Disfruta de los árboles en flor durante el camino de regreso – Capítulo 5 (2)

Traducido por Shiro

Editado por Ayanami


Los cortesanos disfrutarían de las vacaciones el Año Nuevo chino desde el inicio de la Fiesta de Primavera hasta el Festival de las Linternas[1]. Sin embargo, algunos oficiales de altos cargos no tenían permitido abandonar la capital durante este período y, de llegar a ser convocados, deben estar preparados para servir al emperador en cualquier momento. Así que, el ser un oficial con un alto cargo, en realidad, no era tan fantástico, estar en modo de espera las veinticuatro horas del día, a lo largo de todo el año, para enseñar y ser solicitado sin descanso, no es atractivo.

Sin embargo, esto no incluye a Li Cong Qing. Los ministros asistentes y otros oficiales de rango intermedio de los seis Ministerios, sólo deben turnarse para estar en guardia. Mucho ocio. Los oficiales de guardia, usualmente, se reunirían para jugar ajedrez o apostar con juegos de cartas para pasar el tiempo.

El noveno día del primer mes, Li Cong Qing y a otros dos oficiales de rango intermedio les correspondió estar de guardia en el Ministerio de Ritos. Li Cong Qing, como de costumbre, tomó su siesta, mientras que los otros dos oficiales fueron solicitados en el Ministerio de Obras Públicas.

En medio de su sueño profundo, de pronto, alguien comenzó a darle palmadas en la espalda.

—Señor Li, señor Li… —le llamaba.

Con esfuerzo, Li Cong Qing logró abrir su par de ojos, sin prisa, se sentó erguido, y comenzó a pestañear sus ojos entreabiertos para enfocar a la persona frente a él.

—Señor Wei, ¿qué ocurre?

—Su Majestad solicita su presencia en el Templo Baihu para apreciar las flores —dijo Wei Xaio Miao.

—Este humilde súbdito ha recibido la orden. —Li Cong Qing levantó su cuerpo de forma exasperadamente lenta y arregló sus ropas con la misma lentitud, acariciando por aquí y dando palmadas por allá.

Wei Xiao Miao esperó por él con suma paciencia. Ni siquiera mencionó una palabra para apresurarlo.

Al inicio de la primavera, la nieve que quedaba no se había disuelto por completo, y el aire era sumamente frío. Justo antes de que atravesaran la puerta para salir, Wei Xiao Miao desenvolvió un grueso abrigo de lana púrpura y, con cuidado, lo colocó en el cuerpo de Li Cong Qing. La textura del pelaje del antílope tibetano tejido era suave y cálida.

—Gracias —dijo expresando su agradecimiento.

—El señor Li es demasiado cortés. Su Majestad, específicamente, le ordenó a este humilde súbdito que le hiciera entrega de esto.

Después de esto, Li Cong Qing permaneció en silencio, y junto con Wei Xiao Miao salió por la puerta del Ministerio de Ritos. Incluso estando cubierto por este abrigo de piel, el aire gélido seguía entrando a sus pulmones cuando respiraba, lo que lo hizo incapaz de evitar temblar de frío.

Después de caminar un rato, llegaron al Templo Baihu. Dentro del templo, las peonías ya estaban en flor. Cada uno de los imponentes capullos púrpuras y amarillos competían por ser el más glamoroso. Emitiendo una especie de fragancia glacial no mundana, magníficamente floreciente.

Wei Xiao Miao lo guió a través del estrecho camino del vivero, hasta el frente de un lugar con un pabellón de bambú. Hacía dos años, Li Cong Qing había venido a este mismo lugar para escoger una peonía cultivada por el emperador y ofrecérsela.

Todo emperador de Dashao, cada año, debe plantar personalmente un tocón de peonía, y las generaciones sucesivas siempre debían orar por la bendición de los antepasados, para que, de ese modo, la nación tenga un futuro próspero y floreciente. En ese momento, el emperador sostenía una podadora, con la que, con sumo cuidado, cortaba las ramas y hojas de una peonía que está por florecer en medio del pabellón. El capullo era tan grande como el puño de un niño, no era difícil imaginar cuán asombrosa y deslumbrante sería cuando esté en plena floración. Una colorida corona con un espléndido aroma.

—Este humilde súbdito saluda a Su Majestad. —Li Cong Qing se mantuvo de pie afuera del pabellón mientras saludaba al emperador con el cuerpo inclinado y las manos juntas.

El emperador no bajó la podadora y, cortando la rama junto con las hojas dijo:

—Esta peonía de aquí fue la que escogiste hace dos años. Inicialmente, pensé que como la habías cortado tú, no daría más capullos. Nunca hubiera pensado que daría un capullo después de dos años. Mucho menos que el capullo sería incluso mejor si se le compara con el anterior.

—Esto sólo se debe a la gran bendición de Su Majestad.

El emperador se giró para mirarlo, y le sonrió levemente.

—Cada vez que veo este árbol, siempre recuerdo la asombrosa peonía de ese año.

—Este humilde súbdito se siente avergonzado.

—No creía que pudieras sentirte avergonzado, te vez muy calmado e imperturbable.

—Este humilde súbdito no se atrevería.

—Li Cong Qing, ¿qué opinas? ¿Es mejor tomar una flor y con ella decorar una habitación, o es mejor dejar que se marchite naturalmente en su rama? —Preguntó el emperador, aparentemente, implicando algo indirectamente.

—Respondiendo a Su Majestad. A pesar de que se dice que una flor puede aguantar por cierto tiempo, sin embargo, la resistencia de una flor que ha sido tomada no puede compararse con el tiempo que ésta puede durar en la rama.

—Entonces… —El emperador bajó la podadora, acariciando gentilmente el capullo —poner la flor en conjunto con la tierra en un macetero para decorar la habitación es la mejor opción. No sé si el ministro Li está de acuerdo con mi idea.

Li Cong Qing se quedó sin palabras por un tiempo, para luego contestar respetuosamente:

—Las palabras de Su Majestad son sabias. Esa es la mejor opción.

El emperador parecía querer decir algo más, pero fue interrumpido por una notificación que surgió desde un punto distante:

—Los honorables príncipes, la princesa, y las concubinas solicitan una audiencia.

Poco después, tres niños y varias damas, hermosamente vestidas, entraron sin prisa.

Hablando de las esposas del emperador, básicamente, había numerosas bellezas en el harem. Pero, el harem del emperador gobernante, por virtud actual, no consistía en lo absoluto de innumerables bellezas. Sólo cuando ascendió al trono, por cortesía hacia los ancestros, tomó cuatro concubinas imperiales, ninguna había sido entronizada como emperatriz aún. Después, cada año, de acuerdo a la regulación del Harem Imperial, veinticuatro hermosas damas serían seleccionadas para entrar al palacio, pero, sólo aquéllas que recibieran la visita imperial podrían quedarse y ser promovidas a concubinas o damas. De haber permanecido en el palacio por un año completo, y no haber recibido para ese momento la visita imperial, según la regulación, serían retornadas a sus familias intactas, y se les otorgaría un divorcio para que pudieran casarse.

Habiendo sido entronizado hacía seis años, hasta el día de hoy, sólo cinco bellezas han permanecido, sumándose a las cuatro concubinas anteriores. En el presente, el emperador tiene un total de nueve esposas. Entre ellas, tres le han dado dos hijos y una hija. Esto no podía compararse con los hijos e hijas de la dinastía anterior, ni siquiera si se suman todos juntos. Obviamente, esta dedicación hacia la nación no era considerada suficiente, lo cual, hacía que muchas personas se devanaran los sesos debido a este comportamiento. Esto llevó a que muchos nobles ofrecieran a sus hijas para que entren al palacio, y luego, usar ese pretexto para fortalecer su poder e influencia, pero todo esto era inútil.

Ahora, con la presencia de las concubinas del emperador, siendo un hombre, era inapropiado que Li Cong Qing se quedara, por lo que, hizo una reverencia y solicitó permiso para retirarse. El emperador, en cambio, le pidió que se quedara, así que sólo podía alejarse a un lado.

Los príncipes, la princesa y todas las concubinas le presentaron sus respetos al emperador. Éste, cargó a la princesa en sus brazos, los dos príncipes se mantuvieron cerca a su lado, y las concubinas venían detrás de ellos. Toda la familia consistía en más de diez miembros que se trataban entre sí con mutuo respeto[2], feliz y armoniosamente, disfrutaron juntos de la vista de las flores primaverales.

Li Cong Qing miraba desde la distancia, observando con detenimiento la gentil sonrisa del emperador. La imagen perfecta del vínculo familiar, era como ver una escena de teatro desde lo lejos. Su corazón no pudo evitar sentirse deprimido, lo cual, no era muy agradable para él. Se detestaba a sí mismo por albergar este desconocido, intrigante y extraño sentimiento. Era como un dolor agrio, amargo y doloroso, pero difícil de comprender, como si quisiera volcar todos los contenidos de su estómago.

—Señor Li, afuera hace frío. Por favor, espere adentro. —Wei Xiao Miao se le acercó para hablarle.

—No, quiero regresar —le contestó desanimado. Sin tomar en consideración el decreto del emperador, quien quería que se quedara, por su propia voluntad, giró su cuerpo y se fue.

Shiro
¡Celos, maldit*s celos...! Inserten canción de Julio Ángel y José Luis Moreno.

De regreso en el Ministerio de Ritos, inclinó la cabeza para continuar con su siesta, pero, incluso la lombriz soñolienta había abandonado la casa[6], por lo que, sólo le quedó tomar la carpeta en la que había estado trabajando, y examinarla con atención.

Cuando los dos oficiales de rango intermedio regresaron después de terminar con su obligación, inesperadamente, vieron a la persona que, usualmente está medio dormida, medio despierta, con los ojos completamente abiertos, mirando con seriedad los documentos oficiales. Estaban tan sorprendidos que su quijada, por poco, y se les cae.

Nuestro somnoliento ministro asistente no ha cambiado su carácter, ¿cierto?

Especularon para sus adentros.

—Señor Li, ¿qué le ocurre? —Preguntó uno de los funcionarios.

— ¿A qué se refiere con eso?

—Esta es la primera vez que su subordinado lo ve con los ojos completamente abiertos —añadió el otro funcionario.

— ¡¿Qué?! No es de extrañar que sienta que me hormiguean los ojos. —Colocando la carpeta a un lado, se frotó los ojos y comenzó a estirar su cintura hacia la izquierda y hacia la derecha. A medida que sus párpados se entrecerraban, pestañeó un par de veces para reanudar su estado medio dormido, medio despierto.

— ¡Aiya! ¿Por qué los cierra de nuevo? Su subordinado apenas está notando que tiene unos ojos muy hermosos.

—Cierto, cierto.

—El refinado e inteligente señor Li, al mirarlo con detenimiento, se puede apreciar que es alto, agraciado, brillante y apuesto.

— ¡Es, verdaderamente, un hombre con un comportamiento perfectamente adecuado!

Ambos fueron diciendo por turnos, elogiándolo con entusiasmo, y comportándose casi como si fueran seguidores a punto de besarlo.

¿Será que usualmente parezco un gato imitando a un perro o que, tal vez, sea el asistente del rey del infierno?

Li Cong Qing reía divertidamente en su interior.

—Es demasiado agotador mantener mis ojos completamente abiertos durante todo el día —les respondió lánguidamente.

A pesar de involucrarse en la charla casual y ociosa de los oficiales, su corazón permaneció saturado con el mismo sentimiento desagradable de antes, el cual, se negó a disiparse y lo acompañó de ahí en adelante hasta el Festival de las Linternas.


[1] La Fiesta de Primavera usualmente se celebra entre los últimos días del mes de enero y los primeros días del mes de febrero. El Festival de las Linternas es la quinceava noche del primer mes lunar. 

[2] El texto original dice «tratarse el uno al otro como huéspedes honorables», lo cual, se refiere al respeto mutuo entre marido y mujer.

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