La chica que sostiene el anillo – Capítulo 29: La fortaleza bermellón

Traducido por Rencov

Editado por Michi


Después de haber logrado evadir con éxito el ejército de persecución enemigo, Noel y los demás volvieron a Carness. Grohl estaba a salvo, pero su espíritu había sido terriblemente destrozado y no podía mantenerse firme como antes.

Cynthia pensó que era inevitable, sus dos generales más confiables lo habían traicionado, y Amil había obtenido la victoria total. Sin embargo, ella no podía permitir que el estado actual de la situación lo mantuviera deprimido.

Por otro lado, Noel estaba irritantemente animada. Antes estaba totalmente exhausta, pero después de regresar y descansar solo una hora, había vuelto a su estado habitual. 

—¿Ya te has… recuperado? Pese que parecías tan cansada solo hace un momento.

—Sí. El buscarlos realmente me agotó, pero si descanso un poco, ¡todo está bien!

—Pero, aunque un breve descanso esté bien, esta situación es la peor. No tenemos ni un solo buen informe. Y tampoco tenemos idea de cuántos aliados aun nos quedan.

—¿No deberías tomarte un descanso también? Estás poniendo una cara como si tu felicidad se te estuviera escapando.

—Se siente más como si ya se hubiera escapado.

—Vaya, vaya.

Apuesto a que, si entendiera la situación, hasta Noel estaría de mal humor.

La única buena noticia es que Madress apenas había logrado permanecer bajo el control de Coimbra. Perius había estado preocupado por otra rebelión y había logrado resistir. Una situación como esta recién se había puesto sobre la mesa, pero las malas noticias se habían acumulado como una montaña. En primer lugar, esos lores apoyados por Wilm y Gaddis se rebelaron simultáneamente, fueron lo suficientemente descarados como para desechar sus balanzas coimbranas y alzar los tres sables baharenses. Luego, Gemb y todas las demás provincias se unieron a la guerra del lado de Bahar. Gemb y Giv habían colocado a sus soldados en preparación para capturar las regiones del norte de Coimbra. La flota de Reibeldam se acercaba desde el mar del sur, aparentemente con Leue a cargo. Todos habían acordado atacar como uno solo para que, sin importar cuán orgullosa resultara ser la fortaleza de Madress, cayera.

—Noel… ¿puedes escucharme un poco?

—Claro, ¿qué es?

—Me gustaría contarte todo lo que sé hasta ahora.

Cynthia explicó todo sin omitir nada. Después de lo cual quiso discutir qué harían de allí en adelante. Los soldados en reposo no esperaban mucho de la crisis, y sus rostros no mostraron una expresión particularmente sorprendida. No obstante, con la información recopilada, con las fuertes posiciones de los rebeldes y las posiciones de las otras provincias marcadas en el mapa, sus caras se pusieron deprimidas, con una excepción.

Los tonos positivos de Noel resonaron con fuerza.

—Lo entiendo. ¡Ya lo he comprendido bastante!

Desconcertada, Cynthia planteó la pregunta principal:

—Entonces, ¿qué deberíamos…?

—Mnn, ¡los apuñalaremos en el pecho! Además, quiero hacerlo mucho, así que ¿queda algo de agua?

La pregunta de Noel se produjo después de que se bebió toda el agua de un trago. A su lado, Riglette chasqueó la lengua como si no estuviera involucrada, y se fue a traer el agua.

Originalmente, Sir Riglette debería ser castigada, pero…  

Cynthia estaba, por ahora, tolerando la decisión. Había una voz dentro de su cabeza que le decía que Riglette debía ser castigada, pero ella tenía otras prioridades por el momento, por lo que se había asegurado de calmarse. Más aún, Noel no tenía intenciones de hacer algo así, lo que lo hacía aún más difícil. Y tampoco era una situación en la que Grohl pudiera juzgar. Cynthia pensó que probablemente sería mejor si examinaba las cosas después de que sus problemas actuales se hubieran resuelto.

Lo mencionaré si sobrevivimos a esto.  

—Cynthia, con las cosas como están, me dan muchas ganas de beber, pero como te enojarás conmigo como siempre, me contendré.

Noel volvió sus ojos hacia la petaca en la cintura de Barbas. Parecía que había algo de vino en ella, y comenzó a reírse significativamente de él. Cynthia no tenía la certeza en que ella fuera realmente la guerrera valiente que había estado propagando la muerte en el campo de batalla no hace mucho. Tal vez pudo haber sido un sueño, pero Cynthia todavía estaba viva de alguna manera.

—Noel, ¿pusiste atención a lo que estaba diciendo? ¿De verdad entiendes en qué clase de situación nos encontramos?

—Sí, me aseguré de escuchar, así que lo sé. ¿No está bien ignorar a los lores rebeldes? Los que se convierten en traidores son los que volverán a cambiar de bando fácilmente tan pronto como la situación cambie. La fuerza principal de Bahara es mucho más peligrosa que esos tipos débiles y cobardes.

Después de un bostezo, Noel recorrió el mapa con su mirada. Mientras lo hacía, Riglette le ofreció una petaca y ella comenzó a beberlo, aunque esta vez, claramente quería que durara. A primera vista parecía que solo estaba jugando, pero ella estaba pensando las cosas cuidadosamente.

—La… situación probablemente continuará empeorando. A medida que pasen los días, protegeremos al virrey mientras regresamos a Madress. Las carreteras y caminos laterales cerca de Carness están bloqueados para cercar a los rebeldes, pero probablemente no puedan hacerlo para siempre. Tendremos que movernos en la oscuridad y crear un camino a través del cual podamos llegar a Madress—, expresó Cynthia

—Sería malo si perdiéramos a Madress. Tendremos que luchar con todas nuestras fuerzas para mantenerlo, pero si queremos ganar de aquí en adelante, no podemos evitar por completo el combate —indicó Noel

Noel apuntó la carretera del Rhine que conducía a Madress. Luego señaló un paso estrecho a través de las montañas.

—No… creo que sea posible, pero, ¿realmente crees que puedas volver a ganar?— preguntó Cinthya.

—Dudo que alguien pelee por perder. Si se rinden, simplemente huirán, bueno, la gente que quiere morir son un asunto diferente —respondió Noel.

—No, ella tiene razón. No importa qué tan demonio seas, capitana, eso es un poco difícil. El enemigo tiene más de cincuenta mil hombres, y lo máximo que podríamos derrotar sería unos diez mil. No sé si incluso deberíamos pelear con lo abatidos que estamos—, intervino Barbas, pero Noel no estaba de acuerdo.

—El ejército baharanse no puede mantener su masiva armada para siempre, por lo que no importa cuántas bases militares hayan tomado. Después de todo, está bien si podemos recuperarlas. Aun en el peor de los casos en el que caiga Madress, mientras vivamos, podemos seguir luchando. Las extensiones de la provincia coimbrana son ahora nuestra fortaleza y nuestro campo de batalla.

—Como era de esperarse de ti, capitana. Siempre estás mirando hacia el futuro.

—No se puede evitar si quieres estar deprimido, así que siempre seguiré luchando. Lo que se ha conquistado siempre se puede volver a reconquistar. Es tan simple como eso.

Noel extendió el mapa con ambas manos, derribando las banderitas que marcaban los puestos militares.

—Hmph, no será tan simple. Nuestro oponente no es un idiota. Seguramente nos están investigando a fondo.

Noel asintió al comentario burlón de Riglette sin objetar.

—Por eso tenemos que buscar una forma de ganar. ¡Ahora, pensemos todos!

—Aunque digas eso, soy un poco malo con mi cabeza. Esa es la especialidad de Haksek. Bueno, puedo decir que atacar desde el frente es un plan terrible —dijo Kai.

—No supone un problema si lanzas muchos planes que nos harán sacar una idea de como atacar al ejército masivo desde el frente. Por eso escondimos algunas cosas en las minas—. Replicó Barbas

Todos se quebraron la cabeza. Hasta la abiertamente sarcástica Riglette comenzó a preocuparse por eso. Cynthia no sabía lo que había sucedido, pero su relación con Noel probablemente había mejorado.

Espera… no es el momento de pensar en eso.  

Decidiendo que tampoco era el momento de discutir consigo misma, Cynthia decidió traer de vuelta a la realidad a Noel.

—Lo siento… pero dejemos de pulir un plan para recuperarnos de esta situación desesperada en espera por un momento. Acompañar al virrey de regreso a Madress es nuestra máxima prioridad. Ese lugar es nuestro salvavidas, tenemos que regresar de inmediato.

—Sí, está bien. Entonces nos despediremos aquí… Espero que podamos vernos de nuevo de forma segura.

Las quejas de Noel sonaban un poco solitarias, y Cynthia expresó su duda con el ceño fruncido, dado que al parecer ella no iba a venir.

—¿Qué estás diciendo? Esto no es asunto para otras personas, tú también vienes. Si te quedas en un lugar como este, lo único que harás seguro es morir. No hay razón para quedarse.

—¿No lo dijiste antes, Cynthia? El bloqueo no puede durar para siempre. Es por eso que no debemos amenazar al enemigo. Si nos subestiman demasiado, se quemarán. Si eso sucede incluso una vez, seguramente comenzarán a ser cautelosos.

Una feroz sonrisa apareció en el rostro de Noel, borrando su anterior expresión infantil y despreocupada.

—Espera. En ese caso, mis hombres pasarán el tiempo al lado de nuestro lord. ¿Cuántas veces he sido rescatado por ti? Bueno, es mi turno para eso ahora. ¡Estoy preparado para enfrentar mi muerte!

—Lo siento, pero eso no está bien.

Noel rechazó su propuesta, y se sentía como si no aceptaría ninguna objeción, pero Cynthia tampoco iba a ceder. No podría aceptarse a sí misma como caballero si no pudiera servir a su lord como Dirk o Noel.

—Ya nos rescataste. Eso es suficiente. Déjame el resto esta vez. ¡No ves que el gran Dirk ha muerto, y si tú también mueres, no podré continuar como caballero!

Cynthia golpeó amenazadoramente el escritorio con gran fuerza, pero Noel no se inmutó, en cambio, su expresión feroz volvió a la normalidad.

—Escucha, Cynthia, ¿no es tu trabajo proteger al virrey? Y tus hombres agotados no podrán ganar mucho tiempo, por lo que dejarlo en manos de quienes tienen energía es la mejor opción. La verdad es que he estado “pensando” un poco.

—¡P-pero!

Cynthia se opuso vehementemente. Era cierto que sus hombres no serían útiles por un tiempo, por lo que era dudoso que pudieran resistir otro ataque de la Caballería del Sol Negro. Pues eran hombres que ya habían conocido la desesperación.

—E-estás diciendo que vas a abandonarme otra vez?

—Eso es exagerar las cosas. ¿No nos estamos separando por un momento? Estará bien, nos volveremos a ver pronto.

Cynthia quería insistir, pero no sabía que más podía decir.

—Pero por haber protegido al virrey y escoltarlo, ¿no deberías estar feliz de haber sido salvada, esta vez? Honestamente, a mí me gustaría ser salvada por una vez~ eje. —Y dándole una palmada en el hombro a Cynthia, agregó—: No te creas, es solo una broma.

Noel se volvió para prepararse para la batalla.

♦♦♦

Habiendo logrado la victoria en la batalla del río Trais, el ejército baharanse marchó a lo largo de la carretera hacia Carness, eliminando todos los obstáculos en su camino, desenterrando las estacadas, cortando las cuerdas negras y ocasionalmente rellenando trampas. Cada uno apuntaba específicamente a la caballería, por lo que la Caballería del Sol Negro estaba extremadamente irritada y tuvo que ser escoltada por un cuerpo de ingenieros. Ellos habían avanzado a toda velocidad con la esperanza de poner fin al conflicto en una sola batalla decisiva, pero desafortunadamente había sido imposible. La razón principal de esto: los compañeros de la operación amanecer. Veinte de ellos, lo suficientemente cercanos como para sentirse como hermanos, habían muerto. Ya se habían encontrado varios de los cadáveres, y era fácil saber qué les había sucedido. Los hombres eran espadachines expertos, poseían una fuerza mucho más allá del reino normal, y el problema era que tenían demasiada confianza en su propia fuerza; un problema que no plagaba a Rebecca.

—¡Argh! ¡Esto es irritante! ¡Mientras están tonteando, ese bastardo de Grohl se escapa! ¡Gaah, dense prisa, estúpidos!

Rebecca, segunda al mando de la Caballería del Sol Negro, pateó a los ingenieros cercanos. Desde luego, ella se contuvo, pero los ingenieros no lo sintieron así. Gritando, huyeron a otro lugar.

—¡Oigan mierdas, esperen, joder! ¡¿Van a abandonar su deber?!

Justo cuando estaba a punto de perseguirlos, otro miembro de la Caballería del Sol Negro regresó con la noticia de la búsqueda de sus compañeros:

—Rebecca, señora, hemos encontrado a nuestros hermanos desaparecidos.

—¡¿De Verdad?! ¿¡Están bien!?

—No, desafortunadamente, todos murieron. Según el informe, fueron asesinados por una unidad que llevaba un estandarte de martillos gemelos.

—Mierda, ¡¿es ese demonio Noel otra vez?! ¡Maldita sea!

—¡Lo siento mucho!

—¡Me vengaré de esto!

Lágrimas fueron derramadas por los hombres de la Caballería del Sol Negro. Rebecca sintió sus propias lágrimas también brotar sorprendentemente rápido, pero luchó por contenerlas. No era el momento de llorar. Tenía que derrotar a su enemigo para deshacerse de los remordimientos. ¿Hasta qué punto pueden causar dolor tales palos y cuerdas, y la basura improvisada? Rebecca destrozó la estacada con su espada larga incontables veces, sin parar.

—¡Nunca la perdonaré! ¡No sé sobre demonios o lo que sea que ella es, pero le arrancaré cada una de sus extremidades!

—Rebecca, señora, el estandarte de los martillos gemelos de Noel está actualmente sobrevolando en Carness. ¡Vamos a matarla con nuestras propias manos y dar descanso a las almas de nuestros hermanos caídos!

—¡Por supuesto! ¡Haremos que se arrepienta de menospreciar a la Caballería del Sol Negro!

Ellos estaban indignados cuando Falid regresó de explorar. Su lanza estaba manchada de sangre. Había estado acabando con los rezagados coimbranos en retirada.

—Hay algo raro en Carness. Las banderas están allí, pero no hay ni un solo soldado enemigo a la vista. Podrían estar planeando algo.

—Si es una trampa, la destruiremos, ¡cierto hermano! Somos la caballería, pero somos los mejores incluso como infantería. ¡Los caballos son exactamente como nos movemos!

Falid pareció sorprendido por el grito de Rebecca.

—Oye, piénsalo un poco. Acerca del por qué no hemos visto a nadie.

—Si tenemos tiempo para pensarlo, ¡¿no deberíamos tomar el lugar y descubrirlo?!

En ese momento, escucharon los sonidos de un ataque enemigo. Solo iba tan lejos como una lluvia de flechas, pero los obligaba a dejar de despejar un camino. Los soldados enemigos ocultos en el bosque los acosarían esporádicamente, pero nunca eran vistos sin importar cuánto los persiguieran. Probablemente disparaban sus flechas desde las copas de los árboles e inmediatamente se iban. Aunque provocaban un daño mínimo, era sumamente irritante. Si enviaban hombres para exterminarlos, retrasaría aún más el avance.

—¡Ah, qué dolor! ¡Han estado lanzando nada más que putos ataques cobardes por un tiempo ahora! ¡Los mataré, joder!

Rebecca pisoteó una flecha caída incontables veces con ira, sin parar. Observando, Falid la agarró por el pecho. Era cierto que la Caballería del Sol Negro era fuerte, pero se enfurecían demasiado rápido, casi como animales. Entrenarlos requería la instalación de una cantidad adecuada de miedo.

—¡Enfría tu cabeza, Rebecca! Te preguntaré una vez más, así que trata de pensar por qué el enemigo actuaría de esa forma. Eres la segunda al mando, y eso significa más que solo tener el control de tu cuerpo, ¡necesitas usar tu cabeza!

Falid la fulminó con la mirada y Rebecca palideció, comenzando a llorar un poco.

—¡No, no lo sé! Soy una idiota, ¡así que no lo sé! ¡Esa Noel nos ha tildado de tontos!

—Sí, es cierto, pero ¿por qué nos provoca así? Piensa. Por mi parte, espero que sea una trampa. Una trampa que te provoque ira.

—¿Es una trampa?

—Así es. Asegúrate de aprender de esto.

Falid la soltó y luego le acarició suavemente el cabello mientras ella bajaba la cabeza. Se requería tanto el palo como la zanahoria para entrenar de manera más efectiva a un animal. Era como él había sido entrenado en la iglesia, así que no había duda al respecto. Falid solo les estaba haciendo lo mismo.

—Cielos, fue una lección espléndida, como era de esperar de aquel a quien le interesa Lord Amil. Fuejeje, así es como me gusta.

Felizmente aplaudiendo, Mills hizo su aparición, al asomarse por la ventana de un vagón de guerra que disminuía la velocidad.

—Pero si es Lord Mills. Discúlpeme, le he mostrado algo desagradable.

—Para nada, para nada. Le agradezco que haya dado la advertencia. Entonces cree que es peligroso atacar descuidadamente a Carness, ¿verdad? Podría enturbiar hasta la excelente reputación de su Caballería del Sol Negro, pero podría darles a mis carros de guerra la oportunidad de brillar.

—Entonces es una trampa, después de todo.

—No obstante, no tenemos pruebas definitivas. Vine a ver lo que le había estado atrayendo tan persistentemente, y bu eno, no hay duda al respecto, ¿verdad? Dijo que es Noel, ¿cierto? Ese demonio parece estar invitándole a lo que, sin duda, planea ser un destino horrible. Podemos seguir los pasos de nuestro gran Emperador del Sol Bergis, pero no podemos ser demasiado cautelosos. No podemos quedarnos atrapados en una trampa puesta por esa mona, ¿verdad?

Mills salió de su vagón de guerra y pavoneó con su bastón en el suelo.

—¿Qué sugiere que hagamos, Lord Mills? No creo que podamos simplemente ignorar a Carness.

—¡Por supuesto, es como usted dice, Sir Falid! No podemos dejar a Carness sola para que se convierta en una piedra en nuestro zapato. Ondea la bandera del demonio. Además, enfrentarse a tácticas de guerrilla como esta antes de llegar a la fortaleza de un gran oponente seguramente agotará la moral.

Mill hizo girar su bastón, riendo a carcajadas, rompió un trozo de la estacada rota.

—Pero… y esto es un pero, si atacamos sin pensar, será el pináculo de la estupidez puesto a que se repetiría lo que le sucedió al Conde Berotte. Entonces, ¿qué dice que deberíamos hacer? Fuejeje, consulté con Lord Amil y vamos a usar un caballo desechable.

—¿Un caballo desechable?

—Sí, enviaremos un grupo que puede morir sin problemas. Gente que solo puede ayudar a Bahar al no comer más. Esos que siempre están comiendo nuestras raciones, por lo que es mejor deshacerse de ellos de todos modos. Fuejeje, si escucharan esto, probablemente intentarían apuñalarnos, ¿eh? ¡Fuejeje!

Falid se aseguró de ocultar sus emociones mientras observaba a Mills reír a carcajadas. El hombre de buenos modales era muy inteligente y sería útil. Tenía el nivel de madurez que se requería de un oficial de estado mayor. Pero algo que no podía aceptar de ese hombre era cómo tomaba la iniciativa, y existía la posibilidad de que algún día se convirtiera en un obstáculo para Amil. Como bien dicen, las plantas venenosas podrían convertirse en una medicina poderosa, pero su naturaleza siempre sería la misma.

—Como se esperaba de usted, oficial de estado mayor Mills, estoy impresionado por su espléndido plan.

—Fuejeje, me halaga. Ya sé, creo que prepararé un vino de alta calidad para nuestra celebración de victoria. Sería un honor para mí si pudiera unirse.

Pensando que necesitaría asegurarse de limpiar el frente cuando eso sucediera, Falid le dio una cara llena de sonrisa con una respuesta cortés de agradecimiento.

♦♦♦

Con los obstáculos completamente despejados al día siguiente, el ejército baharanse se acercó a Carness.

—¡Avancen, avancen! ¡Conquistaremos al rebelde Carness de golpe!

Eran los hombres de Gaddis que después de haberse rendido ante Bahar se convirtieron en la fuerza de asalto. Portando banderas de Coimbra, avanzaron hacia la fortaleza, Gaddis entonces dio la orden de atacar. En la actualidad, él estaba actuando como segundo al mando del virrey provisional Wilm. No obstante, no podía aceptar estar en una posición por debajo de Wilm dado que tenían el mismo rango, pero tampoco podía ir en contra de la decisión directa de Amil. Todo lo que podía hacer era asentir en silencio.

Pero si puedo liderar el ataque con éxito, puedo alcanzar a Wilm. Incluso sobrepasarlo no será imposible. La pelea comienza ahora.  

Todos los días habían estado agitados antes de la traición, pero él tenía que ser complaciente antes de que las cosas realmente comenzaran. De hecho, el haber podido cambiar al lado ganador le hizo sentir un gran alivio. Las tropas se sentían igual, y el espíritu de cada hombre se alzó junto con el de los demás. Él podía ver que la moral se había elevado más que nunca.

—¡Esta es una batalla para conquistar a los rebeldes! Nosotros hemos tomado la decisión correcta. ¡No sientan vergüenza, porque estamos justificados! ¡Debemos eliminar los enemigos de Su Majestad!

Después de alentar a sus tropas, se acercó a la puerta robusta. Luego de no haber recibido contraataque alguno, llegó a la conclusión de que el enemigo había huido. Dicho esto, probablemente todavía había unos pocos adentro. Si no, habrían intentado defenderse con flechas. De lo que pudo ver, las banderas debían ser de esa comandante arribista, Noel, pero parecía que solo las había puesto y huyó.

Levantando sus propios estandartes y huyendo, como se esperaba de una baja cuna. No tiene ni una sola pizca de orgullo caballeresco. Como pensé, Grohl no tiene ojo para la gente.

Noel había pasado de cualquiera a comandante de cien con un poco de suerte. A diferencia de Wilm, que ya la odiaba, a Gaddis no le importaba mucho, pero era una historia diferente si ella se iba a interponer en su camino. Él tendría que aplastarla después de mostrarle la diferencia de experiencia. Desafortunadamente, ahora no era el momento para eso.

—Sabemos mejor que nadie que no hay demonio de Coimbra. ¡No teman! ¡Ataquen!

A las palabras de Gaddis, los hombres dieron un grito de guerra.

Derribaron la puerta sin ninguna resistencia y gracias a eso no tuvieron que usar las escaleras de asedio o las catapultas. Asimismo no encontraron rastro alguno de los soldados coimbranos dentro de la fortaleza.

Ninguna batalla es tan fácil. Debería agradecerle a Noel.  

Como uno esperaría, matar a los que una vez fueron sus aliados generaría cierta resistencia, pero dada la situación actual, Gaddis pudo soltar un suspiro de alivio. Sin embargo, si esto tuviera que suceder, sus hombres probablemente volverían sus espadas contra a sus antiguos compañeros, como él. Siempre y cuando no fueran amigos o parientes cercanos, lo único en común que tenían era una provincia de nacimiento compartida. Como una reunión de extraños, la camaradería en el ejército existía porque era necesaria.

—Lord Gaddis, como previmos, no hay enemigo a la vista, pero queda una buena cantidad de provisiones.

—Si no tuvieron tiempo de reunir todos sus suministros, debieron haber tenido mucha prisa.

—Bien, envía a todos a recoger los suministros, si se lo presentamos a Lord Amil, tal vez se acuerde de nosotros algún día. Además, continúa con la búsqueda en la fortaleza, enfócate particularmente en buscar soldados escondidos ya que no sabemos dónde podrían estar ocultos. Puede que tengan información, así que captura tantos vivos como puedas.

—¡Entendido!

—Hmph, para lo que resultó ser el demonio de Coimbra. Grohl la elogió demasiado pronto, bueno después de todo, ella es solo una chica. Es hasta una burla que ella sea una comandante.

Gaddis se sentó cerca de la entrada y murmuró su insulto. Al principio le preocupaba que las tropas que no entraron pudieran ser emboscadas, pero no pasó mucho antes que sus pensamientos se desviaran al gobierno de Coimbra una vez que se ganara la guerra. Obviamente, sus pensamientos eran de su propia seguridad. Y la única razón por la que había entrado en el castillo era para evitar ser visto como un cobarde.

—Guau, mira esto. Es oro real.

—También hay mucha comida y vino.

—¿Eh, hay algo más aquí, es algún tipo de mineral? ¿Qué será esto?

—No te preocupes por eso. Deberías estar buscando algo valioso. Lord Gaddis lo pasará por alto si falta algo. Él ha estado de buen humor recientemente ya que se convertirá en el próximo virrey.

—¡¿En serio?! ¡Entonces es mejor que nos demos prisa!

El oro se dispersaba aquí y allá, así como los suministros dentro de la fortaleza. Suponiendo que se habían esparcidos debido al caos de una rápida retirada, los soldados no sospecharon mucho al respecto. En realidad, había bolsas misteriosas distribuidas uniformemente entre el oro y suministros dispersos.

Asegurándose de que todos los hombres de Gaddis habían entrado en la fortaleza, un miembro oculto del Bloque de la Hormiga Blanca dio su señal. Mientras lo hacía, los hombres escondidos dispararon simultáneamente flechas de fuego hacia la fortaleza, y bajaron por las paredes para escapar lo más rápido posible sin siquiera comprobar si las flechas hicieron efecto.

—Oye… ¿no hueles algo?

—¿No es eso humo?

—¡N-no es mi imaginación, algo está en llamas! ¡Apaguémoslo ya!

En pocos minutos, toda la fortaleza estaba envuelta en llamas. El fuego viajó a lo largo del interior. Las llamas violentas se extendieron a través de los suministros, fortalecidas por el aceite que estaba oculto por todas partes. Cuando las piedras de combustión que se habían distribuido uniformemente por toda la fortaleza explotaron, derramaron un mar de fuego sin piedad sobre sus víctimas.

El caos estalló dentro de la fortaleza, y la única salida era la puerta principal. Desesperados, los soldados se empujaron entre sí para huir, pero los más aterrorizados no pudieron actuar con calma. Hombres fueron pisoteados, hombres fueron atacados por sus compañeros en la confusión, hombres se enterraron en el suelo para escapar, y hombres murieron por asfixia entre las llamas. Los pasillos estaban llenos del hedor de la carne humana quemada. En ese tiempo, Carness estaba completamente envuelta en el fuego. El diabólico estandarte de los martillos gemelos voló sobre una fortaleza de llamas rojas, en medio de los gritos de hombres ardiendo. Una imagen del purgatorio se quemó fuertemente en las mentes de los soldados baharanses que observaban.

Cuando las llamas finalmente se apagaron, solo quinientos hombres quedaban al mando de Gaddis, la unidad había recibido más de cuatro mil bajas. Fue una tragedia que podría etiquetarse como aniquilación. El primero en escapar, Gaddis, había sobrevivido de alguna manera, pero su pierna derecha había sido gravemente herida por un escombro que cayó.

♦♦♦

—Uwaa, realmente se quemó, ¿no? ¡El plan fue un gran éxito!

—Jeje, parece que ha ido bien. Si es así, es posible que no hayan rescatao a un solo hombre de su interió.

—Bien, eso es cierto. Mmm, todavía, qué vista, ¿eh? Un sol bermellón brillante y una fortaleza bermellón brillante. Verdaderamente una escena misteriosa. ¿No lo verás tú también, Riglette?— Preguntó Noel mientras miraba feliz desde lo alto de un árbol.

Barbas estaba a su lado, y Riglette estaba de mal humor debajo de ellos ya que no podía trepar los árboles.

—Hmph, estoy bien, gracias. Por cierto, ¿no sabías? A los tontos y a los monos les gustan los lugares altos, sabes. Es un lugar que te queda bien.

—¡Otra vez con esa puta mierda!

—Entonces, ¿no deberías estar aquí también, Riglette? ¡Ah, cierto, tendrías que escalar!

La cara de Riglette se puso roja de irritación, alimentada aún más por el hecho de que realmente no podía escalar, lo que le robó cualquier manera de replicar.

—¡Jaja, guau! Bien dicho, capitana.

—Ajaja, ahora ella no replicó. Bueno, ya es hora de que todos regresen, ¡así que preparémonos para escapar!

—¡Sí señora!

Noel bajó del árbol de un salto y comenzó a prepararse para escapar. Luego, una vez que los hombres del Bloque de la Hormiga Blanca encargados de iniciar el fuego regresaron, se pusieron en marcha. Noel había destinado la mayoría de su carta de triunfo, las piedras de combustión, al plan de fuego en Carness, sin embargo, después de ver el efecto, decidió que no necesitaría usar las líneas que había ensayado para convencer al reacio de Barbas del plan. Era un plan para usar a aquellos que entraron descuidadamente para bajar tanto la moral del enemigo como su velocidad de avance.

El plan de Noel había sido todo un éxito. A partir de ese momento, el ejército baharense tendría que tener mucho cuidado aun cuando se tratara de vaciar un puesto avanzado sumiso, dado que no sabían hasta dónde llegaron las manos del demonio. No querrían despertar otra escena del purgatorio nuevamente. Puesto que el demonio maniobró con puestos militares avanzados, incluso los traidores lores feudales se aseguraron de ser dudosos y minuciosos en sus búsquedas. La ventaja de Bahar no desapareció, pero había disminuido su avance bastante como Noel había pretendido.

El fantasma del demonio perseguiría a todos los soldados presentes, tanto baharanse como traidores coimbranos, por mucho tiempo. Rumores infundados tales como: “Noel el demonio aparecerá cuando menos se le espere, y se llevará a sus enemigos hasta el purgatorio” y “Los traidores seguramente morirán algún día bajo la maldición”, comenzaron a extenderse como pólvora. No fue un resultado directo de los planes de Noel, sino una consecuencia de la manipulación de Riglette sobre los prisioneros de guerra. Wilm y los otros comandantes de Bahar trataron de calmar la situación en vano. La credibilidad requerida para combatir tal rumor había aumentado. Además, hubo muchos testigos que corroboraban las historias. Una de las secuelas de esto fue que el nombre de Noel ganó aún más reconocimiento.

A la verdadera Noel no le importaba ser conocida como un demonio o algo similar. Ella no tenía ninguna intención de hacer algo malo. Aparte de eso, tampoco tenía la intención de detenerse. Riéndose de cómo no se podía evitar, Noel se hizo una máscara blanca de demonio con un cuerno que era tan espeluznante que haría que la gente gritara si la veían por la noche, así pues, con la máscara puesta se fue a molestar a Riglette. En lo cual resultó en un preeminentemente éxito.

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