El Sentido Común de la Hija del Duque – Capítulo 249: Adiós (1)

 Traducido por Shisai

Editado por Meli

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Qué tonto…  pensé y me reí.

¿Por qué su pureza era tan absurda? No se parecía en nada a un miembro de la realeza. Claro, por eso lo elegí como objetivo para infiltrarme en la familia real.

Si él hubiera pensado un poco más, lo habría entendido. Ya no tiene un puesto en este palacio. Cualquier posibilidad de que se convierta en rey ha sido eliminada.

Las únicas personas que lo podrían ayudar también habían perdido sus posiciones. Todo lo que hacían ahora era mirarlo mientras se desangraba.

El estado del primer príncipe era sólido como una roca. Que pudiera obtener una comprensión completa del palacio fue impactante.

Intentar recuperar el trono en estas circunstancias… Era casi imposible. Fue un idiota por haberles creído, al igual que las personas que lo rescataron.

No, yo también fui una gran idiota.

La gente del primer príncipe estaba esparcida por todo el palacio. No había posibilidad de que los espías del reino de Towair permanecieran ocultos.

Varias personas ya habían sido descubiertas y arrestadas. En estas circunstancias, Divan nunca enviaría a nadie para salvarme. No haría algo tan inútil.

Y, sin embargo, todavía confiaba en esa posibilidad, incluso cuando se acercaba a cero. Yo no era más que una idiota también.

Si me apuntasen con espadas aquí, no tendría otra opción más que la muerte. Pero morir aquí tampoco estaba mal.

No estaba arrepentida, solo insatisfecha, pero no había nada que pudiera hacer al respecto en este momento. Además, estaba cansada… cansada de vivir.

Y sin embargo, él… Edward, me protegió. Sobre sí mismo, me eligió a mí.

Sus intenciones fueron suficientes para conmoverme; nadie me había ayudado así antes, nadie quería protegerme.

Mi madre estaba consumida por su amor perdido, el odio a su propia posición. Ella no tenía tiempo para mi existencia. Por otro lado, mi padre nos había abandonado con facilidad, y sólo regresó cuando vio mi utilidad.

Divan… aunque me enseñó habilidades para sobrevivir, solo se acercó a mí para usarme.

Edward… él fue el único que no me había abandonado en estos momentos finales. Solo él me protegió.

¿Por qué él de todo el mundo? Esta era una pregunta estúpida.

Él me había dicho «te quiero» una y otra vez. Quería pasar el resto de nuestras vidas juntos, para protegerme. Siempre que lo escuché lo negué en mi cabeza y me convencí de que no servía de nada, porque terminaría abandonándome de todos modos cuando perdiese mi utilidad.

Pero estaba equivocada, él realmente había dado su vida por mí. Fue en el  momento en que me di cuenta de eso, que algo cálido entró en mi corazón.

—Idiota… Realmente eres un idiota —dije con una risa y las lágrimas brotaron libremente. Me incliné para tomar sus manos con fuerza.

—S-sí —contestó con su último aliento y me sonrió.

—Qué idiota.

Sus manos de repente se volvieron pesadas. No pude hacer nada más que mantenerlas quietas.

En ese momento, apareció una mujer que no encajaba en absoluto en este lugar. Se materializó a través de la pared, los dos caballeros, de mediana edad, que la acompañaban estaban conmocionados.

—Es bueno verte de nuevo, Yuri Noir. —Me saludó.

La ignoré, me negué a mirarla. Aún sostenía aún las manos de Edward con fuerza.

Se dio por vencida y se alejó después de una profunda respiración.