougong, éste se tornó hostil e inesperadamente lanzó la mesa gritando:

— ¡Asesino! ¡¡Un asesino!! ¡Rápido! ¡¡Capturen al asesino!!

¡Verdaderamente, no tenía la habilidad para jugar ajedrez! Afortunadamente, este anciano era uno de los sabios a quien tenía que venerar respetuosamente.

Girando su cuerpo, continuó con su siesta. Queriendo arreglar el tablero de ajedrez.

Ocurrió tan rápido, el que alguien, inesperadamente, se dirigió en su dirección y pisó su cuerpo. Gritó de dolor y se levantó sobresaltado. Quería abrir sus ojos y ver quién le había pisado. Justo cuando lo estaba haciendo, no hubo tiempo de mirar con claridad, ya que su cuerpo estaba siendo presionado por un objeto pesado.

— ¡¡Protejan a Su Majestad!!

— ¡Rápido, atrapen al asesino!

— ¡¡Deténganlo!! ¡No lo dejen escapar!

El ruidoso alboroto se acercaba rápidamente desde lo lejos. Ferozmente escandaloso y con una intención asesina.

Así que, en realidad, no fue por haber perdido el partido de ajedrez que Zhougong se comportó de forma tan descarada. De verdad había un asesino. El efecto del vino no se había desvanecido por completo, Li Cong Qing reflexionaba desorientado. Entonces, por así decirlo, quien lo pisó fue… ¡¿un asesino?!

¡Así es! ¡¡Era un asesino!!

Ese asesino, cuando estaba saltando sobre el seto de flores, pisó a Li Cong Qing, perdiendo su centro de gravedad, cayendo sentado sobre él.

Sin coincidencias no habría historias. En este mundo, se podía poseer la peor de las suertes hasta el punto en que ésta no podía ser peor. Una persona que caminaba por una vía tranquilamente, podía verse atrapada en una corriente de truenos y relámpagos. El pobre Li Cong Qing que se encontraba recostado en el suelo, había sido pisado y presionado, y ahora tenía dificultades para respirar. Necesitaba tomar una gran bocanada pero esta cantidad no podía pasar por el estrecho pasaje, haciendo que la tarea le resulte imposible.

Este asesino, también tuvo muy mala suerte. Escogió la ruta equivocada de escape. Un simple desliz, podría causar tristeza perenne. Habiéndose resbalado y caído, ¿sería capaz de huir? El gran número de guardias imperiales se precipitaban como enjambres, rodeándolo a él y al incapaz de levantarse Li Cong Qing, en un círculo para bloquear su camino.

El emperador vio al asesino correr en dirección hacia donde Li Cong Qing se encontraba recostado, y luego saltar para pasar por encima del seto de flores, tras lo que, poco después, escuchó un grito de dolor. Al escuchar este grito adolorido, no pudo evitar que el miedo se adentrará en su corazón. Incapaz de esconder su preocupación, fue hacia donde éste se encontraba, temiendo que hubiera sido asesinado.

Sin mucha consideración, y sin estar fuertemente custodiado por sus guardias, se acercó. Ignorando a los ansiosos guardaespaldas, que querían protegerlo al bloquear su camino, e incapaz de contener la preocupación, avanzó en dirección del asesino y Li Cong Qing.

Éste último, soportó el dolor e intentó levantarse. Su cuerpo no había tenido la oportunidad de erguirse apropiadamente, cuando una larga y brillante espada se posó en su cuello. Esto lo hizo dudar. ¿Debería erguirse? ¿O era mejor volver a recostarse en el suelo? Este insecto ebrio, amante del dormir, se asustó hasta la muerte, incapaz de evitar que el sudor frío perlado comenzara a deslizarse.

— ¡No vengan! ¡¡Si lo hacen, lo mataré!! —El asesino, en traje de plebeyo, gritó su amenaza. Parecía haberse mezclado en la multitud que había entrado al Palacio Imperial de visita turística.

Li Cong Qing estaba siendo tomado como rehén.

Los guardias imperiales que lo rodeaban, no se atrevían a hacer ningún movimiento imprudente, sólo confrontándolo con sus miradas fulminantes.

El emperador abrió la barricada, penetró el área interna de la pared de personas, y ordenó con una solemnemente y profunda voz:

—Déjalo ir.

— ¡¡Abran paso!! —El asesino, quien tomó a Li Cong Qing como rehén hizo un cambio lento, pensando en arremeter en contra del anillo de personas para salir de allí con vida.

—Sus súbditos están esperando la orden de Su Majestad. —El jefe de la Guardia Imperial estaba esperando que el emperador le diera su orden, para levantar su espada y acabar con el asesino, la seguridad del rehén no era algo a lo que le prestara mucha atención.

El emperador levantó la mano con calma, señalando la prohibición de toda acción, de forma impaciente. No quería que Li Cong Qing saliera herido y que esto resultara en su muerte.

Como decía el dicho, incluso si cierras la puerta y te quedas sentado dentro de tu casa, la calamidad aún caerá sobre ti. Li Cong Qing, verdaderamente, estaba recibiendo la calamidad descendida del Cielo, y su rostro reflejaba la angustia que esto le hacía sentir.

—A…aiii…honorable señor, heroico señor, gran hermano asesino, no soy más que un insignificante funcionario de bajo rango. Que me tome de rehén no sirve de nada.

— ¡¡Cállate!! ¡Ten cuidado o te mato! —Rugió el hombre molesto.

El borde afilado de la espada se encontraba cerca de su piel, lo cual, obviamente, lo hacía sentir la fría temperatura del metal, además, podía sentir cómo su mano temblaba significativamente. Estaba terriblemente asustado de que los temblores del asesino, lo hicieran resbalar y que, debido a éstos, le rompiera el cuello, enviándolo a ser el yerno del rey del infierno. En ese caso, habría sido tratado injustamente hasta la muerte.

—Honorable señor, heroico señor, gran hermano asesino, ¿podría rogarle que no tiemble, por favor? —Esta era una súplica sincera. Esperando que, éste, tuviera compasión de él y no temblara más como un loco. Dos de sus dedos, mientras temblaban de miedo, trataban de pellizcar la hoja de la espada para alejarla un poco.

— ¡¡Cállate!! ¡¡No te muevas!! —Gritó una vez más, tras lo que comenzó a usar más fuerza en la espada y mantenerlo subyugado.

Li Cong Qing, apresuradamente, retiró sus dedos, buscando evitar que fueran éstos los primeros en sufrir. Después de esto, su puso rígido y no se atrevió a moverse al azar de nuevo. Pero, una idea pasó por su mente como un destello de luz. Reuniendo su coraje, intentó razonar con el hombre a través de la negociación.

—Honorable señor, heróico señor, gran hermano asesino, entiendo que debe albergar sentimientos de insatisfacción hacia el gobierno imperial. Arriesgando, valientemente, su vida al enfrentarse al peligro de entrar al Palacio Imperial para compartir su opinión con Su Majestad. Todo puede hablarse. No es necesario sacar un cuchillo ni blandir una espada, ¿cierto?

— ¡¡¿Qué mierda sabrás tú?!!

—Honorable señor, heroico señor, gran hermano asesino, no puede hablar así. El dicho dice «Decir que sabes cuándo sabes y decir que no sabes cuando no sabes». Si no lo dice por supuesto que no lo sabré.

— ¿Qué clase de saber esto o saber aquello? ¡No te entiendo! ¡¡Sólo sé que quiero asesinar a ese emperador perro!!

—Honorable señor, heroico señor, gran hermano asesino, hasta donde sé, el emperador no es como un perro sino como una rata.

— ¡¡Hmph!! ¡¡Entonces, ese emperador rata!!

—Honorable señor, heroico señor, gran hermano asesino, baje su cuchillo, arrepiéntase y alcance la iluminación —dijo tratando de persuadirlo pacientemente, aconsejándolo honestamente. Se veía exactamente como un viejo monje de un templo.

— ¡¡Tengo una espada!! ¡No un cuchillo! —Las venas azules, en la frente del asesino, palpitaban con ferocidad.

—Honorable señor, heroico señor, gran hermano asesino, baje su espada, arrepiéntase y alcance la iluminación. —Las personas podían pensar muy rápido en una emergencia. Li Cong Qing estaba sudando frío y, prácticamente, lo que balbuceaba eran tonterías.

— ¡¡No quiero alcanzar la iluminación!! ¡Quiero asesinar a ese emperador perro! —Las venas en su frente palpitaban con tal fuerza que parecía que iban a explotar.

—Honorable señor, heroico señor, gran hermano asesino, es una rata…

— ¡¡Cállate!! ¡¡Cállate!! ¡¡Sólo cierra la boca!! ¡No me llames esa mierda de honorable señor, heroico señor, gran hermano asesino! Si lo haces, ¡¡te mataré!! —Prácticamente, había enloquecido debido a él.

Li Cong Qing abrió su boca, quería decir algo, pero, pensándolo bien, sería mejor que cerrara la boca obedientemente. Aparte de estar asustado hasta el punto en que las piernas le flaqueaban, sintió que, verdaderamente, era muy desafortunado. La siesta pacífica, que tanto le había costado conseguir, había sido arruinada por este asesino no muy brillante. ¿Acaso ya no existe la pereza…?

Al escuchar la conversación absurda, entre el rehén y el captor, el emperador, por poco, no fue capaz de contener la risa. Resultó ser un hombre, inesperadamente, interesante. La muerte estaba por cernirse sobre él y, todavía, era capaz de hablar improvisadamente, balbuceando tonterías para perturbar y alterar el estado emocional del asesino y así salirse con la suya. No había experimentado este tipo de diversión en mucho tiempo, a pesar de que, bajo la amenaza de una espada, Li Cong Qing podría estar muerto en cualquier momento.

El emperador no se rió. No podía reírse. Componiendo su rostro y conservando su semblante inteligente y penetrantemente frío, sin dejar entrever ni el más mínimo atisbo de risa. El emperador, permaneció majestuoso y ordenó:

—Déjalo ir, te dejaré escapar.

— ¡¡Hmph!! ¿Crees que creeré en tus palabras de emperador perro? ¡No! ¡¡Es emperador rata!!

— ¡Así es! ¡Así es! ¡Gran hermano asesino, finalmente recuerdas que el emperador es como una rata! —Respondió entusiasmado, sólo faltando el aplauso para animarlo.

— ¡¡Ah!! ¡¡Cierra la boca!! ¡¡Aahhh!! —Pisoteó el hombre con ira.

El corazón de Li Cong Qing latía con miedo, mientras que el del emperador latía con ansiedad, éste último, temiendo que el hombre enloqueciera y lo apuñalara hasta matarlo.

Aprovechando el estado mental confuso del asesino y su incapacidad de tomar previsiones inmediatas, los agudos ojos del emperador destellaron con una idea. Apoderándose del momento, decidió instruir, rápidamente, al jefe de la Guardia Imperial que estaba de pie a su lado:

—Puedes matar al asesino, pero no lastimes al rehén.

El hombre recibió la orden. Rápidamente, se lanzó hacia adelante y, tan repentino como un relámpago, asestó su ataque.

El asesino fue llevado a actuar de forma desesperada[3]. Empujando, apresuradamente, a su rehén hacia el emperador, el cual, de forma inconsciente, abrió sus brazos para atraparlo.

El cuerpo de Li Cong Qing se tambaleaba, luego, cayó hacia adelante.

La espada del asesino atravesó despiadadamente su omóplato desde atrás, haciéndolo sangrar profusamente. Estaba planeando apuñalar al emperador, que estaba por atraparlo, usando su espada para atravesar su cuerpo junto con el corazón de su objetivo.

Li Cong Qing estaba siendo empujado con demasiada fuerza, pero, en lugar de caer sobre el pecho del emperador, con su propio esfuerzo, hizo a un lado los brazos que estaban por recibirlo.

El emperador retrocedió dos pasos debido a su empujón, lo que dio como resultado que la punta de la espada se detuviera frente a su pecho a muy corta distancia, sin lastimar, ni siquiera, un cabello de su persona.

Todo, ocurrió en un abrir y cerrar de ojos. Li Cong Qing fue incapaz de soportar el agudo dolor, frente a sus ojos, descendió una capa de oscuridad. Gradualmente, se desplomó.

— ¡¡Li Cong Qing!!

Antes de perder el conocimiento, escuchó la tranquila y profunda voz del emperador, estallar sin control en un grito, llamando su nombre en voz alta. ¿Quién habría imaginado que el emperador recordaría su nombre…?


[1] Cada 20/21 de marzo. Actualmente conocido como Equinoccio de Primavera —u Otoño— dependiendo del lugar geográfico en el que se encuentren.

[2] Zhougong: en la cultura china, los sueños están, usualmente, ligados a una persona llamada Zhougong debido a un libro popular llamado «El Diccionario de los Sueños de Zhougong», el cual ha sido transmitido desde hace miles de años.

[3] La traductora al inglés explica que el texto original decía: un perro acorralado saltará por encima de la pared. Curioso. ¿no les parece? XD

Shiro
El final fue un poco dramático... >.< Pero muero de la risa con los balbuceos de Li Cong Qing cada vez que los leo. XD ¿Y ustedes?

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