El fuerte caballero negro – Capítulo 39: Los preparativos y la víspera de la partida (Parte 1)

Traducido por Lucy

Editado por Nemoné


—Tenemos comida para varios días, utensilios de cocina, sacos de dormir, linternas, mapas, brújulas y agua bendita para protegernos de los malos espíritus. Dado que cada uno es responsable de su propia ropa de repuesto, ¿es esto todo lo que necesitamos llevar juntos?

—Así es. Es preferible reducir el equipaje al mínimo. Esta vez, viajaremos en Hayate y tres caballos en lugar de un carruaje, así que llevar grandes bolsas sería un inconveniente. También hemos modificado a Hayate con cristales ilusorios infundidos con magia alrededor del cuello para que parezca un caballo, así no llamará la atención. También llevaré una capa con capucha sobre la armadura, que oculta todo mi cuerpo. No debería haber ningún problema.

Estaba inspeccionando el equipaje junto con Claude para preparar la partida de mañana. Estábamos en un almacén cerca de los establos. Este lugar sirve como almacén temporal para los suministros que se preparan antes de embarcarse en misiones de larga duración. Incluso hay un frigorífico para la conservación de alimentos. Sugerí esta ubicación como lugar para preparar los suministros el día anterior, asegurando una pronta salida para la misión.

—Parece que hasta ahora, cada uno se preparaba solo, lo que a veces resultaba en grandes cantidades de equipaje.

—Hoy en día, los miembros que van a misiones discuten y se preparan juntos aquí.

Aunque nuestros escuadrones eran diferentes y la interacción limitada, recuerdo que mis subordinados expresaron su profunda gratitud por la oportunidad de conocernos mejor a través de las discusiones e interacciones aquí.

—En cuanto al agua, llenaremos nuestras cantimploras mañana. El resto lo conseguiremos in situ.

—Sí, creo que estamos bien con lo que tenemos preparado ahora.

Dicho esto, metimos en bolsas los artículos necesarios, guardamos la comida en el frigorífico y colocamos el resto de suministros en las estanterías previstas para ello. Después de ordenarlo todo, extendimos el mapa sobre la mesa y le echamos un vistazo. Era la confirmación final de nuestra ruta y acciones para el viaje que comenzaba mañana.

—Primero, nos dirigimos hacia el Reino, y luego a la Nación Sagrada.

—Así es. En el camino a cada capital, haremos varias paradas en pueblos y ciudades. Como parte de la peregrinación de Su Alteza, tenemos que permanecer allí durante tres días, por lo que será un viaje de larga duración.

Durante el “Viaje de Peregrinación”, existe la costumbre de permanecer en aldeas y ciudades durante tres días como parte del viaje. El objetivo es observar de cerca la vida cotidiana de la gente. Por esta razón, este viaje puede durar entre uno y dos meses, dependiendo de su extensión. Considerando mi posición como escolta de Su Alteza, debo regresar al castillo lo antes posible. Sin embargo, tomar la ruta más corta no sería beneficioso para Su Alteza. Consideré con detenimiento rutas que fueran seguras y permitieran el aprendizaje social, pero que también implicaran cierto nivel de peligro. Lo hablé con Claude. Espero que no surjan asuntos problemáticos durante mi ausencia.

—Tres días… Bueno, teniendo en cuenta el descanso y la obtención de alimentos, es un número razonable —dijo Claude mientras se ponía la mano en la barbilla, mostrando un gesto pensativo.

—Cuando actuemos en un pueblo o ciudad, tendremos al menos una persona cerca de Su Alteza. Por suerte, Alice es experta en combate sin armas. Aunque los dos estemos separados, no será un problema.

—Entiendo eso. También conozco bien las habilidades de Alice, así que no me preocupa —dijo Claude con sonrisa irónica.

Bueno, él la conoce bien. De vez en cuando, Alice participa en nuestros combates de práctica, por lo que se hace evidente que es la hermana de Conrad. En esos momentos, se puede ver bien el parecido entre los dos. Sus técnicas son muy afiladas. Porque ella es muy confiable, ya ves. En este momento, es mi criada personal, pero en principio sirvió a la familia real, por lo que mantiene la calma en cualquier situación y se ocupa rápidamente de cualquier problema que surja. Su competencia es inigualable. Sé más de ella que de los demás miembros del personal, y ésa es una de las razones por las que más confío en ella.

—Por ahora, no debería haber ningún problema con nuestras acciones en el pueblo o la ciudad. El problema está en viajar y acampar —murmuró Claude de acuerdo con lo que dije.

Es seguro que encontraremos ataques durante nuestros viajes y acampadas. Ya sean monstruos o bandidos, sería extraño no encontrarlos en un viaje largo. Por supuesto, conmigo, Claude y Alice, podemos manejarlos por nuestra cuenta, pero eso no sería lo mejor para Su Alteza. Un cierto nivel de peligro y experiencia es necesario, y él necesita participar también. Soy consciente de que Su Alteza es muy hábil, pero todavía hay una diferencia entre nosotros. Es natural decirlo. La familia imperial solo lucha cuando no hay guardias alrededor o cuando hay una amenaza inminente.

Luchar es el deber de nosotros, los soldados, no el deber de la familia imperial. A diferencia del emperador simbólico en Japón, aunque pueden intervenir o dar instrucciones en la política y el ejército, sirven como símbolo de la nación. Como son indispensables en las ceremonias y actos nacionales, son los soldados los que van al campo de batalla, y yo tomo el mando. Por eso tenemos al Comandante del Ejército Imperial. Sin embargo, en este mundo en el que nunca sabemos lo que puede pasar, les hacemos experimentar el combate real. Es un enfoque bastante espartano. Y para proporcionarles experiencia práctica de combate, tenemos que mostrar una considerable moderación. Si luchamos como de costumbre, con sinceridad, acabaríamos antes de que Su Alteza tuviera siquiera la oportunidad de moverse. Teniendo en cuenta su futuro como emperador, tenemos que pensar en varias cosas para este viaje necesario.

—Por ahora, ya que seguro nos encontraremos con monstruos en algún lugar, no tenemos más remedio que observar el estilo de lucha de Su Alteza allí y pensar en cómo apoyarle.

—Claude, ¿no conoces el estilo de lucha de Su Alteza?

—Hmm, tengo una idea general, pero es solo de las sesiones de práctica, no de combate real, e incluso entonces, es solo uno-a-uno, así que no sé acerca de la lucha contra varios oponentes. Tendré que verlo en acción para entenderlo.

Pude ver cómo asentía con la cabeza.

—Ya veo, entonces recemos para que no nos encontremos de repente con un oponente peligroso.

—Eh, vamos, incluso por aquí es poco probable que ocurra, ¿verdad? Como mucho, nos tocará un grupo de goblins o algo así.

—Sí.

Los dos nos reímos a carcajadas. Espera, ¿esto es lo que llaman una bandera? Nah, eso no es posible. Esto no es un manga. 

—Bueno, entonces, creo que hemos discutido suficiente por ahora. Descansemos hoy para prepararnos para mañana.

Enrollé el mapa extendido sobre la mesa y lo metí en la bolsa. Y justo cuando estábamos a punto de salir del almacén… alguien tocó la puerta. Me pregunté quién podría ser.

—Disculpe, ¿está aquí el capitán?

¿Era la voz de Conrad?

—Sí, ¿qué pasa?

Al contestar, entró en la habitación después de que yo abriera la puerta.

—Siento molestarte a estas horas. ¿Es un buen momento?

Eran alrededor de las 19:00. Bueno, no hay nada planeado para más tarde.

—Está bien. Claude, ya puedes irte.

—Sí, hasta mañana.

Salió del almacén. Cuando se iba, le dijo algo a Conrad, y tuvo una reacción extraña. Me pregunto de qué se trataba.

—Entonces, ¿qué pasa?

—Bueno… um…

Evitó el contacto visual mientras me preguntaba. Por su comportamiento, no parecía relacionado con el trabajo.

—¿Te gustaría dar un paseo?

Después de un rato, habló. Con un ligero toque de vergüenza, repitió:

—¿Qué tal si damos un paseo por el jardín?

Aceptando su invitación, nos dirigimos al jardín dentro del castillo. Él me invitó y ahora estamos paseando por el jardín. Después de caminar un rato, empezó a hablar.

—Capitán, por favor tenga cuidado durante la misión de escolta que comienza mañana.

—Sí, lo sé. Bueno, con Claude y Alice como miembros de mi equipo, no estoy preocupado por mí. En todo caso, me preocupa más la seguridad del castillo —dije con una sonrisa irónica.

Su Majestad me aconsejó una vez que abandonara el castillo durante un tiempo, y yo mismo reflexioné sobre trabajar demasiado, pero aun así…

—Capitán, se presiona demasiado. Aunque debo decir que el estado actual del imperio es en parte responsable de ponerte en ese ambiente.

El estado actual del imperio. En comparación con hace dos años, el orden público ha mejorado bastante, y el crimen dentro de la capital ha disminuido. Es decir, dentro de la capital. Sin duda, el imperio abarca no solo la capital, sino también numerosos pueblos y ciudades. La delincuencia en esas zonas sigue siendo una gran preocupación que aún no se ha resuelto del todo. Los informes que llegan casi a diario me dan dolor de cabeza.

—Bueno, no hay mucho que podamos hacer al respecto. Solo tenemos que seguir trabajando con diligencia —le contesté.

—Entiendo, pero… Capitán, ¿le importaría pasarme parte del papeleo? Estoy aquí para ayudarle. Es parte de mi trabajo aliviarle la carga —sugirió.

Hablaba con auténtica preocupación. Como Claude había mencionado, parecía que yo había preocupado demasiado a Conrad.

—Por favor, déjalo en nuestras manos durante la misión. No podemos ser tan perfectos como el capitán, pero nos las arreglaremos de algún modo hasta que vuelvas. Así que… —Tras decir eso, respiró hondo y sonrió, diciendo:—¡Así que, por favor, no te preocupes!

Me tranquilizó. Debajo de mi casco, dejé escapar un suspiro de alivio, frunciendo las cejas y sonriendo.

—Ah, ya lo entiendo. Me rindo —dije, levantando ambas manos en un gesto de rendición.

Bueno, cuando alguien dice tanto, no queda más remedio que rendirse, ¿no?

—Tiendo a hacer todo lo que está dentro de mis posibilidades por mi cuenta. Es un hábito que se me ha pegado desde que era joven. Incluso cuando me presiono demasiado, solo mi padre y mi hermano se dan cuenta y me detienen —le expliqué.

Decidí hablar con él de mi hábito, quería que lo supiera.

—Verás, he sido manipulada por alguien a quien conozco desde la infancia. La persona era lo que se llamaría un individuo “perfecto” y siempre había estado moviendo mis hilos, ignorando mis propias circunstancias y permaneciendo a mi lado. A la gente que nos rodeaba no le hacía ninguna gracia y acabé siendo el blanco de su acoso.

—¿Acoso? —Se mostró sorprendido por lo que dije.

Desde luego, es desconcertante oír algo así de sopetón.

—Bueno, empezó con bromas infantiles como esconderme cosas. Al principio, pensé que se aburrirían y dejarían de hacerlo, así que lo dejé estar. Pero parece que fui demasiado ingenua.

Me pongo en cuclillas y toqué las flores allí plantadas.

—Yo formaba parte del comité de cuidado de las flores en la escuela. Un día, un grupo de chicas de la misma clase vinieron mientras yo cuidaba las flores y empezaron a pisotearlas delante de mí.

—¡¿Qué?! —Reaccionó como yo esperaba. —A pesar de que les pedí varias veces que pararan, no me hicieron caso. De alguna manera conseguí sacarlos del parterre para que se detuvieran. Luego, cuando les pregunté por qué habían hecho tal cosas dijeron algo muy injusto como “¡¿Por qué debería estar por aquí alguien tan feo como tú?!”.

Me quedé de piedra, con la mente en blanco. No es que quisiera estar allí. No importaba cuántas veces las evitara, ellas venían contra mí y me arrastraban a su lío. Intenté razonar con ellas, decirles que estaba fuera de mi control, pero seguían armando pelea, lanzando un ataque de histeria. No sabía qué hacer. Entonces vino mi amigo de la infancia, que siempre me buscaba. Incapaces de comprender la situación, intentaron explicármelo. Pero entonces, una de las chicas del grupo me señaló y mintió diciendo…

—Nos detuvimos porque esa chica estaba destrozando las flores del parterre.

Ahora, pensándolo bien, es impresionante cómo pudieron inventar semejante mentira. En vez de enfadarme, me asombró.

—Cuando mi amigo de la infancia lo oyó, se enfadó conmigo y me dijo: “¿No es inaceptable?”. Aunque intenté explicarle que no era cierto, se enfadó cada vez más, sin un ápice de duda, creyendo lo que decían esas chicas. Al cabo de un rato, los profesores que habían oído el alboroto vinieron y nos llevaron a la sala de reuniones. Llamaron a todos los padres de las partes implicadas, que me atacaron sin razón.

En ese momento, todos, incluida mi madre, parecían demonios. No, excepto una persona.

—Pero, por fortuna, mi hermano estaba allí con mis padres. Pateó una silla con todas sus fuerzas. La habitación se quedó en silencio, y mi madre, que recuperó la compostura antes que nadie, fue regañada mientras le decía… “Mamá, ¿qué estás mirando? Está claro que las culpables son esas chicas”.

Incluso ahora, al recordarlo, no puedo evitar reírme de lo genial que era mi hermano entonces. Porque era un verdadero héroe.

—¡Y a partir de ahí, empezó el show de la deducción de mi hermano! Cuando me preguntaron por qué yo no era el culpable, señalé que no había barro en mis zapatos, mientras que sí los había en los suyos. Si yo hubiera destrozado el parterre y ellas me detuvieron, sería al revés. Como los saqué de fuera, es natural que no hubiera barro en mí. El parterre acababa de ser regado, así que si alguien entraba, seguro que tendría barro en los zapatos. Mi amigo de la infancia y los profesores ya habían llegado a la conclusión de que yo era el culpable sin observar la situación en absoluto. Después de volver a comprobar nuestros zapatos, todos excepto mi hermano y yo se pusieron pálidos.

Es nostálgico. Ese incidente fue la razón por la que empecé a llamarle “hermano mayor” con respeto, cambiando el “hermano”.

—Después, los padres de aquellas chicas se disculparon mucho, los profesores que dudaban de mí fueron reprendidos por el director, mi madre fue regañada por mi padre, y mi hermano, mientras me daba palmaditas en la cabeza con expresión enfadada, observaba su intercambio. Juntos, mi padre y yo comimos la tarta que nos había comprado. Me preocupaba un poco que aquello pudiera desembocar en una crisis de divorcio, pero mi madre reflexionó mucho sobre sus actos y, desde entonces, ha tenido cuidado de no cometer errores. Así que nuestra familia permaneció sin cambios.

Hice una breve pausa después de contar todo lo sucedido hasta ese momento.

—¿Tu amigo de la infancia te dijo algo después de eso?

Mientras hablaba en voz baja sobre lo que había pasado, Conrad notó algo extraño y me hizo una pregunta. Como era de esperar, se dio cuenta.

—No me dijo nada.

—¿Eh?

Respondí a su pregunta. Estoy segura de que aún no lo comprende del todo.

—No dijo nada. No solo mi amigo de la infancia, sino incluso los padres de mi amigo de la infancia que me estaban atacando hasta que mi hermano lo señaló.

Incluso ahora, cuando recuerdo aquel incidente y los problemas que Yuusuke trajo consigo después, no puedo perdonarle.

—Es más, al día siguiente, esa persona actuó como si nada hubiera pasado y siguió arrastrándome como de costumbre, como si los sucesos del día anterior nunca hubieran ocurrido.

Fue entonces cuando me di cuenta del alcance de su naturaleza retorcida.

—Esa persona, ya sabes, cree las primeras palabras que oye y se niega a creer las palabras de la víctima. Y cuando se le presentan pruebas por parte de un tercero, en lugar de comprender su error, finge que el error nunca ocurrió y continúa su comportamiento habitual. Esto también se aplica a sus padres. Creen que es normal y no reconocen que es algo malo. Es más, creen con firmeza que cosas aún peores son justificables.

—¿Cosas aún peores?

Conrad parecía desconcertado, seguro debido al encanto exterior de Yuusuke y a la impresión que da a los demás. Por eso acabé creyendo en la forma equivocada de interactuar con él.

—No importa a dónde vayamos o lo que hagamos, siempre es lo que esta persona quiere.

Me di cuenta de que Conrad estaba desconcertado por esas palabras que iban más allá del sentido común. Es natural que le parezca increíble. Debido a esa creencia, me llevó a lugares peligrosos sin tener en cuenta mi bienestar. Me arrastra siempre que se le ocurre una idea, sin tener en cuenta mi conveniencia. Pero su impresión en los demás es favorable, y atrae a la gente. Así que los malentendidos fueron creciendo y, antes de que me diera cuenta, me quedé sola. Quizás fue entonces cuando empecé a hacerlo todo por mi cuenta. En este punto, sólo la malicia se dirigía hacia mí. Dijera lo que dijera, nadie me creía. Solo mi familia.

—¿Alguna vez pensaste en cortar lazos?

Su pregunta era razonable. Era algo que cualquiera pensaría. Sin embargo, no era tan sencillo.

—Por supuesto, intenté cortar lazos. Pero antes de enterarme de la anormalidad de mi amigo de la infancia, mi madre había hecho una promesa con su tía.

Hasta el incidente del parterre, era alguien que tenía un cierto nivel de ingenuidad. Cuando me enteré, tanto mi padre como mi hermano y, por supuesto, yo misma, no dábamos crédito.

—No quiero hablar de los detalles. Me enfada cada vez que lo recuerdo.

—Lo comprendo.

Conrad notó el cambio en mi tono, se abstuvo de preguntar por los detalles.

—Para anular aquella promesa y cortar lazos, mi padre y yo fuimos a conocer a los padres de aquel amigo de la infancia. Los dos se dieron cuenta del comportamiento anormal de mi padre e intentaron escapar. Pero mi padre es el tipo de persona que no deja escapar a su objetivo, y de inmediato los atrapó, reduciéndolos a figuras temblorosas en el suelo, arrastrándose de vuelta.

—Eso es… impresionante. (El capitán debe parecerse a su padre.)

—Mi padre y mi hermano son algo de lo que estar orgulloso. Así que, mientras los arrastraban, entramos en una cafetería donde mi padre conocía al dueño y nos dijo: “Esperen en el asiento del mostrador”. Los tres entramos en un reservado. El encargado del café parecía conocer la circunstancias y nos trajo zumo y tarta mientras esperábamos. Tras una hora de charla con el encargado mientras esperábamos, mi padre me llamó y entré en la sala privada. Los dos parecían tan agotados y exhaustos que me hizo preguntarme si sus almas habían abandonado sus cuerpos. Según mi padre… “Solo dije la verdad y el sentido común, dándoles un sermón”. Eso fue lo que dijo. A partir de ese momento, los dos se volvieron más razonables.

—En efecto, el padre del capitán es alguien increíble. (Me pregunto qué habrá dicho…)

Oh no, si elogias a mi padre, yo, su hija, me sentiré avergonzada. ¿Eh? ¿La seriedad de antes desapareció? Bueno, da igual.

—Y al final, exigieron cortar lazos con nuestra familia y romper la promesa con mi madre. Sin embargo, a pesar de su agotamiento, aguantaron y nos pidieron que no cortáramos los lazos al menos hasta que nos graduáramos del instituto. Cuando les pregunté por qué, me dijeron que quizá se daría cuenta de su error y querían un poco de margen. Me parecieron presuntuosos sus padres, pero como nuestras madres eran íntimas amigas y mantenían una buena relación, tanto mi padre como yo tuvimos algo de piedad, teniendo en cuenta los sentimientos de mi madre. Sin embargo, este acuerdo expira ahora que tengo diecinueve años, y es seguro que nuestros lazos se cortarán.

Hasta que derrotemos al Señor de los Demonios, tendremos que participar a regañadientes debido a la prórroga, pero aparte de eso, no es asunto nuestro.

—Esta es la razón por la que desarrollé el hábito de hacer todo por mi cuenta y por la que continué asociándome con mi amigo de la infancia. Ah, y por supuesto, la promesa entre nuestras madres se rompió cuando hicimos el acuerdo.

Me levanté y miré a Conrad.

—Muy bien, gracias por escuchar esta historia. Nunca se la había contado a nadie, ¡así que me siento aliviada!

Cuando le expresé mi gratitud, negó con la cabeza.

—No, yo soy el que está agradecido por haber llegado a conocer al líder.

Lo dijo con una sonrisa. Ah, Conrad es genial después de todo.

—Pues ya es hora. ¿Por qué no salen ya, Claude y Alice? ¿Eh?

Conrad ladeó la cabeza en respuesta a mis palabras dirigidas hacia los arbustos. Se oían crujidos.

—Tch, así que te has enterado, ¿eh?

—Pido disculpas, Caballero Negro, Hermano.

Lo que surgió fueron Claude con expresión frustrada y Alice con cara de disculpa.

—¡Ustedes dos!

—Oh cielos, escuchar a escondidas es un mal pasatiempo.

—¿De qué estás hablando? Sabías que estábamos aquí y aun así empezaste la conversación.

Conrad se sorprendió por su presencia y Claude replicó con tono enfurruñado en respuesta a mis palabras. En efecto, no podía haber sacado a colación la conversación anterior sin ser precavido con nuestro entorno. Podría haber delatado con facilidad que soy una mujer. Por eso continué la conversación solo con ellos dos.

—Bueno, entonces, voy a volver a mi habitación y descansar un poco. Tenemos que prepararnos para mañana. Conrad, te lo dejo a ti un rato.

—¡Sí! Buenas noches, Líder.

Le di las buenas noches a Conrad y les informé a los dos que se encargaran de las cosas a partir de mañana. Luego, volví a mi habitación. Tal vez porque los tres escucharon la historia, pude dormir con una sensación de frescura esa noche. Muy bien, afrontaremos la misión de mañana con la mente concentrada.

♦ ♦ ♦

Después de asegurarnos de que el Líder había vuelto a su habitación, los tres nos quedamos en el jardín.

—Hermano, basándome en la conversación de hace un momento, es seguro decir que el amigo de la infancia es, en efecto, un hombre. Ha mencionado la palabra “hijo”.

Nemoné
Chie no especificó el género del amigo mientras hablaba con Conrad; usaba pronombres neutros, solo que en español es algo complicadito…

—Por el contenido de la conversación, parece ser un tipo extraordinario. Por otro lado, parece que es más probable que el capitán prefiera a un hombre de confianza que se parezca a su padre y a su hermano mayor, alguien que pueda protegerle sin falta.

Alice y Claude analizaron las preferencias del Capitán basándose en la conversación anterior. Primero, ustedes dos deberían desarrollar su propia relación. Sin embargo, lo que dicen es cierto. Después de escuchar la historia del Líder, comprendí lo increíbles que eran su padre y su hermano. Los respeto como hombres. Si es posible, me gustaría conocerlos.

—Conrad, por favor decídete mientras estemos lejos del castillo. Debe ser a él a quien apoyes.

—Tengo esperanza mientras sea mi hermano. Estoy convencida de que no hay nadie más que pueda igualarlo, además del Caballero Negro.

Parece que los dos, que hasta ahora no habían avanzado mucho en la confesión de sus sentimientos, cambiaron de opinión tras escuchar la conversación. En verdad, el amigo de la infancia del capitán mencionado en la historia es el peor. Una vez más creo que el Líder debería ser una persona feliz. ¿Qué clase de persona es? Me pone furioso pensar que un hombre tan despreciable estuviera cerca de ella. Si alguna vez me encuentro con él, debo asegurarme de que nunca vuelva a acercarse al Capitán. Bueno, eso suponiendo que alguna vez nos encontremos.

Después de escuchar la historia, mi deseo de protegerlo se ha hecho más fuerte. Aplastaré a cualquiera que le traiga infelicidad. Le quiero tanto que no quiero entregárselo a nadie más, y me he reafirmado en ello.

—He tomado una decisión después de escuchar la historia. Pensaré las palabras y el lugar para confesarme antes de que vuelva el Capitán. Así que, durante la misión, por favor cuiden del Líder en mi lugar.

Cuando dije esas palabras con determinación, los dos se rieron.

—¡Entendido!

—¡Déjalo en nuestras manos!

Respondieron tranquilizadores. ¡Capitán, por favor, prepárese cuando vuelva de la misión!

error: Contenido protegido