Yeho – Capítulo 11

Traducido por Sharon

Editado por Ayanami


—No luces bien, Su Alteza —dijo Soa preocupada, mientras sostenía el polvo. Le sonreí levemente cuando respondí.

—No pude dormir bien.

— ¿Es debido a la ceremonia?

—Eso creo. Me preocupa que las personas me descubran y que pueda equivocarme.

Estoy frente a un espejo, preparándome para la ceremonia.

— ¿Es debido a Su Majestad? —preguntó Soa con cuidado.

Le sonreí un poco incómodo. Después, escuché que fue al salón de reuniones y se quedó allí. Sigo pensando que debería ir al Palacio que Abraza la Tierra, pero no lo dije.

Si realmente fuera allí, o a alguno de los otros Palacios, probablemente, no podría dormir.

Me odio por eso.

—Maquíllame más, para que no se den cuenta de que soy un hombre.

Cambié el tema y Soa suspiró, poniéndome más base en el rostro. Cuando se detuvo, la miré.

— ¿Qué pasa? ¿Hay algo mal?

—No. Está listo, Su Alteza.

— ¿Es suficiente?

—Sí. Realmente no hace una gran diferencia. Su piel es muy suave y blanca.

—Es porque soy pálido. ¿Entonces, eso es todo?

—Delinearé sus ojos y aplicaré algo de labial, Su Alteza. Si fuera mejor, podría haberle puesto sombra pero, como no estoy a cargo de ello, no puedo hacerlo.

—Está bien. Sería molesto llamar a otra persona. Has eso y arregla mi cabello. Me da dolor de cabeza pensar que debo ponerme un binyeo[1]. ¿Cómo pueden llevar las mujeres algo tan pesado en sus cabezas?

—Ya que no le gusta, preparé uno pequeño. Así, no tendrá que usar una peluca. En su lugar, pondré un broche y una tela de seda. Haremos esto porque vendrán otras Concubinas que usarán pelucas y accesorios elegantes, y la Señora no puede ser menos que ellas. Es por su reputación, así que sopórtelo. No es tan pesado.

Miré la larga tela de seda junto con el broche. Suspiré, al ver el paño celeste, que casi se arrastraba por el suelo, decorado con destellos dorados, plateados e incluso diamantes, sin embargo, es mejor que usar una peluca y un binyeo que hacen que me duela el cuello.

Soa, delineó mis ojos con carbón y pintó un papel de rosa para que lo mordiera levemente. De esa forma, el color se mantuvo en mis labios. Además, aplicó algo de aceite con un pincel.

En el espejo, una mujer, me regresó la mirada, viéndose algo incómoda.

Soa, bajó el pincel y tomó el cepillo. Comenzó a organizar mi largo cabello, aplicando aceite de incienso, delicadamente, para que el cabello no cayera en mi rostro. Dividió mi pelo en dos secciones y lo trenzó. Colocó la parte superior en un moño y la inferior en otro más pequeño. Para estabilizar el moño superior puso un gran binyeo y decoró lo que caía por mi frente con horquillas.

La tela larga me estaba molestando, sin embargo, sólo puedo suspirar.

— Su Alteza, póngase de pie.

Me paré y, con cuidado, Soa organizó la tela de seda atada a mi cabeza, así como mis ropas. Usó el color jade como base y otro más oscuro sobre el vestido de manga larga. Ató un cinturón ancho con una flor elegante grabada en él, alrededor de mi cintura.

El vestido tenía el color del agua en las profundidades. Para evitar que se alzara, se extendía por mi espalda.

—Será incómodo caminar, de modo que deberá tener cuidado con cada paso que dé —dijo Soa, mientras organizaba prolijamente el vestido que arrastraba por el suelo.

— ¿Tiene que ser así de largo? El vestido de bodas era diferente.

—Ese fue hecho para orar por muchos nacimientos. El Festival de Siembra, que sucede en esta temporada, requiere que el vestido se arrastre por el suelo para representar el arado.

A sus palabras, asentí y mis hombros se congelaron al escuchar al eunuco llamándome. Mientras salía lentamente del cuarto, seguí repitiendo el orden de la ceremonia en mi cabeza.


[1] Es un accesorio que se lleva en el cabello. Sirve para sujetar los peinados y otros accesorios más.

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