Mi hermana, la heroína – Capítulo 22

Traducido por Sharon

Editado por Tanuki

Corregido por Maru


Surfania Calibrachoa.

Era la tercera hija del marqués Calibrachoa, y aunque sonaba a sarcasmo viniendo de una genio como yo, era bastante inteligente para tener nueve años. Tenía un cabello castaño encantador y unos ojos caoba que desprendían frialdad.

Era una de las pocas personas ante las cuales puedo mostrar mi verdadero ser, además de ser mi mejor amiga.

—Bueno, ya te di mi opinión, ¿puedo regresar a mi libro? Odio ser interrumpida mientras leo tanto como odio hablar con mis hermanas mayores.

—Por supuesto que no. Debes escuchar lo que digo.

Esas palabras eran increíblemente frías, pero no era una persona débil que retrocediera sólo por eso.

Primero, confisqué el libro de Surfania, que ya estaba pasando las páginas cuando pretendió pedirme permiso.

—Hey, espera.

Sus manos se extendieron intentando recuperar el libro, pero ella era bastante baja para su edad. Tenía la misma altura de Mishuli, que tenía siete años. Por otro lado, yo crecí alta y saludable.

Una vez que elevase el libro sobre mi cabeza, era imposible que lo alcance.

—¡Devuélvemelo! ¡Será mejor que me lo devuelvas!

Surfania estaba de puntillas, intentando recuperar el libro desesperadamente, pero era una causa perdida.

No tenía intenciones de regresarlo.

En primer lugar, era increíblemente grosero leer cuando alguien intenta tener una conversación frente a ti.

Miré al libro que sostenía y suspiré.

—No puedo creer que sigas leyendo estas novelas para entretenimiento popular.

Sólo necesité leer unas pocas líneas para saber que era una historia de aventuras.

Leí libros para aumentar mi conocimiento, pero los que Surfania prefería eran diferentes.

Tenía una obsesión con las novelas de aventuras que eran populares en las calles.

Era una pérdida completa de tiempo e intelecto. Suspiré ante el desperdicio, pero Surfania me miró mal.

—¿Qué? ¿Qué está mal con leer novelas de aventuras? No te perdonaré por calumniarlos. ¡Son entretenidos!

—Por supuesto que está mal. Te volverás estúpida si lees estas cosas.

—No es cierto. ¡No importa cuántas novelas lea, no es posible que me vuelva más estúpida que tú!

—¿Ho, ho?

Surfania me dio una etiqueta de lo más impropia mientras saltaba.

Por cierto, ella es del tipo doméstico y sus habilidades atléticas eran desafortunadas en el mejor de los casos. No importa cuánto saltase, nunca conseguirá la altura necesaria para tomar el libro.

—Por el contrario, eres la prueba viviente que no importa la cantidad de textos educativos que uno lea, esa persona no se volverá sabia. ¿Y esa prueba viviente se burla de las novelas de aventuras? Eso es sólo algo que un idiota haría. ¡Chris, realmente eres una idiota!

—Realmente tienes bastante para decir, Surfania. ¿Quién es una qué? Dilo cara a cara frente a la genio una vez más si te atreves.

—Eres increíblemente estúpida. Bueno, es verdad, ¿o no? ¿Qué está mal con llamar a una espada “espada”?

—Surfania, ¿qué te pasa hoy? ¿No soy la orgullosa hija de un duque? Soy de una de las grandes Familias. Y más que nada, soy una invitada oficial. Soy superior a ti desde cualquier lado. Debes tratarme con más respeto.

—Me rehúso. Yo también soy la majestuosa hija de un marqués. Soy lo suficientemente magnánima como para no doblegarme ante la autoridad de un duque. Más importante, ¿una invitada? Qué cosa tan chistosa para que diga alguien que llegó sin invitación. ¿Por qué debo entretener a alguien tan idiota? Eso no parece correcto… —dijo previo a gritar mientras saltaba.

Surfania estaba saltando tan desesperadamente que era inevitable que se cayera.

Y por supuesto, ni siquiera había que cuestionar si tenía los reflejos necesarios para recuperar su balance. Cayó al suelo como si la hubieran golpeado.

Eso fue sorprendente.

—Oh, hey. ¿Estás bien Surfania?

—Por supuesto…

La llamé frenéticamente.

Surfania levantó su cara del suelo y se paró lentamente. Pretendió estar tranquila, pero las esquinas de sus ojos se llenaron de lágrimas. Golpeó el suelo con su cara. Eso debió haber sido doloroso, aunque hubiera una alfombra.

—Lo que sea, sólo dame mi libro.

—Uh, sí.

No podía hacer nada si ella estuvo dispuesta a llegar a tanto. Me empujó con su fuerte voluntad, así que le regresé el libro a su propietario.

Después de tomarlo, lo sostuvo cerca de su corazón como si fuera algo precioso.

—Hmph. Eso fue de acuerdo al plan.

—Ah… Oh, es así…

Ella insistió en que la caída fue a propósito para recuperar su libro.

Era tan orgullosa como siempre.

—Pero, para caer así después de saltar un poco… ¿No crees que deberías salir cada tanto?

—No quiero.

Probablemente porque la última vez le quité el libro de las manos, ahora ella lo mantenía cerca y lo agarraba con fuerza mientras habla.

—Una Señorita debe usar guantes cuando está en la casa y vivir sin dejar su cuarto. Eso es lo que espero conseguir. No soy como cierta idiota hija del duque que corre por el jardín y consiguió un bronceado.

Sacó mis errores pasados para hacer sus descabellados argumentos y justificar su reclusión. Lo que dijo no era completamente erróneo, aunque algo sobre-generalizado, ella realmente no tenía intenciones de ser parte de la sociedad.

Realmente era doméstica.

Aun así, nació en la nobleza como la tercera hija del marqués Calibrachoa. Uno realmente se preguntaba qué salió mal al producir una chica como esta.

Debía concluir que Calibrachoa cometió un error fatal en su educación durante su niñez. Pero la primera y la segunda hija eran señoritas talentosas, así que probablemente sólo fuera la personalidad de Surfania.

A lo mejor ella falló en conseguir honestidad durante su crecimiento y dejó la consideración hacia los demás en el vientre de su madre.

Esta Surfania me miró mal y dijo:

—¿Qué hay de ti entonces? ¿No irá a visitarte hoy el príncipe Charles?

—¿Hmm? Oh, me iré antes de que Charles llegue.

—Estoy encantada.

—Hey, deberías estar triste.

—Imposible.

Se giró e ignoró mi petición. Realmente parece un gato cuando actúa así.

—Bueno, aunque me quede por más tiempo o Charles llegue temprano, Mishuli estará allí para entretenerlo. Así que no te preocupes.

Durante estos dos últimos años, Charles y Mishuli se encontraron cada tanto. Como eran de la misma edad, suelen hablar entre ellos con menos timidez que conmigo.

—Ya veo…

Mi garantía de que no debería preocuparse volvió el humor de Surfania algo cercano a la depresión.

—El príncipe Charles podría ni estar allí para cuando regreses.

—¿Y por qué es eso?

No entendía por qué respondió eso aunque le dije que todo estaría bien. Además, dijo que no estaría allí con una expresión que podría sugerir, sin querer, que no estará en este mundo.

—Eres bastante densa y una idiota porque no puedes ver estas cosas. Bueno, me beneficié un poco gracias a esa estupidez, así que no te culparé demasiado.

—Estoy intentando muy duro interpretar eso como un cumplido, pero sólo suena como un insulto. ¿Podrías decir, cómo exactamente te beneficia? ¿Hmm?

—Es simple. Desde que nos conocimos hace dos años, has venido sin anunciarte siempre. Así que mis padres dejaron mi horario libre. Gracias a eso, no fui forzada a participar en esas problemáticas reuniones sociales. Esto incrementó el tiempo que puedo dedicarle a los libros. Chris, eres un gran escudo del mundo.

—Hey Surfania. Estuve pensando esto últimamente, ¿pero es probable que pienses que no puedo sentirme herida sin importar lo que digas?

—Sé muy bien que tu corazón puede ser destruido fácilmente, como un accesorio para el cabello barato. La cosa es, Chris…

Surfania fue criada por la nobleza, así que era improbable que hubiera tocado un accesorio para el cabello barato en toda su vida. Era joven, pero también inteligente y linda. Ahora tenía una sonrisa fría en el rostro que le quedaba bastante bien.

—No importa cuán herido resulte tu corazón, el mío estará tranquilo. Los libros de aventura que menosprecias y llamas aburridos siempre traen emociones de varios colores. Pero tú no. Sin importar cómo y cuándo te miro, sólo veo a una idiota.

—Muy bien entonces. ¡Será la guerra!

Incluso yo no podía quedarme callada ante este ataque verbal sin enojarme. Junto con mi declaración, junté un tablero de juego que estaba cerca.

—¡Es una competencia! ¡Comencemos, Surfania!

—Oh… De acuerdo.

Ahora, puede parecer que sólo me estaba dejando llevar por el impulso, pero nuestros encuentros usualmente terminan así.

Tendremos una discusión y jugaremos a algo. Incluso a ella le gustaban esta clase de juegos de mesa. Intentaba actuar solemne todo el tiempo, pero como una genio, puedo ver que esperaba ansiosa estos juegos que requieren de un oponente.

—Fu, fu, fu. Te permitiré el primer movimiento.

En este juego el primer movimiento te daba una ligera ventaja, pero no me importaba. Estaba tan llena de confianza mientras alineaba las piezas que acepté la desventaja felizmente. Cada vez que la visitaba terminamos jugando, y hasta ahora gané todas las veces.

—Soy una genio después de todo. ¡Ninguna simple desventaja puede perjudicarme!

—Tienes razón. Soy inferior a ti respecto a los juegos de mesa, y no leí tantos libros como tú. Pero Chris…

Terminando de ubicar sus piezas, Surfania hizo el primer movimiento mientras decía:

—No sé por qué. Aunque sea inferior en todo lo demás, no siento que haya perdido ninguna discusión.

—Oh, realmente lo hiciste ahora.

Mi mejor amiga tomó sus verdaderos sentimientos y me apuñaló sin vacilar. Pero estoy feliz de contestar a su provocación.

—Si vas a ir tan lejos, entonces deberías intentar vencerme. ¿No soy una genio? No perderé en un juego de mesa, mucho menos una discusión, fácilmente. Después de todo, desde que tengo cinco años que le ganó a Padre en un argumento.

—Sí, lo sé… Ah, es verdad. Chris. Esto no está relacionado con lo que hablábamos, pero como alguien con dos hermanas, déjame advertirte… Si le prestas mucha atención a tu hermana, comenzará a encontrarte molesta.

—Uh ¡Quuuuu-! ¡¿No puede ser?!

—Es verdad.

Sufrania Calibrachoa.

Aunque no estaba a mi nivel, esta tercera hija del marqués tenía una mente brillante.

Siempre pude contestarle a Padre, pero ella era mi rival en los argumentos.

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