Villana mimada por el príncipe vecino – Capítulo 113: La pequeña Tiararose se va de turismo por las calles

Traducido por Sharon

Editado por Yonile


Al día siguiente, Tiararose se despertó cuando el Sol ya se había elevado alto en el cielo. Frotando sus ojos somnolientos, pensó que se sentiría bien volver a dormir… cuando se dio cuenta de algo.

—¡Oh, cierto! Me encogí… ¡Y sigo pequeña!

Había creído que regresaría al a normalidad después de recuperar poder mágico durante la noche, pero al parecer las cosas no serían tan simples.

Sus gritos debieron haber sido muy altos, porque Philiane abrió la puerta del cuarto en ese momento.

—Buenos días, señorita Tiararose.

—¡Philiane! Buenos días. Sigo siendo pequeña…

—Escuché sobre la situación de Keith. Haré mi mejor esfuerzo para apoyarla, señorita, así que encontremos una manera para volverla a la normalidad juntas —dijo con una sonrisa gentil. Sus palabras provocaron que las lágrimas comenzaran a aparecer en los ojos de la reina.

Había tomado una decisión tan egoísta, y sin embargo, la estaba tratando con tanta calidez. No habría sido extraño si la hubieran regañado severamente en esta situación.

—Gracias, Philiane —dijo, levantándose de la cama para abrazar a su sirvienta—. Siempre termino confiando en ti y causándote problemas. Lo lamento.

—Eso no es cierto. Señorita, actuó para salvar al rey Saravia y a la Salamandra, ¿verdad? Eso fue algo honorable, y no algo por lo que se deba disculpar.

—Sí…

Philiane la abrazó con gentileza, haciéndola sentir a salvo.

Frotando su nariz, Tiararose puso una sonrisa antes de mirar a la otra mujer. En ese momento, Philiane le limpió la nariz y los ojos con un pañuelo.

—Está arruinando su lindo rostro.

—No voy a volver a llorar.

—Sí. Bueno, ¿por qué no vamos a tomar un baño y cambiar sus ropas?

El cuarto de baño estaba en la esquina del cuarto, y era un poco más pequeño que el promedio, pero podía usarse con libertad. Tiararose calentó su cansado cuerpo, y limpió con cuidado su cabello que tenía arena atrapada en él. Cuando terminó, tuvo un masaje de aceite, y se cambió a sus ropas de tamaño infantil.

Había un vestido de temática marina con perlas preparado para ella cuando salió, con un diseño diferente del que usó el día anterior. Era sencillo de caminar con el vestido que llegaba hasta sus rodillas, y tenía un gran listón rodeando su cintura.

—Es extremadamente lindo, ¿no cree, señorita? ¿Qué tipo de peinado debería hacerle?

—Creo que así está bien…

—Bueno, es una rara oportunidad en la que se ha vuelto a convertir en una niña, creo que sería bueno intentar algo adorable.

La opinión de Tiararose fue rechazada sin dudarlo, y Philiane comenzó a peinarla. Un rodete sería bueno, pero una trenza también quedaría bien. Sin embargo, esos eran estilos que también podía usar cuando era grande.

Le tomó diez minutos decidir un peinado para hoy después de tomar varias cosas en cuenta.

—¡Terminé!

—Me pregunto si esto estará bien…

Tiararose tenía una sonrisa amarga cuando se vio en el espejo.

Tenía dos coletas atadas con listones alto en la cabeza. En efecto, no podría usar este estilo si estuviera en su forma de adulta, pero era algo vergonzoso.

Estando en mi aspecto de niña… No puedo decir que no me quede bien.

—¡Le queda muy bien, señorita Tiararose! Estará bien.

—¿En serio? En ese caso, saldré así. Gracias, Philiane.

Después de eso, comió el almuerzo en lugar del desayuno, y tuvieron una reunión estratégica para regresar su cuerpo a su estado normal. Sin importar qué, debía volver a como era siempre antes de que Aquasteed llegara a Sandrose.

♦ ♦ ♦

Cabalgando casi sin descanso, Aquasteed finalmente había cruzado la frontera nacional para entrar al reino de Sandrose.

—Tomaré un descanso —murmuró, limpiándose el sudor de la frente.

—Sir Aquasteed, descansemos en el oasis que está allí. También preparé algunas bebidas frías.

—Sí, hagamos eso.

Cuando llegaron, tomó una respiración profunda y se sentó en la sombra de un árbol. Estaba preocupado por su esposa, así que había intentado terminar su trabajo tan pronto como le fue posible. Por el paso al que iban, llegarían al Castillo Real dos días antes de lo planeado al principio.

Aun así, era bastante difícil para los humanos y para los caballos viajar con este calor. No tendrían problemas porque estaban tomando varios descansos, pero decidió que dejaría que los caballeros acompañándolo se tomaran unas vacaciones después de esta visita.

Aquasteed miró el agua del oasis, cuya superficie brillaba por los rayos del sol.

El nivel del agua no parece haber bajado…

Los caballeros de Marineforest no sabían de la situación en Sandrose, así que habían usado el agua libremente, mientras decían que era “fría y refrescante”. Aquasteed había comenzado a tener escalofríos cuando escuchó sobre la situación de Aishira y las hadas del mar, pero luego de ver la cantidad de agua que había, pensó que las cosas debían estar bien.

Respecto a la situación de la Salamandra que había escuchado de Grail, Aishira ya había compartido esa información con los demás. Las hadas debían sentirse más cómodas ahora.

—Quiero encontrarla tan pronto como pueda…

Aquasteed estaba calmando su sed con el agua cuando sus pensamientos sobre su amada esposa se escaparon de su boca.

Habían pasado dieciséis días desde que partieron. Al principio pensó que estaría bien, pero no fue el caso. Su deseo de encontrarla rápido y sentir su cálido abrazo le hacía sentir como si estuviera deshidratado.

—Tiara… —llamó su nombre, preguntándose qué podría estar haciendo ahora.

¿Está saboreando los dulces de Sandrose? ¿O apreciando los raros minerales de las hermosas rosas de Sandrose mientras observa bailar a las brujas?

Por lo menos, esperaba que no estuviera envuelta en ningún incidente.

—Llegaré al Castillo mañana, ¿huh…?

Aquasteed se puso de pie y llamó a los caballeros para continuar el viaje.

♦ ♦ ♦

La persona en cuestión en los pensamientos del rey, Tiararose, estaba en una reunión con Keith, Pearl, Philiane y Elliot. Tarmo estaba guardando la puerta.

—Como pensé —suspiró Keith observando a la todavía pequeña reina—. La Salamandra tendrá que regresar parte de tu poder mágico para que regreses a la normalidad.

—Imposible… Ni siquiera sabemos dónde está ahora mismo.

—Saravia dijo que aparecerá durante el festival, así que probablemente no tenemos más opción que esperar.

Podría ser posible hacerla aparecer usando fuerza bruta, pero si resultaba en una pelea podrían causar daños colaterales. Esa no era una buena estrategia.

—Cosechas lo que siembras —le dijo Pearl cuando la vio tan deprimida—. Tendrás que esperar al festival con paciencia y prepararte para recibir el regaño de Aquasteed.

—Ugh… ¡Quiero regresar a la normalidad antes de que sir Aqua llegue!

Al final, terminaría causándole más preocupaciones, y más importante, no quería que él la viera en su forma de niña. A pesar de que le había prometido que no sería descuidada, ahora estaba en este estado. En el peor de los casos, podría hartarse de ella y dejar de amarla…

Si eso sucedía, no podría ser capaz de seguir viviendo. Por ello, sin importar qué, quería recuperar su poder mágico antes de que Aquasteed llegara.

Keith y Pearl lucían preocupados al escuchar su petición.

—En ese caso, ¿por qué no hacemos que el rey de Sandrose actúe como mediador? —propuso Pearl, colocando su abanico sobre su boca—. De esa manera, podríamos ser capaces de contactar al espíritu.

—¿El rey Saravia? Es cierto, intentaré preguntarle… O mejor dicho, ¿qué le sucedió a él después del incidente?

Tiararose se había olvidado por completo del rey, y solo se daba cuenta ahora que no sabía qué le había pasado después de haberse encogido.

Si recordaba bien, debió haberse quedado atrás en el nido de la Salamandra. Estaba comenzando a preocuparse, cuando Elliot le respondió.

—Respecto al rey, está recibiendo invitados de otros países esta mañana.

—Ya veo… Así que está bien.

Le había preocupado que hubiera colapsado de nuevo. Al escucharla, Keith le dio una sonrisa amarga.

—Es su culpa que te hayas encogido, ¿y todavía estás preocupada por él?

—Fui yo quien dijo que daría su poder mágico, así que no es la culpa del rey Saravia que haya terminado en este estado. Es la culpa de la Salamandra, no puedo culpar al rey por ello.

—Es típico de ti que pienses de esa manera —comentó Keith—. En ese caso, deberías hacer lo que quieras. Fue inesperado que la Salamandra se llevara todo tu poder mágico, pero asegúrate de no cometer el mismo error de nuevo. Visitarás a Saravia ahora, ¿verdad?

—¡Sí, por supuesto!

Tiararose apretó el puño con fuerza y se levantó para irse. Sin embargo, las cosas no resultaron como pensaba.

—Y pensar que no puedo verlo de inmediato…

Solía visitarlo cada vez que quería, así que Tiararose hizo un puchero, molesta, al darse cuenta que ella no podía hacer lo mismo. Philiane sonrió incómoda al ver el comportamiento de su maestra, y preparó algo de limonada fría y gelatina.

—No se puede hacer nada, ya que el rey está ocupado… Por supuesto, habría deseado que la priorizara a usted, señorita —dijo. Aunque tenía una sonrisa, sus ojos no estaban felices—. Dijo que haría tiempo para reunirnos a la noche, ¡pero ese no es un tiempo apropiado para encontrarse con la reina de otro país!

—Es inevitable… Además de Marineforest, varios países fueron invitados al festival. El deber del rey es darles la bienvenida.

O mejor dicho, ella estaba agradecida de que estuviera dispuesto a prestarle algo de su tiempo a pesar de que fuera durante la noche. Sorprendentemente, Saravia tenía muchas cosas que hacer, lo que incluía las preparaciones para el festejo, saludar a los invitados, y el problema con el espíritu de fuego.

Tiararose tomó un sorbo de su limonada, y su expresión se iluminó con el sabor.

—Deliciosa.

También habían preparado gelatina, lo que le hizo pensar que no era tan malo estar en un país tan caluroso. Por supuesto, estaban usando varias herramientas mágicas para controlar la temperatura del cuarto.

—Hablando de eso, tiene bastante tiempo libre hoy… ¿Qué planea hacer? Keith y Pearl dijeron que querían hacer turismo por las calles.

—¿Las calles? Hmm, es cierto, no hay nada que hacer en el Castillo… Vayamos con ellos.

—Sí.

Además de la arquitectura, los productos, cultura e historia de las calles de Sandrose era muy diferente. Se volvería una gran lección para ella si pudiera verlos en persona.

De esta manera, el grupo de cuatro se dirigió a las calles.

Los árboles del oasis estaban esparcidos a través de las avenidas, y las fuentes de agua lanzaba líquido en varias partes. La cantidad de agua fluyendo parecía ser suficiente, y era como si lo que habían visto cuando llegaron fuera una mentira.

Tiararose observó el paisaje con intensidad, cuando de repente inclinó su cabeza.

—¿Hm? ¿Podría ser que el nivel del agua regresó a su posición original? —exclamó-

—Sí, es correcto. Debe haberse restaurado después de que la Salamandra se llenara con tu poder, Tiararose —le respondió Pearl, mirando por las calles—.Si recuperas tu poder para restaurar tu cuerpo, el nivel del agua disminuirá por un tiempo. Sin embargo, volverá a la normalidad cuando el rey de este país complete la parte faltante con su propio poder —continuó la Reina, en un tono que le insinuaba a Tiararose que no tenía nada de qué preocuparse—. ¿Hmm? ¿Eso no es…?

—¿Eh?

La apariencia seria de Pearl desapareció cuando se quedó mirando algo con intensidad. Tiararose y los demás siguieron su línea de visión para encontrar una tienda que estaba vendiendo bebidas frías con tapioca.

Debía ser la primera vez que ella veía esto, ya que lucía como si quisiera beberlo desesperadamente.

—Tiene perlas extrañas incluidas —comentó Keith, bastante intrigado al encontrarse con algo que le era desconocido.

—Es una bebida de tapioca. Um… Está hecha de una raíz llamada Cassava. Creo que se le añade leche dulce de coco.

—¿Raíces? Pensé que sería la fruta de un árbol.

—Parece una fruta, ¿verdad?

Probablemente no había muchas personas que supieran que estaba hecha de raíces, ya que tenía la forma de una perla. Tiararose se acercó a la tienda, y estaba a punto de preguntarle al dueño, cuando este la llamó.

—Jovencita, sabes mucho a pesar de ser tan pequeña. Qué impresionante.

—¡Eso es porque el sabor de las perlas en la tapioca es increíble! Nunca pensé que sería una bebida popular en Sandrose… ¡Qué gran descubrimiento!

Tiararose comenzó a hablar apasionadamente sobre cómo quería comprar Cassava para llevarla a Marineforest y así hacer las bebidas en su país.

—O-Oh… Jovencita, sí que sabes mucho sobre la tapioca, ¿huh? ¿Vas a comprarla?

—Ah, tiene razón. ¿Puedo tener cuatro?

—Por supuesto.

Philiane le pasó el dinero al vendedor, y todos recibieron su leche de coco con tapioca. La dulzura de la bebida se extendió por sus bocas después de un solo sorbo. Era dulce pero refrescante, y muy sencilla de beber. Se hacía después de partir el coco, así que estaba muy fría.

—Hah, es deliciosa.

—Mm, está bastante bueno.

Tiararose estaba cautivada por ello, y a su lado, Pearl también lucía satisfecha mientras bebía. Debió haberle gustado mucho, porque comenzó a preguntarse si debería comprar cocos antes de regresar. Tiararose estaba asintiendo a su lado.

—Esto es genial. ¡Marineforest también debería tener cocos…!

—¡¿Verdad?! ¡Sería genial si tuviéramos Cassava también! Sin embargo, teniendo en cuenta el clima, será algo difícil… No, estará bien si consultamos con Keith, ¿verdad?

Viendo al emocionado dúo, Keith siguió bebiendo despreocupadamente. Era delicioso, pero muy dulce para su gusto. Es probable que le pidieran un favor más tarde, pero él estaba pensando que podría usar esta oportunidad para pagarle la deuda que le debía a Pearl.

Después de eso, el grupo se dirigió a varios puntos turísticos, como los jardines del desierto, que estaban ubicados a una calle de distancia. Tenía varias rosas del desierto, hechas de minerales, creciendo naturalmente, por lo que era un lugar hermoso y de ensueño.

Cerca de allí había una tienda que era digna de visita, ya que vendía accesorios y varios objetos decorativos hechos de flores.

Ya las vi en el subterráneo del Castillo, pero es diferente verlas aquí.

Después de ver las rosas, se dirigieron a la tienda donde había varios objetos decorativos alineados.

—Wow, es gigante… También están vendiendo rosas del desierto.

Pensaba que solo podría apreciarlas en la naturaleza, pero al parecer ese no era el caso. Tiararose estaba impresionada por ellas.

—¿No son increíbles? —comentó una vendedora, acercándose. Se dice que se forman en un periodo de más de cien años.

—Cien años… Mucho más grande que yo.

—Es cierto. Para la jovencita, una pequeña le será mejor. Es muy popular como amuleto.

Había varias rosas coloridas en el estante que le habían recomendado. También tenía varias explicaciones sobre la diferencia en los colores y los efectos escritos en placas.

La amarilla proveía suerte en el dinero, el rojo suerte en el romance, y el verde suerte con la salud.

—Es muy popular entre las damas.

—Tiene razón, es muy lindo… ¿Debería comprar uno?

Cuando se dio la vuelta, Tiararose se dio cuenta que Philiane estaba observando un broche con una rosa roja. Al parecer, estaba interesada en tener suerte en el romance.

Como la estaba viendo fijamente, la sirvienta se dio cuenta, y dio un saltito por sorpresa.

—No, um… Solo estoy mirando.

—No tienes que contenerte, ¿lo sabes, no? Oh, ya sé, ¡será mi regalo!

Philiane siempre estaba ayudándola, así que estaba feliz de poder entregarle algo que ella quería.

Tomó dos rosas rojas de inmediato, y se dirigió hacia el mostrador para pagar. La segunda, por supuesto, era para Elliot. Esperaba que ambos pudieran ser felices tan pronto como fuera posible teniendo accesorios a juego.

Keith miraba los productos de la tienda con indiferencia, pero terminó comprando un collar como amuleto para Pearl.

—Aquí, Philiane. Pásale el otro a Elliot, ¿sí?

—Muchas gracias, señorita Tiararose.

Viendo a Philiane recibiendo el regalo con felicidad, Tiararose sonrió satisfecha.

—Vamos al siguiente —dijo Keith al ver que habían terminado con las compras, y levantó a Tiararose del suelo. Sus pies de niña eran muy lentos, así que había decidido llevarla en brazos.

—¿Hay algún lugar que quieras visitar, Keith?

—¿Yo? No realmente. No sé mucho sobre Sandrose, así que te seguiré a donde quieras ir, Tiara.

—En ese caso, sigamos paseando por las calles.

—Entendido.

Podían tomarse su tiempo visitando otras tiendas en las que estuvieran interesados. De esta manera, Tiararose y los demás disfrutaron de un paseo cómodo por las calles del país.

♦ ♦ ♦

Respirando lentamente, parecía un ángel que había descendido de los cielos. Tiararose había quedado agotada por la tarde de turismo, y estaba durmiendo profundamente en los brazos de Keith cuando regresaron al Palacio.

Philiane la estaba mirando con una sonrisa.

—Ya que su cuerpo se ha encogido, su ritmo también ha cambiado.

—En esta forma no tiene nada de energía.

La Tiararose adulta probablemente no se habría quedado dormida solo con esto.

Philiane recibió a su maestra dormida de Keith, y estaba por llevarla a su cuarto… cuando alguien la llamó a sus espaldas.

—¡Gatito!

—Rey Saravia, lo lamento, pero ahora mismo…

—Oh, ¿está dormida? Vine porque me las arreglé para encontrar algo de tiempo, pero…

Se sentiría apenado si tuviera que despertarla cuando estaba así, y Saravia estaba por acariciar su cabello… cuando alguien agarró su mano.

—¿Quién te dio permiso para tocarla? —dijo Keith.

—Ups, lo lamento, Rey Hada del Bosque —se disculpó Saravia, levantando sus manos—. Tengo algo de tiempo libre mañana, ¿podrían decirle a Tiararose?

—Sí, no hay problema.

El plan de hoy fue pospuesto para mañana, así que Keith y los demás llevaron a la dormida Tiararose a su cuarto.

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