Beatrice – Capítulo 20: Sospechas

Traducido por Den

Editado por Sakuya


Todos los ciudadanos del imperio, que alababan a su patria por unificar el continente, dieron la bienvenida a la nueva era de paz. El torneo de combate solo intensificó la celebración.

El segundo día del evento, cuando comenzaron oficialmente las batallas, inesperadamente resultó ser aún más escandaloso que la ceremonia de apertura. La razón de esta anomalía era porque fue entonces cuando Alexandro Graham, el héroe del imperio y el hijo de Duncan Graham, iba a ser el centro de atención.

Alexandro estaba cansado de estas formalidades petulantes y, en un intento de evitarlas todo lo posible, solo asistía a los eventos que lo requerían estrictamente y se saltaba todas las fiestas. Aaron, el organizador de estas fiestas, se quedó asombrado, pero no podía ir en contra de la voluntad de su maestro.

Tarde por la noche, el archiduque volvió a escapar a los establos. Considerando sus preguntas al guardia sobre la esclava el día anterior, pensó que este le habría ordenado a la chica que se quedara despierta y lo esperara esta vez. Pero probablemente ya estaba dormida.

Aunque su intento inicial detrás de visitar a Howl era interrogar a la sospechosa chica, ahora esperaba que estuviera tranquilamente dormida. Buscaba un santuario alejado del mundo exterior donde pudiera descansar con el semental al igual que el día anterior.

Ya casi era medianoche y solo quedaban unos pocos hombres en los establos. Todos se pusieron de pie rápidamente al ver al archiduque e intentaron seguirlo, pero sólo se llevó a un guardia con él y se dirigió en silencio hacia el cercado de Howl.

—La vi despierta al caer la noche, pero parece que se quedó dormida mientras esperaba —el guardia le ofreció una excusa desesperada, como si fuera su culpa. Pero a Alexandro no le importó.

—Abre la puerta —ordenó, y una vez dentro en la cerca, hizo contacto visual con el semental. Howl no ocultó su emoción al ver a su amigo; estampó sus cascos y acarició su cabeza contra las manos del archiduque como un perro. El animal soltó un relincho prolongado y jadeó violentamente como si presumiera de su salud.

Sorprendentemente, parecía querer abandonar el sofocante cercado y correr salvajemente como solía hacer. Ya no era el caballo moribundo de la semana pasada. Al verlo así, Alexandro estaba orgulloso de la milagrosa recuperación del animal.

—¿Puede correr? —Le preguntó al guardia, sin dejar de mirar a Howl a los ojos.

—Viendo su condición, creo que sí, Su Excelencia. Supuestamente, relinchó todo el día queriendo salir, así que también debe estar inquieto.

El archiduque miró el rostro del corcel. Sus ojos resplandecían y estaban llenos de pasión, como si defendiera su caso. Su crin y pelaje brillaban hermosamente e incluso sus más mínimos movimientos exudaban poder.

Después de una observación silenciosa, se dio la vuelta y salió del cercado. Luego, miró hacia la cerca adjunta, donde dormía la esclava.

—¿La despierto? —preguntó el guardia de inmediato. En ese momento, era apropiado despertar a una esclava insolente que dormía en presencia del archiduque, pero este mismo no parecía interesado. El guardia sintió que, incluso para un hombre que normalmente era tranquilo, él estaba siendo demasiado cauteloso con sus pasos. No estaba guardando silencio por el bien de la esclava, ¿verdad? Pero abandonó rápidamente esa ridícula idea. No obstante, aunque el archiduque no le indicó que no molestara a la chica, en cambio, le preguntó:

—¿Había algo extraño en ella?

—Bueno, es extraña en todos los sentidos, Su Gracia —saltó el guardia ante la oportunidad de quejarse—. Esa chica come como un monstruo hambriento, devorando el doble de lo que come un mozo en cada comida. También se atreve a subir y bajar Nalusuwan todos los días. Aunque camina como una mendiga en la calle, actúa bastante tímida y femenina.

El archiduque escuchaba atentamente, lo que el guardia sintió como si le dijera que siguiera hablando.

—También es muy asustadiza. Y, para una chica que todavía parece una niña, habla como una dama. Ah, y parece que sabe un poco de medicina. Uno de los mozos se lastimó y ella detuvo su hemorragia con unas hierbas de la montaña. Al principio pensamos que estaba usando algún pasto al azar, pero murmuró algo sobre esa planta, lo que la hizo parecer como si supiera de lo que estaba hablando. Luce como una chica interesante, pero no habla de dónde es, lo cual es realmente sospechoso. Además, el Dr. Nanapa y Lord Cupiheat envían mensajeros para ver cómo está.

—¿Jorge Nanapa de la enfermería?

—Sí, señor. Vino a verla ayer. Cuando está aquí, habla con ella durante una o dos horas sobre montañas, medicamentos, etc. Realmente no pude entender de qué estaban hablando.

Alexandro llegó a una rápida conclusión escuchando sus divagaciones: Cuanto más sé de ella, más extraña se vuelve. 

Mientras asentía impasible con la cabeza, se le ocurrió una idea. Sus ojos azules, que miraban a la esclava, brillaron intensamente.

—¿Cuántos caballos llevaremos a la expedición ceremonial?

—Alrededor de veinte, Su Excelencia —respondió el guardia, sorprendido por el repentino cambio de tema.

Solo diez comandantes participaban en la expedición, pero también llevarían diez caballos de repuesto. Dado el estatus aristocrático de muchos comandantes, no podían llevarse ningún caballo recuperado apresuradamente en caso de que sus propios corceles resultaran heridos. Los animales que montaban reflejaban su orgullo.

—Prueba a Howl mañana y mira si puede correr. Comprueba si hay irregularidades e informa su estado a Evan.

—Sí, señor.

Para Alexandro, Howl parecía más sano que nunca. Pero no podía decidir incluirlo en la expedición sin confirmar que estaba completamente recuperado.

Por alguna razón, tenía la sensación de que la expedición iba a cambiar muchas cosas. No podía explicar muy bien el por qué. Quizás sólo era una tonta idea inspirada por la tranquilidad de los establos en marcado contraste con los terrenos del festival.

A pesar de que él mismo había traído la paz repentina al continente unificado, no podía creerlo. Era una extraña sensación.

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