Traducido por Shisai
Editado por Sakuya
—Una buena pregunta, pero también una pregunta difícil de responder. —Los serios ojos marrones del profesor de historia teológica se dirigieron hacia Chi Yan—. En primer lugar, supongo que ya debes saber que el dios malvado es de un rango mayor que el Dios de la Guerra, el Dios de la Plaga y el resto de los dioses de nivel superior. Por respeto, intentaremos evitar hablar demasiado de los dioses de nivel superior. Esta es también la voluntad de los otros dioses.
En términos sencillos, esto significaba que este dios era una existencia que los dioses ordinarios no se atreverían a provocar. Así que estos dioses instruyeron a sus seguidores a hablar menos sobre cualquier noticia relacionada con este dios.
—En segundo lugar, el continente Alfa no promueve públicamente la creencia en el dios malvado. Esto es también algo que debes saber. Si estas dos explicaciones conocidas no pueden satisfacer su curiosidad, y puesto que se trata de la primera clase, no me importaría hablar más de ello y de otros puntos de los que quizá no haya oído hablar en otros lugares. Seguí leyendo “El Perseguido – Capítulo 143: Los favorecidos”
Traducido por Army
Editado por Sakuya
Sobre el tema de los duelos grupales, valía la pena señalar que una regla particular decretaba que a cada encuentro se le asignaban veinte minutos. Si ninguna de las partes recibiera una advertencia y el partido no pudiera terminar de manera decisiva, entonces se extendería por otros diez minutos. Si el partido aún no pudiera concluirse en ese momento, el resultado se declararía en empate.
Aunque el dormitorio norte había apuntado originalmente a tres victorias, un solo empate también tendría un propósito similar, dado su puntaje actual. Si ambos dormitorios tienen puntajes similares, la victoria del general se usa para decidir qué partido gana en última instancia. Seguí leyendo “Voy a vivir mi segunda vida – Capítulo 20: Sobre las fortalezas de Remie”
Traducido por Den
Editado por Sakuya
Daryl, tienes que estar bromeando…
Hoy he suspirado varias veces mientras supervisaba la seguridad. El ambiente era extremadamente desagradable. ¿Por qué estaba vigilando un baile de niños aristócratas solteros? La mayoría de los asistentes tenían probablemente dieciséis o diecisiete años. En cambio, los de rango alto ya estarían prometidos.
En este momento debería estar descansando en mi estudio, con una copa en la mano mientras repasaba detenidamente los programas de entrenamiento para el próximo mes, asegurándome de que todo estuviera en orden. Seguí leyendo “Cenicienta – Historia paralela 3: Una travesura del destino”