Vida feliz – Capítulo 78 – Historia extra 6: El sufrimiento de Cecil (2)

Traducido por Soyokaze

Editado por Ayanami


—Explícame: ¿por qué me involucraste en tus asuntos? —Me preguntó Cecil-kun, algo exasperado después de recuperarse de la vergüenza.

Por cierto, su rostro todavía seguía ligeramente ruborizado, pero cuando me recriminó por haberlo involucrado, ciertamente se veía resentido por toda esta situación en la que lo metí.

Ahora que me lo pregunta, me di cuenta de que no le he dicho mi propósito, así que encogí mis hombros cuando esto se me vino a la mente, algo tarde, ese pequeño detalle.

—Lo lamento, es porque hay un lugar al que quiero que vayamos juntos. Pero, ve el lado bueno: tú también podrás disfrutar a plenitud de tu adultez, podremos hacer cosas que como niños no podemos, ahora que estamos afuera.

—Eso lo dices por ti, pero seré yo quien recibirá toda la furia de Gilles.

—Sólo me estás ayudando, así que no tiene porqué guardarte rencor.

Seguramente, es porque Gilles no ve con buenos ojos el que Cecil y yo saliéramos juntos; y, por si no fuera poco, tomó el papel de escolta temporalmente, posición que siempre había sido de él… Pero, no podría lograr lo que necesito si Gilles fuera el que estuviera conmigo, no tendría sentido, así que no quedó de otra.

Lamento haber involucrado a Cecil-kun a mi conveniencia, así que tengo todo preparado para contentarlo. Es por eso que tengo que proteger a Cecil-kun apropiadamente cuando llegue el momento.

—Me rindo… Entonces, ¿a dónde quieres ir? —Cecil-kun preguntó resignado, como si se hubiera rendido conmigo.

Al verlo así, no pude evitar sentirme culpable, así que me disculpé con él, en mis adentros, por obligarlo a venir conmigo.

—Quiero ir a la sastrería. Va a ser muy seguro además de conveniente que vengas conmigo, Cecil-kun.

Para ser sinceros, podría haber ido sola, pero de ser así, Gilles me hubiera acompañado a toda costa. Además, estaré más que agradecida de tener la opinión de alguien más. Y qué mejor que ese alguien sea Cecil-kun.

También había considerado venir con mi Padre…, pero él está muy ocupado, así que no pude molestarlo. Aun así, estoy segura de que, si se lo hubiera pedido, me habría acompañado felizmente, pero no habría sido conveniente que lo molestara.

—¿Qué planeas hacer ahí…?

—Quiero regalarle ropa a Gilles. Siempre lleva el mismo atuendo, por eso quiero comprarle algo nuevo —dije, ante la pregunta de Cecil-kun y me le quedé viendo fijamente, apretando mis puños.

Es que Gilles casi no se preocupa por la ropa ni los accesorios. Pensándolo bien, Cecil-kun también es igual; sin embargo, él, al ser miembro de una casa ducal, se le provee vestimenta para nobles y eso es lo que usa, así que no se tiene que preocupar por comprar ropa él mismo. Generalmente, tiene a mano túnicas entre otros vestuarios acordes de buena calidad.

En cuanto a Gilles, ¿cómo podría describirlo…? Bien, se podría decir que es bastante descuidado consigo mismo. Como soy su prioridad, se deja a sí mismo de lado.

Por eso sus ropas, a la fecha, se han desgastado bastante y no se preocupa por comprar nuevas. Por ejemplo, los dobladillos de sus mangas están maltratados o incluso se han roto en algunas partes. Las repara, pero no parece que quiera comprar ropa nueva para reemplazar la vieja.

La causa principal del estado de su ropa es debido a la rebelión, así que me siento algo responsable y debo compensarlo. Ciertamente, Gilles hizo lo imposible por rescatarme y esa es una de las consecuencias.

—¿Era necesario que viniera para eso?

—Es que quería ver cómo te veías como un adulto.

—¿Eh…? ¿Sólo por eso?

Cecil-kun me recalcó, mirándome fijamente con sus ojos medio cerrados, que no creía que fuera sólo por esa razón.

Tuve que admitir, con dudas, que esa no era la única razón. Tampoco puedo negar que tenía curiosidad por ver que tan guapo sería de adulto, pero la verdad es que hay otra razón más aceptable.

—Bueno, la razón por la que hice que te volvieras un adulto, es para tener una excusa para poder pedirle prestada ropa a Gilles y así asegurar que la talla era la adecuada. Además, pensé que si venía contigo podías ayudarme a elegir mejor, considerando que el regalo va a ser para un hombre.

—Típico de ti…

No es como si no hubiera tenido opciones que no involucraran a Cecil-kun en mis planes. Lo traje conmigo con un propósito en mente: saber las medidas exactas de Gilles; sin embargo, aunque tengo sus medidas exactas, si traía su ropa estaría doblemente segura de evitar cualquier falla.

Cecil-kun pareció entender mis razones y, aunque estaba sorprendido, asintió, se acercó a mí y caminó a mi lado.

De repente, se detuvo y me miró fijamente. Me detuve también e, inclinando mi rostro, sostuve la tela de mi antebrazo y me le quedé mirando preguntándome si ocurría algo.

«Probablemente, no quiera ir conmigo», pensé frunciendo mis cejas, mientras, Cecil-kun se quedó mirando por un rato la palma de su mano. Entonces, de repente, apretó fuertemente su mano formando un puño.

—Liz.

—Di-dime.

—Tu mano…, préstamela.

Tan pronto como me la pidió, Cecil-kun, sin esperar mi respuesta sostuvo… no mi mano sino mi muñeca. Era como si me fuera a perder de vista, pero no hay forma de que eso pase, ¿cierto…?

Asombrado por lo que hizo, Cecil-kun soltó una vez mi mano, me le quedé viendo preguntándole con la mirada, que planeaba hacer; entonces, volvió a tomar mi muñeca, pero en esta ocasión lo hizo con más gentileza.

—¡Vamos!

—Sí —le respondí.

Cecil-kun volvió a caminar refunfuñando secamente. Como un escolta…, era un poco rudo; sin embargo, su agarre era suave y ajustó su paso al mío. Era como si estuviera teniendo sumo cuidado de no lastimarme, como si fuera una niña, pero en estos momentos realmente no lo soy.

Pude ver las orejas de Cecil-kun, quien caminaba por delante de mí por muy poco, enrojecerse. Y yo, para no exponerlo, simplemente me reí silenciosamente.

Eso me recuerda…, ¿Cecil-kun sabe en qué dirección se encuentra la sastrería?

♦ ♦ ♦

Bueno, de alguna manera, llegamos a la sastrería que estaba marcada en el mapa. Era un lugar para nobles, no muy lejos de donde vivía Cecil-kun, por eso pudimos llegar sin contratiempos.

—¡Bienvenidos! ¿En qué les puedo ayudar el día de hoy?

—Me gustaría encargarles un traje de mago. ¡Ah! Tenga. Traigo una carta de recomendación.

—¿Carta de recomendación…?

Le entregué la carta de recomendación que me había dado mi Padre, y el empleado, al ver el nombre escrito en ella, abrió mucho los ojos por la sorpresa, solo por un instante. Ah…, Padre rara vez manda a confeccionar ropa, así que ha de ser algo extraño para ellos. Él es del tipo que compra ropa ya hecha.

Me pregunté si había algo malo en la carta, esto debido a la actitud del empleado, cuando de repente reaccionó y corrigió su postura. Me explico: en realidad, su postura ya era perfecta desde el inicio, más bien podría decirse que era como si su entusiasmo hubiera cambiado a otro completamente diferente.

—¿Tiene conexión con el marquesado Adelcian, señorita? Bien, entonces, ¿me permitiría tomarle las medidas al caballero para hacer el traje?

—No, él… sólo viene como mi escolta esta vez. Estee, yo ya traigo las medidas necesarias que tome con anterioridad; además, lo que él lleva puesto son ropas de la persona en cuestión por si le son de utilidad.

—Entiendo. Pase por aquí por favor.

Claro, lo mejor hubiera sido traer a la persona en cuestión, pero aparte de que Gilles siempre está muy ocupado y no quiero molestarlo, la sorpresa se arruinaría.

De momento, el empleado nos llevó a la parte de atrás de la tienda; ahí había varios moldes, patrones, maniquíes y telas con diferentes decoraciones.

También había vestidos y el diseño de varios me parecieron lindos. Sin duda, le irían muy bien a mi cuerpo adulto, por lo que a mi edad real no le quedarían, así que todavía me falta mucho para poder siquiera considerarlos.

—¿Qué diseño le gustaría?

—Veamos… Uno que no impida el movimiento.

—Entonces estaría bien uno que pueda portar armas ocultas.

—¿Eh?

Me pregunto por qué armas ocultas… Eso es algo que no había considerado.

Gilles es una persona que es bueno con la espada, pero si además se le adicionan armas ocultas, que tengo entendido son cosas como las dagas, agujas largas, entre otras, podría ser factible.

Bueno…, la verdad es que no lo he visto usarlas, pero creo que es algo que puede que domine bien. Con su cara impasible, parece capaz de arrojarlas y dar en el blanco.

Esa pregunta me tomó por sorpresa, dudé por un momento, después reaccioné y sonreí. ¡Genial! ¡Como era de esperarse de un empleado profesional!

—¿Qué le parece si colocamos un soporte en el interior? Lo pondremos aquí y aquí, eso hará que se puedan guardar cosas con facilidad y no impedirá el movimiento —dijo el empleado, enseñándome algunas muestras para que yo comparara y eligiera.

Aunque elija de estos diseños, de todas formas quiero elegir entre algunos más. Además de aceptar una sugerencia de Cecil-kun, también quiero que Gilles reciba algo que yo haya personalizado para él.

—Ah, acerca de la tela, ¿de preferencia podría usar una que albergue la mayor cantidad de mana posible?

—¡Por supuesto! Tanto para las túnicas como los trajes de mago se suele elegir mucho ese tipo de tela y con esa la elaboramos.

—Además… de ser posible… ¿podrían usar esto para entretejerlo en la tela?

Saqué un objeto que cabía en la palma de mi mano de mi pequeña bolsa, y se la entregué al empleado.

Al parecer, Cecil-kun supo de inmediato qué era al sólo darle un pequeño vistazo, y se sorprendió enormemente.

—Eso es Mithril…, ¿estás consciente de cuánto cuesta?

—Lo sé, aunque no me lo digas. No es algo que tome a la ligera.

Me enteré de su existencia cuando estuve ayudando en el instituto de magia. Ahí me enseñaron que dicho material era muy eficiente para acumular maná.

Bien, sé que es un artículo extremadamente raro y de alto costo. Aun así… se lo pedí encarecidamente a mi Padre para mi cumpleaños; después de todo, no suelo hacer ese tipo de peticiones, así que no tuvo problemas en dármelo.

No era porque, a diferencia de Cecil-kun y yo, no tuviera una enorme cantidad de maná, ni porque no tuviera alguna particularidad especial; al contrario, la cantidad que él poseía estaba muy por encima del promedio, pero muy por debajo de la mía. Bueno, aunque yo posea una enorme cantidad de maná, mi manejo es pobre, entonces, a menos que aprenda a manejarlo, de nada me sirve.

Por eso, me surgió la idea de que si era posible guardar el maná de forma externa, como si fuera una batería, y de ahí usarlo como reserva cuando el maná del cuerpo se agotara sería algo extremadamente útil; más aún, si yo estuviera cerca, podría pasarle maná directamente, pero tengo mis dudas de si eso se puede hacer.

—¿Mi-mithril…? ¿Qui- quiere que ponga esto en la ropa?

—Sí, y en caso de que no se pudiera, me gustaría que se agregara como un accesorio aparte.

—No, ¡claro que es posible! Será un gran reto, pero…, ¡déjelo en nuestras manos!

Al parecer, encendí el espíritu de artesano del empleado y se le veía muy motivado por la pequeña cantidad de Mithril que tenía en su mano.

De todos modos, su motivación parece ser mucha y estoy segura que hará algo bueno. Finalmente, sólo ahondamos en algunos detalles como el color de la tela y accesorios y con eso, termine de encargar lo que necesitaba de aquí.

A pesar de que la mayor parte del tiempo le pedí consejos a Cecil, también me esforcé lo más que pude en aportar opiniones para que pudieran elaborar el traje más acorde para Gilles.

♦ ♦ ♦

—Oye… ¿Tienes por costumbre llegar a esos extremos?

De regreso a casa, Cecil-kun todavía no se atrevía a sostenerme la mano, quise preguntarle si se sentía tímido, pero tengo la impresión de que se enojaría si realmente le preguntara, así que me contuve.

Cecil-kun murmuró con expresión extrañada. Su voz se oía sorprendida, pero de alguna manera, sentí un dejo de envidia mezclada en la misma.

—Él, ¿no es sólo un sirviente? Tú, como jefa, ¿sueles favorecer a tus sirvientes de esa manera?

—Bueno…, tienes un punto. Por su posición, realmente no tengo ninguna obligación de llegar a tal grado por Gilles, ¿no?

Si lo vemos objetivamente, mandar a confeccionar a medida un producto de alta gama, de gran durabilidad utilizando materiales raros, en un negocio que suele atender exclusivamente a los nobles, no es normal; más aún, si ese producto está destinado para un sirviente. Por eso comprendo su confusión.

—Sé que Gilles…, es un sirviente, pero al mismo tiempo, es alguien muy importante para mí. Todo este tiempo ha estado a mi lado y me ha protegido incondicionalmente.

Él permaneció a mi lado cuando mis padres no me ponían atención mientras estaban enfocados en cuidar exclusivamente de Ruby, y me socorrió cuando me secuestró ese maldito lord pedófilo, además, por si no fuera poco, me fue de gran ayuda durante la rebelión. Me las habría visto muy duras si no fuera por Gilles.

Él me ha dado mucho, así que quiero darle algo como retribución de mi parte; y aun así, se me hace poco.

Aunque otros digan que no lo vale por su posición de sirviente, no me importa. Por los principios que me han inculcado y también por mi libre albedrío, creo firmemente que Gilles merece ser tratado con respeto y afecto.

—Es un toque de gratitud porque siempre me ha cuidado y ayudado; entonces, sería descortés de mi parte no mostrarle, de alguna manera, mi agradecimiento, ¿no lo crees?

—No me extraña, esa es tu forma de ser. Bueno, es un hecho que Gilles estará más que feliz por tener una ama como tú a su lado.

—Eso espero.

Me pregunto si Gilles estará realmente feliz de estar a mi lado… No, no tengo porqué dudar, por su comportamiento, no parece que le desagrade estar conmigo.

Hasta ahora, Gilles me ha consentido y mimado en extremo. Y constantemente acaricia mi cabeza.

Mientras estaba sumida en mis pensamientos, volteé a ver a Cecil-kun y pude notar que sonreía, mostrando una mirada distante. De hecho, su sonrisa se veía triste.

De hecho, Cecil-kun… no tiene sirvientes. O para ser más específicos, no lo he visto hablar con alguno con quien se lleve especialmente bien; de hecho, sólo platica con nuestra familia o con Caldina-san cuando está en el instituto. No es de los que se acerque a alguien por iniciativa propia.

Por el entorno que le tocó vivir, Cecil-kun es un misántropo, y no hay nada que pueda hacer por las costumbres arraigadas desde su infancia. Su entorno lo ha hecho una persona solitaria, aunque haya gente a su alrededor. Por eso no deseo que nadie lo malinterprete.

—Cecil-kun…

—Dime.

—Te hace feliz el tenerme a tu lado, ¿verdad?

Me pegué al brazo de Cecil-kun, cuyas pupilas parpadeaban deslumbrantes, como la luna llena. Se sorprendió, pero pareció relajarse y me dirigió una sonrisa.

Además de pegarme a su brazo, entrelacé mis dedos con los suyos. Eso ocasionó que sus mejillas gradualmente se volvieran rojas como la grana. Pero no me rechazó quizás por ser yo.

¡Lo he decidido! Hoy voy a ir con Cecil-kun a sus lugares preferidos. Todavía tengo mucho tiempo y dinero para usar.

En realidad, me asignaron un salario hace cinco años, cuando desarrollaron la herramienta mágica aquella vez que estuve ayudando en el instituto. Después, mi Padre me dio el dinero, pero como no tenía algo especial en que usarlo, simplemente lo guardé.

Además, estuve ahorrando mis mesadas, así que tengo dinero para gastar sin preocupaciones.

—¡Bien, Cecil-kun! Hoy iremos a muchos lugares. ¡Vamos a divertirnos a lo grande!

—Me pregunto si está bien que te deje hacer lo que te dé la gana…

—No te fijes, sólo confía en mí y déjate llevar.

Está bien, ¿verdad? Cecil-kun curvó sus labios esbozando una sonrisa que parecía derretir el hielo, y sus mejillas se sonrojaron con timidez.

Sentí una presión en nuestros dedos entrelazados, como si me hubiera acercado un poco más a él. ¿Habrá sido mi imaginación?

—¡Empecemos nuestra aventura! —Exclamé, señalando hacia el frente con mi dedo índice.

Cecil-kun sólo se limitó a acariciar mi cabeza una vez, después empezamos a caminar lentamente.


Ayanami
Y con esto mis estimados lectores damos fin...al tomo 2 wiiii!!! Nos vemos en el volumen 3 con nuevas aventuras y personajes!!! ♥

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