El Perezoso maestro espadachín – Capítulo 11: Palomitas de Maíz (2)

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


—Ah, él está aquí.

¿Cuántos minutos habían pasado? Ian arrastró su cuerpo exhausto de regreso a la habitación de Iris. Riley, que había estado sentado, tranquilamente, hasta ahora, se levantó para saludarlo, como si hubiera estado esperando este momento.

— ¿Cómo estuvo?

Riley le preguntó a Ian, que parecía que no podía creer lo que había sucedido. Como si estuviera fuera de sí, Ian no pudo articular una respuesta. Tanto Iris como Sera, que no sabían por qué preguntaba el niño, solo podían inclinar la cabeza con una mirada perpleja.

—Señor Ian, ¿dónde has estado? Te fuiste tan rápido después de regresar con el joven maestro.

—Ian, ¿estás bien? No te ves muy bien.

—Bueno eso es…

Ian continuó abriendo y cerrando la boca repetidamente, hasta que, finalmente, logró hacer un sonido.

—Fue Lady Orelly.

— ¿Perdón?

— ¿Qué?

—Fue Lady Orelly la que estuvo detrás de todo.

Ian se cubrió el ceño con las manos y continuó explicando. Lo hizo mientras se mencionaba a sí mismo que simplemente no podía creer lo que acababa de ver.

—El veneno que se puso dentro de la sopa de Lady Iris…

— ¿Eh?

Solo había una conclusión a la que se podía llegar después de escuchar esto y, las palabras que fueron cortadas de antes.

Lady Orelly… ¡ella fue quien envenenó la cena de Lady Iris!

Ian, quien había dicho esas palabras e Iris, que las había escuchado. Ambos, permanecieron tan silenciosos como estatuas. Este era un asunto que pondría la mansión al revés.

—No puede ser, ¿verdad?

—Lady Iris…

—Ian, seguramente… Lady Orelly nunca lo haría.

Iris, que estaba metida en su cama, estaba firmemente sujeta al borde de la manta.

Aunque, había recibido regaños de Lady Orelly a menudo, como una mujer que compartía el mismo esposo, Iris creía que ella sería la última persona responsable de ello y, por lo tanto, presionó a Ian una vez más.

—Madre, está bien.

Riley se aferró al hombro de su madre. Mas calmada, dejó de interrogar a Ian y se mordió el labio.

—Ian.

Riley llamó a su mayordomo. La cara seria que estaba haciendo, era para mostrar que nada de lo que había dicho era falso.

—Imposible.

Los hombros de Iris cayeron, ante la impactante noticia. Al mismo tiempo, la mandíbula de Sera también cayó.

Los celos y el odio de lady Orelly hacia lady Iris era algo que todas las criadas de la mansión sabían…pero, nunca hubiesen esperado que fuera lo suficientemente significativo como para intentar un asesinato.

— ¿Qué pasa con padre?

Con una actitud tranquila, Riley le preguntó a Ian, como si lo hubiera esperado. Ya que él fue el primero en descubrir la verdad por sí mismo.

—Actualmente, está manteniendo una discusión.

Ian respondió con voz cansada. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había peleado. Y, con tales noticias impactantes en la cima, incluso el espadachín más experimentado estaría cansado, tanto física como mentalmente.

—Fue el papel. El Maestro Riley encontró ciertos pedazos de papel en la mansión y…

Ian se inclinó hacia la puerta y continuó hablando. Todo comenzó con los trozos de papel que Riley había encontrado.

—La letra en el papel era de Lady Orelly. Entonces, después de leerlo…

—No…

—La carta contenía una solicitud de veneno que podía usarse contra lady Iris. Y…

—Espere señor Ian.

Sera cortó las palabras de Ian. El sudor frío, que apareció en su rostro, mostraba lo nerviosa que estaba. Lo que vendría después de eso, era algo mucho peor que el simple veneno. Esa era su expectativa.

—Es una mentira, ¿verdad?

Ian se calló.

♦ ♦ ♦

El ambiente en este lugar era tan frío como una noche invernal.

— ¿Por qué? —Stein preguntó después de mirar sin comprender el papel en su mano.

Orelly no pudo responder.

— ¿Por qué envenenaste la sopa de Iris?

El conde Stein preguntó una vez más, su tono era condenador. La pregunta no fue dirigida a Orelly esta vez, sino al hombre encapuchado.

La segunda pregunta también fue recibida con silencio. Aunque la cara del hombre encapuchado aún estaba oculta, considerando que tanto él como Orelly estaban parados juntos, parecían tener una relación amistosa.

—No creo que haya ninguna razón para tal acción.

Como no hubo respuesta, Orelly apretó los puños. Ella parecía furiosa.

—Orelly.

Finalmente, el hombre encapuchado habló, con una voz cargada de preocupación. Stein frunció el ceño cuando la voz le pareció familiar.

— ¡Esta voz…eres…!

Al darse cuenta de que su fachada estaba rota, el hombre encapuchado levantó las manos. La tela negra, que cubría su rostro, cayó lentamente hacia atrás.

Una cara que Stein conocía demasiado bien apareció. El hombre que era el maestro del gremio de comercio, Tes.

— ¿Padre…?

La cara de Stein, que había estado recuperando la calma se retorció una vez más. Se sintió traicionado. Por el famoso Tes, un supuesto simple comerciante…

Por su propia familia…

—Hah…

Estaban íntimamente unidos con el tan despreciado gremio de asesinos y él, no estaba al tanto de esos hechos.

—Me siento como un tonto.

— ¿Un tonto…?

Una voz vacilante respondió, después de escuchar la palabra tonto. Orelly, que había estado en silencio hasta ahora, abrió la boca.

— ¡Soy yo quien se siente como una tonta, yo!

La fría mirada de Stein se volvió hacia Orelly. Orelly levantó lentamente la cabeza, con lágrimas en los ojos y miró a Stein.

—Si me hubieras mirado solo una vez…después de la boda. ¿Hubo alguna vez en que me miraras con amor?

Ella comenzó a hacer un diluvio de quejas; era como si una presa estallara. Ella habló con sus puños cerca de su pecho, temblando más fuerte que su voz.

— ¡No solo fue a mí, sino también con Ryan y Lloyd! ¿Alguna vez has sido amable con tus dos hijos?

Stein no respondió. Continuó mirando a Orelly, su mirada permanecía sin cambios.

— ¡Qué mal hicieron para merecerlo! ¡Qué hice mal! ¡Comparado con ese inútil de Riley, y esa perra Iris! ¡Soy mucho más…!

Orelly comenzó a jadear frenéticamente por aire, ya que se había quedado sin aliento, y luego continuó.

—Obtuve todo lo que quería. Pude obtener todo lo que quería. Conseguiré todo lo que quiero. Entonces, entonces…

Los ojos de Orelly comenzaron a temblar. Su mensaje original desapareció, reemplazado por algo horrible, que se había ido acumulando desde que era joven. Como hija del famoso comerciante, obtuvo todo lo que quería e hizo todo lo que quería.

La fea vida que había llevado, mostrando su avaricia al máximo, finalmente, estaba saliendo de su caparazón.

— ¡Tu corazón también, lo tendré…lo haré…!

Orelly, que estaba haciendo un discurso acalorado, de repente, cerró la boca. Podía sentir la intención asesina frente a ella.

Un hombre que nunca había visto antes, estaba parado frente a ella.

— ¿Eso es todo?

La idea ¿Crié mal a mi hija? Finalmente, cruzó la mente de Tes.

—No…

Lady Orelly retrocedió lentamente, finalmente, volviendo a sus sentidos. Con la cara pálida, se dio cuenta del error que había cometido en su cabeza.

—No, no… ¡No! ¡No! ¡Yo…!

Entonces, ella comenzó a tirar de su cabello furiosamente. Se agarró el pelo con tanta fuerza que sus uñas postizas comenzaron a caer sobre la alfombra.

—Nunca quise esto…

Stein le dio una orden a Orelly que parecía perdida.

— ¡Sal!

Salir.

—Vete de este lugar.

— ¿Qué?

Orelly respondió con una estúpida mirada en su rostro.

Stein no respondió.

Él, simplemente, le envió una mirada, indicando que si ella no escuchaba, la mataría aquí y ahora. Tal era la intención asesina que giraba a su alrededor.

— ¡Padre! Los asesinos se han retirado…

En la habitación, que parecía a punto de explotar en cualquier momento…el primer y segundo hijo de la casa, entraron en la oficina.

Parecían haber estado en combate hasta hace poco, con su ropa en completo desorden.

— ¿Padre?

—Madre, tú también estabas aquí. Pero… ¿por qué la atmósfera en la habitación parece estar mal?

♦ ♦ ♦

— Parece que finalmente ha comenzado. ¿Qué tan enojado debe estar para que sea así? 

Incluso a distancia, Ian temblaba al sentir la intención asesina de Stein, tan clara como el día. Finalmente, parece que la persecución por los hechos ocultos del pasado ha comenzado.

— ¿Joven maestro?

Dónde estaba el conde Stein…mientras Ian imaginaba cómo era la vista más allá de la pared, lentamente giró la cabeza, ya que ya no podía sentir la presencia de alguien.

— ¿Joven maestro?

— ¿Riley?

Como no hubo respuesta, después de que Ian llamó, Iris comenzó a mirar alrededor de la habitación, para localizar a su hijo. Había estado sentado en la cama, mientras se lamía los labios un momento antes…y ahora, había desaparecido.

— ¿Eh?

Sera también se dio cuenta de que Riley había desaparecido y abrió mucho los ojos.

— ¡Joven maestro!

— ¡Joven maestro!

— ¡Riley!

Riley se había desvanecido en el aire. En un momento en que los asesinos todavía podrían estar merodeando por la mansión. La palabra “secuestro” pasó por la mente de los tres.

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