El Sentido Común de la Hija del Duque – Capítulo 250: Adiós (2)

Traducido por Shisai

Editado por Meli

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—Incluso bajo arresto, Edward seguía siendo miembro de la realeza. Dañar a la realeza es un delito bastante grave. Espero que no creas que pueden escapar fácilmente.

En respuesta a sus palabras y a la extraña, pero cálida sonrisa de lady Leticia. Los rostros de los hombres palidecieron.

—¡Yo, me acaban de invitar aquí…!

—¡A mi también!

Los dos caballeros lucharon por escapar, pero Rudy los detuvo.

—¡Fuera de mi camino!

Desenvainaron sus espadas y Rudy hizo lo mismo en silencio.

—Lady Leticia.

Él no hizo una pregunta, pero ella asintió con una sonrisa.

—Sí, señorita. —Rudy dio un paso hacia ellos, asestó un golpe a cada uno, y derribó a los dos caballeros.

Fue una victoria asombrosa, más que suficiente para mostrar la diferencia de poder. Sin embargo, la expresión de Lady Leticia ni siquiera cambió. Solo vio cómo sucedía todo en silencio.

A Yuri no parecía importarle en absoluto.

Quien reaccionó con más fuerza fue el hombre de mediana edad que había estado detrás de Edward. Se dio cuenta de la gravedad de la situación, se acurrucó y se estremeció.

—¿P-por qué, señorita…?

—Ah, no entré en escena hasta después de que te encarcelaran en casa. ¿Y sin embargo, sabes quién soy? —Tenía una expresión burlona—. Sabía que vendrías aquí hoy.

—¡¿Qué…?! —El hombre estaba anonadado.

—He estado pendiente de tus movimientos por un tiempo. Pero elegí dejarlo pasar por un tiempo.

—Entonces, ¿sabía que las cosas terminarían así…?

—De ningún modo. No sabía que este hermano mío protegería a Yuri. Por otro lado, facilita las cosas. Rudy, arréstralo y llévatelo.

—Pero…

—No se preocupe por mi protección. Somos los únicos aquí. Vuelve por mí cuando esté en la cárcel.

—Sí, señorita.

En medio del colapso, Rudy agarró al hombre con tranquilidad, y se lo llevó de la torre.

Nos quedamos allí el príncipe Edward muerto; Yuri, quien estaba sentada a su lado y lady Leticia, a quien acompañaba. No pude evitar sentirme confundido pero solo podía mirar desde un lado.

—Justo ahora. —Yuri habló en voz baja—. Justo ahora, dijiste que era más fácil de esta manera. ¿Ya planeabas matar a Edward?

—Hm. ¿No  tratabas a este hermano mío como nada más que una herramienta?

—¡Mmph! —El rostro de Yuri se contrajo—. ¡Por favor, dame una respuesta real!

—¿No crees que incluso si no hiciera nada, todavía se desharían de ti? Pero sí, admito que quería que esas personas asumieran la culpa para que pudiéramos deshacernos de él.

Las frías palabras de Lady Leticia dejaron a Yuri en estado de shock.

—¿Por qué? ¿No es tu hermano?

—Aunque solo nos hemos visto una vez y nunca hemos hablado… Tienes razón.

—¡¿Entonces por qué…?!

—Porque era necesario.

Esta declaración fue como un chorro de agua fría para Yuri.

—Si lo dejaba vivir, solo se convertiría en la raíz de más problemas. Aparecerían más personas como el hombre de ahora, buscando empujarlo al trono. En este momento, nuestro país no tiene capacidad para más caos interno. Yuri, ¿no querías que este país fuera destruido? Jamás te importó cuánta sangre se derramara para lograr tus objetivos.

—¡No soy como tú! ¡Sacrificaste a tu propia familia!

—Sí. Pero soy de la realeza. Si es necesario para proteger este país, me convertiré en un demonio vengativo.

—¡Mm!

—Perdón por la espera, Lady Leticia.

Rudy había regresado con varios caballeros a cuestas.

—Ah, parece que todavía tenemos tiempo de sobra.

—Lo entregué a los guardias y regresé.

—Está bien. Lleva a Yuri de regreso a su prisión y ocúpate de mi hermano.

—Sí, señorita.

—Bern, Rudy, volveré. Lo mejor para ti, Yuri.

Yuri aún tenía palabras que decir, pero lady Leticia se dio la vuelta antes de escucharla. Rudy y yo hicimos lo mismo.

Nuestros pasos resonaron a través de la torre mientras bajábamos las escaleras. A diferencia de cuando llegamos, nadie habló ahora.

—Lady Leticia.

—¿Qué pasa, Bern?

—El príncipe Alfred sabía que esto sucedería. ¿Es por eso que le entregó las cosas?

—Sí y no.

Me rasqué la cabeza ante su respuesta.

—Mi hermano solo quería que se mostraran para poder manejarlos cuando regresara. Solo quería que los arrestaran. Fue idea mía deshacerme de este hermano mío. Después de todo, con él en el campo de batalla tenemos que reducir nuestro riesgo de caos en el palacio.

—¿Por qué? —Se rió, aunque sonaba preocupada—. Preguntas porque ¿me tienes miedo?

Salimos de la torre, el exterior era brillante y hermoso. Pero la atmósfera lúgubre entre nosotros era similar a la del interior de la torre.

—Solo quería saber por qué tomó una decisión que la haría reprimir y sangrar.

Ella levantó la mano sorprendida. Parecía que ni siquiera se había dado cuenta que la palma de su mano sangraba.

Sorprendido, Rudy agarró una tela para envolver sus manos y detener la hemorragia.

—¿Por qué debe ponerse en tal dolor?

Después de un prolongado silencio ella respondió a mi pregunta.

—No puedo permitirme sentir dolor —confesó con los labios temblorosos.

Sus suaves palabras sonaron más claras que nunca.

—Fue mi decisión actuar, mi responsabilidad, mi carga. Sentir dolor es como escapar de una carga que debería llevar por mí misma.

—Ya que ha elegido este camino. ¿Significa eso que seguirá decidiendo de la misma manera?

—Sí. Con lo lejos que hemos llegado, no puedo detenerme aquí. El camino por delante será espinoso, pero… —Apretó los labios para cerrarlos—. Si tan solo esto pudiera ser el final de situaciones donde mi mano es forzada. Aunque no me arrepiento de nada —Una triste sonrisa apareció en su rostro—. Rudy. Por favor, entierra a ese hermano mío con grandes honores.

—¿Es ese el curso correcto?

—No necesitamos llamar la atención. El testimonio de ese hombre será suficiente para notificar a otros de su muerte. Es solo un momento de autosatisfacción para mí.

—No. Si lo hubieras castigado aún más, todos te temerían. Creo que esta es una mejor opción. Aunque pueda parecer ingenuo, estoy feliz de recibir esa orden de usted.

—¿Es ese el caso? Entonces, gracias.

—Sí, señorita.

Lady Leticia regresó a su propia habitación y Rudy se fue de inmediato para cumplir sus órdenes. Ella parecía agotada mientras se hundía en una silla cercana.

—¿Necesita que te traiga algo? —pregunté, preocupado.

—No, no ahora. —suspiró profundamente—. Para ti esta debe ser una pregunta difícil. Avísame si no quieres contestar. ¿Cómo te sientes con su muerte?

—Pasé con él mucho tiempo… y sin embargo ahora parece corto —expresé mis pensamientos tan claro como pude—. Justo como dijo. Si es posible, prefiero no volver a sufrir circunstancias como esa. En ese momento… si hubiera actuado de otra manera, tal vez las cosas hubieran sido diferentes. —Me burlé de mi comentario—. Terminamos tomando un camino diferente, aunque no según mi propia elección. No, fue solo porque tuve suerte. Las personas de mi familia me perdonaron lo suficiente como para mostrarme la verdadera amplitud de este mundo. Si no lo hubieran hecho, yo también habría terminado así.

—En efecto.

—Estoy lleno de compasión y arrepentimiento. Pero no me detendré. Disfrutar de mi fortuna es como escapar de mis propios pecados. Mi existencia es solo para servir al país —Cerré los ojos mientras hablaba.

—Bueno, entonces volveré a preguntar. ¿Caminas por el mismo camino que yo?

—Mi respuesta es la misma, siempre que recorra el camino de servir al país, la acompañaré desde el fondo de su corazón.

Ella sonrió gentilmente ante mi respuesta.

—Ya veo. Ahora, volvamos al trabajo.