¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 122: Ella y sus queridas amigas (2)

Traducido por Lucy

Editado por Ayanami


—Gracias, Marianne. Ha sido una historia muy interesante.

—¿He sido útil?

—Sí, por supuesto.

Le agradecí y bajé la mirada. Las otras dos volvieron los ojos interrogantes hacia la melancólica yo, pero no pude evitar tenerlo en mi mente. ¿Qué clase de persona es? ¿Al igual que yo, reencarnó de Japón? En ese momento, si no hubiera abandonado el local, podría haber hablado con él, qué pena no haber podido. Me pregunto si podría verlo de alguna manera, antes de darme cuenta había estado pensando en esto con seriedad.

—¿Hermana?

—¿Eh? Aah, qué podría ser, Char.

Mientras me hundía en el océano sin fondo de los pensamientos, me llamó con nerviosismo. Cuando levanté la cara y sonreí, relajó su cuerpo con alivio.

—Tenías una expresión de miedo…

—Lo siento. Estaba pensando un poco en algo. ¿Y? ¿Por qué has venido aquí?

—¡Por supuesto que es para hablar con mi dulce hermana! Quiero saber más sobre ti.

—Ya-ya veo… Gracias.

La insté, ya que se levantó con energía, a sentarse. Siendo sincera, me alegraba que fuera así. En especial porque era del tipo cuya cara mostraba lo que estaba pensando, podías entender cuando no estaba diciendo una mentira. Después de sonreír con alegría, al final a Miriallia. Ella no había participado ni en una sola de las conversaciones hasta ahora. Solo ha estado bebiendo té con elegancia. De verdad, para qué ha venido. En la carta solo había escrito que quería hablar.

—Señorita Miriallia…

Cuando la llamé, dejó su taza con un tintineo. Luego levantó la cara con lentitud.

—Por favor, llámeme Milly. Lady Lidiana.

—Entonces, Milly. ¿Por qué has venido? Recibí la carta, pero no especificaba un motivo concreto.

Cuando le pregunté por el asunto, asintió con la cabeza.

—Creí que sería inapropiado explicar el motivo en la carta. En especial si hubiera expresado el deseo de disculparme, de seguro Lady Lidiana no me concedería la oportunidad de reunirme.

—¿Disculparte?

Cuando ladeé la cabeza confundida, Milly se encontró con mis ojos y exhaló. Luego hizo una profunda reverencia.

Lady Lidiana, siento mucho lo del otro día. Por haber tomado una actitud descortés justo cuando me iba, le ofrezco mis más sinceras disculpas.

—Eh… sí.

Recordé que me habían fulminado con la mirada al final, y Marianne, sentada a su lado, levantó las cejas.

—¡Lady Miriallia! ¿Qué demonios has hecho? Porque dijiste que no importaba, le pedí a Lady Lidiana algo irracional. ¡Estoy demasiado avergonzada para enfrentarme tanto al Príncipe Heredero como a Lady Lidiana!

—Lo siento… Marianne. Estoy reflexionando.

Aunque el padre de Milly tenga un mayor rango en la corte, estas dos deben ser amigas íntimas. Milly aceptó la reprimenda de Marianne como algo natural.

—La verdad… No me importa. Más importante aún, Milly, ¿escribiste la carta con ese propósito?

—No, por supuesto que no, pero… soy muy consciente de que es una petición impúdica, pero aprovechando la oportunidad quería convertirme en una de las amigas de Lady Lidiana.

—¿Mi amiga?

—Sí.

Con una expresión firme, Milly asintió. Había resignación en su rostro por pedir algo poco razonable. Examinando su estado, pensé un poco. No la odio. No es que haya hecho nada para que lo haga, sino que adoptó esa actitud agresiva hacia mí porque ama con sinceridad a Freed. Comprendo esos sentimientos, y debo agradecer que se disculpe porque es su culpa a pesar de todo. O más bien, ella me da una impresión muy favorable. No es genial su actitud galante. Por eso, si quiere ser mi amiga, no tengo motivos para negarme. 

—Sí, está bien. Milly.

—¿Está bien…? De ninguna manera.

Como Milly me miró con mucha sorpresa, sonreí para mostrar que no me importaba. Marianne, a su lado, también me miraba con una expresión de asombro.

Lady Lidiana… ¿está bien? No conozco los detalles, pero Lady Miriallia hizo algo descortés hacia usted, ¿verdad? Para no solo perdonarla sino también ser amigas…

—No es algo importante en particular. Además, no es que no entienda su molestia. Si quiere ser mi amiga, es bienvenida. Ya que no tengo muchos amigos, soy feliz.

Cuando mezclé mi verdadero motivo, Milly volvió a inclinarse con una expresión complicada en su rostro.

—Gracias…

—Cielos… Lady Lidiana es demasiado bondadosa.

Pareciendo querer decir “no se puede evitar”, Marianne dejó escapar un suspiro. Char intervino en la conversación como para dar la cara.

—¡Ese es el buen aspecto de mi dulce hermana! ¡¡Me gusta mucho!!

—Gracias, Char.

Con esta cálida atmósfera, el ambiente se volvió pacífico de inmediato. Cuando pensé que todo el mundo en general declaró su objetivo, la puerta fue golpeada. No debería haber más visitas programadas para hoy. Cuando di el permiso para entrar mientras me preguntaba quién podría ser, era la Dama Principal de la Corte quien entró en la habitación.

—¿Clara? ¿Qué ocurre?

—Me disculpo por perturbar su agradable charla, princesa consorte. Su Alteza está aquí para verla.

—¿Eh, Freed está aquí?

—Sí.

No había oído hablar de eso. Cuando fruncí el ceño ante el inesperado acontecimiento, Clara se puso al lado de la puerta inclinando la cabeza. Quien la seguía a la sala era Freed, que ahora debería estar ocupado en su trabajo. Ante la repentina entrada del príncipe heredero, las tres se levantaron de un salto. Él les dirigió una expresión amable.

—Por favor, relájense. Soy yo quien ha venido de repente sin ser invitado. Pensando que vienen las amigas de Lidi, también pensé en dar mis saludos, eso es todo.

Mientras lo observaba hilando palabras con una agradable sonrisa me impresionó que se tratara del rumoreado príncipe gentil. Para él, Marianne y las demás no son enemigas, subordinadas, ni amigas. Así que su tono no era ni autoritario ni natural. Debía ser por eso. Ahora bien, cuando pensaba en cómo debía tratarlo, Freed volvió sus ojos hacia mí.

—Lidi.

—Su… Freed…

Pensando que sería más correcto llamarle “Su Alteza” aquí, comencé con eso… Entonces, su mirada se agudizó por un instante. Cuando me corregí de forma apresurada, entrecerró los ojos indicando que eso estaba bien… Daba miedo.

—¿Son las amigas de Lidi?

—Sí. Son la hija del conde Petra, la hija del conde Vidal y la hija del ex marqués Lowe a la que avisé con antelación.

Como era de esperar, no se me reprocharía el discurso cortés. O mejor dicho, no quiero exponer que tengo conversaciones más francas con Freed que con ellas. De alguna manera, eso se siente demasiado embarazoso. Siento que ya ha sido expuesto a Char, pero solo puedo ignorarlo. Es una fuerza mayor.

—Lowe… Ah, ¿así que eres la preciada hermana pequeña de Bertrand?

—¡Sí… sí, Príncipe Heredero!

Con los ojos de Freed fijos en ella, a pesar de su nerviosismo, Milly respondió. Su cara se puso roja. Ah, mientras miraba la cara de una doncella enamorada, de repente pensé que, tal vez, haría una cara similar hacia Freed. Suponiendo que lo haga, siento que es posible que me exponga. En efecto, eso es malo. Tengo que idear una contramedida. Mientras miraba a los dos pensando en tales cosas, Freed habló de su hermano, el marqués Lowe era el Comandante de la Primera Orden de Caballeros, respondió con desesperación mientras tartamudeaba.

—Entonces…, por favor, dele mis saludos a Bertrand. Señorita Miriallia.

—Sí, sí. Seguro.

Habiendo terminado de hablar, Freed vino a mi lado. Se inclinó como si quisiera tener una charla secreta, y me habló en un susurro.

—Lidi, ¿cuánto tiempo te llevará?

—¿Nn? Hemos terminado los asuntos importantes, así que no tardaremos mucho. ¿Necesitas algo de mí?

Cuando devolví esa pregunta, escuché una voz reservada.

—Um… siento interrumpir la conversación. De hecho, tengo asuntos que debo atender por todos los medios después… Soy muy consciente de que es de mala educación para el Príncipe Heredero. Sin embargo, por favor, permítame marcharme…

Fue Milly quien declaró eso con una voz rígida. Mientras decía eso con la cabeza baja, y agarrando el dobladillo de su vestido mientras hablaba, me di cuenta de que, tal vez, era doloroso para ella vernos a mí y a Freed juntos.

—Freed…

Cuando pronuncié su nombre con el deseo de obtener el permiso, él asintió.

—Sí. Si tiene algo que hacer, no se puede evitar. Le permito que se vaya.

—Gracias…, Príncipe Heredero. Lady Lidiana. Por favor, discúlpenme.

Mientras se iba como si huyera, la perseguí con la mirada. Mirando su espalda que parecía decir que era demasiado para ella, no pude llamarla. Todavía estaba enamorada de Freed. A pesar de eso, por qué sacaría a relucir el querer ser mi amiga, que soy su rival en el amor. No pude evitar encontrarlo misterioso, pero cambié con brusquedad mis pensamientos, pensando que de seguro ella debía tener sus razones. Después de todo, es difícil de entender y simpatizar con ella… Dijo que quería ser mi amiga y yo acepté. Solo eso es suficiente.

—Lidi.

—Eh, ah, lo siento.

Cuando miré de forma distraída en la dirección en la que se fue, Freed me llamó. Cuando me giré hacia él, preguntándome de qué se trataba esta vez, acercó su rostro y habló cerca de mi oído.

—¿Recuerdas nuestra charla sobre la cita de antes…? Es sobre los arreglos de nuestra salida. ¿Podríamos hablar de ello después?

—Ah, ¿la cita en la ciudad? Sí, quiero escucharlo.

Cuando sacó el tema de la cita que estoy esperando, lo miré con una expresión de alegría. Freed rodeó mi cintura con sus brazos y chocó nuestras frentes. Sentí que la temperatura de mi cuerpo se elevaba por su habitual gesto dulce.

—No… um, Freed.

—¿Nn?

—Entonces…

Todo el mundo está mirando… Lo miré fijamente queriendo decir eso, pero como el calor solo aumentaba se me hizo imposible. Mientras no podía decir nada por vergüenza, la suave voz de Freed me llegó.

—De verdad linda. Estás roja hasta las orejas.

—Estás equivo… Jeez, deja de hacer esto en este tipo de lugar.

Le empujé con desesperación hacia atrás, pero no salió bien. Por el contrario, sonrió encantado.

—No bajes la cabeza Lidi, muéstrame tu linda cara…

—No…, es vergonzoso.

—Umm…

Cuando giré la cabeza hacia la tímida voz, Marianne y Char estaban allí con la cara roja y brillante.

—Um ¿también podríamos recibir el permiso para salir? No queremos molestarlos. Hemos terminado nuestro negocio, con esto nos gustaría excusarnos.

—Eh… ¿Marianne?

Inclinando rápido la cabeza, instó a Char a obtener el permiso para irse. Char parecía un poco reacia, pero exhalando un suspiro me dijo:

—Me iré porque no quiero molestar a mi dulce hermana. Pero, si necesitas algo, ¡dígamelo cuando quiera! Haré cualquier cosa por ti.

—Gracias…

Pude notar que la implicación en sus palabras hizo que el humor de Freed cayera en picada mientras me abrazaba. Mi sonrisa se movió, aun así le agradecí a Char. Lo dijo de buena voluntad. Comprendiendo eso, era difícil reprenderla. Cuando se fueron, antes de darme cuenta me quedé a solas con Freed.

—Se han ido…

—Lo siento, al final te he causado problemas.

Freed habló preocupado.

—No voy a poner excusas, pero no es que quisiera molestarte. Solo quería reponer un poco de Lidi durante un descanso en el trabajo. Me pregunto si tal vez lo que de verdad quería era ver a Lidi rodeada de amigas.

—No tiene sentido si las alejas…

—No las he alejado. Lo he dicho, ¿no? Solo quería reponer mis fuerzas con Lidi. Tenía la intención de volver al trabajo después de hablar un poco… Pero, tienes razón. El resultado es que les he hecho algo malo. Como disculpa, les prepararé algo como compensación.

—Sí, también pensaré en algo.

Como Freed no me dejó separarme a pesar de pedir perdón, de mala gana relajé mi cuerpo. Pareciendo feliz, Freed me abrazó con fuerza y yo me calmé con obediencia entre sus brazos. Me sentí molesta por su suave gesto, como si encerrara algo importante, aun así mi corazón latía a alta velocidad.

—Cielos.

Ah… Después de todo no puedo ganar contra él. Si es un malentendido o no, puedo estar segura de ello.

—¿Lidi?

—No es nada…

No le respondí a Freed, cuya duda se mostraba en su rostro. No quería decírselo. Mientras frotaba mi frente contra su pecho, exhale. Me preocupaba que sea tan cómodo estar en sus brazos, y que se convierta en una costumbre. Quiero quedarme aquí para siempre. Disimulando con firmeza eso, cambié mis pensamientos.

—¿Y? ¿Cuándo iremos a la ciudad?

—Bien, hablemos sobre eso…

Por alguna razón, Freed mostró una sonrisa de decepción. Esa expresión suya me pareció impresionante.

♦ ♦ ♦

Nota del autor.

Después, Marianne causó un gran alboroto. 

—¡Kyaa! Amoroso, ¡Después de todo esos dos se aman! ¡¡Tengo que decírselo a todos los miembros del grupo de apoyo!!

En el futuro se pudo ver a Lidi intentando borrar ese rumor con desesperación…

Lucy
¿Por qué Lidi? ¿Por qué eres tan reacia a admitir tus sentimientos? ¿No ves que lastimas al príncipe perfecto y comprensivo? uwu

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