Marietta – Capítulo 15: Un insecto inferior

Traducido por Kaori

Editado por Narumi

Corregido por Aurora Blue


—¡Oh, el vestido ha quedado fantástico!

Cuando el vestido de la boda fue terminado, fue llevado a la princesa para una revisión final, pero gracias a la considerable habilidad de la costurera, apenas  hubo ajustes que hacerle. Era blanco, símbolo eterno de una doncella pura, hecho de seda fina y estaba bordado con encajes de oro, plata y piedras preciosas, que resaltaban la belleza angelical de Marietta.

—¿Así que usaré esto, cuando me case con Sir Belvant?

Mirando a la princesa contemplar su reflejo en el espejo de cuerpo entero con una sonrisa enorme en el rostro, Sierra suspiró.

—En cuanto a su gusto por el General Fargus… —La doncella iba a hacer un comentario, pero se detuvo a mitad de la frase. Todavía estaba avergonzada por su propio malentendido. En cambio, preguntó lo que en realidad quería saber—: Mi lady, ¿cuándo se sintió atraída por el General Fargus?

—¿Oh? ¡Desde la primera vez que vi su retrato, por supuesto! Pienso que no importa quién sea el que viera un retrato tan maravilloso, caerían enamorados de él. Es por eso que de inmediato lo confisqué de mi querido padre para poder mantenerlo conmigo. ¡Je, je, je! Espera un poco, Sierra, te dejaré verlo.

Una vez las sirvientas despojaron a Marietta de su vestido de boda para vestirla con ropa más casual, la joven corrió hacia la mesita de noche y sacó del cajón el retrato preciado de su amado. Le dió la vuelta y se lo mostró a la doncella.

—¡Hii…! —Sierra sintió que su respiración se detenía.

¡¿Es alguna protección contra el mal?!

El retrato era la representación perfecta de un ser demoniaco. La imagen captaba a la perfección la intensidad de su mirada diabólica, dejando sin habla y tiritando de miedo, a cualquiera que lo observaba por demasiado tiempo. Sin duda, era lo bastante atemorizante como para espantar hasta a los demonios.

En ese momento, Sierra recordó como a Marietta siempre le habían gustado las novelas de romance y, en especial, las que narraban sobre caballeros, espadachines y guerreros. Ella amaba por sobre todo las historias donde estos personajes, quienes se encontraban con sus cuerpos agotados después de una lucha feroz, obtenían a la heroína. De hecho, no parecía tener mucho interés en leer historias que involucraran a hermosos príncipes. Pensando en ello, el interés de Marietta por hombres de ese tipo no debería haberla sorprendido, en el momento en que el retrato llegó a sus manos.

Sin embargo, incluso el gusto de su señorita tenía que tener límites. En la mente de Sierra, no había manera en que una mujer pudiera enamorarse tan profundamente solo con un vistazo a aquella imagen tan aterradora.

—¡¿No es maravilloso, Sierra?!

El rostro de la doncella se estremeció, y no hizo ningún comentario en respuesta. Marietta abrazó el retrato y continuó en tono extasiado la conversación.

—Pero, tal como imaginé, ¡en persona es mucho más fantástico! Me pregunto si podré reunirme con Sir Belvant hoy.

—Puede que ocurra. Si Sir Adlan es capaz de liberar algo de tiempo en la agenda del General para después del almuerzo, alguien vendrá a avisarle.

—¡Qué maravilloso! ¡Quiero verlo pronto! Y cuando estemos casados, Sir Belvant y yo podremos pasar mucho tiempo juntos.

—Perdóneme si ya lo he dicho, Lady Marietta, pero siento que ambos ya pasan mucho tiempo juntos.

Sierra que había llegado a conocer un nuevo aspecto de Belvant debido de las “Lecciones de nutrición del senos” impartidas a diario a la princesa, tenía una expresión cansada.

¿Qué pasará con mi señorita cuando ese pervertido del General, la obtenga en su totalidad?, se preguntó. ¡Bien, no hay otra solución! La princesa debe ser instruida sobre asuntos maritales. Sobre todo, porque no hay duda que ese hombre está aprovechando su ignorancia para involucrarla en ridículas prácticas.

Sierra no tenía experiencia en esos asuntos, pero, a pesar de aquello, la responsabilidad de esa tarea recaería sobre sus hombros. Solo pensar en ello, hizo que su ánimo se volviera melancólico.

♦ ♦ ♦

—Sir Adlan, saludos. ¿Has venido a recogerme?

Marietta se encontraba relajada en su habitación a la espera de su reunión con Belvant, cuando la mano derecha de este llegó a recogerla.

—Buenas tardes, princesa Marietta. Disculpe la demora. Este par de piernas solo se pueden mover a esta pobre velocidad. Espero no haberla hecho esperar demasiado —dijo Adlan, esbozando una sonrisa conciliadora—. Vayamos, ya. Estoy seguro que el General está ansioso esperando a su linda prometida.

—Está bien. Guíe el camino, Sir Adlan.

Marietta y su dama de compañía siguieron a Adlan con dirección al estudio del General. Sin embargo, al llegar a su destino, encontraron al hombre y a una joven Lady con un vestido precioso parados en el corredor encerrados en un apretado abrazo. Los brazos delgados y elegantes de la mujer estaban envueltos alrededor del torso de Belvant.

—¿Huh? ¿Sir Bel… vant? —Al ver esta escena, Marietta se sintió confundida.

—¡Gaaaah! ¡¿Qué demonios estás haciendo, imbécil?! —Adlan gritó, haciendo caso omiso de su propio consejo de mantener la calma—. Espere, Marietta, cálmese, vamos a averiguar las circunstancias.

Un aura helada emanaba del cuerpo de Sierra. La princesa, por otro lado, tenía las manos apretadas a sus costados sin emitir una sola palabra.

Al captar estas reacciones, la joven lady esbozó una sonrisa perversa.

Belvant, quien se encontraba encerrado en el abrazo de la glamorosa joven de cabellera castaña rizada de espaldas al pasillo,  no se dio cuenta de la presencia de su prometida ni de la gente que la acompañaba. Su expresión era hosca y su postura rígida. Pero nada de esto era visible desde donde encontraba Marietta cuyos labios comenzaron a temblar, superada por las emociones. Se dió la vuelta  y corrió por el pasillo.

—¡Princesa! ¡Geez, Belvant! ¡Date prisa y ve a buscar a la princesa, explicarle las cosas antes de que esto se ponga más complicado!

—No, es necesario proveer a milady con una explicación.

—¡¿Cómo puede decir algo así, señorita Sierra?! ¡La princesa acaba de salir llorando!

—Lady Marietta recibió una educación estricta. De la misma manera, también recibiò el amor de todos en su entorno; por lo cual ha crecido para convertirse en una dama recta y honesta. Si hay algo que le moleste, es lo bastante capaz de plantar cara al problema.

—¡Uwaaaaaaah! —La cara de Marietta se veía contorsionada cuando se devolvió a toda velocidad.

¿Está corriendo? ¿Necesitaba más distancia para aumentar la velocidad?

Ante la mirada atónita de Adlan y la más calmada de Sierra, la princesa corrió directamente hacia Belvant, se metió en medio de ambos, e intentó apartar con todas sus fuerzas a la joven glamorosa de los brazos de General.

La mujer chilló por la sorpresa.

—¡Qué violenta! ¡¿Qué estás haciendo?! —dijo, mientras la muchacha seguía utilizando toda su fuerza para alejarla.

—¡Por favor, no lo toques! ¡Este caballero es mi querido esposo! —gritó Marietta, envolviendo el torso de Belvant con sus brazos, y declarando posesiva: —¡¡Y es solo mío!!

Frunció el ceño con severidad a la mujer que se había atrevido a poner sus manos sobre su prometido, pero, por desgracia, se veía más adorable que intimidante.

—Pero, él aún es solo su prometido —instigó la mujer.

—¡En breve, estaremos absolutamente casados! —afirmó, Marietta, sin dejarse intimidar.

—Además, su matrimonio es solo un arreglo político —insistió la dama desconocida—. Tal como lo entiendo, fue una situación en la que no había opciones además de Sir Belvant.

La joven de cabellos rizados levantó sus labios rojos en una sonrisa ambigua.

—Para que una niña se vea obligada a un arreglo así, usted tiene mi simpatía.

—No soy un niña; soy una mujer joven con un gran futuro Sin embargo, ¿puedo preguntarle su edad?

La mujer no respondió, al parecer no quería verse opacada por la juventud de la princesa.

—En cualquier caso —volvió a afirmar Marietta, esta vez, más severa—, Sir Belvant es mío. Así que, por favor, no se familiarice demasiado con él.

—Yo, pensaba en darle la libertad de amar a quien deseara.

—Ya tengo lo que necesito. —Belvant, quien había permanecido en silencio durante todo el intercambio, envolvió a Marietta en sus brazos y dijo: —Y como estoy satisfecho con mi compromiso, no necesitas preocuparte por nuestros sentimientos. Además… —añadió, dirigiéndole una tierna mirada a la doncella—. No estoy siendo forzado a nada, porque te quiero desde el fondo de mi corazón.

—Sir Belvant…

Marietta levantó sus brazos y los envolvió en el cuello de su prometido, aferrándose a él.

—Um, bueno, ya que es así, ¿crees que podrías dejar de entrometerte con el General Fargus? Puesto que terminará trayéndote un surtido de problemas —intervino, Adlan, haciendo retroceder a la desconocida—. El matrimonio entre estos dos representa la unión entre ambos países. Si algo llegara a suceder, o si alguien deliberadamente crea una situación de discordia, estoy seguro de que el propio rey aplicaría un castigo al instigador

Mientras la amorosa pareja se hundía en su propio mundo, Adlan y Sierra se adelantaron para presionar a la glamorosa dama. Con cada comentario, su hermoso rostro se deformó aún más

Estoy seguro que ni siquiera prestaría atención a su nombre completo; sólo averiguaría cuál es su apellido antes de censurar a toda tu casa, ¿entiende? —advirtió, la doncella, en tono severo—. Sin la resolución para enfrentar tal fin, su intromisión excesiva es un ejercicio de inutilidad.

Tras escuchar estas palabras, la joven huyó del lugar.

—Últimamente, algunas excéntricas se han emocionado y han intentado atraer la atención del General, pero no hay necesidad de preocuparse, lady Marietta,  nuestro Belvant las rechaza de forma categórica.

Adlan de inmediato trató de arreglar las cosas para la pareja; sin embargo, la expresión de Marietta se volvió hosca.

—Pero, sigue siendo desagradable. ¡No quiero que mi prometido sea tocado por insectos inferiores! El olor del perfume de esa mujer se ha pegado a la ropa de Belvant.

Marietta frunció el ceño ante el cargante aroma que aún flotaba en el aire.

—¿Es eso así? Bueno, entonces me gustaría tomar un baño y cambiar mi ropa. ¿Quiere unirse a mí, Marietta?

—¿Huh? ¿Yo?

—¿Sí? También tiene que lidiar con el olor de esa mujer, la tocó varias veces.

—¡Qué detestable! —exclamó, al recordar el incidente.

—Ya que no se puede evitar, parece que voy a necesitar lavarla a fondo.

Diciendo esto, Belvant tomó a Marietta en brazos, entró con ella a su habitación y cerró la puerta tras de sí, dejando al otro par afuera, para consternación de Sierra.

—¡Hey! ¡Espere, no! ¡Hey…!

Cuando un clic resonó desde dentro, aislando por completo a los dos amantes, la doncella solo pudo gritar en su corazón.

¡No la ataque, malvado! ¡Este hombre es un tramposo; un tramposo y un lujurioso!

Kaori
Esa es mi Marietta, ¡asi se hace!

Aurora
Esta Marietta tiene agallas, se lo reconozco. ¡Pulgar arriba por Marietta!

14 respuestas a “Marietta – Capítulo 15: Un insecto inferior”

  1. jajajajaj sabe como atacar a sus rivales me encanta supo lidear con la primer ay ahora con la segunda jajjaj estoy con ataque de risa menosmal o esta mi marido me tacharia de loca

  2. Jajajajajajaja, esta novela es la onda, es tan refrescante que no haya ni siquiera oportunidad para malentendidos entre la pareja principal.

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