¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 101: Ella y los dos príncipes herederos

Traducido por Lucy

Editado por Ayanami


—Llamando el nombre de tu prometido. Qué femenino, princesa.

Con paso firme, el príncipe heredero Maximiliano se acercó con lentitud. Al ver que su caballero de la guardia me agarraba del brazo, lo miré fijamente.

—¡Suéltame! Ahora que la herramienta mágica no se activó es suficiente, ¿no? No tiene sentido que te involucres más conmigo.

—Eso en verdad es cierto. Por desgracia, esta vez, esa botella es la única herramienta mágica que tenía a la mano. Nunca hubiera pensado que no se activaría, es mi error. Tienes razón, por eso es correcto retirarse.

Es razonable, el príncipe asintió a mis palabras. Estaba a punto de hablar cuando murmuró.

—Pero volver tranquilo a casa de esta forma sería irritante.

Él se detuvo frente a mí. Levantó una mano y me señaló el cuello.

—Si grabo mi marca encima de esa, ¿qué cara pondrá ese hombre? Es lamentable que yo mismo no pueda verla, pero ¿no crees que es una buena venganza?

—Qué…

Miré a la persona que dijo una cosa escandalosa. Aprovechando la oportunidad de que no podía moverme, se acercó con lentitud a mi cuello. Con su aliento tocándome, todo mi cuerpo se estremeció de asco. «Asqueroso, tan asqueroso que es insoportable.» Incapaz de mirarlo, volví la cara, en el momento en que cerré los ojos por instinto …

—Debería haber dicho que no habría una segunda vez.

En cuanto escuché la voz familiar, abrí los ojos con incredulidad, con el sonido del viento, una elegante espada desenvainada se interpuso entre el príncipe heredero Maximiliano y yo. La hermosa espada dorada que nos interrumpió a una velocidad considerable se detuvo con fuerza allí. Abrí los ojos de par en par ante la tremenda precisión que no había dañado ni un cabello de mi cabeza. El Príncipe heredero Maximiliano retrocedió de un salto por reflejo. Con los brazos aún sujetos, miré a la persona que clavó la espada en el caballero. Al ver el familiar cabello dorado pálido, me dieron ganas de llorar.

—Freed…

No respondió a mi voz. Con un rostro helado apuntaba con la espada al caballero que me agarraba del brazo.

—Qué le estás haciendo a mi prometida. Suelta tus sucias manos.

Tras recibir la ira de Freed, el caballero envió una mirada fugaz a su señor. Cuando el príncipe heredero Maximiliano asintió, soltó su agarre. Justo cuando me sentí aliviada de que la restricción se desprendiera por fin, fui abrazada por mi prometido con increíble vigor. Abrazada con fuerza, también me aferré a él.

—Lo siento, llego tarde.

Sacudí la cabeza en silencio. Mis glándulas lagrimales estaban a punto de aflojarse ante su ronco murmullo. Junto con su preocupación, se transmitía su intensa furia. La fuerza del brazo que me abrazaba me alivió de forma sorprendente.

—Te hice experimentar algo aterrador.

—Está bien… Gracias por venir.

Tal como había dicho la noche anterior, Freed vino en mi ayuda. Llegó a tiempo. No creí que pudiera ser tan feliz.

—Apareciste en un gran momento de nuevo, príncipe Friedrich.

El príncipe heredero Maximiliano, que retrocedió un poco, llamó a Freed. Antes de que lo notara, el caballero apareció a su lado y se preparó para proteger a su señor. Mi prometido les dirigió una mirada fugaz y habló con una voz penetrante y fría.

—No, lamento no haber podido llegar antes. Pensar que estarías con ella incluso un poco más de tiempo me disgusta.

—Ja, ja. Me alegro de oírlo… Príncipe Friedrich, ¿cómo supo de este lugar?

Él no respondió a su pregunta. Pero, de alguna manera, lo entendí. En el momento en que lo llamé, sentí que la “Flor Real” tatuada se calentaba. Seguro esa es la respuesta.

—No tengo nada que decirle a alguien como tú que trató de robar a la prometida de otra persona dentro del castillo de un país extranjero, como se esperaba del Príncipe Heredero de Sahaja, todo lo que haces es depravado.

Freed reajustó su agarre con una mano y lo apuntó con su espada. El arma dorada que reflejaba la luz del sol brilló aún más. Para protegerlo, el caballero dio un paso adelante. Cuando estaba a punto de desenvainar su espada, el príncipe lo contuvo con firmeza.

—Fabio, no la desenvaines.

—Sin embargo…

—Estamos dentro del castillo de Wilhelm. Debes entender lo que eso significa.

—Sí…

Con reticencia en su voz, la mano del caballero soltó la empuñadura de su espada. Por el contrario, el príncipe heredero Maximiliano estaba de verdad tranquilo.

—Disculpe a mi subordinado, príncipe Friedrich. Ah, parece que has entendido mal, aún no he hecho nada. Entonces, ¿por qué no bajas esa cosa peligrosa?

—Me pregunto. Que te hayas apoderado de la prometida de otra persona dice bastante.

—Por eso digo que aún no he hecho nada. Princesa Lidiana, ¿no es así?

—Eso es…

Al sacar el tema, asentí contra mi voluntad. Cómo se atreve a pesar del intento fallido de secuestro. Estoy asombrada desde el fondo de mi corazón. Es demasiado descaro. Sin embargo, quiero evitar que la situación se vuelva problemática. No es deseable armar un escándalo. Como él dijo, no hubo ningún daño real. La herramienta mágica no se activó, al final, no tocó mi cuerpo. Entonces, no quiero que sea un problema. Si yo, de manera poco hábil, armara un escándalo, podría convertirse en un asunto internacional que seguramente llevaría a la reanudación de la guerra. Sé que esa es la manera de hacer las cosas de Sahaja.

Me separé de Freed, me enderecé y me enfrenté al príncipe heredero Maximiliano. Mi prometido mostró una expresión de preocupación ante ese movimiento, pero negué con la cabeza en silencio. Esta es la escena que debo interpretar. No puede estallar una guerra por mi culpa. Endurecí mi espalda y me animé. Mientras mostraba una sonrisa lo más natural posible, hablé.

—Es como dijo Su Alteza Maximiliano, en verdad no ha ocurrido ningún problema. Solo me encontré con una desagradable plaga mientras paseaba por el jardín y salí corriendo por reflejo.

—Plaga, eh.

A mi lado, Freed se rió en un susurro. Asentí con una expresión compuesta.

—Sí, por supuesto que no tenía relación con Su Alteza Maximiliano.

El caballero reaccionó ante mis descaradas palabras, pero el príncipe lo detuvo por segunda vez.

—Hmph. Oh, bueno… Así fue, príncipe Friedrich. No tenía nada que ver. ¿Está convencido?

—Si ella lo dice.

Freed mantuvo su voz nula, cada una de sus palabras transmitía que no lo creía en absoluto. Al igual que yo, no debe querer causar problemas, pero se sentía como si dijera: “esto es esto y aquello es aquello”.

—Parece sospechoso, ¿cierto? Príncipe Friedrich, suponiendo que haya hecho algo, me gustaría que me presentara pruebas. Sin ella, no hay razón para este interrogatorio unilateral.

La botella de reducción mágica parece haberse ido a alguna parte. Me gustaría decir que hay pruebas, pero, en realidad, la herramienta mágica no se activó, en cuyo caso no es más que una botella ordinaria. Incluso si se encuentra, es demasiado débil como evidencia.

—Evidencia, huh. Es cierto, es como dices. No puedo presentar una queja sin pruebas… Siendo así.

Freed, que murmuró la última frase para que no se oyera, clavó su espada en el príncipe heredero Maximiliano a una velocidad que no se podía seguir a simple vista, y la devolvió a la funda. Nadie pudo verlo. Y, sin embargo…

Un ruido inusual y extraño. Cuando me giré en la dirección del curioso sonido, por alguna razón, el príncipe estaba presionando con fuerza su mejilla. De los huecos entre sus dedos comenzó a rebosar sangre fresca de color rojo intenso. En un abrir y cerrar de ojos, se escurrió hacia abajo y empapó el traje negro de etiqueta de Maximiliano.

—¿Eh…?

No entiendo qué ha pasado. Entre el caos, los dos príncipes herederos, Freed, todavía con una expresión fría, y Maximiliano, mientras presionaba su mejilla, solo se miraron. A pesar de seguir presionando su mejilla, el príncipe levantó las comisuras de su boca como si se tratara de un asunto insignificante.

—Qué raro… no hablabas en serio, eh. Lo has hecho.

—¿Me pregunto de qué podría tratarse? Como has visto, solo he envainado mi espada. ¿O estás diciendo que has visto algo?

Ante la provocadora frase de Freed, Maximiliano desvió la mirada hacia su caballero.

—Fabius…

—Me disculpo, Su Alteza… no lo he visto.

Mientras presentaba un paño limpio a su señor, el caballero negó con la cabeza. Freed miró la escena de amo y sirviente sin expresión.

—Si no sabes lo que pasó, entonces, surge el problema anterior con las pruebas… En especial ahora que es invierno. Incluso podría ser un kamaitachi[1]. Será mejor que tengas cuidado.

No, no importa cómo lo mires el culpable es Freed… Todo el mundo aquí lo piensa, pero no hay pruebas definitivas. Por el contrario, el príncipe heredero Maximiliano volvió a mostrar una sonrisa y asintió.

—Así es… Como Fabius no lo ha visto, es así. Uf… Muy bien. He podido ver la rara visión de que estás celoso. Aceptaré eso en lugar del recuerdo.

Parece haber brotado mucha sangre, pero parecía una herida poco profunda. Cuando limpió la mayor parte de la sangre con el paño, la herida ya se estaba cerrando. Aun así, no hay duda de que quedará una cicatriz en su hermoso rostro. Pero, no parece importarle en absoluto. Pensé que no le preocupaba su apariencia, y de verdad parece ser cierto. Si fuera un narcisista se convertiría en un alboroto, me impresionó un aspecto tan extraño.

—Su Alteza…

Empujando el paño que había terminado de usar sobre el caballero que parecía simpatizar con él, el príncipe heredero Maximiliano se volvió hacia Freed. Su rostro parecía mucho más encantado que cuando estaba conmigo.

—Este caso no estaba en mi agenda al principio. Aunque solo despertó mi interés, fue bastante divertido.

Freed respondió a estas palabras mientras resaltaba su disgusto.

—Te advierto que si pretendes ponerle la mano encima, ven con todo el país de Sahaja en mente. Me defenderé de cualquier agresión con todas mis fuerzas.

—No puedo evitar las ganas de aplastar esa cara, príncipe Friedrich. Pero esta es una zona de no combate y tenemos una tregua. No puedo hacer nada más. Es lamentable.

Freed no aceptó la provocación del príncipe heredero Maximiliano, que sólo podía tomarse como una declaración de guerra. Él respondió con calma.

—No. Por muy enfadado que esté, no empezaría una pelea aquí. No puedo involucrar a los ciudadanos en mis circunstancias. Como los ciudadanos no son propiedad personal de la realeza es algo natural.

Maximiliano respondió con una cara de desinterés.

—Hmph, después de todo lo que dices. Un rey puede existir solo gracias a sus súbditos, no es bueno involucrarlos sin pensar… Ahora bien, es el momento justo. Dejémoslo por ahora.

Pronunciando el nombre de su caballero, se dio la vuelta. El hermoso movimiento sin una pizca de vacilación es justo lo que se espera de la realeza. Mientras se iba, miró hacia atrás solo una vez, diciendo esto:

—Entiendo su apego y amor por su princesa… Espere, princesa Lidiana. La recibiré sin falta y sin importar las dificultades.

Solo pensé un poco en las palabras que había dicho. Seguro, aferrarme a Freed mientras temblaba era correcto y lo que se esperaba. De hecho, es una historia vergonzosa, pero lo hice ayer. Me aferré a él y me sentí reconfortada. Pero, la yo de hoy es diferente a la de ayer.

Ya tengo bastante con estar asustada. Por eso no quiero que se repita. No quiero ser una mujer que solo hay que proteger.

Hice contacto visual con firmeza y anuncié mi deseo.

—Si es así, entonces, solo puedo rechazarlo las veces que haga falta. Como no soy una mujer que hará lo que usted diga, me resistiré con todo mi poder. Por favor, prepárese para el rechazo.

Al escuchar mis palabras, abrió los ojos como si estuviera sorprendido.

—No creí que fueras a responder así… Eres una mujer por completo fuera de la norma. Pero, será divertido hacer que te sometas.

Mientras se disgustaba riendo desde el fondo de su garganta, de forma involuntaria, se filtró mi verdadera opinión.

—Pervertido.

Al oír esas palabras, todo el mundo alrededor se solidificó. La primera persona en recuperarse del silencio sepulcral fue Freed, que dejó escapar una risa ahogada. Creo que se debe a que está muy acostumbrado a mi conducta.

—Lidi… Decir pervertido…

A continuación, Maximiliano volvió en sí. Su cara parecía algo sorprendida, pero su boca seguía formando una sonrisa.

—Princesa… Después de todo es interesante.

—Pervertido… Su Alteza es un pervertido…

El caballero a su lado parecía haber recibido un shock. Los ojos de todos se reunieron en mí, quien destruyó el aire tenso en un instante. Incapaz de soportarlo, esta vez me escondí detrás de Freed. Más claro que antes, su hombro temblaba de risa.

Mientras el príncipe heredero Maximiliano me miraba fijamente, de repente, su boca esbozó una suave sonrisa. De forma inconsciente, abrí los ojos de par en par ante la suave sonrisa que nunca había visto antes. La expresión de Freed también mostraba asombro ante la sonrisa que no había percibido.

—Está bien entonces.

El príncipe heredero, ajeno a la sonrisa que había mostrado, se despidió a la brevedad y giró con galantería sobre sus talones. Luego, llevándose al todavía sorprendido caballero con él, esta vez, se dirigió a su propio país.


[1] Un youkai que viaja en el viento cortando a la gente, relacionado con el invierno. 

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