Mi hermana, la heroína – Capítulo 35

Traducido por Sharon

Editado por Tanuki


Una sucesión de victorias. Esas son las palabras que me describen.

En este momento, estoy segura de eso.

—Fu.

Frente a mí se encuentra mi derrotado oponente. Él miró a su formación caída mientras intentaba tragar la verdad. Fue vencido por una niña de nueve años.

Sin embargo, no hay necesidad para sentirse mal por él. Aunque debe ser vergonzoso haber perdido contra un niño, en realidad perdió contra mí. Christina Noir.

—Fufu.

Corría por la Mansión con un año, a los tres había dominado el lenguaje. A los cinco ya había leído cada libro en la biblioteca de mi padre, y a los siete demostré cómo es una Dama perfecta en un baile y sorprendí a la alta sociedad.

Soy una chica genio sin fallas. No importa cuántos años de experiencia tengan, no les será posible ganarle a alguien como yo.

—Fufufu.

Tengo otra victoria brillante en mi cinturón.

¿Cuántas son ahora? La siguiente persona que le reemplazó tampoco es nadie especial. Pasé sobre él sin gastar nada de tiempo. La montaña de victorias hizo que los espectadores quedaran asombrados.

No conozco lo que es la derrota. Lo único que gano repetidamente son victorias. Frente a mí ruedan los cuerpos de los perdedores.

—Fufufufu.

Una gran multitud se reunió alrededor de mi mesa como si bendijeran mis varias victorias. Quizás sea extraño ver a un niño jugar contra adultos. Aún más, una niña está venciendo a estos adultos con una cantidad de habilidad sorprendente.

El niño de cabello y ojos negros, Leon, es el más joven de la multitud. Es quien más me elogia entre todos.

—¡Eres impresionante, Christina!

—¡Fu, Fufufufu! ¡Por supuesto que lo soy!

El rostro de Leon brillaba con felicidad. No podría estar más satisfecho con mis victorias. Aunque lo estuviera sólo porque aumenté sus ganancias diez veces al apostar, sus aplausos se convirtieron en mi fuerza. Soy del tipo que crece cuando lo elogian.

—¡Elogiame más, Leon!

—¡Bien! ¡Christina! La Diosa de la Victoria debe estar con… No, ¡quizás tú misma eres la Diosa de la Victoria!

—¡Fufufufufu!

Aparentemente, hay otras personas además de Leon que apostaron por mí, y todos aplaudieron como si él los dirigiera. Sus fuertes voces me elevan.

Estoy borracha con la victoria, y el vino sigue siendo servido.

—Tu elección de palabras no es demasiado terrible, Leon. Creo que te dejaré comprarme algo de comida más tarde con todo el dinero que ganamos.

—¡Felizmente pagaré cualquier cosa que quieras comer, mi Diosa!

—Perdóname. Permíteme jugar ahora.

Mientras creaba planes con Leon con un humor agradable, sentí otra persona tomar el lugar del sacrificio.

—Oh, el siguiente, ¿eh? ¡Christina! ¡Voy a apostar por ti esta vez también!

—Deberías. ¡Claramente voy a ganar ahora!

No importa quién es mi oponente, no siento que vaya a perder. Vi a Leon irse hacia la tabla de apuestas, antes de girarme para ver a mi oponente.

—Fufu, lamento haberte hecho esperar. Asumí que las personas evitarían esta mesa por miedo a mis habilidades, y aun así, un pájaro perdido vino a- ¿Eh?

Intenté poner un frente arrogante que sólo era adecuado para mi identidad como la hija del Duque, pero me congelé.

La persona que estoy enfrentando no pareció preocuparse por mi reacción para nada.

—¿Sucede algo, mi Diosa de la Victoria?

La persona que me habló con un tono tranquilo era una mujer.

Esta Señorita parece tener treinta años, claramente pasó los días de su juventud. La silla donde se sentó no tiene respaldo, pero su espalda está recta como una mesa. No tiene sus ropas usuales, sino una vestimenta normal. Aun así, ninguna clase de diferencia podrían disfrazar al enemigo come-hombres.

—Ah, um.

—¿Qué sucede?

Sólo hay una persona en este mundo que podría hacer mi voz temblar tan patéticamente con una mirada aguda.

—Um, no… Yo, ¿qué está haciendo aquí, Señorita Toinette?

Quien está frente a mí es Marywa Toinette.

—Pienso que hay algo que debería preguntarle, pero, muy bien entonces. Te lo diré si puedes ganarme. Además, prometo no buscar respuestas en cuanto a por qué la Diosa de la Victoria está aquí, ni la regañaré más tarde.

Marywa no extendió el final de sus oraciones, y su tono era muy normal. Aun así, emitía un viento congelado, tan frío que mis huesos comenzaron a temblar.

—Hey, Christina. Acabo de apostar… ¿Qué sucede, Christina? —preguntó Leon con sospecha cuando me vio temblar, pero no tengo fuerzas para responderle al enfrentarme a tal peligro.

¿Qué está pensando? ¿Cómo puede actuar con tanta tranquilidad ante una bestia tan aterradora frente a él?

—Leon… ¿Cuánto apostaste en mí?

—¿Hmm? Todo, ¿por qué?

Experimenté un ataque de vértigo.

—¿Qu-? ¿Todo?

—Bueno, al principio eras una carta salvaje, así que apostar aunque fuera un poco sería demasiado. Pero ahora ganaste tantas veces que las ganancias disminuyeron bastante. Como de cualquier forma vas a ganar, pensé que podría apostarlo todo esta vez.

—Ha, hahaha… Ya veo. Uh, es verdad. Tengo que ganar, eso es todo.

Sí. No puedo caer aquí. Sólo necesito ganar esto. No tengo idea de cuánta experiencia tiene Marywa en este juego, pero no perderé nada sí gano. No me regañarán y Leon no perderá su dinero. Podremos ir a comer como si nada hubiera sucedido.

Sí, necesito ganar.

Voy a ganar, decidí con convicción mientras me burlaba de Marywa, pero su expresión parecía aburrida.

—¿Terminaste de hablar con tu amigo? Bueno, entonces comencemos.

Marywa no parece temer el resultado. En su mente, ella ya ganó, así que no tiene interés en ganar o perder. Está pensando en cómo lidiar con esta niña y destruirla.

O por lo menos, eso es lo que su rostro parece decir.

Como la persona que me desafió, Marywa tiene el primer movimiento. Su mano se movió para elegir la primera pieza.

—No criticaré tu curiosidad, ni tus ganas por salir de la ciudad, pero no puedo acceder a que juegues con fuego. Tu autoconfianza creció, crees excesivamente en tu propia fuerza, pero no tienes ningún sentido de cautela hacia los que te rodean. Pero lo peor de todo es que eres tan despistada como para meterte en las apuestas. Sí, es demasiado para que lo pase por alto.

Bajó la pieza que había tomado, terminando su primer movimiento sin vacilar.

—Destruiré esa mentalidad tuya y la reformaré en algo mucho mejor por ti.

*Click*

El eco de la pieza al golpear el tablero pareció reflejar su propio corazón. Carecía de cualquier líquido, habiéndose secado por completo.

♥ ❤ ♥

3 respuestas a “Mi hermana, la heroína – Capítulo 35”

  1. Cómo odio a esta abusadora de menores no puede dejarla divertirse !!! -_- entiendo que sea una presumida o lo que quieras pero merece tener un poco de diversión agggg!!!

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