¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 123: El dolor de la hija del marqués (3)

Traducido por Lucy

Escrito por Ayanami


—Jaa…

A pesar de la preciosa oportunidad que tenía de hablar con el Príncipe Heredero, al no querer verlos juntos, salí corriendo de la habitación como si huyera. No era bueno. Aunque de ese modo no puedo cumplir con el papel que me fue asignado. Debí haberme preparado para no molestarme al ver a esa mujer… no, para verla cerca del Príncipe Heredero. A pesar de eso, fue demasiado para mí y resultó en esto. Uno de los guardias reales apostados frente a la sala me llamó. Al preguntarme si había terminado mis asuntos, asentí de manera vaga con la cabeza y me dijeron que siguiera hasta la zona general. Las dependencias reales no son un lugar en el que se me permita actuar con libertad. Desde que recibió la Flor Real, es seguro que puede pasearse sin preocupaciones… Junto con el Príncipe Heredero.

Sólo imaginarlo hizo que me doliera el pecho, así que de manera inconsciente bajé la cabeza. Al ver mi estado demasiado extraño, el guardia real me preguntó si estaba bien. Cuando asentí con la cabeza y dije sin emoción que me había afectado ver a esos dos, asintió de manera extraña.

—Ah, Su Alteza fue allí hace un tiempo. Es de verdad asombroso verlo de primera mano. El enamoramiento de Su Alteza con la princesa consorte es una historia famosa incluso entre nosotros, los guardias reales.

Por su propio bien es mejor fingir que no los ve. A pesar de la exasperación en el rostro del guardia real al decir eso, mostró un sentimiento positivo hacia ellos. Por eso me di cuenta de que ya había sido reconocida como la princesa consorte dentro del castillo. Aunque entiendo que no se podía evitar, no pude evitar encontrarlo doloroso. Apreté los puños con fuerza. Debería haberme rendido, debería haber entendido con claridad que era una lucha inútil, sin embargo, me pregunté por qué no podía ser yo. La respuesta era demasiado simple. Porque el Príncipe Heredero la eligió a ella. Eso fue todo.

—Listo, hemos llegado. ¿Está preparado su carruaje?

—Sí… Está preparado, todo está bien. Gracias.

Agradecí al guardia real que me escoltó hasta la zona general y me separé de él. El carruaje estaba cerca. Mientras soportaba el dolor en mi pecho, subí al carruaje de la casa del marqués que ya me estaba esperando. Mientras estaba sentada en el carruaje sola, recordé mis acciones de hoy. Al final, ¿tuve éxito? ¿Fracasé? Debí haber cumplido la misión de “hacernos amigas” que había creído imposible. La verdad, me sorprendió la facilidad con la que me perdonó por tomar una actitud tan insolente la vez anterior, pero lo que busco no es su capacidad como princesa heredera. Eso no me importa. Solo quiero que el amor del Príncipe Heredero sea mutuo, eso es todo.

—Me gustaría haber aguantado un poco más…

Viéndolo así, hoy, mi resultado es cero. Han pasado varios días desde entonces. Tal vez, la relación entre el príncipe heredero y ella también haya cambiado un poco. Por esa razón, debería haberme quedado allí y comprender la situación con exactitud. Pero…

—No pude verlo.

La mirada que el príncipe heredero le dirigió. La dulce expresión que no le mostraría a nadie y que decía que no podía evitar tenerla en sus brazos. Al ver eso tan cerca, el amor al que debería haber renunciado me dolía. Aunque entiendo que es imposible que su corazón se vuelva hacia mí. Todo su corazón es de ella, a los demás sólo nos mostró la sonrisa obligatoria. Al ver la sonrisa encantada dirigida a ella, entiendes bien lo carente de significado que era la sonrisa dirigida a los demás. Hacía inevitable no entenderlo. Sin embargo, es la realidad que me enamoré de él. Aunque entiendo que este amor se rompió, mi corazón sigue doliendo. No podía soportar esa situación. Pensando en esa escena, dejé escapar un gran suspiro dentro del coche.

—Al final, no entendí nada…

Aunque tenía la intención de dejar todo atrás, después de todo mi corazón no salió indemne. Me desprecié a mí misma por mi insensatez. Al mismo tiempo, perdí la fuerza que había tenido todo el tiempo. En ese momento… De repente, me di cuenta. De manera inesperada, vi lo que no podía ver.

—Ah…

Lentamente, abrí los ojos con asombro. En ese momento, la empujé de manera vigorosa sin poder perdonarla por no ser consciente de sí misma con respecto al Príncipe heredero. Pero, pensándolo bien, mis sentimientos no son tan egoístas hacia ella. Al fin me di cuenta de todo. Porque, al final, mi deseo es que ella abandone ese amor, no es más que una cosa muy egoísta. Por esa razón, quería que ella pasara por algo aterrador. No importa a quién le preguntes, es algo horrible.

—Ya veo, no es así… Alguien como yo no tiene ninguna cualificación para decir nada sobre sus problemas, debería haberlo sabido desde el principio… Solo para notar algo tan obvio tan tarde, que tontería.

Si hubiera pensado con tranquilidad, debería haberme dado cuenta. No es un asunto en el que deba interferir. Es un problema que deben resolver ellos dos, me incliné hacia atrás con suavidad, y tal como había pensado al principio, pensé que sería bueno desear su felicidad desde lejos. Cerré los ojos con fuerza. Quería llorar por haberme dado cuenta tan tarde.

—Aah… ¿Por qué?

Lamentando el arrepentimiento surgido, me cubrí la cara con las manos. ¿Por qué no me había dado cuenta hasta ahora? Debía haber tenido tantas oportunidades para volver atrás. Fui tan estúpida que hasta me olvidé de mí misma en un mar de celos, tal y como estaban las cosas, preferí desaparecer. Me agarré la parte superior del brazo izquierdo. Al tocarlo, me dio terror que lo de entonces no fuera un sueño, que de verdad había sucedido. Hace unos días, como prueba del contrato, me grabaron una marca mágica a la fuerza… Y ahora se escondía dentro de la parte superior de mi brazo. Cuando la toco siento que insiste en su existencia mostrando calor.

—Si cumples con tu papel, desaparecerá. Solo está aquí para asegurarse de que cumplas tu promesa. No tienes nada de qué preocuparte si no tienes intención de hacer trucos, ¿verdad?

Las palabras de aquella persona resurgieron en mi mente. Está bien, sólo estás preparando una broma, dijo ella, pero ¿de verdad terminará en eso? Mi único consuelo es que la posición social de esa persona era bien conocida. Por eso, al recibir su invitación, me apetecía escuchar su historia y, tras haber escuchado su petición, acabé accediendo, aunque a regañadientes. En realidad, no quería asentir, pero entendía que el ambiente era tal que no se me permitía salir si no lo hacía. El derecho de veto no existía desde el momento en que acepté la invitación. Dejarse llevar por celos desvergonzados y nimios, qué tonta soy. ¿Por qué no me calmé un poco más? Pensando con normalidad, la invitación en sí misma debería ser imposible, y sin embargo. ¿Por qué estaba tan celosa de ella? Ella era amada por el Príncipe Heredero. La vergüenza era insoportable. Pero, es demasiado tarde para cualquier cosa. Uniendo mis manos temblorosas, recé con todo mi corazón. Ya no sé ni por qué rezo.

—Por favor, por favor, que no sea algo horrible…

Si termina con esa persona, dijo, está bien. Es lo mejor. Terminará como una ansiedad innecesaria y una historia divertida. Pero, suponiendo que no sea así… Cada vez que recordaba su desagradable sonrisa, un escalofrío me recorría la espalda. Siendo sincera, no creo en absoluto que vaya a ir según lo hablado. Aun así, me abracé a mí misma y sacudí la cabeza de manera frenética.

—No, Miriallia… No puedes. No puedes pensar en eso.

Así es, no tiene sentido pensarlo. Debido a que tomé la mano de esa persona, ya soy cómplice. Yo, tengo que llevar a cabo la misión asignada. Si no, yo…

—De seguro terminará como ella dijo. Sólo ayudaré un poco… Claro, eso es todo…

Fingí de manera desesperada no ver la desagradable sensación que se arremolinaba en mi pecho. Me lo repetí a mí misma para creer en ello. Si no, no podría soportarlo. Ya no pienso ni un poco en hacerla consciente a sí misma. Más que eso, el problema es qué hacer a partir de ahora. Lo que va a causar con exactitud, es aterrador incluso de imaginar. Más bien, quiero arrodillarme ante ella y el Príncipe Heredero y confesar todo. Pero, no puedo hacer eso. En esta marca mágica de contrato que me dieron, también hay una parte que me prohíbe revelar información. Sabiendo que se utilizará, no puedo informar de nada. Si lo hago, aunque sea un poco, de seguro moriré. No es que me lo hayan dicho así, pero lo entiendo de alguna manera. Estoy atada de pies y manos, no puedo hacer ni un solo movimiento. Sé que es un resultado al que invité con mi comportamiento imprudente. Pero, es demasiado. Ojalá no me diera cuenta nunca. Si siguiera siendo tan tonta como antes, no me atormentaría el sentimiento de culpa. Al despertar, ni siquiera puedo ahogar la ansiedad en los celos. Mientras mis lágrimas se derramaban, me di cuenta de que era un hecho muy simple.

—Ah… de seguro no fui amada porque soy muy débil.

Me acordé de la fuerte luz de sus ojos. Lo entiendo sólo por haber hablado un poco. Con su fuerte voluntad, de seguro no haría algo así. Solo con eso, sentí que entendía por qué no había sido elegida. Odio que haya sido elegida por el Príncipe Heredero. Y estoy aún más celosa. Entonces, me enfadé de que no respondiera a mis sentimientos. Al principio, debería haber sido solo eso.

—Me pregunto por qué ha resultado así…

¿En qué lugar del camino cometí el error? Cuando me di cuenta de todo, había llegado hasta aquí. Recojo lo que siembro. Lo sé, pero no puedo decirlo.

—Alguien, alguien… Sálveme…

Antes de hacer algo que no se pueda deshacer. Entiendo que es un deseo egoísta. Incluso así…

Antes de que las palabras que mis temblorosos labios hilvanaron pudieran llegar a alguien, se ahogaron en el sonido del traqueteo de las ruedas del carruaje.

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