Katarina – Volumen 10 – Capítulo 3: Entrega de Vegetales (1)

Traducido por Shisai

Editado por Sharon


Habían pasado unos días desde que comencé a aprender magia de Raphael, pero mi pequeño punto oscuro no se había hecho más grande. Tampoco había progresado mucho en el Pacto Oscuro.

Hablando de cosas en las que no había progresado, todavía no había descubierto quién era el otro personaje secreto del juego, de quién había aprendido en mi sueño. Uno de ellos era Cezar, pero el otro seguía siendo un misterio. Preguntarle a María, hasta ahora, no había ayudado.

Para dejar de pensar en todas las cosas que no iban como deseaba, me dirigí a los campos. Trabajar en los cultivos siempre me hacía sentir mejor, por eso es tan importante tener un pasatiempo que disfrutes.

—Es una gran cosecha la que tenemos aquí. ¿Qué vas a hacer con todos estos productos? —le pregunté a Cyrus, el dueño del campo y mi mentor agrícola, mientras admiraba el campo lleno de verduras maduras.

—Igual que todos los años. Voy a llevarlos al orfanato —respondió mientras se secaba el sudor de la frente con un pañuelo. Cuando María no estaba, siempre bajaba la guardia y su acento se notaba.

—¡Guau! ¡¿Todos estos?!

En casa, cada vez que cosechaba verduras las repartía entre mis amigos, los sirvientes y la cocina, eso era todo. Nunca los había donado antes.

—Nadie sabe sobre este pequeño pasatiempo mío aquí. No puedo dar vueltas repartiendo verduras de izquierda a derecha. Tenía un amigo que sí lo sabía, así que se los daba y él los llevaba al orfanato.

—Oh, eso lo explica.

Cyrus nació en una familia noble en el campo, y ahí fue donde se crió hasta los quince años, trabajando en el campo como cualquier otro agricultor. Cuando llegó a la capital para asistir a la Academia, se cuidó mucho de enmascarar sus orígenes, y lo hizo tan bien que ahora todo el mundo le tenía en alta estima como un chico guapo y distante. Poco sabían que pasaba su tiempo libre labrando la tierra en las afueras del Ministerio.

—Escuché que las donaciones al orfanato se hacen principalmente en dinero. No sabía que también les podías dar verduras —expliqué, recordando lo que mi padre me dijo sobre cómo donaba dinero periódicamente a orfanatos y escuelas de plebeyos. Me explicó que se esperaba que una buena familia noble hiciera tales cosas. También me dijo que, dado que diferentes lugares tienen diferentes necesidades, era mejor simplemente donar dinero y dejar que ellos decidan cómo usarlo.

—Si eres de una familia elegante como los Claes, seguro. Pero solo porque eres noble, no significa que tengas monedas de sobra. La mayoría de la gente da cosas en lugar de dinero.

En este mundo, resultó que ser noble no significaba necesariamente que uno fuera fabulosamente rico. De vuelta en la Academia, algunos de mis compañeros más jóvenes del Consejo Estudiantil dijeron que ni siquiera podían pagar un vestido para el baile. Si la familia de Cyrus tuvo que trabajar en el campo, eso debió significar que no eran tan ricos como los Claes. Había estado generalizando demasiado. Esto también significó que donar vegetales no habría sido extraño, y pensé que tal vez, la próxima vez, también podría donar parte del rendimiento de mi propia cosecha.

—No les digo que soy un noble por supuesto. Aquí, en la ciudad, los nobles no donan verduras. Les digo que soy un comerciante —agregó Cyrus.

Entonces, es un poco extraño que un noble done verduras después de todo.

—Si dices que les dices que eres un comerciante… ¿significa eso que realmente entregas las verduras tú mismo? —pregunté sorprendida. Había asumido que tendría un amigo, o alguien más, que lo haría en su lugar.

—Por supuesto que sí. He regado estos cultivos de aquí con mi propio sudor y sangre. Tengo que asegurarme de que lleguen a donde deben.

—¡S-Señor Cyrus, eso suena genial! ¡Entiendo totalmente lo que quieres decir! —concordé, movida por su pasión.

Como granjero, ¡no puedes evitar preocuparte por tus pequeños bebés vegetales! Siempre me preocupé incluso de cómo los cocinaba la gente y si les gustaban.

—¡¿Lo haces?!

—¡Lo hago!

Nos saludamos con la cabeza el uno al otro en un momento emocional de comprensión, de mentor a aprendiz.

—Calculo que ya es hora de que cosechemos, y luego puedo entregarlos en mi próximo día libre —dijo mientras miraba el campo con amor en sus ojos.

—Dime… ¿Estaría bien si te acompaño en la entrega?

—¿Eh? Claro, no me importa —respondió, un poco sorprendido.

—¡Hurra!

Habiendo ayudado con el campo, también quería asegurarme de que las verduras, se podría decir, llegaran a donde debían, pero había otra razón por la que estaba tan feliz de poder ir con él.

—Solo debes saber que, dado que vamos a ir como comerciantes, la gente de allí no nos tratará como nobles. Y los pequeños siempre vienen queriendo que juegues con ellos. ¿Te parece bien?

—¡Más que bien! —respondí con una sonrisa.

Había hecho mi parte de fingir ser una plebeya (para aprender sobre la agricultura) y me encantaba jugar con los niños. En todo caso, algunas veces me habían regañado por jugar demasiado duro.

—Hmm… Está bien, supongo —reflexionó, mirando el pañuelo que estaba usando sobre mi cabeza.

Luego, Cyrus y yo prometimos reunirnos en nuestro próximo día libre para llevar las verduras al orfanato. Tener eso que esperar me hizo sentir mucho mejor acerca de todas las cosas que estaban saliendo mal en mi vida. Estaba muy emocionada con la idea de esta nueva experiencia: fingir ser una comerciante e ir al orfanato.

Había estado en un orfanato antes, pero fue en una visita oficial como parte de la familia Claes. Solo los niños más educados y algo mayores habían venido a vernos, y todos estaban muy rígidos, ya que sabían que se trataba de nobles. También habían limpiado el lugar y solo nos mostraron las mejores partes, probablemente para darnos una buena impresión. En cierto sentido, la próxima iba a ser mi primera visita.

Después de graduarme de la Academia y comenzar a trabajar en el Ministerio, me di cuenta de lo poco que sabía sobre este mundo que me rodeaba. Con tan poco conocimiento, incluso si me las arreglara para escapar de la muerte y el encarcelamiento y fuera exiliada del Reino, no podría salir adelante por mí misma. Hasta ahora, solo había podido disfrutar de los campos y el puerto como un plebeyo (fingido), pero ahora necesitaba ver la ciudad como un todo, incluido el orfanato.

No quería ser una noble dama mimada que no sabía nada sobre la vida real. Quería ser capaz de defenderme en este mundo difícil, y para hacerlo necesitaba más conocimientos y más experiencia, como plebeyo y como agricultor.

¡Esta entrega de verduras es la oportunidad perfecta!

Estaba tan agradecida con Cyrus que quería agradecerle de alguna manera. Mis obsequios de agradecimiento habituales eran los dulces, que no le gustaban mucho, y las verduras, que no le faltaban.

¡Oh, es cierto! ¡Probablemente le gustaría que invitara a María! Estoy segura de que disfrutará charlando con ella mientras vamos a entregar esas verduras, y tendrán muchas oportunidades de hablar allí, en lugar de aquí en los campos. Perfecto. Iré con eso.

En poco tiempo, llegó el momento de ir al orfanato con Cyrus. Estaba de pie, con el rostro arrugado, junto a tres carruajes iluminados por el sol de la mañana.

—Katarina Claes, ¿tienes un momento? —se dirigió a mí. Caminé hacia él, plenamente consciente de que estaba enojado conmigo—. Voy a ir directamente al tema. ¿Cómo pasó esto? —preguntó, señalando un lugar no muy lejos donde mis amigos estaban charlando alegremente entre ellos. Eran Keith, Jared, su hermano Alan, su prometida Mary, Sophia y su hermano Nicol, y Maria.

Los siete estaban disfrazados de comerciantes, listos para partir.

—Bueno… le dije a mi hermano que me iba a ir, y él dijo que quería venir conmigo porque le preocupaba que me metiera en problemas —le expliqué.

—Me imagino que tu hermano diría eso. Tener a alguien que te cuide sin duda ayuda —respondió.

—En cuanto a María, la invité por ti.

—¡¿Por mí?! —gritó, sonrojándose.

—Pensé que era una buena oportunidad para que ustedes dos se conocieran mejor…

—¡No recuerdo haberte pedido nunca que hicieras algo así! —gritó, pero lo vi sonreír totalmente cuando notó que María estaba allí—. De todos modos, eso explica a tu hermano y a María. Pero ¿y el resto? ¿Por qué están aquí los príncipes y los hijos del canciller?

—Verás, me encontré con Sophia y Mary justo cuando estaba invitando a María, y como habíamos prometido encontrarnos en nuestro próximo día libre, decidieron venir con nosotros también… Y los demás simplemente se invitaron a sí mismos.

Sabiendo lo ocupados que estaban siempre Jared, Alan y Nicol, me sorprendió sinceramente que vinieran.

—Bien… No podemos decirles que se vayan a casa ahora que están todos aquí. Hay suficiente sangre noble en este grupo para gobernar todo un país, pero el lugar al que vamos no es tan peligroso de todos modos… —murmuró para sí mismo mientras se llevaba la mano a la frente—. Pero hay una cosa más que necesito preguntarte —agregó—. ¿Cómo les explicaste la procedencia de todas estas verduras?

—¡No te preocupes! ¡Solo dije que alguien tenía muchas verduras adicionales de las que necesitaba deshacerse y te pidió que las entregaras! —Sabía lo mucho que Cyrus quería mantener en secreto su pasatiempo, y nunca se lo diría a nadie.

—Ya veo… —entonó, mirando a la nada con los ojos en blanco.

Cuando terminó nuestra “pequeña charla”, nos acercamos a los demás.

Keith, Jared, Mary y Alan estaban hablando juntos.

—Sé bien cuánto te mantienen ocupado sus importantes deberes, príncipe Jared, y realmente no deberías molestarte con trivialidades como cuidar de mi hermana. Mi protección será más que suficiente.

—Nunca cedería la tarea de proteger a mi prometida a otro hombre, mi querido Keith.

—Siento interrumpirlos a ustedes dos, pero ¿por qué el príncipe Jared está aquí hoy en primer lugar? No recuerdo que ninguno de nosotros lo haya invitado.

—Oh, Mary, eso es delicioso. ¿De verdad crees que eres la única que recopila constantemente información sobre Katarina? Y no olvides que mi hermano pequeño es un mentiroso terrible.

—¡Príncipe Alan! ¡¿Le diste información al enemigo?!

—No le dije nada… Espera, ¿dijiste enemigo?

—Preguntar a los sirvientes resultó ser suficiente.

—Escurridizo, traicionero…

—¿Eres tú, quien siempre usa a Alan para espiarme, realmente alguien para hablar?

A unos pasos de distancia, Maria, Sophia y Nicol estaban hablando mientras estaban parados alrededor de una especie de caja.

—Oh, ¿es esa nuestra lonchera?

—Sí. Mi hermano estaba tan emocionado con esto que empezó a prepararlo anoche…

—¿También puede cocinar? ¡Eso es increíble!

—Para nada. Acabo de ayudar un poco a los cocineros. Siéntete libre de probarlo, María.

—¿Puedo? Es un honor.

—¡Estamos listos para irnos! —les grité a todos, agitando mis brazos alrededor.

—Muy bien. Toma, Katarina —dijo Jared, ofreciéndome su mano. Aprecié lo principesco que siempre fue, pero tenía otros planes.

—Lo siento, Jared, tengo que atender algunos asuntos con María —le dije, antes de acercarme a ella y ofrecerle elegantemente mi mano, tal como Jared había hecho conmigo, para acompañarla al carruaje.

—¿Oh?

Ella me miró con una mirada confusa en su rostro.

¿Hm? ¿Hice algo raro?

—Hermana mayor —me susurró Keith—, ¿exactamente qué travesura estás planeando esta vez?

—¿Travesura? ¡Por favor! —le respondí en un susurro—. Solo quiero ayudar a Cyrus a encontrar el amor. Debo hacer que María se siente en el mismo carruaje que él.

—Oh, ya veo… —se sorprendió Keith, aunque parecía convencido por mi explicación—. Pero creo que algo está mal en tu plan. Él está sentado al lado del cochero —continuó, y cuando me di la vuelta para mirar el carruaje, vi que, de hecho, Cyrus había decidido viajar fuera del carruaje en lugar de dentro.

Corrí hacia él.

—¡Señor Cyrus! ¿Por qué estás sentado ahí?

—Pensé que podría ayudar con las direcciones, ya que estoy muy familiarizado con el camino al orfanato.

—Es muy amable de su parte, pero creo que sería mejor pasar su tiempo dentro del carruaje, con María. ¡Estoy seguro de que ella también quiere charlar contigo!

—Lady Katarina, ¿de verdad esperas que pase tanto tiempo en un espacio tan reducido, a solas con una chica tan hermosa? No puedo. Probablemente me desmayaría. Me niego —protestó, sin darme tiempo para responderle.

Por su rostro me di cuenta de que tampoco estaba bromeando, así que tuve que rendirme. Me di cuenta de que Cyrus se sentía incluso menos cómodo con las chicas de lo que jamás había imaginado.

—He horneado estos dulces para ti. Por favor, tómelos —dijo María, entregándome una canasta llena de golosinas de aspecto delicioso.

—Toma esto también. —Mary nos mostró una tetera—. Es té que preparé esta mañana a partir de hojas de té especialmente cultivadas.

—Por favor, acepta esto también. Estas son algunas novelas románticas que estoy segura de que te encantarán —agregó Sophia mientras dejaba caer una bolsa grande y claramente pesada frente a mí.

Les estaba agradecido a todos: los dulces se veían sabrosos, el té olía maravillosamente y las novelas sonaban interesantes. Aunque no pude evitar pensar que todos se habían excedido con las cantidades.

Cyrus todavía estaba decidido a sentarse con el cochero, así que el resto de nosotros nos separamos, con los niños en un carruaje y las niñas en el otro. Mi plan de “ayudar a Cyrus, que es genial con el trabajo pero terrible con las chicas, a sentirse cómodo con María” falló, pero estaba feliz de poder pasar un tiempo charlando con mis amigos.

—¡Gracias a todos! ¡Comamos! —animé y todos compartimos los dulces de María, que resultaron ser tan deliciosos como parecían, y el té de Mary, que tenía el sabor ligero perfecto para complementarlos.

De hecho, tenía mucha hambre, ya que tuve que levantarme muy temprano y no había tenido tiempo de desayunar. Ahora felices y alimentados, comenzamos a hablar.

—¡Nicol estaba tan emocionado! Incluso preparó comida que podíamos comer mientras viajábamos. Siéntete libre de participar.

—¿Tu hermano hizo esto? ¡Es muy bueno!

—Lo probé antes y estaba delicioso.

—Realmente es un hombre de muchos talentos.

—¿No es así? Mi hermano puede hacer cualquier cosa.

—Realmente lo amas, ¿no es así, Sophia?

—Por supuesto. ¡Oh, pero yo también te amo, Katarina!

—¡Oh, gracias!

—Lady Sophia, por favor no hagas que parezca que estás sola en eso. Amo a Katarina tanto como sea posible.

—¡Gracias, Mary!

—Yo también. También amo mucho a Lady Katarina.

—¡Gracias también, María! ¡Los amo a todos ustedes también!

—¡L-Lady Katarinaaa!

—¡¿M-Mary?! ¡¿Por qué me abrazas de repente?!

—¡Perdón! No pude controlarme.

—No hay problema. La comida está a salvo. ¡Me las arreglé para no dejar caer nada!

Nos divertimos mucho montando juntas, disfrutando del tiempo entre chicas.

Solo tengo que recordar felicitar a Nicol. Esto es delicioso.

4 respuestas a “Katarina – Volumen 10 – Capítulo 3: Entrega de Vegetales (1)”

  1. Por un momento pensé que solo serían Cyrus, Katarina y María. Fue un capítulo divertido, pero siempre seré team Jared, aunque al paso que vamos no sé qué va a pasar

  2. A veces me gustaría que terminará con todos como en Renai boukun, pero la naturaleza de la serie y las características del personaje hacen que descarte esa idea tan pronto como llega a mi mente, soy team Jared, María y Mary, porque son los que más posibilidades tienen además de los que más apoyan a Katariina Sama, fuera de ellos me gusta Nícol, pero aparece tan poco, que veo difícil que se desarrolle una relación, fuera de los principales quizás Cesar o Sora, no sé. El resto tiene tan pocas o ninguna posibilidad, Katariina ha dicho muchas veces que quiere a Keith como hermano por lo que no lo veo factible. Me gusta mucho la trama, si bien empecé la novela por el Otome debo admitir que la historia está mucho más interesante que la trama romántica. Espero poder seguir leyendo esta novela. Muchas gracias por la traducción… ❤️

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