Traducido por Hime
Editado por Sharon
Me dirigí hacia la guarnición con una cesta como de costumbre.
Regularmente voy allí cerca del mediodía y almuerzo con el señor Wilhelm antes de dirigirme a mi clase. Era la misma lección, pero me parecía interesante porque en cada una obtenía diferentes reacciones.
Me acompañaba Natalia. Mi madre le había prohibido estrictamente a Mary las salidas de la mansión, así que la dejamos haciendo trabajo de casa.
Seguí leyendo “Joven esposa del Capitán (de 62 años) – Capítulo 63: La promesa del día a día”
Traducido por Shisai
Editado por Sakuya
Cuando Chi Yan se enteró de este incidente, sintió que su cabello se erizaba y un escalofrío recorría todo su cuerpo. El único consuelo era que el espíritu maligno debería haber sido aniquilado por esa cosa en el templo de Nuo Shen esa noche. Entonces, de la misma manera, se podría inferir que la formación de la energía fantasma tan fuerte en las tres áreas reclusas de Ye, Chi y Xu debe ser debido a la existencia de uno o varios espíritus malignos extremadamente poderosos, o la muerte de muchas personas.
Sin embargo, las tres familias habían sellado a muchos espíritus malignos en el área prohibida, no sería muy sorprendente que tales incidentes ocurran como resultado. Seguí leyendo “El Perseguido – Capítulo 120: El príncipe diamante rojo”
Traducido por Shisai
Editado por Sakuya
Ye Ying Zhi no tuvo más remedio que encender su teléfono, descargar una aplicación de entrega de medicamentos las 24 horas y comprar un medicamento contra la fiebre de uso común. Mientras esperaba la entrega, abrazó a Chi Yan con la colcha entre ellos y lo calmó.
Chi Yan se sintió acalorado, pero estaba envuelto con fuerza. No podía respirar y comenzó a llorar, quejándose.
—Está bien, llora, ¿crees que llorar es útil? ¿Qué te dejaré ir solo porque lloras? Incluso lloras cada vez con más fuerza —el mayor susurró, abrazándolo. Sonaba malvado, pero en realidad su corazón se sentía muy angustiado y deseaba poder ser él quien se hubiese enfermado, pero no había nada que pudiera hacer. Seguí leyendo “El Perseguido – Capítulo 119: Mudarse de aldea”