Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 53: Batalla defensiva en el Fuerte Jugfena (11)

Traducido por Herijo

Editado por Raon Miru


Cualquiera sea el caso, creer que los monstruos babuinos aparecerían en el fuerte Jugfena. Estoy segura de que cuando pasamos por el tercer piso la primera vez, esos monstruos no estaban ahí.

El momento y el hecho de que estuvieran en el fuerte, todo le salió bien a Densel.

De pronto, se me ocurrió algo.

La primera vez que vine al fuerte Jugfena, pude observar una pequeña filtración de neblina roja saliendo de ese nebuloso y lluvioso bosque.

No podría ser… 

Nadie debería ir al bosque monstruoso. Tal vez eran sus soldados quienes estaban haciendo las preparaciones para invadirnos a través de este.

Aparte de todo, deberían tener la habilidad de transportar a los babuinos al fuerte Jugfena.

No parecía real, pero no puedo pensar en otra explicación. No hay otro motivo por el que los monstruos vinieran al fuerte.

—¡Sal de mi camino!

Mientras todavía era sostenida del brazo, Kamil se encaró directamente con nuestros perseguidores. Se sentía como si mi corazón se hubiera detenido en el acto.

Me preguntaba si él deseaba tanto que muriera que estaría dispuesto a perecer conmigo. Sentimientos de miedo, coraje y sospecha estaban creciendo en mi interior. Pero era demasiado tarde como para liberarme de su agarre, el fuego estaba justo detrás nuestro.

Kamil esquivó los ataques de los dos soldados más cercanos, y justo como cuando cortó al lagarto de tierra, mató a alguien de una sola puñalada. La punta de la espada atravesó justo en medio de la clavícula y la parte blanda de su cuello.

Como se esperaba, ese día de invierno, estaba escondiendo sus verdaderas habilidades. Mi tez se volvió un poco pálida.

Kamil evadió los próximos ataques fácilmente, e incluso rebanó la garganta del hombre que estaba intentando emboscarnos. Lo hizo con un agarre invertido en su espada y sin siquiera ver. Solo se oía la sangre de las personas salpicando.

En un instante había matado a tres personas como si fuera nada, y yo solo podía observar la situación de manera atontada.

Estaba tan asustada que escalofríos recorrían todo mi cuerpo. Él tenía la habilidad de matar tan fácilmente, ¿por qué se ha entrenado tanto en asesinar?

Mientras repetía sus movimientos robóticamente, él se mantenía esquivando los ataques y cortando las gargantas de los enemigos, en menos de cinco minutos, acabó a más de una veintena él solo. Había tanta sangre esparcida en la alfombra y salpicando de su cabello que un olor a hierro y muerte era perceptible, haciendo que mis entrañas se revolvieran y empezaran a doler. Como solo había tenido un desayuno ligero, por lo menos no tenía mucho que vomitar.

Después de terminar de vaciar mi estómago, la mano izquierda cubierta de sangre de Kamil, tocó mi espalda.

—¿Te encuentras bien?

Mientras me preguntaba, ya había seguido corriendo conmigo en brazos. Con los monstruos babuinos en el segundo piso y el tercer piso envuelto en llamas, no había un camino al pasaje secreto.

Al parecer no iba a matarme como a los que se hallaban en esos charcos de sangre. Me pregunté si era debido a que no tenía el tiempo suficiente por el fuego que se acercaba a nosotros, o tal vez solo quiere saber todo de mi antes de acabar conmigo.

Al otro lado de las llamas, ¿los caballeros cargando al conde Einsbark y a Wiegraf se encontrarían todavía bien? Solo uno  había permanecido de este lado del fuego, pero debido a las heridas que sufrió en la explosión murió y fue consumido por estas.

—¿A dónde vamos?

¿Por qué es tan doloroso el simple hecho de hablar? 

Mis manos y pies se sentían calientes, casi como si hubiera estado envuelta en el fuego. Kamil me miró con una expresión que parecía que estaba a punto de llorar, pero estaba demasiado cansada para pensar en eso en este momento.

—A cualquier lugar que sea seguro… —me respondió con una suave voz.

En la distancia se pudo escuchar otro sonido de explosión, y luego otro, poco tiempo después. Parecía ser que seguir subiendo era una mala idea.

—Bájame, puedo correr por mi cuenta…

Estaba balbuceandole, pero pretendió no haberme oído, ajustó su agarre para que estuviera más cómoda y aceleró su paso.

Pasamos la torre, atravesamos el edificio de caballeros y fuimos directo a las barracas.

Puesto que los enemigos seguían llegando del sur, pensé que seríamos aniquilados si nos dirigíamos en esa dirección, pero contrario a mis expectativas había pocos en ese lugar. Quien me cargaba se deshizo de todos los soldados que no vestían túnicas sin siquiera hacer ruido.

El edificio de los nobles había dejado de incendiarse. Después de que las alfombras y cortinas fueron consumidas, no quedaba más que un resistente corredor de piedra.

¿Por qué Kamil habrá matado a tantos y me ha traído aquí? ¿Está tratando de matarme? Pero si es así, ¿por qué no lo ha hecho aún?

Estaba tan cansada que solo podía seguir pensando en círculos, haciendo que no pudiera conseguir una respuesta.

Mientras se escuchaba una locura afuera de la ventana, fue cuando sucedió…

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