Disfruta de los árboles en flor durante el camino de regreso – Capítulo 9 (1)

Traducido por Shiro

Editado por Ayanami


Cuando Li Cong Qing saltó del carruaje, los rumores acerca de él y el emperador se habían salido de las manos, multiplicándose y propagándose como el fuego. Las personas que no supieran acerca de esto serían el hazmerreír de todos por no estar al día con las últimas noticias. Llegando al punto en que algunas rimas fueron creadas a modo de respuesta ante la situación actual:

La peonía ha brotado, 

estallando de alegría buscando ser recogida. 

Oh, Hada, desciende al mundo para que saldes tu deuda de gratitud.

El crisantemo ha florecido, 

estallando de alegría buscando ser recogido. 

Oh, Hada, ¿adónde vas?

La peonía ha brotado, 

el crisantemo ha florecido, 

el príncipe espera por su pronto retorno. 

Las flores sin nombre se han marchitado 

y usted todavía no ha regresado.

Shiro
¿Les he dicho ya lo mala que soy traduciendo poesía? :/

La letra era franca y directa. El treinta por ciento deleitaba a los niños y el setenta por cierto estaba llena de encanto. Cuando pasaba de calle en calle, y de una persona a otra, todos podían recitarla sin esfuerzo. Los niños pequeños la repetían con inocencia, y los adultos con ambigüedad. Dashao se había convertido en un lugar muy animado y alegre a causa del escándalo sexual entre el monarca y su súbdito. La totalidad de la población de la nación, desde los pudientes hasta los plebeyos, volcaron el cielo con todo el corazón. El ministro asistente del Ministerio de Ritos estaba demorando demasiado en regresar, la ansiedad que embargaba a todos era mayor que la del mismo emperador, incluso preocupados ante la posibilidad de que el gran y sabio emperador hubiese sido abandonado por el ministro asistente del Ministerio de Ritos.

—Hermano, los rumores acerca de ti y Li Cong Qing se hacen más exagerados mientras más tiempo pasa. ¡Ya no conservan siquiera una pizca de racionalidad! —Song Xuan vendría al palacio todos los días para informarle siempre las últimas noticias.

—Lo sé. —El emperador, impertérrito como de costumbre, no mostró mayor reacción.

—¿Sigues sin querer traerlo a casa?

—Espera a que haya sorteado su mente. Con seguridad, regresará.

—¿Qué pasa si no lo hace?

—Con seguridad, regresará —afirmó Song Yu con confianza. Habiendo vivido como un miembro de la familia Song desde hacía seis años, Li Cong Qing morirá como uno de ellos en espíritu también. Sin importar cuán lejos haya ido, o cuánto demore en su retorno, al final, regresará. Este era el único lugar al que pertenecía.

—Sigo sin poder comprender por qué le pediste que abandonara la capital en primer lugar.

—Lo he dejado a sus anchas durante demasiado tiempo. Espero que esta oportunidad le sirva para pensar las cosas con claridad.

Sus palabras dejaron a Song Xuan atónito por un rato, de pronto, se dió cuenta de lo que había sucedido. Pensando con cuidado, en retrospectiva, su hermano debía haber dejado a Li Cong Qing dormir en su estudio de forma deliberada, permitiéndole así, que las personas lo vieran cubierto de manera meticulosa e íntima con su túnica amarilla; y luego despacharlo de la capital. Lo que sigue a continuación son los rumores que se esparcieron por todas partes. Todo ocurrió tal y como el emperador lo había anticipado.

—Hermano… ¿Lo estás poniendo a prueba? —Inquirió Song Xuan con cautela.

—Entre él y mi persona no es necesaria ninguna prueba.

—Entonces, ¿por qué…?

Song Yu sólo sonrió sin explicar.

Debido a su comportamiento, Song Xuan no se atrevió a preguntar más, en su lugar se convenció con las palabras que su hermano acaba de decir. Si alguien pudiera adivinar los pensamientos del emperador, esa persona bien podría tomar su lugar. En cualquier caso, el sabio emperador había pensado con minuciosidad en todo, nada estaba fuera de su control. Sin importar lo que hiciera, tenía sus propias razones. ¿Por qué habría, él, de morirse de preocupación cuando su hermano está tan tranquilo?

A decir verdad, el emperador, de hecho, se había esforzado mucho por Li Cong Qing, y deseaba, de todo corazón, que ambos pudieran permanecer unidos y transparentes, como las nubes que dan paso a la luna. Que la situación actual en la que su relación se encontraba se prolongara no traería nada positivo.

—No obstante, hermano, ¿has escuchado la última canción que se ha vuelto popular entre la gente?

—¿El florecimiento de la flor?

—No sólo esa. Hay otra menos…  presentable.

—Oh, cántala.

—¿De verdad quieres escucharla?

—Probar no hace daño.

Por lo tanto, Song Xuan llamó a un pequeño eunuco para que entrara y cantara.

«Querido hermano, apreciada peonía, 

»la flor se ha casado a causa de una deuda. 

»Mi cuerpo es gentil y frágil,

»que tu comportamiento no sea como el del toro que nos devora,

»toca con suavidad mis ramas y hojas, 

»derrama agua helada sobre mí, una y otra vez, 

»y verás cómo me retuerzo con deleite.

»La flor delicada y linda,

»obtuvo un hermano hermoso y querido,

»que la recogió con gentileza». (Feng Meng Long, «Gua Zhi Er», Dinastía Ming).

La voz diminuta y acorbadada recitó la letra romántica y erótica. Después de que el pequeño eunuco terminó de cantarla, Son Xuan enrojeció hasta las orejas. Todos podían entender con facilidad que «querido hermano» y «apreciada peonía» eran metáforas para referirse al emperador y al ministro asistente del Ministerio de Ritos.

El emperador, en ningún momento, perdió la calma ni la compostura, impertérrito como siempre, sin siquiera pestañear. La única diferencia era que su sonrisa inicial era ahora más amplia.

—Cantas muy bien. ¿Conoces alguna otra? Cántala para mí.

El pequeño eunuco fue embargado por una gran felicidad cuando escuchó el elogio del emperador y, llenándose de coraje, cantó otra canción. Con cada canción, las letras se hacían cada vez más atrevidas. Una decía: «El monarca y el oficial pasan todas las noches juntos, / disfrutando de la agradable tarde». Y otra: «Estrechamente dulce, ligeramente cálido, / es el adorable jardín de flores del patio trasero». Cada una de las canciones hacía alusión a la relación de índole sexual entre el emperador y el ministro asistente del Ministerio de Ritos. Las letras obscenas e insolentes podían hacer que cualquiera sufriera de una hemorragia nasal.

El emperador no se molestó, y escuchó las canciones hasta el final, llegando al punto de estallar en carcajadas sin ninguna clase de restricción.

Debido a esto, Song Xuan, mientras más escuchaba más sudaba.

Que se refieran a él con palabras tan vulgares y obscenas, y que se ría en lugar de enfurecerse, pensó para sí.

Su hermano estaba siendo compasivo en demasía. Sin embargo, pasando por alto las obscenidades que estaban circulando por el pueblo, el contenido de éstas era abierto y aprobatorio. El canto celebraba el hermoso romance entre dos personas. El resplandor infinito en la cama del dragón, el amor apasionado que de éste se desbordaba.

Al día siguiente, el emperador recibió una carta de la paloma mensajera. Las breves palabras estaban escritas con trazos poderosos:

Qing regresó.

¿Finalmente dispuesto a regresar y enfrentar el problema?

Sonriendo mientras reflexionaba sobre la nota, recordó el evento que tuvo lugar varios días después de la primera noche que pasó con Li Cong Qing ese año. Lo que sintió en aquel entonces y en este momento era similar. Seguía esperando, esperando por una respuesta definitiva.

El rostro del emperador permaneció tranquilo, pero, de hecho, su estado de ánimo no se encontraba tan tranquilo como el de Li Cong Qing. La dimensión de las cosas que debía tomar en consideración era mayor. La presión que tenía que soportar era superior. Sin embargo, esperó en silencio por la respuesta positiva de Li Cong Qing. Se decía que la fruta que es tomada por la fuerza no será dulce, la flor que es arrancada por la fuerza no será fragante.

Li Cong Qing debería ser la fruta más dulce y la flor más fragante de toda mi vida, pensó para sus adentros.

Sin embargo, esta fruta, esta flor, había dormido demasiado, al punto en que su mente había dejado de pensar. Considerando la relación que tenían un hábito, había olvidado que el origen de todo eran los fuertes sentimientos que albergaban el uno por el otro. Quizás, debido a lo cerca que se encontraban no podían ver sus corazones con claridad. Por esta razón, permitió que Li Cong Qing se alejara por un tiempo, esperando que cuando mirara hacia atrás pudiera ver con claridad.

Al emperador no le importaban nimiedades como quién amaba más a quién. No obstante, su relación existía porque él se había dedicado a seducirlo. Haciendo a un lado el tema acerca del estatus y la posición, la relación de ambos no era equitativa. Cada uno sostenía el extremo de un palo. Sin embargo, Li Cong Qing siempre había agarrado el extremo más largo.

Shiro
Es decir, es quien siempre ha tenido la ventaja.

En esta oportunidad, el emperador se detuvo a sí mismo, permitiéndole tomar la iniciativa de volverse y regresar a él. Como su demanda había hecho que Li Cong Qing percibiera erróneamente los sentimientos de ambos, como algo que debía soportar, no lo seguiría persiguiendo de forma directa.

Si Li Cong Qing podía admitir que sus sentimientos no eran inferiores a los del emperador, entonces, finalmente podrían tener una relación equilibrada. Lado a lado y hombro con hombro, caminarían en dirección a un amor balanceado. Dando inicio a una nueva fase.

♦ ♦ ♦

Hablando de la frase «vivir como la familia Song, morir como el espíritu de un Song», no era un invento del emperador. En ese momento, Li Cong Qing no sabía si reír o llorar.

Vamos, continuemos nuestra historia hasta el final. El día en que el emperador convocó a Li Cong Qing para que lo acompañara a presentar sus respetos a sus ancestros en el Templo Bai Hu; durante todo el camino, sus corazones se encontraban como el mono que brinca sin cesar y sus mentes como caballo al galope[1], hasta que el carruaje imperial llegó a su destino. El abad del templo, el Gran Maestro de la Nación, esperaba por ellos de pie respetuosamente por la entrada del templo, y les dio la bienvenida.

El Templo Bai Hu era el templo ancestral de la familia imperial, y sólo sus miembros podían entrar. Los oficiales que los escoltaban tendrían que esperar afuera. Sin embargo, el emperador le ordenó a Li Cong Qing que entrara con él, y lo hizo acompañarle hasta la pagoda para orar.

La pagoda tenía nueve niveles: los tres superiores destinados para adorar al Buda Tathagata [2], los tres intermedios para adorar a los ancestros de la familia y los tres inferiores para honrar a los mártires heroicos de Dashao. El emperador llevó a Li Cong Qing por las escaleras y ascendieron hasta el último nivel de la pagoda. El Gran Maestro de la Nación, debido a su avanzada edad, no podía llegar tan alto por cuenta propia, por lo que dos monjes lo asistían mientras subía las escaleras.

Li Cong Qing pensó que tendría que guardar una gran distancia mientras lo escoltaba, o que sólo tendría que ocuparse de trabajos misceláneos como: ayudar a pasar el incienso, arreglar las almohadas usadas para arrodillarse y así sucesivamente. Nunca se imaginó que el emperador, en realidad, quería que se arrodillara junto con él para llevar a cabo la cortesía.

Aunque desconcertado, obedeció sin rechistar el decreto del emperador. Aceptando el incienso encendido de manos del Gran Maestro de la Nación, junto al emperador, primero oraron a Buda Tathagata, luego a los ancestros de la familia Song y por último honraron a los mártires heroicos. Para estos últimos, el incienso era ya suficiente.

Con cuidado, siguió al emperador a orar desde el nivel superior al inferior. Si el emperador ofrecía el incienso, él lo seguía a continuación. Si el emperador se arrodillaba y postraba, él lo imitaría. En el lugar, solemne y respetuoso, inundado por el humo del incienso, la totalidad de su cuerpo quedó impregnado con un aroma dulce.

Ese día, Li Cong Qing experimentó la pesada, complicada, tediosa y larga cortesía que la familia imperial debía realizar cuando presentaban sus respetos a sus ancestros. El hecho de tener que levantarse, arrodillarse y postrarse continuamente lo estaba agotando. Por otro lado, el emperador no parecía impaciente en lo más mínimo. Desde el inicio hasta el final, realizó el ritual con seriedad y sin la más mínima negligencia. A diferencia de Li Cong Qing, quien hacia el final las rodillas le flaqueaban.

Con gran dificultad, el ritual llegó a su final. El Gran Maestro de la Nación le dijo a Li Cong Qing mientras sonreía:

—Habiéndole rendido respeto a las generaciones sucesivas de los ancestros de la familia, durante esta vida, vive como los de la familia Song y muere como el espíritu de un Song.

¡Hey, un momento! ¿Qué acaba de ocurrir? ¡¿Cómo pude pasar a formar parte de la familia Song en espíritu sin darme cuenta?!

Si Li Cong Qing hubiese estado en medio de beber o comer, sin duda habría escupido los contenidos de su boca a causa de la repentina sorpresa.

Afortunadamente, este no era el caso, por lo que sólo quedó estupefacto, sin poder articular palabra alguna. Su expresión era sombría, asimilar las palabras del Gran Maestro de la Nación le representó una difícil tarea. No podía entender si lo que le dijo era en serio o en broma.

¿Por qué cada vez que este hombre abre la boca no sé si reír o llorar?

El emperador sonrió ligeramente sin decir nada.

Después, fueron al Jardín de las Flores. El emperador tenía en sus manos una tijera para cortar la peonía que estaba plantada en la maceta de topacio, y quería que Li Cong Qing aflojara la tierra con una paleta. Se encontraban en la época de la floración. Los capullos florecían de forma magnífica. Colores fuertes y fragantes. Y dos personas atendiendo con cuidado y de todo corazón a la delicada peonía.

—De acuerdo a la tradición, cada año debo plantar una nueva peonía. Sin embargo, sólo pude concentrarme en esta. Incluso si en el futuro no llegara a dar más flores, la seguiré adorando del mismo modo —dijo el emperador, como si estuviera dando inicio a una charla ligera.

Li Cong Qing no sabía cómo debería responder. ¿Debería celebrarle diciendo: «Su Majestad es una persona sentimental y enfocada»? No parecía adecuado. ¿Qué tal si más bien le decía: «Esta flor, sin duda, ha cultivado una infinidad de buen karma al ser la favorecida por Su Majestad»… En esta frase, en cambio, parecía ir implícito un asunto mucho más profundo. Pensando en ello, una y otra vez, todo lo que se le ocurría terminaría sonando extraño. También podría no decir nada.

¡El silencio es oro!

—Li Cong Qing, ¿qué piensas? —Inquirió de pronto el emperador.

¿Que… qué?, pensó sin comprender.

El emperador bajó las tijeras, retiró la paleta de manos del otro, tiró de estas y las lavó junto con las de él en el cuenco que estaba ubicado a un lado.

Li Cong Qing, atónito, permitió que el emperador lavara sus manos, su corazón latió desbocado durante todo el proceso.

Cuando Song Yu tomó una de sus manos limpias y la levantó hasta sus labios, besando sus húmedos dedos, su rostro se enrojeció. Retirarla no era una posibilidad, dejársela tampoco lo era. Su corazón, el cual latía con locura, casi se salía de su pecho.

—Siempre te veo.

Li Cong Qing estaba estupefacto, parpadeando repetidamente. Finalmente, logró reaccionar después de un rato, no pudo evitar estar en desacuerdo.

Estos días han sido diferentes. Sospecho que fui seducido y luego abandonado. Incluso fui echado del lugar.

El emperador vio que era incapaz de ocultar su desacuerdo, tras lo que sus labios se fruncieron en un puchero. Era bastante sencillo adivinar lo que pensaba.

Al parecer, no me rechaza por completo, en su corazón debe haber algo de cariño.

Este pensamiento hizo que el emperador se sintiera eufórico.

—Li Cong Qing, dime, ¿qué debo hacer para que seas mío y me pertenezcas? —Le dijo tomando su mano.

Li Con Qing lo pensó, y lo reflexionó, una y otra vez. Su único deseo era que sus futuros días fueran tranquilos y relajados. Sin embargo, el emperador parecía determinado a ganar. Suponiendo que esta vez lo dejara ir, la próxima vez no podrá huir.

Si el monarca quisiera que su súbdito muriera, nadie podría evitarlo. Por lo que, si en lugar de esto quisiera el trasero de su súbdito, ¿podría dicha persona no bajarse los pantalones? Él era Li Cong Qing, y aunque no era ningún genio, su visión de las cosas era clara.

Siendo honesto consigo mismo, en realidad, no rechazaba de manera rotunda estar con el emperador. Además, ya había rodado por aquí y por allá en la cama del dragón, por lo que, fingir que preferiría morir antes que salvaguardar su castidad sería demasiado hipócrita de su parte.

Luego de un periodo de tiempo, mientras reflexionaba acerca de la razón, la confusión e incertidumbre en su corazón se fueron calmando paulatinamente.

Después de todo, jamás será capaz de escapar de esta situación. Si no cumplía el deseo del emperador, el otro no parecía tener intenciones de rendirse, por lo que los días venideros no serían pacíficos.

Quién sabe, incluso hasta podría pasar por un trago amargo innecesario y, al final, el emperador igual me devorará hasta los huesos. Aparte de malgastar energía sólo tendré problemas.

Sólo con pensarlo Li Cong Qing se sentía agotado. Él no era una mujer fiel que moriría defendiendo su castidad. Por lo tanto… pues… Mientras le diera largas al asunto, cada día que pasara sería un día que perdería en una lucha inútil. Lo mejor era adaptarse a las circunstancias.

Entonces, Li Cong Qing renunció a su escasa resistencia, resignándose.

—To-Todo depende de lo q-que S-Su Majestad decida —respondió tartamudeando.

—¿Lo has pensado bien?

Incluso si pensara hasta que su cerebro quedara fundido, pensar con claridad nunca sería una posibilidad.

—Su humilde súbdito tiene una única petición —expresó después de pensarlo de nuevo.

—¿Qué cosa?

—No deseo que sea de conocimiento público.

Esta persona le temía a los asuntos problemáticos, ¿cómo podía el emperador no comprender la razón de su solicitud?

—Accedo a ello —le dio su permiso.

—Gracias, Su Majestad.

—¿Tienes otra petición?

—Permítame pensar. —Li Cong Qing ladeó su cabeza mientras lo consideraba. Siempre había sentido que había sido tratado de forma injusta, por lo que debía exigir algo que equilibrara las cosas. La fama y la gloria no le interesaban. Riqueza y lujos no le faltaban. No se le ocurría nada que quisiera exigir, hasta que por fin pudo decir algo:

—Permítame continuar con mi cargo de ministro asistente en el Ministerio de Ritos.

El emperador, originalmente, había considerado darle un ascenso, pero al escuchar sus palabras, no pudo evitar que su sonrisa se transformara en carcajadas. Entonces, tiró de él con entusiasmo hacia su pecho.

—Li Cong Qing, verdaderamente, eres una extraña persona.

—Cierto, hay algo más.

—¿Eh?

Se acalaró la garganta.

—Me da miedo el dolor, por lo tanto… —tosió—. Al hacer eso, no debe hacerme daño —tan pronto como lo dijo, sus mejillas se tiñeron de un tono rosa.

—Por supuesto, esa es la idea. Esa noche, ¿te hice daño?

—Fue tolerable. —Su rostro enrojeció aún más, y añadió—: Tampoco podemos hacerlo durante el día. —Aunque acababa de acceder a intimar con el emperador, la vergüenza no se había desvanecido.

—Los antepasados claramente establecieron que estaba prohibido que el monarca cometiera adulterio durante el día. —Un buen emperador debía regirse y respetar las leyes establecidas por sus ancestros. Incluso ardiendo de deseo, tendría que contenerse.

—¡Uf! Entonces, todo estará bien. Además, si me quedo dormido durante la corte de la mañana, no le prestes atención a mi pequeña mala conducta.

—¿Cuándo me he quejado de tu pequeña mala conducta?

Li Cong Qing continuó manifestando sus pequeñas solicitudes, una tras otra. Hoy él era el favorito. Le dio una pulgada y ahora quería una milla. Incluso si todas sus peticiones no eran más que trivialidades.

El emperador no podía evitar reír al ver que el otro depositaba en él las esperanza de que todas sus peticiones fueran concedidas. Hasta más efectivo que Tudi Gong[3]. Su par de ojos se llenó de amor de forma involuntaria y, al final, falló al no soportar la tentación de bloquear la voz con su boca.

¿Acaso piensa que no me doy cuenta de que está tratando de ganar tiempo?

Li Cong Qing, en secreto, se sentía feliz en su corazón; y de manera obediente abrió su boca, permitiéndole a la lengua del emperador que entrase y se mezclase con la suya. Entonces, cerró los ojos, para disfrutar de la dulzura del beso apasionado.

El deseo que Song Yu había contenido durante tantos días se encendió, transformándose en una llamarada en un instante. Pero este no era el momento ni el lugar adecuados, por lo que no tuvo más remedio que contener su lujuria, a pesar de lo doloroso que fuera.

—Debes prepararte mentalmente. Esta noche no será suficiente con que lo hagamos una sola vez —le susurró al oído con voz ronca.

El rostro de Li Cong Qing se incendió. Su persona era sumamente vulnerable en relación a la ofensiva seductora del emperador, su resistencia era muy frágil. Sólo con coquetear un poco él, se sonrojaría en demasía.

Demasiado lindo.

Song Yu moría por portarse como un emperador malvado. La verdad universal era que podía adueñarse de él en ese momento.

¡¿A quién rayos le importa esa ley ancestral?!

Nunca antes le había pasado por la cabeza un pensamiento tan escandaloso. Esto sólo se debía única y exclusivamente a Li Cong Qing.

Sin embargo, al final, terminó conteniéndose. Sólo deseaba que el sol se precipitara hacia el oeste y se ocultara detrás de las montañas. Después de eso, podrían ir de la mano a su paraíso.

Por supuesto, lo que tenían por delante era una noche primaveral de pasión sin fin.

Al pobre Li Cong Qing le dieron vueltas en la cama toda la noche. Cuando ya no pudo soportar más, rogó clemencia repetidamente. Sólo en ese momento fue que el emperador lo dejó ir, sintiéndose satisfecho, lo abrazó con fuerza y se durmió.

Esa noche, las estrellas brillaban radiantes.

Mientras se abrazaban el uno al otro, entraron juntos a la dulce tierra de los sueños.

En el sueño, el emperador le extendió la mano a Li Cong Qing, diciéndole:

¿Vamos juntos?

—respondió, entrelazando su mano con la de Song Yu.

Mano en mano, hombro con hombro, caminaron juntos un largo camino, un camino interminable, no obstante, lo transitaron con gusto.

Quizás, caminarían hasta el fin del mundo, o quizás caminarían hasta el final de los tiempos. Sólo caminaron juntos, sin dejar ir la mano del otro, sólo caminaron, caminaron y caminaron…


[1] El original dice: plumas de gallina y cáscaras de ajo.

[2] Tathāgata o Tathagata (en devanagari: तथागत, igual en sánscrito y pali), es un término que la tradición del budismo atribuye al propio Buda Gautama para referirse a sí mismo. Se traduce como “el que así ha venido” (Thatā – āgata) o “el que así se ha ido” (Thatā – gata). También se ha señalado como traducción de este término: “el que ha alcanzado la verdad”, esta última acepción ha sido enseñada principalmente dentro del contexto del budismo de la escuela Theravada.

[3] Tudi Gong: el dios de la tierra.

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