Traducido por Melin Ithil
Editado por Lugiia
Los rumores no deseados eran evidentes: estaba seguro de que estaban susurrando que un niño maldito había entrado en la Academia. Aunque sucedía siempre donde quiera que fuera, aun así no podía aceptarlo con calma.
Ya debería haberse acostumbrado, pero extrañamente le parecía imposible. Cada vez que sucedía, sentía como si arrancaran un pedazo de costra de algún lugar en su corazón que creía curado.
En este sitio, no había ninguna Yurina que lo sostuviera en sus brazos y le dijera que sus ojos eran bonitos. Entonces, ¿qué debería hacer?
Aiden continúo su historia, como si no hubiera escuchado la repentina rigidez en su respiración.
—¿Tus ojos de verdad fueron bendecidos por la diosa?
Se sorprendió ante el comentario inesperado a su espalda. Sin saberlo, Raynard se levantó y se volteó a mirarlo. Como sus ojos se habían acostumbrado a la oscuridad, puro ver una expresión sonriente en el rostro de Aiden y su cabeza recostada con sus manos entrelazadas bajo su almohada.
—Escuché que eres muy talentoso en todo porque eres bendecido por la diosa. El ser un genio debe ser la razón por la que viniste acompañado del profesor Hutson.
—¿Quién está diciendo eso?
—Alex, mi otro compañero de cuarto además de Nathan, pero él lo escuchó de su padre, quien es un mago. Entonces, ¿aquellos con ojos rojos son llamados Be…? Espera, no recuerdo muy bien la palabra.
—Es «Beatus»…
Raynard recordó la palabra que escuchó un día de parte de Yurina, una palabra que había olvidado hasta ese momento.
—¡Oh, cierto! ¡«Beatus»! Esa era. ¡Escuché que es algo asombroso! ¡No puedo creer que me convirtiera en el primer amigo de un joven tan brillante! Soy tu primer amigo, ¿cierto? Cuando fuimos a la cafetería al llegar a la Academia fue tu primera vez, ¿verdad?
¿Amigo?
Raynard estaba un poco perplejo al ser la primera vez que escuchaba esa palabra. A excepción de Yurina, nadie lo había tratado como un amigo.
Bueno, no había muchas personas que se acercaran antes a mí.
Pero ¿podían convertirse en amigos cuando apenas se habían conocido hace unos días? ¿Todas las personas que llegaría a conocer se volverían sus amigos? Cuando pensó en ello, se sintió un poco emocionado, pero una sensación de repulsión creció en él por haberse sentido de esa manera.
—¿Quién es tu amigo? Además, no serías el primero.
—¿Qué? Entonces, ¿quién es? ¿También viene a la Academia?
—No tienes que saberlo —respondió Raynard con cierta rudeza para ocultar el temblor en su voz. Se recostó de nuevo en la cama para evitar los ojos brillantes de su compañero. Al darse la vuelta, trató de disminuir la velocidad de su corazón palpitante, pero sin poder lograrlo.
—¿Por qué no haría una diferencia? Dave adjuntará este material a la carta de recomendación a la Academia. Una vez que esto se sepa, la gente nunca volverá a ignorarte.
La voz orgullosa de Yurina resonó en sus oídos. En ese momento, había estado molesto de que ella no tomara clases con él y pasara su tiempo con Dave, por lo que no la escuchó. No obstante, ahora podía entender el significado de sus palabras.
Ella de verdad había encontrado ese material pensando en su futuro, recortando horas de sueño y casi teniendo hemorragias nasales a causa de ello.
Todo para que él no fuera lastimado en un sitio donde estuviera solo.
Tan pronto como reflexionó en eso, apretó sus labios, pero una risa salió de ellos.
—¿Qué pasa? ¿Por qué te ríes de repente? ¿Tan bueno es ser famoso?
—No es eso… —Aunque trató de sellar sus labios, su risa seguía filtrándose por primera vez desde que había dejado la mansión Carthia. Se rio a carcajadas, sacudiendo sus hombros.
—No sé por qué te estás riendo, pero vamos a reír juntos. —De repente, Aiden comenzó a reírse, aún más fuerte que Raynard, sujetando su estómago y haciendo una extraña expresión.
La risa de ambos resonó el cuarto oscuro durante un tiempo.
♦ ♦ ♦
Dos días después, Raynard recibió una carta de Dave. El remitente era Yurina.
YURINA CARTHIA
No sabía que podía estar tan feliz al ver esa escritura después de unas cuantas semanas. Raynard huyó a toda prisa hacia su habitación para escapar de Aiden, quien le pregunto por qué sonreía tan repentinamente.
Después de ver una y otra vez el nombre de la joven, respiró profundamente varias veces y abrió el sello de la carta.
Querido Ray, ¿cómo estás?
Era una letra tan familiar que hasta su añorada voz parecía sonar en sus oídos. Sabía que ella no podía verlo, pero asintió como si fuera una conversación casual en persona.
—Sí, estoy bien.
Había algo extraño en su tono al decir que estaba bien, pero quería decirle eso para evitar que se preocupara.
Leyó repetidamente la carta, aunque no era muy larga. Ya que todavía no estaba muy acostumbrado a las letras escritas a mano, tartamudeó varias veces, pero pronto pudo memorizar el contenido de la carta sin error.
Después de eso, el último saludo quedó atrapado en su mirada.
Ya estoy sintiendo tu ausencia.
Yurina está sintiendo mi ausencia. ¡No me ha olvidado!
Sintió que estaba volando alto en el cielo, tanto que no notó cuando levantó sus manos hacia el techo. Luego dio vueltas en el lugar y cayó sobre la cama.
No es el momento de comportarme así.
Rápidamente, se levantó de su sitio y hurgó en el equipaje que había traído de la mansión, sacando hojas e instrumentos de escritura. Luego, se sentó en su escritorio y escribió cada letra con una expresión nerviosa.
Estoy bien.
Quería agregar algo más, pero no sabía qué exactamente. De hecho, incluso si tuviera algo más que decir, debido a sus habilidades de escritura, todavía le costaba escribir una carta larga.
Estuvo pensando por un momento con la pluma en la boca, cuando de repente recordó la cara de Aiden que había estado rondándolo por días.
Después de un momento de reflexión, escribió otra oración seguida de la que ya estaba.
Todo va bien. No te preocupes.