La consorte favorita del Príncipe Demonio – Capítulo 112.1: La verdad (parte 3)

Traducido por Selena

Editado por Meli

Todos en el edificio de Tingsong, buscaron la persona de negro,  pero parecía que había desaparecido de la fas de la tierra. Una vez más, se había ido sin dejar rastro.

—Esta persona no solo está familiarizada con la villa Fengyu, sino también con la residencia del príncipe, —aseguró Murong Qi Qi y Feng Cang estuvo de acuerdo.

No solo conocía el lugar, además, sabía dónde estaban ubicados los guardias secretos y fue capaz de escapar sin problemas.

¿Quién era él? ¿Era un enemigo? Era incluso igual de fuerte que Feng Can.

—¡Refuerza la defensa del wangfu! —ordenó Feng Cang .

Pronto será la boda y si el intruso era un enviado de Wanyan Lie, significaba que Murong Qi Qi estaba en peligro.

Jamás se preocupó por los accidentes en el pasado. Pero era diferente con Murong Qi Qi, ella era el tesoro que finalmente había encontrado y no podía permitir que algo le sucediera.

Cuando Murong Qi Qi se durmió, Feng Cang se dirigió a su estudio.

—¡Ruyi, durante mi boda, no permitas la entrada ni siquiera de una mosca en el wangfu! ¡Nalan Xin, que la gente de Fo Sheng Men vigile y atrape a todos los sospechosos en la capital! Jixiang, trae mi cuenta de tigres. ¡Que la tropa del águila esté preparada! —Sus ojos brillaban con furia.

Estaba impaciente porque no comprendía quién era la persona y cuál era su motivo al ir al wangfu.

¡Cálmate!, trató de calmar su corazón.

Aunque confiaba en que podía proteger a Murong Qi Qi, debía ser cuidadoso. Incluso estaba en su mente el adelantar su plan de cambiar el emperador de Bei Zhou.

⧫⧫⧫

El día 27, Feng Cang llevó a Murong Qi Qi al palacio Jinxuan de la emperatriz viuda Lan para garantizar su seguridad, iría por ella al siguiente día para escoltarla a la ceremonia de la boda tal como establecía la etiqueta de los dos países.

—¡Tengan cuidado! —le recordó a Murong Qi Qi antes de irse.

La emperatriz viuda Lan, había consentido el matrimonio después de perder su apuesta con Murong Qi Qi, cuando Bei Zhou ganó el torneo. Además, el hecho de que ella estuviera en su palacio antes de la boda, le hacía ver que Feng Cang, confiaba en ella, su abuela imperial.

—¡Toma asiento! —La emperatriz viuda Lan señaló una silla a su lado, llevaba a su perro en brazos.

Murong Qi Qi se acercó, el perro saltó, se frotó en sus pies, movió la cola y ladró con entusiasmo.

—¡Parece que le agradas a la Pequeña Nieve! —dijo la emperatriz viuda Lan sorprendida; ninguno de sus nietos era cercano a Nievecita y esa vez, era la primera vez que veía a  Murong Qi Qi.

Tal vez, esta chica realmente tenía algo especial.

Murong Qi Qi se puso en cuclillas y tocó con suavidad la cabeza de Nievecita, ésta entrecerró los ojos y se frotó como si quisiera que la abrazara.

—¡Le gustas a este niña! —La emperatriz viuda Lan veía a Pequeña Nieve con ternura, como si mirara a sus hijos.

Murong Qi Qi sintió simpatía hacia la anciana. Pensó en su tristeza cuando se enteró de la tragedia hace quince años. Una persona de pelo blanco despidiendo a una de pelo negro[1],

Sabía que la emperatriz viuda pasaba sus días en el templo, tal vez allí encontraba la tranquilidad que no tenía  la bulliciosa capital que la hacía echar de menos a su hija, a su yerno y a su nieta no nacida. Supuso que Feng Cang no le decía la verdad sobre el incidente porque la anciana podría no soportarlo.

Permanecieron una frente a otra en silencio hasta que Qing Gu trajo el postre y el té.

—¡Iguales! —habló Dongfang Lan.

—Señora, ¿a qué se refiere con que son iguales? —preguntó Qing Gu.

—Qing Gu, antes, ¿no dije que los ojos de la princesa Zhao Yang eran como los de alguien? Hoy, al verla sosteniendo a la Pequeña Nieve, lo recordé. En el pasado, Ming Yue también sostenía a la Gran Nieve así.

Gran Nieve era la abuela de la Pequeña Nieve, una perra caniche blanca como la nieve.

—Ahora que lo dice. —Observó a Murong Qi Qi—. La princesa Zhao Yang, en especial sus ojos, son muy parecidos al de nuestra princesa Ming Yue.

Murong Qi Qi se sobresaltó. Recordó la noche en el que el sujeto de negro la llamó Ming Yue.

¿Se refería a que sus ojos se parecían a los de la princesa Ming Yue?

—Solo tenía una hija, Ming Yue. —Sus ojos se llenaron de lágrimas—. Desde joven, fue el tesoro de mi palma.  La protegía para que nunca se dañara; evitaba tocarla, ¡temiendo que se rompiera! Ella era muy sensible. Siempre se preocupó por otros. En este mundo, la persona que más echo de menos no es al antiguo emperador, sino a Ming Yue…

No sabía por qué, pero quería hablar.

—Fuí muy feliz cuando Ming Yue se casó con Feng Xie. Eran amigos de la infancia y crecieron juntos. Él tenía una buena personalidad y una gran habilidad. Me gustaba mucho este yerno. Deseaba que envejecieran juntos, que fueran felices. ¡Pero el destino fue cruel! ¡No pensé que morirían en la montaña Yandang! —Sus ojos parecían llenos de ira y se tocó el pecho—. Sé que no tiene nada que ver contigo, pero no me agrada que seas la hija de Murong Tai. Incluso ahora, ¡Tengo un nudo atascado en mi garganta! ¡Pero le gustas a Cang’er! Él ya perdió a sus padres, si me opongo al matrimonio, él será miserable.

—¡Abuela, no estés triste! —Murong Qi Qi le limpió las lágrimas con un pañuelo—. Nosotros junto con el príncipe, ¡seremos filiales contigo!

—Ese año, —dijo conmovida—. Cuando el antiguo emperador falleció, Ming Yue también estuvo así a mi lado: secó mis lágrimas y me dijo: «Emperatriz madre, Feng Xie y yo seremos filiales contigo, no estés más triste…»

Los recuerdos la aturdieron, toda la tristeza y la soledad surgieron una vez más en su corazón.

—¡Ming Yue! ¡Ming Yue! —Con manos temblorosas y lágrimas en los ojos, abrazó a Murong Qi Qi—. Ming Yue, ¡¿sabes cuánto te echa de menos?! Mi Ming Yue…

La dureza de todos esos años se derrumbó frente a la joven, dejando solo el corazón afligido de una madre amorosa que echaba de menos a su hija.

Murong Qi Qi no se movió. Dejó que la anciana la abrazara y acarició suavemente su espalda. El sufrimiento de la emperatriz viuda la hizo odiar aún más a Wanyan Lie, quien era el responsable de todo.

¡¿Cómo podía esta persona ser tan cruel y causar que su familia se desmoronara de esta manera?!

La emperatriz viuda Lan lloró hasta quedarse dormida en los brazos de Murong Qi Qi. Incluso cuando la trasladaron a su cama, todavía tenía lágrimas en los ojos.

—¡Princesa, ha sido duro para usted! —Qing Gu miró apenada hacia el hombro mojado de Murong Qi Qi—. Mañana es tu boda con el príncipe, hoy…

—¡Tía Qing, no necesitas ser tan educada! ¡La emperatriz viuda acaba de evocar profundos sentimientos del pasado! Además, ella es la abuela del príncipe. En el futuro, ella también será mi mayor. Esto es lo que debería hacer… —Secó las lágrimas una vez más—. ¡Tía Qing, te molestaré para que la cuides!

—¡Qing Gu! —habló la emperatriz viuda cuando Murong Qi Qi se marchó, sus ojos estaban rojos.

—¡Señora, estoy aquí!

—¡Qing Gu, encuentra la corona de fénix y la capa roja que usó Ming Yue cuando se casó! ¡Dásela a esta niña! ¡Que se case mañana con la ropa de Ming Yue!

—Señora…

Eso significaba que ¿la había reconocido como nieta política?

—Ya soy mayor. Mi corazón no debería ser tan pequeño. ¡Es una buena chica! —Cerró lentamente sus ojos.


[1] Una persona de pelo blanco despidiendo a otra de pelo negro: ver morir a su hijo antes que a uno mismo.

Selena
¡Qué tristeza la situación de la emperatriz viuda! Al final, es muy lamentable… y está sufriendo todo por el amor anormal de su propio hijo por su hermana… ¿Qué tanto se parecerá nuestra protagonista a la princesa Ming Yue? Pensando que oculta su verdadero rostro… ¿Qué piensas Meli?
Meli
Y todo por culpa del incestuoso emperador

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