Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 22: El círculo social del Conde Terejia

La luz del sol fluía hacia abajo durante finales de primavera, sobre un surtido bien ordenado de dulces en la mesa del jardín. Yo solo escuchaba a la noble mujer que se encontraba frente a mí, mientras que, de vez en cuando, respondía…

Sentada frente a mí, se encontraba la última vizcondesa, Daniela Felhi-Berendorf, tía del señor Baron Felhi, el ministro de Finanzas del palacio, quien era señora del dominio de la región de Artsbelf, al noroeste del palacio real.

— ¡De todos modos, ese caballero realmente no podía entender la situación!! Elegir pendientes para dar a una mujer, ¡que  falta de consideración!

Dado que el conde Terejia estaba navegando en el estanque con los otros nobles, aparte de los sirvientes, solo esta mujer se quedó conmigo, pero sus temas de conversación no eran interesantes para una niña de seis años… Me pregunto si le dirá todo esto a Kamil, quien estaba detrás nuestro, quieto como una estatua.

A sus diecinueve años, ella era, en realidad, más joven que su sobrino el Barón Felhi, se había casado a los dieciséis años y se había convertido en viuda el año pasado cuando su marido falleció, y solo estaba interesada en los chismes románticos entre hombres y mujeres del palacio real .

Desde la muerte de su marido,se convirtió en la heredera de su posición y en la vizcondesa de un pequeño dominio cerca de la capital real, pero dejó la gestión casi enteramente a su mayordomo, y parece que vive aquí, en la capital real.

La echaron encima de mí como mi compañera de conversación, sin tener en cuenta la diferencia entre nuestras edades. Aunque, claro, éste tenía que ser un episodio obligatorio para entrar en la sociedad noble. Empezó hablando de aquellos jóvenes nobles que eran amables y atractivos, y continuó diciendo quien parecía llevarse bien el uno con el otro y quien había bailado con quién. Y ahora, ella ha empezado un tema más acalorado, tras haber pasado por el tópico de hablar sobre aquellos hombres que eran desafortunados.

—Ah… ¿Es tan malo, darle pendientes a una mujer como regalo?

—Es sentido común, al menos para los nobles occidentales. Los pendientes deberían darlos las mujeres a los hombres que aman. Los hombres suelen regalarlos a otros hombres, como señal de verdadera amistad.

—Entiendo. Entonces, fue así cómo pasó.

¿Qué tipo de tradición es esta? Un hombre dándole un accesorio a otro hombre como señal de buena amistad, me parece extraño, por lo que decidí dar una respuesta superficial.

—Es una venerable tradición. En la antigua historia de los caballeros de Ugaria, dos hombres que compartían  pendientes se protegían mutuamente en el campo de batalla.

¿Qué hay con esto? me pregunto si era una manera rotunda de expresar homosexualidad, en aquella época.

Dos hombres que se regalan accesorios el uno al otro, no importa cómo lo mire, no puedo verlo como una declaración de amistad verdadera. Cuando observé con despreocupación la expresión de Kamil, quien estaba aún detrás de mí, parecía un poco incómodo, y tampoco parecía convencido. Al parecer, mi sentido era acertado.

Sin embargo, si realmente hay registros del país que fueron decididos antes de la llegada del reino santo de Ar Xia, Ugaria, entonces tiene sentido que tal costumbre esté presente en Arxia occidental.

La región occidental de Arxia tiene un fuerte sentido de preservar las tradiciones y costumbres de la era Ugarian. Puesto que la región de Jugfena tiene sus propias costumbres heredadas de los tiempos antiguos, probablemente Arxia sea también así.

—Por eso, darle a una mujer aretes como un regalo siendo hombre, es como declarar que no la ve como una mujer. ¡Si él hubiera ido a la capital real alguna vez, debería haberlo sabido!

A medida que la vizcondesa Berendorf se enfadaba aún más recordando a ese hombre, yo sólo asentía y fingía que la estaba tomando en serio. En este momento, el conde Terejia probablemente está hablando con su sobrino, el Baron Felhi, sobre un tema más importante, y yo solo estaba hablando con ella por si acaso.

Cuando los nobles regresaron de su viaje en bote, la fiesta del té cambió de ubicación a una casa diferente, donde tendríamos la cena.

El objetivo de hoy era obtener la mayor ayuda financiera posible del reino del ministro de Finanzas, del Barón Felhi y sus compañeros nobles, y como el conde ya había contactado con ellos sobre el tema por medio de palomas mensajeras, hoy iríamos  para saludarlos por cortesía.

De hecho, parece que nos quedaremos aquí un día más, en la capital real, especialmente para poder establecer algunas conexiones con los nobles del lugar. Como ya habíamos decidido antes permanecer un día más para visitar la capital real, no era un problema.

— ¿Qué ha pasado?

—No hay problema alguno. Originalmente, yo también había prestado dinero a sus padres.

El conde Teresia regresó con un tono de voz indiferente. Este conde no tenía simples conexiones, él utilizó deudas de la generación de sus padres para elegir a los colaboradores con los que trabajar. Ante sus destacables habilidades, me sentí un poco fría.

Para tener tal impacto incluso a día de hoy, siendo que sus acciones reconocibles fueron en una generación pasada, la sociedad noble debe estar completamente interconectada. Cuando pensé en cómo logró aumentar el presupuesto para el apoyo financiero del reino de los refugiados a tres medios su cantidad original, descubrí la importancia de este tipo de cosas…

La fiesta del té durante el día había sido en la casa de la hermana mayor del vizconde Avon, y cuando nos unimos apresuradamente en la cena privada del conde Trada, recibimos una extraña bienvenida, que sólo iba dirigida al conde Terejia.

Bueno, después de todo, el conde Terejia es el hermano menor del marqués Rittergau, quien es el primer ministro, así como el jefe de la familia Terejia. Actualmente, Rittergau se encuentra en el campo, por lo que hay mucha gente intentando entablar una buena relación con el conde Terejia, sólo por ser su hermano menor.

Y, como si intentaran darme la razón, inmediatamente un grupo de personas rodeó al conde Terejia. Mientras Kamil y yo marchamos para saludar con cortesía a los nobles más importantes, Claudia, por alguna razón, se unió a nosotros. Tranquilamente, los tres comimos en un rincón del recinto.

— ¿P-por qué lleva Charlie un traje de caballero, en vez de un vestido?

—No hay tiempo ni dinero suficiente para obtener un vestido y accesorios a juego. Además, en la Casa de los Lores es bien sabido que lo más propio para los niños es llevar un traje de caballero.

Mientras disfrutabamos la carne de buey y el vino rojo, respondí a Kamil, quien parecía satisfecho con la excusa de hoy.

En Arxia, los hombres tienen prioridad para la sucesión a la nobleza, por lo que ni siquiera había precedentes de que una niña hubiese tenido éxito como noble anteriormente. Normalmente, intentarían que hubiera más parientes. En mi caso, ya que mi padre había hecho todo lo posible para erradicar a todos sus familiares, aparte de sus hijos, yo estaba en la inusual situación de llegar a ser la única persona con derechos de herencia. Ahora que lo pienso, aunque sea mi padre, esa persona podría terminar en los libros de historia como uno de los villanos más malvados de la historia.

Así que, por eso, en las celebraciones de cumpleaños para los nobles sólo había reglas para niños varones, y su traje formal se suponía que era, por la misma razón, un traje de caballero… Y como siento que llevar vestidos es problemático, en realidad es algo que recibo de buen gusto.

—Qué bien, Elise-dono. Yo también querría llevar un traje de caballero, en vez de este vestido.

—Mi nombre no es Elise, es Eliza.

Esta vez Claudia, quien llevaba un vestido azul celeste, había confundido mi nombre con el de Elise. Claudia es una chica alta y delgada, su figura es bonita y su belleza llamativa. Como le gustaba vestir con camisas de hombre y pantalones para moverse más fácilmente, su apariencia resultaba extraña hoy. Pero, como siempre, llevaba un montón de comida en todos sus platos, y no había nada femenino en ella.

Y así, pasamos el tiempo hablando y divirtiéndonos. De repente, Kamil, quien reía segundos atrás, se fijó en alguien.

—Ah… Nos ha visto, Charlie. Ahí.

— ¿Hm?

Miré hacia la dirección que indicaba. Alguien inesperado estaba allí. “¿Qué es esto?” Me giré y reflexioné. Notó que le estaba observando, y me dedicó una misteriosa sonrisa, justo como antes.

Era el Margrave Molton.

Su bello cabello plateado brillaba bajo la luz del candelabro.

♥ ❤ ♥

4 respuestas a “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 22: El círculo social del Conde Terejia”

  1. No se tu… pero eso de la letra en negrilla me gusto…. Se que quizas fue un error, pero hace que mi lectura sea mejor, puesto que la letra normal es muy clarita para mi gusto

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