Katarina – Volumen 10 – Capítulo 2: Aprendiendo magia oscura (2)

Traducido por Shisai

Editado por Sharon


Yo, Raphael Wolt, tenía la tarea de enseñar a Katarina Claes cómo usar la magia oscura.

Ya sabía que le habían dicho que lo estudiara, pero ¿quién podría haber esperado que me eligieran como su maestro? Pues yo. Pensé que era probable que sucediera, ya que la persona actualmente a cargo de hacerlo era Sora, quien, a pesar de su gran talento, no era exactamente el mejor en transmitir sus conocimientos a los demás. Aprendió más por el sentimiento que por la lógica y la razón, por lo cual, cuando se le pedía que explicara algo, solía recurrir a gestos y efectos de sonido.

Tal vez era demasiado talentoso para su propio bien: inmediatamente tenía éxito en todo lo que intentaba sin pensar en ello, lo que le imposibilitó transmitir su proceso de aprendizaje. Esto también fue cierto para Lahna, mi superior… y para la mayoría de las personas de mi departamento.

Por otro lado, Katarina tampoco era del tipo de razonamiento lógico, así que pensé que existía la posibilidad de que las cosas salieran bien. Pero no. Lo que me tomó por sorpresa fue que solo tomó un día para que todos los involucrados admitieran su fracaso. No estaba seguro de sí elogiar lo decididos que estaban al darse cuenta de su error o reprenderlos por lo rápido que se rindieron. De cualquier manera, me dijeron que enseñar a Katarina ahora era mi responsabilidad.

Darle lecciones no era un problema para mí y, en todo caso, me alegré de poder pasar un tiempo con ella después de tanto tiempo. Lo que era un problema era la cantidad de trabajo que pesaba sobre mis hombros. Esto era principalmente culpa del jefe del departamento, Lahna. Tenía un talento increíble y siempre cubría los errores de sus subordinados. Sin embargo, una vez que algo le llamaba la atención, tenía la tendencia a concentrarse en eso y olvidarse de su trabajo.

Cuando el Ministerio me acogió después del incidente en el que estuve involucrado hace unos años, Lahna fue la única que me aceptó, invitándome a su departamento, en lugar de tratarme como un paria. Hice lo mejor que pude para pagarle el favor con mi arduo trabajo y finalmente fui ascendido, por recomendación de mis colegas, a subdirector del departamento.

No quería decepcionar a quienes me habían recomendado para ese puesto y comencé a trabajar aún más duro para compensar el ausentismo de Lahna. La gente finalmente comenzó a bromear acerca de que yo era el verdadero director del departamento, y algunos recién llegados incluso me confundieron genuinamente con eso. Antes de darme cuenta, estaba a cargo de casi todo lo que sucedía en el Laboratorio de Herramientas Mágicas.

Dada esta situación, casi nunca podía permitirme salir de la oficina. Mientras enseñaba a Katarina, Lahna tendría que ocupar mi lugar (que en realidad era suyo para empezar) supervisando el departamento. Estaba muy decepcionada por no poder ver cómo se enseñaba Magia Oscura, algo en lo que estaba muy interesada, pero finalmente la convencí prometiéndole un informe detallado. Por si acaso, antes de dar algunas instrucciones finales a los demás empleados, la encadené literalmente a su escritorio. Una vez que todo estuvo preparado, Katarina y yo nos dirigimos a la habitación que nos habían preparado.

Katarina fue una vez mi compañera de escuela y, cuando me enteré de que estaría trabajando en el mismo departamento que yo, me llené de alegría. Había temido que, después de confesar mis crímenes y mi falsa identidad, nunca podría volver a verla. Afortunadamente, el destino demostró que estaba equivocado. Estaba demasiado ocupado para hablar con ella, pero el solo hecho de saber que estábamos compartiendo una oficina me hizo feliz. Por mucho que traté de ocultarlo, esta rara ocasión de interactuar con ella me emocionó particularmente, a pesar de que era solo por trabajo. Tenía que tener cuidado de no esbozar una sonrisa tonta, y cuando Katarina declaró que, por hoy, no necesitaba llamarla “Lady”, eso fue exactamente lo que terminé haciendo. Todavía no habíamos comenzado y apenas me mantenía concentrado.

Una vez que llegamos a la habitación, le entregué mis notas y comencé a explicar algunos conceptos básicos, aunque asumí que ella ya los conocía. Hace unos años, nunca hubiera podido hablar con tanta calma sobre el proceso involucrado en la obtención de los poderes de la Magia Oscura. Lo que me pasó cuando aún era un niño me traumatizó. Fue Katarina quien, acercándose a mí, hizo que mis heridas comenzaran a sanar. Las cosas habían mejorado lentamente hasta el punto en que ahora esos eventos pasados ​​ya no me molestaban, ni esas terribles pesadillas.

Le dije que sus poderes probablemente eran diferentes a los míos o los de Sora, y luego le expliqué cómo la Magia Oscura se ejerce a través de una herramienta imaginaria en lugar de hacerlo desde el propio cuerpo. Le dije que visualizará una herramienta, y cuando me pidió un ejemplo, le dije cuál era la mía: una linterna.

Confundida, me preguntó por qué pensaba en una linterna. De hecho, las linternas no produjeron ninguna imagen de magia. Para mí, sin embargo, cuando me di cuenta por primera vez de que tenía poderes de magia oscura y pensé en cómo usarlos, eso fue lo primero que me vino a la mente. Cuando me arrastraron a esa habitación oscura en contra de mi voluntad, la única fuente de luz que me mostraba lo que me rodeaba era una única linterna. Asociaba esa vista con la magia oscura en sí.

Pero no quería decirle eso, así que traté de esquivar la pregunta. Ella pareció entender y no presionó más. Katarina podía dar la impresión de actuar sin pensar, pero sabía qué temas evitar para no entristecer a alguien. También se daba cuenta de inmediato cuando las personas que la rodeaban estaban necesitadas y rápidamente les ofrecía ayuda. Yo era uno de los muchos que había salvado.

Mientras observaba a Katarina pensar en una herramienta, pensé que un concepto tan sombrío como la magia oscura no encajaba con ella. Al mismo tiempo, creí que ella tenía el poder de quitar la tristeza a cualquiera.

—Está bien —anunció después de decidirse por una herramienta, e increíblemente, algo saltó de su sombra a su mano.

Era un palo negro con una mala interpretación de una calavera en la punta. Katarina murmuró para sí misma, sorprendida por lo que había sucedido, pero yo estaba aún más sorprendido. Las palabras me fallaron.

¡¿Qué demonios acabo de presenciar?!, pensé, pero rápidamente me di cuenta de que el extraño objeto debía ser la herramienta que Katarina imaginó.

Cuando le pregunté si ese era realmente el caso, ella asintió con la cabeza.

De alguna manera se las arregló para materializar un objeto de la nada…

Todo esto fue demasiado inesperado. Nerviosamente miré el palo en su mano. Tenía una forma peculiar, pero era claramente visible y aparentemente estaba completo.

Cuando le pregunté si alguien más podría tocarlo, me lo entregó. Lentamente lo alcancé, preguntándome si desaparecería tan pronto como lo tocara. No desapareció ni se rompió, y se sintió exactamente como uno hubiera esperado. No tenía nada fuera de lo común, excepto quizás por el hecho de que, a pesar de parecer hecho de madera, era extrañamente ligero. Traté de examinarlo más de cerca, pero mi confusión permaneció.

Necesitaré ayuda de otro departamento para investigar esto más a fondo.

Agradecí a Katarina, quien parecía haberse recuperado de su propia conmoción, y le devolví la herramienta, diciéndole que quería aprender más sobre ella. Experimentamos por un tiempo y descubrimos que no podía materializar ningún otro objeto, pero que podía esconder este en su sombra. Después de escribir todo eso en mis notas, le pregunté si se sentía bien; no teníamos mucha información sobre la magia oscura y era imperativo prestar atención a la salud de quienes la usaban. Esto era el doble de cierto para Katarina, quien a menudo se esforzaba mucho sin preocuparse por cómo podría afectarla. Afortunadamente, me dijo que estaba bien y que no se veía cansada o enferma de ninguna manera.

Le sugerí que intentara lanzar un hechizo real, y su rostro de repente se oscureció cuando preguntó qué tipo de hechizo sería. Me di cuenta de lo que estaba pensando. Alguien tan amable como ella obviamente se oponía a controlar las mentes de las personas, que era por lo que la Magia Oscura era conocida principalmente. Le aseguré que no haríamos eso, y su ceño rápidamente se transformó en una sonrisa. Aliviado, le expliqué que todo lo que haríamos es convocar a la oscuridad, enumerando las razones por las que esto era ideal para nuestros propósitos.

—¡Oh! ¡Es como magia oscura para tontos! —soltó. No pude evitar reírme.

Lucía llena de energía mientras invocaba la oscuridad, prácticamente gritando, pero su hechizo no hizo absolutamente nada. Lo intentó varias veces sin mejorar y finalmente me miró como si buscara ayuda. Luego me preguntó algo sorprendente:

—¿Cómo es la oscuridad?

Me sorprendió lo ridícula, pero tan apropiada para ella, que era esa pregunta. Mientras todavía me reía, me preguntó si imaginarme pintura negra funcionaría, haciéndolo aún más divertido para mí. Le di un ejemplo más aplicable, a saber, el de una noche sin estrellas. Ella pareció entender finalmente, tomó la herramienta en su mano y la movió mientras gritaba su invocación una vez más.

¿Por qué está moviendo ese palo de todos modos? ¿Es como la batuta de un director de orquesta?

Un pequeño orbe de oscuridad apareció frente a una Katarina muy confundida. Ella lo miró y me preguntó si eso era realmente magia oscura; y probablemente lo era, aunque se veía muy diferente de cuando intenté usar ese hechizo.

—Esperaba que toda la habitación se oscureciera o algo… Esto es un poco decepcionante —se lamentó, y tuve que estar de acuerdo, ya que estaba anticipando un orbe de oscuridad mucho más grande.

No la habría culpado por pensar que este hechizo era completamente inútil, pero para convencerla de lo contrario, le dije que lo había usado para hacer exactamente eso: hacer que toda la habitación se oscureciera. Esto pareció sorprenderla.

—¡¿Esto significa que mis poderes son pésimos?! ¡¿No solo los de la Magia de la Tierra, sino también los de la Magia Oscura?!

Al darme cuenta de que había cometido un error terrible, traté nerviosamente de arreglar lo que pude diciéndole que solo necesitaba práctica para mejorar. Eso tampoco era una mentira: los poderes de la magia oscura podían fortalecerse a través del entrenamiento.

Mis palabras funcionaron y ella comenzó a practicar el mismo hechizo una y otra vez.

—¿Algo así?

—Si, muy bien. Así.

Estar allí en esa habitación con ella, mirando mientras hacía todo lo posible por aprender magia, fue tan divertido que el tiempo pasó volando. Llegado el mediodía, la detuve, ya que solo iba a practicar conmigo por la mañana, y me agradeció con una sonrisa la lección que le había dado.

De repente, Lahna irrumpió en la habitación. Dado el tiempo, probablemente se las había arreglado para terminar el trabajo que tenía que hacer antes de correr aquí para ver la Magia Oscura en la que estaba tan interesada con sus propios ojos. Katarina le mostró lo que podía hacer y Lahna pareció muy complacida con lo que vio. Una vez que terminamos, revisé la habitación para asegurarme de que todo estaba en su lugar y luego cerré la puerta, recordándome a mí mismo que debía devolver la llave más tarde.

En las últimas horas, había sido testigo de algunos eventos sorprendentes, pero más que sorpresa o conmoción, en este momento, solo sentía felicidad. Puse una mano en mi cara y sentí mis mejillas. Se habían levantado con una sonrisa sin que yo me diera cuenta. Me costó un gran esfuerzo mantener mi expresión sin cambios durante toda la mañana, pero ahora que estaba solo, no pude evitarlo más.

Sabía que esto era solo trabajo, pero todavía estaba encantado por el tiempo que podía pasar con Katarina. Esta chica pura y honesta me había extendido la mano ofreciéndome la salvación… y en ese mismo golpe, me había robado el corazón. A pesar de todo el tiempo que había pasado, ella todavía se aferraba a él, y me pregunté si alguna vez podría recuperarlo.

No quería hacerla mía y solo mía, pero anhelaba ayudarla y protegerla de las sombras de cualquier forma que pudiera. Necesitaba poder para protegerla, y necesitaba seguir dando lo mejor de mí en el Ministerio para obtener ese poder. Era un trabajo agotador, sí, pero eso no era un gran problema. Verla sonreír después de tanto tiempo me había llenado de tal vigor que sentí que podía pasar una semana sin dormir, revisando documentos detrás de mi escritorio.


Shisai
Awwwww

3 respuestas a “Katarina – Volumen 10 – Capítulo 2: Aprendiendo magia oscura (2)”

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