Katarina – Volumen 9 – Capítulo 2: Una reunión en el callejón (5)

Traducido por Shisai

Editado por Sharon


Había pasado un tiempo desde que encontré al gatito en el callejón. Últimamente, incluso había comenzado a comer directamente de mi mano. Antes de que me diera cuenta, iba a ese callejón para darle de comer siempre que pudiera. Era muy pequeño, pero probablemente entendía que salir de ese lugar era demasiado peligroso para él. O tal vez sabía que yo vendría a traerle comida. Cualquiera que sea el caso, él siempre estaba ahí.

Iba camino a darle un poco de jamón, como de costumbre, cuando encontré a alguien agachado junto al gatito. El callejón estaba tan oscuro que no me di cuenta hasta que estuve muy cerca.

—Encontré a este gatito y solo le estaba dando un poco de salchicha. ¿Es tuyo? —preguntó una chica de cabello castaño y ojos azules.

Venía a verlo todos los días, pero no era su dueño. Le dije que probablemente era un callejero. Decirle que lo estaba alimentando a menudo era un poco vergonzoso, así que terminé sonando un poco frío.

Ella no se inmutó por mi fría respuesta y me preguntó si sabía sobre sus padres. Le dije que estaban muertos o lo habían abandonado. Pasa muy seguido, incluso con la gente.

—¿Pero podrá sobrevivir por su cuenta? —preguntó ella. Obviamente, se crió en este país rico, y nunca tuvo que preocuparse por sobrevivir un día más.

Pero si el gatito no podía sobrevivir solo, simplemente moriría. Así es como funcionaba el mundo, y eso aplicaba a mí, a los otros niños de los barrios marginales y a este gatito. Le dije con tanta dureza como pude, para que se diera cuenta de que no quería mantener la conversación por más tiempo… Pero no pareció entenderlo. Ella era muy terca o muy tonta.

Me preguntó si planeaba quedarme con el gato. Le dije que no podía, porque no vivía aquí. Le pregunté lo mismo, para no tener que preocuparme por alimentarlo yo mismo. Desafortunadamente, ella dijo que tampoco vivía aquí. Tendría que irme eventualmente, y si este gatito encontrara un hogar, no tendría que preocuparme por él. La niña dijo que intentaría encontrar un dueño, y yo estaba sinceramente agradecido. Estaba empezando a encariñarme con este pequeño. Solo un poco.

—Sin embargo, no puedo traerlo de vuelta conmigo en este momento. ¿Crees que estará bien? —preguntó.

—Sí, él siempre está en este callejón. Debería estar bien incluso si vienes más tarde.

—Estoy muy feliz. Buscaré un dueño y, cuando encuentre uno, volveré a recogerlo.

—Como sea… yo también vendré a ver cómo está —dije. En realidad, pasaba por allí siempre que podía, pero no tenía que decírselo.

Me dijo el nombre del restaurante donde trabajaba y me sonrió. Realmente no podía decir lo que estaba pensando. Ella me llamó “joven”, lo cual sonaba raro, así que le dije mi nombre. Cuando me iba, se presentó como Katarina. Me sentí raro. Fue como una sensación de hormigueo en mi pecho.

Cuando volví al trabajo, la niña estaba llorando de nuevo. Los demás parecían molestos y me pidieron que hiciera algo al respecto. Suspiré y puse una sonrisa y mi voz más suave.

—¿Todo está bien? —le pregunté. No tenía ningún talento especial y ni siquiera había ido a la escuela. Esta farsa era todo lo que podía hacer.

Ese hormigueo en mi pecho se había ido.

Por la noche, como tenía algo de tiempo libre, fui a ver al pequeño. Estaba en el callejón, en su lugar habitual, y tan pronto como me vio, se acercó a mí. Había comenzado a hacer eso últimamente. Honestamente, estaba empezando a encariñarme. Si tuviera una vida normal, incluso consideraría quedarme con él. Le acaricié la cabeza y me ronroneó. Era tan pequeño y débil que sentí que tenía que protegerlo. Le di un poco de carne, pieza por pieza.

—¡Oh! —escuché una voz detrás de mí de repente. Era esa chica, Katarina.

Después de decirle que solo venía aquí de vez en cuando, me vio en el callejón nuevamente después de unas pocas horas. Bueno, esto era incómodo.

—¿Vienes a menudo? —preguntó dulcemente.

¿Está haciendo esto a propósito?

—No mucho. No tanto en absoluto.

—Pero también estuviste aquí antes…

¡¿No puedes captar una indirecta ?!

Inventé una excusa por tener alguna otra razón para estar por aquí, y finalmente dejó de fastidiarme por eso. Pero su sonrisa inocente me estaba molestando mucho.

Al menos lo que me dijo después lo compensa. Me informó que había encontrado a alguien que, tal vez, podría darle un hogar. Solo teníamos que esperar la respuesta. Si encontraba un hogar, no tendría que preocuparse por pasar hambre. No tendría que preocuparse por morir. Miré al gatito, que se había estado escondiendo detrás mío desde que Katarina entró en el callejón. Dejé escapar un suspiro de alivio.

Luego me dijo que quería mi ayuda con algo. Sospechando, le pregunté para qué, y comenzó a sonreír.

—Bueno…

Al día siguiente, nos encontramos en el callejón como habíamos acordado. Todavía era temprano, así que estaba alimentando al gatito. Era lindo verlo comer de mi mano.

Después de un tiempo, ella llegó, luciendo como si hubiera corrido aquí. Me preguntó si había estado esperando mucho, pero le dije que no. Después de todo, vine temprano porque quería.

Luego dijo que encontró a alguien que quería quedarse con el gatito. Él estaría bien… Y una chica tan entrometida como esta estaba destinada a encontrar a alguien que fuera amable con él. De ahora en adelante, no tendría que preocuparse por tener hambre, frío o exponerse a otro peligro. Estaba tan feliz por él que las comisuras de mi boca se curvaron en una sonrisa.

—¡Oh! —exclamó sorprendida, mirándome.

Ella me vio sonreír… Sonreí mucho por el trabajo, pero siempre era falso. Esta fue probablemente la primera vez desde que era un niño que alguien me había visto sonreír de verdad, y me sentí muy avergonzado. O tal vez fue la primera vez que sonreí de verdad desde que era un niño, sin importar si alguien lo vio o no.

—¿Qué? —gruñí, sonando molesto por lo incómodo que me sentía.

—No, no es nada —respondió. Finalmente demostró que podía entender una indirecta… a veces.

Entonces decidimos que era hora de ir a lavar al gatito. Lo atraje más cerca de mí con un trozo de carne y luego lo levanté con cuidado. Le había acariciado la cabeza antes, pero nunca lo había tomado en mis brazos. 

Él es muy ligero, pensé que intentaría escapar, pero se quedó allí sentado en mis brazos. Me sentí cálido… ¿Eso era algo especial en los gatitos pequeños? ¿O eran otros seres vivos así también?

Katarina me mostró el jardín donde lo íbamos a bañar. Ella preparó un balde lleno de agua y una botella de champú.

Cuando la vio arremangarse, el gatito comenzó a temblar.

Lo bajé con cuidado en el cubo lleno. Parecía asustado, probablemente porque era la primera vez que tomaba un baño. Le acaricié la cabeza y le dije que estaba bien, y se calmó.

Lo estábamos bañando porque Katarina dijo que estar tan sucio podría terminar enfermándolo, e incluso si no fuera así, le resultaría más difícil encontrar un hogar. Prometí ayudarla, en parte porque lo que dijo tenía sentido, y en parte porque el gatito le siseaba cada vez que intentaba acercarse demasiado.

Cuando tomó la botella de champú en su mano, él siseó aún más fuerte de lo habitual. Pensé que no podría lavarlo y ella debió haberse dado cuenta de lo mismo.

—Arneau, digamos… ¿Crees que podrías hacerlo? —preguntó mientras me pasaba el champú.

Nunca había lavado a un animal tan pequeño, pero no podía dar un paso atrás después de llegar tan lejos. Comencé a restregarlo, asegurándome de no lastimarlo. Una vez que terminé, le pregunté qué pensaba.

Dijo que se veía todo bien y limpio, y que ahora podíamos secarlo.

—¡Mira lo brillante que es! Entonces solía ser de color marrón oscuro… —comentó después de que terminé con el secado. Ella tenía razón. Casi parecía un gato diferente. Ahora puede encontrar la felicidad…

De la nada, Katarina dijo que el gatito y yo teníamos el mismo color de pelo.

Tiré de mi cabello hacia mi cara y lo revisé. Realmente nunca me miré el pelo, así que no me había dado cuenta, pero ella tenía razón. Fue solo una coincidencia, por supuesto. Pero entonces… ¿por qué me sentí tan feliz por eso? ¿Por qué mi pecho se sentía tan caliente?

—Por cierto, estaba planeando entregar el gatito al nuevo dueño hoy en el restaurante del puerto. ¿Podrías traerlo allí más tarde? —pidió.

Le pregunté por qué tenía que hacer eso, pero ella llegó casi al punto de suplicarme, así que finalmente cedí. Quería ver quién se lo iba a quedar y si era alguien que pudiera hacerlo feliz.

Incluso después de separarme de Katarina, todavía me sentía cálido por dentro. El gatito era muy lindo… Me recordó algo. Algo de mi infancia en los barrios marginales.

Un día, un adulto entró en los barrios marginales. No era como los demás adultos que nos rodeaban. Empezó a enseñarnos muchas cosas a los niños. Y cuando estaba cerca de él, sentía calor en mi pecho, al igual que con el gatito.

No sabía por qué me sentía así, y me sentí incómodo, así que traté de evitarlo. A uno de los niños más cercanos a mí, sin embargo, le gustaba mucho ese hombre y siempre estaba cerca de él. Recuerdo lo feliz que sonaba cuando ese hombre le puso un nombre.

Un día, el niño vino a hablar conmigo. Iba a ir a buscar medicinas, porque el hombre se había enfermado. Nunca volví a ver a ese chico.

Más tarde escuché un rumor de que lo atraparon robando y luego lo vendieron como esclavo. 

Qué idiota, pensé. No hay nada que podamos hacer para ayudar a otras personas. Apenas podemos hacer lo suficiente para ayudarnos a nosotros mismos.

Me preguntaba cómo estaría ese chico en ese momento.

¿Seguirá vivo?

Shisai
La historia sobre ese niño me parece familiar~ A ver si en comentarios lo mencionan...

7 respuestas a “Katarina – Volumen 9 – Capítulo 2: Una reunión en el callejón (5)”

  1. jajajjajajajajaja ,que buena manera de mantener suspenso, ahora sabemos que reaccionara explosivamente cuando se encuentre con Sora xD y es más, probablemente tengan las mismas circunstancias y termine evangelizado y trabajando con este ajajajjaj

  2. Ahhhhh *boquiabierta* el compañero de Sora kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa 😍😍😍😍😍😘😍😍😘😍😘😍😍😘😍😘😍😍 ay Dios amé este capítulo

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