Katarina – Volumen 9 – Capítulo 1: La ciudad Puerto Océano (4)

Traducido por Shisai

Editado por Sharon


Caminamos en silencio todo el camino de regreso y, cuando finalmente llegamos a la cocina, fuimos recibidos por una hilera de sabrosos platos colocados sobre la mesa. Esos definitivamente no estaban allí cuando nos fuimos.

—Intenté cocinar algo con los ingredientes de Regina. ¿Qué opinas? —preguntó María.

—¡Es muy rápida! —exclamó Regina en estado de shock.

—Si. Increíble, ¿eh? —concordó Lahna.

¿Qué les dije? María es la mejor.

—Ahora que estamos todos aquí, deberíamos probarlos —dijo Regina, dándonos a cada uno un plato pequeño y un tenedor.

—¡Hurra! ¡Finalmente! —dije. Después de empujar ese carrito lleno de comida, me moría de hambre. Tomé el primer bocado sin esperar ni un segundo—. E-Esto es…

—¿E-Es malo? —preguntó María, preocupada.

—¡Para nada! Es delicioso. Sabía que eras una buena cocinera, pero esta es la primera vez que puedo comer algo tan pronto como lo cocinaste. ¡Y es genial! —le expliqué y el rostro de María se iluminó con una sonrisa.

—Es verdad, esto es realmente bueno —dijo Regina, llevándose una mano a la mejilla.

—Como si pudieras entenderlo. Es muy bueno —dijo Lahna mientras movía su tenedor para tomar otro bocado.

Incluso Sora estaba murmuró que estaba delicioso sin dejar de masticar, con una apariencia impresionada.

—Lo sé, ¿verdad? María es una gran cocinera. Ni siquiera perdería contra un profesional —declaré, orgullosa de mi amiga.

—Lady Katarina, está exagerando… —dijo, sacudiendo la cabeza mientras se sonrojaba.

Regina, después de felicitar el sabor una vez, siguió comiendo en silencio. Finalmente se puso de pie.

—¡Esto es bueno! ¡Estás a la altura de los cocineros profesionales que he contratado antes! María, ¡vuelve a cocinar! ¡Vamos a servir tus platos!

—¿Quieres decir… ? ¿Ahora mismo?

María fue la que se había ofrecido a cocinar en primer lugar, pero ahora que de repente le dijeron que lo hiciera, parecía desconcertada.

—¡Exactamente! ¡De inmediato! —sonrió Regina, ignorando la conmoción de María—. Es casi la hora de cenar y quiero servir las cosas que preparas. ¡Empecemos a prepararnos!

Parecía tan convencida de lo que estaba diciendo que nosotros, como sus empleados, solo pudimos obedecer, y comenzamos a prepararnos para la cena de acuerdo con sus órdenes.

El restaurante del puerto ya estaba abierto para la cena.

Me puse el uniforme de camarera que recibí y fui al comedor.

Se suponía que María serviría las mesas conmigo, pero ahora estaba trabajando en la cocina, y Sora estaba parado en una esquina como guardia de seguridad.

La anciana que normalmente trabajaba aquí y yo éramos las únicas sirviendo. Regina estaba parada detrás del mostrador para encargarse de las bebidas, por lo que no serviría entre los clientes.

La pareja de ancianos llegó aproximadamente una hora antes de abrir. Eran personas tranquilas y amables que habían estado trabajando aquí desde el inicio, lo que los hacía casi más conocedores que la propia Regina. La anciana me dio una explicación detallada de lo que se suponía que debía hacer y luego me dijo que fuera a decirle si tenía algún problema. Esas palabras me dieron fuerza, pero mientras estaba allí esperando a que abriera la tienda, me sentí ansiosa.

No había trabajado como mesera desde mi vida anterior, después de todo. En ese entonces, había llegado al punto en que el gerente del restaurante me elogió por mi trabajo, pero las cosas probablemente eran diferentes en este mundo. Me preguntaba si sería capaz de hacerlo… pero, de nuevo, no tiene sentido preocuparse. ¡Sólo tenía que hacerlo!

Justo cuando encontré la motivación para no rendirme, escuché el timbre y vi entrar al primer cliente.

—¡Bienvenidos! —dije con una sonrisa.

♦ ♦ ♦

La campana sonó cuando salió el último cliente de la noche.

—¡Gracias! ¡Por favor venga de nuevo! —dije antes de dejar escapar un suspiro de alivio.

Toda la ansiedad que tenía al principio desapareció rápidamente cuando el entrenamiento y la experiencia de mi vida anterior entraron en acción, y de alguna manera logré terminar mi primer turno como mesera en este mundo.

En todo caso, esto fue mucho más fácil que trabajar en un restaurante familiar japonés. Solo había unos pocos elementos en el menú, podía anotar los pedidos en papel en lugar de ingresarlos en una terminal de computadora y, como Regina nos había dicho antes, no había tantos clientes.

—Lo hiciste bien, niña —dijo la anciana que trabajaba conmigo con una sonrisa.

—¡Gracias! —respondí, sonrojándome por su cumplido. En ese momento, Regina también salió de detrás del mostrador para acercarse a mí.

—Me sorprendiste. Cuando leí sobre tu experiencia, pensé que no podrías hacer mucho en absoluto, pero demostraste que estaba equivocada. Los clientes también te elogiaron.

—¡G-Gracias! —tartamudeé, sonrojándome aún más. No estaba acostumbrada a que me elogiaran.

—Tuvimos más clientes de lo habitual hoy, así que me alegro de que estuvieras aquí ayudándome —dijo la anciana.

—¿Sueles tener menos gente? —pregunté, confundida. No estaba tan desierto como había dicho Regina, pero pensé que solo estaba siendo humilde.

—Sí. Por lo general, la mayoría de los asientos están vacíos —admitió Regina sin pestañear—. Pero la noticia de que estamos sirviendo la comida de María en lugar de simplemente calentar cosas como de costumbre se extendió por todo el vecindario. A los clientes les gustaron sus platos, así que mañana podría estar tan ocupado como hoy.

Sus ojos ya brillaban ante la idea.

Cuando nos explicó por primera vez sobre el restaurante, sonaba muy distante, pero tal vez fue solo porque había perdido la motivación debido a la falta de clientes.

—Tal vez podamos llenar todo el lugar, como cuando el restaurante acababa de abrir —reflexionó la anciana mientras miraba a Regina cálidamente.

Estaba mirando a las mujeres, sintiéndome feliz por ellas, cuando Sora regresó. Había estado revisando fuera de la tienda y colocando el letrero de “Cerrado”.

—Bien hecho. Nadie que te vea trabajar así podría adivinar que eres una mujer noble —me dijo.

—¡Je, je, gracias!

Nunca había recibido tantos elogios en un solo día desde que renací.

—Entonces, ¿cómo te fue? —me preguntó.

—¡Muy bien! Muchos clientes vinieron a probar la cocina de María, y tal vez mañana también esté muy ocupada. ¡Tendremos que dar lo mejor de nosotros! —proclamé, agitando mis puños con entusiasmo, pero Sora suspiró.

—Me refiero a cómo fue nuestra misión. ¿Recibiste alguna información sobre el secuestro?

—¡Ah!

¡Estaba tan ocupada sirviendo mesas que me olvidé por completo!

—Te olvidaste de eso, ¿no es así? Justo como pensé. Sin embargo, tenías las manos ocupadas, ya que es tu primer día como mesera —dijo con aterradora precisión.

—L-Lo siento…

—Pero si mañana hay aún más clientes, la recopilación de información también será aún más difícil —dijo.

Pensé que el restaurante estando lleno era algo bueno, pero eso también significaba que no podía concentrarme en mi misión.

—Tienes razón… ¿Qué podemos hacer? —dije preocupada.

—No te preocupes —intervino Regina, quien estaba escuchando nuestra conversación.

—¿Eh? —la miré confundida.

—Yo seré el que recopile información —dijo con una sonrisa.

—¿Tú? ¿Cómo? —pregunté, recordando que, durante todo el tiempo que el restaurante estaba abierto hoy, ella nunca dejó su mostrador en la esquina. Es decir, verter bebidas ya preparadas de botellas en vasos.

Solo escuchaba las charlas de los clientes sentados cerca, probablemente tratando de ligar con ella, y ni siquiera parecía particularmente interesada en eso. No parecía que estuviera reuniendo información.

—En realidad, soy una usuaria de magia de viento. De esa manera, puedo controlar las vibraciones en el aire para captar sonidos distantes. Puedo escuchar casi todo lo que sucede dentro de este restaurante —dijo, explicando su increíble truco.

—¿Y estás recopilando información como esta todo el tiempo mientras la tienda está abierta?

—Sí. Siempre escucho a la gente hablar.

¡Eso es increíble! Parecía que estaba escuchando a medias al cliente frente a ella, ¡pero en realidad estaba trabajando! Después de todo, es una empleada respetable del Ministerio, pensé, pero…

—Bueno, para ser honesta, escucho principalmente rumores locales y cosas así porque estar parada allí sin hacer nada es demasiado aburrido. Puedo aprender mucho sobre esta ciudad —dijo, haciéndome insegura de lo que se suponía que debía pensar de ella. ¿Era una trabajadora respetable o no?

—¿Y escuchaste algo sobre el secuestro? —preguntó Sora.

—Uhm… No escuché nada sobre eso hoy. Pero cuantos más clientes tengamos, más probabilidades habrá de que encontremos algo —respondió. Luego me miró y dijo con una sonrisa—: Si todos trabajan duro, estoy segura de que encontraremos la información que necesitan.

Así que básicamente teníamos que atraer a más clientes.

—De todos modos, me preocuparé por la información para que puedas concentrarte en servir las mesas —concluyó antes de desaparecer en la parte trasera del restaurante.

Saber que podía concentrarme en una sola cosa fue un alivio, al menos.

Cuando se hizo la mayor parte de la limpieza, la pareja de ancianos se fue a casa y Sora y yo terminamos de ordenar el comedor.

María todavía estaba en la cocina, preparándose para el día siguiente. Parecía cansada después de tener que cocinar tanto en tan poco tiempo, pero cuando le contamos sobre los muchos clientes que había traído su cocina, se motivó aún más y prometió felizmente hacer lo mejor que pudiera al día siguiente.

Limpié el piso mientras pensaba en lo mucho que tenía que aprender de ella.

Este no es un restaurante de clase alta para nobles, y los modales de la clientela tampoco eran exactamente de clase alta. El piso no estaba muy sucio y afortunadamente estaba acostumbrada a este tipo de trabajo por el Ministerio. El comedor del restaurante era en realidad más pequeño que las enormes superficies que a veces tenía que limpiar allí.

Cuando casi habíamos terminado, comencé una conversación con Sora.

—Como también servimos alcohol aquí, me preocupaba que los borrachos me acosaran, pero afortunadamente no pasó nada de eso —le dije.

—Creo que eso se debe a que la mayoría de los hombres que vienen aquí a beber solo quieren una excusa para hablar con Regina. Ella es buena con ese tipo de chicos, así que no hubo ningún problema.

—Así que realmente no tienes mucho que hacer como portero, ¿verdad?

Escuché que, por aquí, muchos de los lugares que sirven alcohol contratan un portero por si acaso. Regina dijo que uno de otro restaurante venía de vez en cuando, pero ahora teníamos a Sora a cargo de ese papel. Al final, sin embargo, no pude verlo hacer nada.

—Correcto. De todos modos, creo que hemos terminado aquí. Vamos a la cama ya —dijo, tomando mi trapeador y caminando hacia la parte trasera del restaurante.

Todavía no era tan tarde, pero probablemente estaba cansado del nuevo y desconocido trabajo. Lo seguí y encontré a Regina, a quien pensé había dejado atrás, riéndose para sí misma en un rincón.

—La razón por la que no te acosaron borrachos —reveló—, es que él estaba constantemente al acecho. Tan pronto como alguien pensaba en molestarte, les miraba con tanta dureza que podían sentir cómo los apuñalaba. Y luego también acompañaría a esas personas fuera del edificio. Pero fue tan suave al hacerlo que ni siquiera te diste cuenta.

—No lo sabía.

Tal como ella dijo, no me había dado cuenta en absoluto. De todos modos, ¿por qué no me lo dijo?

—Él siempre está cuidando de ti —observó, y yo estuve de acuerdo.

Como colega y compañero recién llegado al Ministerio, siempre me estaba ayudando.

—Gracias por decirme lo que estaba pasando —le dije a Regina, antes de volver a perseguir a Sora.

Me estaba esperando en el pasillo que conectaba el restaurante con las habitaciones de los empleados.

Sora siempre me esperaba, ahora que lo pensaba. Nunca me dejaba atrás.

—Sora, escuché de Regina que en realidad estabas evitando que los borrachos me molestaran. ¡Lo siento, no me di cuenta! Gracias —le dije mientras estaba de espaldas a mí.

—Es para lo que me contrataron. No tienes que agradecerme —dijo sin rodeos.

—Pero siempre me estás salvando de una forma u otra. Gracias, de verdad —dije, tirando de él para que se diera la vuelta y volvió a despeinarme el pelo—. ¡¿Qué?! ¡¿De nuevo?! —Hinché mis mejillas con frustración, él se sonrojó y miró hacia otro lado.

Probablemente estaba avergonzado de que le agradecieran. Verlo sonrojarse así fue tan lindo que dejé de quejarme del alboroto. Estaba planeando preguntarle sobre María, pero en cambio fui testigo de este lado inesperado de él.

—Vuelve ya a tu habitación… 

—Bien. Buenas noches, Sora —le dije y me fui.

Trabajar como camarera por primera vez en este mundo realmente me había cansado. 

—Estoy agotada… —murmuré mientras me metía en la cama, y ​​segundos después, estaba dormida.

Shisai
Awwww, quiero un Sora

8 respuestas a “Katarina – Volumen 9 – Capítulo 1: La ciudad Puerto Océano (4)”

  1. Que ternura la sobreprotección de Sora, y es un alivio que María esté en la cocina o si no tendría muchos más problemas xd.
    Imagino que en el próximo capítulo se sepa algo sobre el secuestro, y estoy segura de que se van a volver a encontrar con Cesar (kemoción).
    Muchas gracias por traducir! <3

    1. Hasta ahora lo estaban subiendo cada dos semanas, pero no hay fecha para el próximo en el índice, tal vez lo sincronicen con el anime igual que el año pasado? 🤷🏼‍♀️

      1. Hola! El proximo cap sale el primer sabado de julio y volvemos a publicar de forma semanal en julio 😀 En festejo de que sale el vol 9 en ingles para comprar por amazon

  2. Gracias por el capitulo.
    Lindo momento, y sin Maria en el frente,claro que habria tipos acosando a Bakarina,pero tiene un buen perro guardián,y no me refiero a Pochi.
    La 2da temporada del anime esta cerca 😀

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