Traducido por Melin Ithil
Editado por Lugiia
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—No estoy llorando. —Raynard sorbió su nariz y colocó un pastel lleno de crema batida en su boca. Él era el único que pensaba que sería convincente decir tales palabras con sus ojos tan rojos como los de un conejo—. ¡Les dije que… no son lágrimas…! —gritó, cortando su pronunciación por los bocados de pastel. Miró a los empleados sacudiendo sus hombros, intentando reprimir sus risas. En ese instante, gruñó y empezó a comer más rápido, moviendo su mandíbula como si combatiera con el pastel para tratar de sacudir sus sentimientos.
Los empleados, al notar su incomodidad, intentaron desesperadamente dejar de reír, pero no era tarea fácil. Al final, todos salieron del salón con la excusa ridícula de traer más leche y té.