Disfruta de los árboles en flor durante el camino de regreso – Capítulo 9 (2)

Traducido por Shiro

Editado por Ayanami


De ahí en adelante, el emperador de Dashao y el ministro asistente del Ministerio de Ritos, de forma natural y correcta, estuvieron juntos.

Sin esforzarse en exceso y sin luchar, ni siquiera molestando a otros. Por un lado, Wei Xiao Miao era muy hábil al momento de salvaguardar este secreto. Por el otro, nadie sospechaba que el emperador, alto y apuesto, se fijaría en alguien mediocre como Li Cong Qing. Además, el emperador nunca antes había solicitado un acompañante masculino. Debido a esto, sólo muy pocas personas estaban al tanto de la situación.

Pasó un año y otro había llegado. En un abrir y cerrar de ojos, las dos personas habían estado juntas ya por seis años; y aunque no podían pasarla juntos de manera abierta y honorable, con cada día que pasaba, sus sentimientos eran cada vez más profundos y les imposibilitaba que estuvieran separados.

Hasta este año, cuando el emperador despachó a Li Cong Qing a Chunan. Una vez separados, pasaron así, no menos de medio año. Para el momento en que se estaba preparando para regresar del campo, la historia de amor entre él y el emperador había alcanzado proporciones astronómicas, incluso siendo capaz de derribar los cielos.

«Cuando las flores de jazmín broten, puedes regresar con calma».

El rey de Wu Yue le dio este mensaje a la señorita Wang, quien había regresado a su pueblo natal a visitar a sus padres. La nota parecía no apresurar el regreso de la señorita Wang, pero la breve oración, en realidad, revelaba un profundo anhelo, deseando que regresara lo antes posible.

Una puerta oculta, la puerta lateral más oscura del emperador. Un lugar secreto, un estrecho callejón conectado al exterior. Se rumoraba que cierto emperador estableció esta entrada para poder encontrarse con su amante en secreto, el cual, vivía fuera del palacio. Normalmente, nadie accedería ni saldría del palacio por allí, por lo que se encontraba medio abandonada, siendo custodiada sólo por dos guardias. Esta puerta lateral, la cual, fungía una función ambigua, fue abierta hoy; y, además de los dos guardias, dos asistentes del palacio también esperaban en ella.

—Aii, hemos esperado por tres meses, ¿ese señor porque no ha regresado aún? —Un joven eunuco que no podía soportar el aburrimiento se quejó en un susurro.

—No hables más de la cuenta. Párate apropiadamente. —Otro eunuco, mayor que el primero, lo reprendió.

El joven eunuco corrigió su postura de manera obediente. Aunque no mucho después, volvió a preguntar:

—Señor Zhang, ¿qué haremos si ese señor no regresa?

—Esperaremos, así sea hasta la muerte.

—¿No sería más rápido si se emitiera un edicto imperial que convocara su retorno?

—Hablas demasiado para ser un pequeño sirviente. Cuidado con lo que dices —lo amonestó con una voz severa el otro eunuco.

El aludido, sorprendido, le sacó la lengua y cerró la puerta tras de sí. Con frecuencia, estiraba su cuello para poder ver hacia el final del callejón. Lo único que podían hacer, día tras día, era esperar. Entonces el atardecer tiñó el cielo de un color rojo, pensaron que tendrían que esperar otro día más. Sin embargo, contrario a sus expectativas, una nube de polvo se elevaba desde un lugar distante.

El joven eunuco abrió sus ojos lo más que pudo para ver mejor, y gritó con emocionado:

—¡Señor Zhang, mire, alguien viene!

Pronto, llegó un hombre montado en un caballo, era uno de los guardaespaldas que había seguido a Li Cong Qing en su inspección.

—El señor Li viene en camino. Su carruaje debe llegar en unas dos horas.

—Rápido, ve a reportar la información al estudio imperial —ordenó el eunuco mayor al joven.

—¡Sí! —Salió corriendo con alegría a reportar.

Aproximadamente dos horas después, un carruaje llegó galopando con paso rápido. Cuando se detuvieron frente a la puerta, el eunuco que se había quedado dio un paso adelante para darle la bienvenida. No obstante, la persona en el interior no había dado indicio alguno de salir de donde se encontraba.

—Señor, hemos llegado. —El cuerpo lleno de tierra del conductor se giró en dirección al hombre dentro del carruaje para informarle.

—Mm.

Después de un rato, se escuchó un suspiro en el interior, y Li Cong Qing finalmente alzó la cortina.

—Debe haber sido arduo su retorno, señor. —El eunuco, le ayudó a bajar del carruaje con el mayor respeto.

—¿Dónde se encuentra Su Majestad? —Inquirió Li Cong Qing.

—En el estudio imperial.

En ese momento, el recién llegado miró en dirección a la puerta del palacio revestida en un color rojo. Sentimientos contradictorios embargaron su corazón. Al inicio, cuando tenía un amorío secreto con el emperador, abandonaría el palacio a través de esta puerta. Tal y como los rumores decían, había cumplido con su función. Aunque originalmente lo que quería era regresar lo más pronto posible, ahora que lo había hecho, estaba vacilando. Lo extrañaba en demasía y quería verlo, pero no sabía cómo enfrentarlo. El término más cercano a lo que sentía parecía ser: Nostalgia.

Una vez que cruce el umbral de esa puerta, tanto mi posición como esta situación desfavorable cambiarán drásticamente. Quizás, esta vez, no me será posible declinar el título de Shang Jun.

Mientras reflexionaba a este respecto, ya había avanzado en dirección a la puerta. Con cada paso que daba por el familiar, estrecho y sinuoso camino, continuaba ponderando y dudando. Estaba considerando sus ganancias y pérdidas; y, eventualmente, llegó al estudio imperial. Plantado frente a éste, sin poder avanzar, seguía dudando y titubeando.

—Su Majestad, ¿necesita o no que llame al señor Li para que entre? —Preguntó He Gui, el reemplazo de Wei Xiao Miao.

—No es necesario —respondió con ligereza el emperador. Incluso conociendo las noticias de antemano, no salió a recibirlo. En su lugar, siguió leyendo y modificando los documentos en los que trabajaba. Esperando a que Li Cong Qing tomara la iniciativa de entrar.

Después de un periodo de tiempo, Li Cong Qing seguía sin entrar.

—Su Majestad, imagino que el señor Li debe estar cansado —dijo con suavidad He Gui. Todo aquél que sirviera personalmente al emperador se daría cuenta de que el ministro asistente del Ministerio de Ritos era el tesoro más preciado del maestro, su persona más amada.

—Mueve el diván para que se siente. También prepara los pasteles, los bocadillos y el té —ordenó el emperador.

—Sí.

Varios asistentes del palacio levantaron el diván, desplazándolo. Tras lo que llevaron a cabo todo lo ordenado por el emperador, destinado a atender de forma diligente y cuidadosa al recién llegado.

Li Cong Qing quería reír, conmovido. El emperador siempre había temido que estuviera cansado, sediento, hambriento; siempre buscando atenderlo de la mejor manera. Sin duda, lo veía como una flor delicada que debía cultivar.

¿Por qué duda?

Buscándolo entre la gran multitud de personas hasta tal extremo, de pronto, cuando se volvió, esa persona estaba allí, bajo la tenue luz de las linternas.

¿Dónde se podía encontrar a un amante tan perfecto? No asirlo de manera apropiada y con firmeza podía equivaler a vidas de mala fortuna a causa de la estupidez. Li Cong Qing, entonces, entró al estudio imperial. Ya no quedaban rastros de las dudas que tanto lo habían atormentado, por lo que se dirigió de inmediato hacia su amante.

—Has regresado. —El rostro y la actitud de Song Yu eran cálidos, como en el pasado. Sin permitir que la emoción o impaciencia extrema se apoderaran de él, era como si apenas hubiesen estado separados por algunos días; como si Li Cong Qing no se hubiera ido tan lejos ni por tanto tiempo.

A diferencia de antes, no sería Song Yu el que lo tocara primero; y, por primera vez, el otro tomó la iniciativa de acercarse, sentándose en el regazo de su amado.

—Mm. Estoy en casa —dijo, abrazando su cuello y hundiendo su rostro en el amplio y firme pecho de Song Yu. Sucumbiendo a la cálida temperatura del cuerpo, inhaló su fragancia, y con una voz áspera dijo—: Hace frío. Me duelen los hombros.

Song Yu no dijo nada. Sin embargo, dejó los documentos en los que trabajaba y comenzó a masajear sus hombros.

—También me duele la cintura.

Comenzó a masajear su cintura.

—Y las piernas.

Pasó a masajear las piernas.

—Me duele todo el cuerpo.

Song Yu rió, comprendiendo lo que ocurría. Habían estado juntos por tanto tiempo, ¿cómo podría no reconocer su terquedad y su comportamiento malcriado? Durante todo el tiempo que habían estado separados, la totalidad de su cuerpo, desde la cabeza hasta los pies, se había sentido incómodo.

—Si no hubieses regresado, te hubiese arrastrado de regreso a casa —admitió, mientras pellizcaba con cariño la nariz de su amado.

—Tú no harías tal cosa —replicó incrédulo, arrugando la nariz.

—Te lo he dicho, habrá un día en el que mi paciencia inevitablemente se agotará.

—Fue por eso que permitiste deliberadamente que otros vieran que me tratabas bien, me hiciste salir de la capital a propósito e intencionalmente ignoraste todos los rumores que surgieron por todas partes, ¿no es así? —Murmuró, incapaz de ocultar la curvatura de sus labios.

—Piensas demasiado.

—Ya han pasado siete años… —Li Cong Qing entornó sus ojos ligeramente y un destello de duda los surcó—. Este año estamos cumpliendo siete años de relación. No me digas que hiciste esto porque sentiste la comezón del séptimo año[1].

—¿Adónde terminó deambulando tu mente? —Rió Song Yu.

—Olvídalo. —Suspiró—. De cualquier modo, habiendo llegado a esto. Si quieres hacer pública nuestra relación, adelante.

—¿No temes que puedan surgir problemas?

—Tú me ayudarás a solventarlos, ¿no es así?

—¿Aceptarías el título de Shang Jun?

—No lo haré —contestó con terquedad y sin vacilar—. El hacer pública nuestra relación no necesariamente me convierte en Shang Jun.

—Pero mi madre quiere que te de ese título. —Su rostro se veía conflictuado.

—Ser el ministro asistente del Ministerio de Ritos es suficiente. —Su terquedad no era nada nuevo, por lo que, bien podría seguir con su comportamiento—. Incluso si me golpeas hasta la muerte no me convertiré en Shang Jun.

—¿Cómo podría golpearte hasta la muerte? Debes acompañarme a lo largo de los días llenos de dificultades y penurias. Cong Qing, las cosas que nos quedan por afrontar son muchas.

Li Cong Qing entendía con suma claridad. El país, las personas, el harén, el heredero… Muchos eran los problemas que no podrían resolverse solo con el amor y la confianza de dos personas. El emperador debía volverse más sabio para ser más discreto, así como también necesitaba de más coraje para poder enfrentar los problemas juntos.

Sin embargo, el problema de mañana que sea la preocupación de mañana.

—Te… Te extrañé mucho —confesó Li Cong Qing su verdadero sentir.

¿Cómo podría Song Yu no haberlo extrañado? Los Cielos sabían cuánto había extrañado su par de labios como las flores de primavera, sus ojos entrecerrados, su figura perezosa y adormecida, su delicado y cálido cuerpo… ¡Santo cielo! Cómo deseaba poder penetrar el cuerpo que con tanta intensidad había anhelado. Drenar tanto como quisiera el deseo que durante tanto tiempo había reprimido.

Sin embargo, todavía podía contenerse con el uso de su sorprendente autocontrol. Tomando con ambas manos el rostro de Li Cong Qing, lo miró fijamente, y le dijo sonriendo:

—Es extraño que seas tú quien tome la iniciativa diciendo que me extrañaste. Estos días de anhelo no fueron en vano.

—Qué meloso. —Bostezó—. Estos últimos días he estado siempre en movimiento en un carruaje. Qué agotador, quiero dormir —dijo, y al instante siguiente se escurrió.

—Pórtate bien y descansa —susurró Song Yu con gentileza, tras lo que acarició de modo afectuoso su rostro agotado.

Li Cong Qing besó los labios de su amante y por iniciativa propia agarró la túnica amarilla que descansaba a un lado del emperador para cubrir con ella su cuerpo. Entonces, apoyó su cabeza en el sofá y se quedó dormido. Poco después, comenzó a roncar. Correr de manera continua de un lado a otro lo había agotado. ¿A quién le importa un carajo quién pudiera verlo cubierto con la túnica amarilla del emperador mientras dormía en su estudio?

♦ ♦ ♦

Cuando se despertó, ya era un nuevo y hermoso día. El emperador estaba a su lado para sostener el cielo en caso de que este comenzara a derrumbarse. Podría continuar llevando su vida como antes, libre de preocupaciones y trabajando como el ministro asistente del Ministerio de Ritos.

¡Eso es perfecto!

Y amar de todo corazón al emperador era la mejor forma de devolverle la confianza otorgada.

Queridos lectores, ¿dicen que esto no es justo? Uno está listo para golpear y el otro está listo para soportar. Todo el mundo es así, no existe lo justo ni lo injusto. Si en este momento, las personas involucradas son felices, eso es suficiente. Nosotros, los transeúntes insignificantes, no tenemos por qué interferir.

El emperador está más que dispuesto a cargar con el cielo por el ministro asistente del Ministerio de Ritos.

El cielo otoñal estaba despejado y el aire era vigorizante. Una tarde pacífica y tranquila, cuando varios ministros de altos cargos vinieron a discutir asuntos gubernamentales con el emperador en el estudio imperial, experimentaron una ilusión. El tiempo parecía haber regresado a ese día medio año atrás.

El emperador leía con seriedad los documentos con seriedad, evaluándolos.

El ministro asistente del Ministerio de Ritos dormía allí tranquilamente.

Un hilo invisible parecía conectar a ambas personas.

Los oficiales de altos cargos, finalmente, abandonaron sus sospechas, las cuales fueron reemplazadas por un claro entendimiento en su corazón. Algunos fruncieron el ceño mientras que otros sonrieron, pero nadie expresó su desacuerdo.

En cuanto a la relación ilícita… Mejor dicho, romántica, si no le estaba haciendo daño al país ni le estaba ocasionando sufrimiento al pueblo como para despertar la indignación tanto de los hombres como de los dioses, ¿qué tenían los espectadores que decir al respecto?

Se encontraban en una era pacífica y floreciente, el tiempo era bueno para los cultivos, el país prosperaba y la gente estaba en paz.

♦ ♦ ♦

—Originalmente, pensé que el palacio ocasionaría tantos problemas que ni siquiera las gallinas o los perros podrían vivir en paz y que hombres y caballos serían derribados[1] —planteó Li Con Qing este asunto de forma inesperada mucho tiempo después. Parecía decepcionado.

—¿Acaso quieres que eso suceda? —Le preguntó Song Yu—. Si quieres que ni las gallinas ni los perros puedan vivir en paz y que tanto los hombres como los caballos enloquezcan, entonces te lo concederé.

—No, solo lo dije de forma aleatoria.

—Yo también contesté de forma aleatoria.

—Ai, ai… Al impresionante emperador, quien gobierna por virtud, ha comenzado a imitar mi acento.

—Porque bebo los fluidos de tu boca todos los días.

—Su Majestad el emperador, por favor, ¿podría no decir cosas indecentes con un rostro tan serio? =_=

—Puedo hacerlo, pero primero dame un beso, entonces te comenzaré a hablar de cosas serias con un rostro indecente. ^_^

—Este no es el emperador… Este no es el emperador… =口=

—Qué entretenido, ¿cómo puedes ser tan lindo? ^_^

—El emperador olvidó que yo, su hermano, sigo aquí… Quiero vomitar… 囧rz

—Hermano, promocioné tu trasero al gran y poderoso, sabio y brillante Su Majestad el emperador y resultó ser la mejor inversión de esta vida. ¡Ja, ja, ja! $▽$


Shiro
Me parecieron refranes populares muy pintorescos por lo que no los modifiqué. ^^o

[1] «Ni las gallinas ni los perros podrán vivir en paz» significa una gran conmoción. Mientras que «hombres y caballos derribados» significa caer en confusión.

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