Cenicienta – Historia paralela 2: Reunión con el rey

Traducido por Den

Editado por Sakuya


Fui convocado por mi padre, el rey.

Abandoné de inmediato mis aposentos y fui a verlo. Mientras caminaba por un pasillo tranquilo de camino a su oficina, pensé que era extraño que pidiera verme de madrugada.

Su Majest… Mi padre ha sido un gobernante desde que nací. De joven, apoyó a su padre como príncipe heredero, y desde que se convirtió en rey, ha sido un ejemplo a seguir para todos. Siempre tenía un aire de dignidad distante ante todos, por lo que siempre había pensado que ese era el tipo de hombre que era mi padre.

Fui recibido en su despacho sin fanfarria. Permanecí de pie frente a su gran escritorio, esperando a que hablara.

—Stephan, tengo algo que decirte.

Padre… No, Su Majestad me miró fijamente.

Se trataba de la última gran guerra. La familia Castley ayudó a mi bisabuelo a negociar el acuerdo de paz con el país vecino. Y luego estaba el dinero…

Al recordar mis acciones de aquella tarde, de repente me sentí mareado.

¿Cómo podía la familia real pedirle esto a una familia de comerciantes? ¡No debería haber actuado de esa manera con los Castley!

Me recompuse y miré a Su Majestad.

—Tenía la intención de informarte en el momento adecuado, pero parece que llego un poco tarde —dijo el rey—. Mi error —exhaló un suspiro—. Debería haberlo hecho correctamente cuando ascendí al trono. Aunque hubiera tenido que forzar la situación, debería haber dado a conocer al público los servicios que prestaron a la corona tan pronto como lo supe. Debería haberme disculpado y compensado a la familia Castley. Por mi error, fueron despreciados por la aristocracia durante mucho tiempo.

—Forzar la situación… Eso probablemente habría causado un gran dolor de cabeza —murmuré para mí mismo. Sin embargo, parece que Su Majestad me escuchó, porque se frotó la frente.

—Hablé con el vizconde Castley de contarle a la aristocracia sobre su servicio para recuperar su honor, pero se negó rotundamente.

¿Rechazó esa oferta? No entendía muy bien por qué.

—Parece que el vizconde es alguien a quien no le gustan las fanfarrias.

Por lo que he observado esta tarde, no parecía ser alguien que guardara rencor a nuestra familia. Sin embargo, padre no estaba muy contento por no poder ayudar a limpiar su nombre.

Reflexionando más al respecto, me di cuenta de que no podía adivinar lo que el vizconde estaba pensando. Y aunque no dije nada en particular, sentí  una mirada fría en más de una ocasión. Supongo que estaba receloso porque no solo lo menospreciaban por ser un empresario, sino que también porque había clubs y lugares en los que no se le permitía ingresar.

—Debo confesar que me sorprendió cuando me enteré de que Cajés había pedido la mano de su hija y él aceptó. Aunque no tenía intención de impedirlo, me preocupaba mucho que, de todas las personas, fuera con Cajés…

Su Majestad parecía un poco amargado mientras se rascaba la cabeza, como si estuviera pensando en algo desagradable. Era la primera vez que lo veía así, por lo que me sorprendí de verdad. Inexplicablemente, también me sentí aliviado al ver este lado inesperado de Su Majestad.

—Pensé que sería un gran problema si Cajés, que es un lord de rango alto, y el vizconde Castley, que nunca muestra lo que piensa, se unieran… Y ahora las cosas empeorarán con la ruptura del compromiso… Luego está la repentina citación de Volker en plena tormenta de rumores.

Me di cuenta de lo molesto que estaba, así que enderecé rápidamente mi postura cuando me miró con rabia a través del espacio en mi desordenado flequillo.

—Siento haberle causado tantos problemas, Su Majestad. No lo sabía. Lo lamento, Su Majestad —me incliné ante él a modo de disculpa.

No obstante, mi padre me hizo una seña para que me sentara en la silla frente a su escritorio.

—Todo está bien ahora, ¿no? Te has hecho su amigo. A partir de ahora, no seas grosero. Ah, pero tampoco exageres. Que haya equilibrio, ¿entendido? Ya nos ocuparemos de las disculpas a su debido tiempo… —dijo, bebiendo su té ya completamente frío.

—Sí, señor.

El rey me permitió retirarme a mi habitación, ya que era tarde. Normalmente habría obedecido a sus palabras, pero hoy no quería hacerlo. Porque hoy quería pasar tiempo con mi padre, que era muy diferente al habitual Su Majestad.

—¿Padre…?

Levantó la vista del documento que sostenía en sus manos. Al parecer le quedaba mucho trabajo por hacer.

—¿Qué tal si te ayudo? —pregunté, atreviéndome a dar un paso hacia adelante—. Podemos terminar pronto y después tomar una copa juntos.

Nunca antes lo había invitado a beber. Siempre he mantenido la distancia y he tratado de ser el príncipe heredero que mi padre querría que fuera, procurando no interferir en su camino. Sin embargo, por alguna razón, hoy quería hacer algo diferente.

Ladeó la cabeza, pensativo durante un momento, antes de responder.

—Claro.

Me entregó algunos de los documentos que tenía en la mano para que los repasara.

—Léelos, organízalos por orden de urgencia y luego resume su contenido. Los necesito para la reunión de mañana por la mañana.

—No creo que tengamos tiempo para tomar una copa después —declaré al contemplar el grosor de los documentos y la densidad de su contenido.

—Lo tendremos —respondió con júbilo—. Simplemente dormiremos menos. —Su sonrisa torcida era afable. Su rostro era muy parecido al mío.

Le devolví la sonrisa y me puse manos a la obra.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido